HELLOWEEN: Albums Ranked

Por Santino G. Barbas

Conformados inicialmente por Kai Hansen (voz y guitarra), Michael Weikath (guitarra), Markus Grosskopf (bajo) e Ingo Swichtenberg (batería), Helloween daría rienda suelta a su álbum debut con claros lineamientos speed metal, para pasar al power metal clásico de la mano de un nuevo integrante, el emblemático vocalista Michael Kiske.
Varios cambios de formación se dieron en el seno de la banda; cantantes, guitarristas y bateristas fueron y vinieron a lo largo de los años, pero fue en 2016 cuando finalmente, y luego de miles de plegarias de sus fans, las calabazas germanas decidieran reunirse, celebrando una asociación de siete integrantes, conformada por cuatro de los presentes responsables de las magistrales obras «Keeper of the Seven Keys Pt I & II», sumado al vocalista Andi Deris, el guitarrista Sascha Gerstner y el baterista Daniel Löble

En esta ocasión ordenaremos su discografía, como lo hacemos habitualmente, desde su lanzamiento más flojo al más majestuoso (dejando de lado recopilatorios, directos y álbumes de versiones). Para esta tarea, el orden será guiado por reseñas históricas, opiniones de fanáticos y, claro está, por mis preferencias y experiencia personal con la banda. Happy Happy Helloween!

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#16. My God-Given Right (2015)

La banda compuso un disco más bien vacío en lo que a innovación compete, sin demasiados riesgos tomados en el lado épico de la banda y mostrando tímidamente de lo que eran capaces musicalmente. A lo largo de trece pistas y poco más de una hora, Helloween hace poco para levantar los golpes en los antebrazos mientras recorren temas predecibles y demasiado formulados, los cuales hemos escuchado innumerables veces antes con ganchos más profundos, melodías más brillantes y una mayor sensación de alegría y entusiasmo, por no decir también que padece una apocada producción musical.

Contando con una auspiciosa primera parte y demasiadas pistas de relleno y algo prescindibles en la segunda, «My God-Given Right» se posiciona como uno de esos álbumes que se componen de una mitad destacada por canciones como ‘Heroes’, ‘Battle’s Won’ o la pista que da nombre al álbum, y otra mitad poco memorable, resumida en la insufrible ‘The Swing of a Fallen World’ o la innecesaria ‘If God Loves Rock ‘n’ Roll’, dando la sensación de un disco que va perdiendo el entusiasmo mientras se es escuchado, quedando con un material totalmente relegado para sus subsiguientes presentaciones en vivo y denotando un desgaste en una formula ya gastada y en una alineación poco inspirada.

Calificación: 6.4 / 10

#15. Chameleon (1993)

El quinto álbum de estudio de Helloween es la muestra fehaciente de cómo suena una banda que se está desmoronando desde adentro y lo expresa, indirectamente, a través de su música. Michael Kiske de alguna manera se había “apoderado” de la banda y los había convencido de seguir su capricho y alejarse del metal mientras encontraba más inspiración en el jazz, los Beatles y un toque de The Police. Para las sesiones de grabación de «Chameleon», ninguna de las pistas habían sido escritas ni compuestas en conjunto; según el vocalista, eran músicos trabajando las composiciones por partes separadas, con un individualismo que comenzaba a denotar una ruptura interna incipiente.

Ahora, no está mal ampliar tus horizontes, pero aquí la banda está irremediablemente perdida y lanza un trabajo con una versatilidad y una diversificación estilística notoria, abarcando estilos desde el hard rock, pasando por el jazz fusion, blues rock, pop psicodélico y funk, contando también con varios arreglos acústicos de medio tiempo. Más allá de todo, el álbum contó con grandes y memorables momentos, como los encontrados en ‘First Time’, ‘Giants’ o ‘Step Out of Hell’, mientras que otros (mucho más exóticos) se presentarían en el jazzero ‘Crazy Cat’ o, el experimental y ambicioso corte de difusión, ‘When the Sinner’.

Calificación: 6.6 / 10

#14. Straight Out Of Hell (2013)

Antes de lanzar su decimocuarto álbum de estudio, «Straight Out of Hell», Helloween lanzó el sencillo ‘Nabataea’, un corte de siete minutos que se abrió con elementos orquestales en lo que resultaría ser una de las mejores canciones que los alemanes escribieron en el nuevo milenio. Una vez más, éste álbum serviría como un reinicio a sus raíces melódicas en lo que a su característico power metal refiere, teniendo en cuenta su oscuro y denso lanzamiento anterior («7 Sinners», 2010) o la pesadez y la intensidad hallada en el álbum lanzado en 2007 («Gambling with the Devil»), reduciendo sus sonidos oscuros y volviendo a la melodía y el clima optimista recurrente de sus años de gloria.

No hay nada condenatorio en este álbum, es solo que en este punto comenzó a parecer que todo esto era algo que habíamos escuchado antes. Aun así, ofertas como ‘Church Breaks Down’, ‘Burning Sun’ o la pista homónima aún mantienen el ritmo cardíaco alto. Si bien este álbum cuenta con una fuerte dosis de elementos destacables y memorables, solo una canción (‘Waiting for the Thunder’) resistió a la embestida grandilocuente que supuso la mencionada reunión de 2016 y se mantuvo algún tiempo más en los sets en vivo, dejando de lado una cantidad importante de canciones en el olvido.

Calificación: 6.8 / 10

#13. Rabbit Don’t Come Easy (2003)

Después de experimentar musicalmente con un sonido más oscuro al acostumbrado, la compañía discográfica que trabajaba con Helloween los exhortó a que volvieran al sonido clásico que habían forjado a fines de los años ochenta y mediados de los noventa. Es entonces que la banda se separa del eximio guitarrista Roland Grapow y del versátil percusionista Uli Kush, para así grabar «Rabbit Don’t Come Easy», el cual es un álbum que suena a un trabajo prototípico de su material, que no muestra demasiadas aristas destacables en su haber, pero que sí sirvió para marcar una suerte de regreso al power metal clásico y melódico, con vibras más alegres que su predecesor.

Para el nuevo guitarrista de la banda, Sascha Gerstner, «Rabbit Don’t Come Easy» significó un bautismo de fuego y el título del álbum no podría ser más apropiado, ya que el codiciado conejo fue sacado esporádicamente de su sombrero de compositor, mientras que los servicios de sesión en batería serían avocados por Mikkey Dee (Motörhead) y Mark Cross (Firewind). La banda mostró su forma clásica en ‘Just a Little Sign’, así como en ‘Hell Was Made in Heaven’ o ‘The Tune’, pero volvieron a pecar en algunas pistas de relleno, haciendo de éste un álbum más en la larga lista de placas algo prescindibles en el género y, por qué no, en su catálogo.

Calificación: 7.2 / 10

#12. Keeper Of The Seven Keys – The Legacy (2005)

Andi Deris ha sido fundamental en la continuación de Helloween, pero esto se sintió inoportuno e indebido, y el material del disco doble hizo poco para disuadir esos instintos viscerales de los fans que tanto aguardaban un lanzamiento bajo la sombra de tan grandes gemas del power metal. Hay algunos “guiños” como el escaneo del dial de radio en ‘Occasion Avenue’, que reproduce fragmentos de canciones clásicas de Helloween, pero operar con nostalgia simplemente no es suficiente para las elevadas ambiciones de la composición de canciones que no engancharon a los fanáticos de la misma manera que lo hicieron los dos primeros discos de esta estimada serie.

Este álbum sería el primero de muchos en presentar al nuevo baterista, Daniel Löble, quien dotaría de un estilo más pesado a la sección rítmica, volviendo al sonido característico de Helloween claramente más “pesado”. Aunque «Keeper’s Legacy» tiene puntos muy altos y destacables, como la épica ‘The King for a 1000 Years’ (que sirve como reminiscencia de los grandes himnos ‘Halloween’ y ‘Keeper of the Seven Keys’), ‘The Invisible Man’ o ‘My Life for One More Day’, la excesiva duración del álbum (comprendida por dos discos compactos) logra matar un poco de ese encanto y lo vuelvo algo tedioso a la hora de apreciarlo por lo que verdaderamente es.

Calificación: 7.6 / 10

#11. Pink Bubbles Go Ape (1991)

En 1991, Helloween bajó el acelerador y sonó notablemente menos agresivo, pero el tiempo le ha servido a «Pink Bubbles Go Ape» mejor de lo que esperábamos. Fue el primer álbum en contar con el guitarrista Roland Grapow, luego de que éste sustituyera al miembro fundador Kai Hansen, y el primero en el que el vocalista, Michael Kiske, tendría control creativo e influencia musical sobre el resto de la banda. El ambiente entre los integrantes de Helloween fue tenso durante todo el proceso y al final el grupo no estuvo plenamente contento con la calidad de la grabación ni la producción del mismo.

Si bien «Pink Bubbles Go Ape» es un álbum que en su tiempo recibió críticas mixtas y fue un parte aguas entre la base de fans que la agrupación venía acaparando desde su gestación, alejándose de su clásico sonido power metal épico y melódico, surcando estilos más experimentales entre el hard rock y el heavy metal clásico, canciones como ‘Kids of the Century’, ‘Someone’s Crying’ y especialmente ‘The Chance’ se mantienen erguidos y ya no son los pecados imperdonables que alguna vez se consideraron, haciendo de Pink Bubbles Go Ape uno de sus trabajos más entretenidos y joviales, destacándose altamente el nivel de registro y la versatilidad vocal de su joven vocalista en una de sus mejores versiones.

Calificación: 7.8 / 10

#10. 7 Sinners (2010)

Es una apreciación acertada decir que Helloween no es exactamente una banda de características extremas, pero en «7 Sinners» la misma cortó los flecos de su sonido mayormente alegre, suplantándolos con ritmos más brutales y tonos más pesados ​​de lo que era típico en el género power metal. Fue refrescante escuchar el paso sónico más aventurero en la carrera de Helloween desde «The Dark Ride», pero aquí los riffs a menudo caían en el cliché del «tipo duro» musculoso y nunca poseían el carácter para convencer completamente a los fanáticos de la transición como efectivamente lo hicieron en el año 2000.

Sí bien éste álbum recibió críticas bastante diversas por la producción del mismo (algo comprimida en lo que a masterización refiere) y una sobre producción en cuanto a los arreglos impuestos, esto no logra disimular la intencionalidad de la banda por querer aparentarse más heavies y más extremos de lo que podemos considerar que son en realidad. «7 Sinners» dejaría algunas canciones que se volverían recurrentes en sus sets en vivo como la ya clásica y minimalista ‘Are You Metal?’, aunque también contaría con otros cortes de mayor alcance compositivo y grandiosa épica como los hallados en ‘Who is Mr. Madman?’, ‘You Stupid Mankind’, ‘If a Mountain Could Talk’ o ‘Raise the Noise’ (con su experimental solo de flauta).

Calificación: 8 / 10

#9. The Dark Ride (2000)

«The Dark Ride» cuenta con un perfil mucho más oscuro y serio en comparación con sus predecesores, mostrando ciertas influencias góticas causadas por una afinación más grave en las guitarras y algunos fraseos de mayor dramatismo por parte del vocalista Andi Deris, obviamente sin perder el norte de la banda, que son la melodía y la velocidad. Estaba claro que el cambio de dirección no estaba diseñado para abandonar todo lo que habían logrado mientras reconstruían la marca desde que contrataron a Deris, sino simplemente para extender sus alas creativas durante un momento difícil para el heavy metal de tendencia más tradicional.

Éste álbum fue el último en contar con Roland Grapow en guitarras y Uli Kusch en batería, quienes serían despedidos de la banda por el propio Weikath, luego de culminado el correspondiente tour, debido a una asimilación de responsabilidades por el rumbo oscuro y pesado que la banda había tomado por aquellos tiempos. De este disco que en su tiempo fue altamente incomprendido pero que ahora pareciese gustarle a todos los fans, podemos apreciar algunos clásicos como ‘Mr. Torture’, ‘All Over the Nations’, ‘Mirror Mirror’ o la balada siempre presente en sus actuaciones en vivo ‘If I Could Fly’, denotando una de las mejores producciones que el (entonces) quinteto había logrado por aquellos años.

Calificación: 8.3 / 10

#8. Gambling With The Devil (2007)

Después de la cuestionable tercera edición de la serie «Keeper of the Seven Keys», Helloween se recuperó notablemente con uno de los álbumes más poderosos de su carrera, «Gambling With the Devil». Esto ya no se sentía como una banda haciendo movimientos cómodos, cambiando su composición de canciones, equilibrando cuidadosamente la velocidad aquí y los primeros momentos vocales allá, en lugar de los coros cortados con voces en capas y ráfagas repentinas. Nunca hay una caída en la intensidad y ni siquiera una sola pista aquí que no logra agujerear sus enfáticos estribillos y melodías en el cerebro del oyente.

Nuevamente nos estábamos enfrentando a una de las caras más pesadas e intensas de la banda, así como a una de las mejores versiones vocales de Deris; por su portabilidad, rango y emocionalidad. En su momento, el álbum sería recibido como uno de los mejores (sino el mejor) lanzamiento discográfico de este siglo, y aún hasta el día de hoy se conserva como un trabajo de altísima calidad, destacándose la cruda ‘Kill It’, la épica ‘Final Fortune’, la interpelante ‘Paint a New World’, o la pesadez de medio tiempo en ‘I.M.E.’, mientras que esfuerzos más predecibles como los encontrados en ‘Can Do It’ o ‘As Long as I Fall’ terminan arrastrando a este genial lanzamiento muy abajo en el ranking.

Calificación: 8.5 / 10

#7. Better Than Raw (1998)

Este disco, como anticipa su nombre, es una mezcla de velocidad, melodía y potencia, dotando al mismo de una bien lograda producción musical y de un manojo de canciones que, si bien no han soportado de la mejor manera el paso del tiempo, son piezas a tener en cuenta en retrospectiva, dada su mezcla ideal entre ejecución instrumental y entretenimiento musical. La sección percusiva por parte de su baterista, Uli Kusch, no deja de sorprender con el tecnicismo con el que ejecuta el instrumento pero tampoco escatima en brindar el groove al ritmo de las canciones que en futuros trabajos veríamos perder.

Para Helloween, su sonido depende de una percusión ampulosa y Uli Kusch realizó aquí su mejor actuación, acentuando los momentos icónicos y manteniendo las cosas intensamente con percusión matizada que brinda a temas como ‘Falling Higher’ y ‘Midnight Sun’ tal energía salvaje. Otras pistas como ‘Push’, ‘A Handful Of Pain’ o la épica ‘Revelation’ mostraban de lo que era capaz la banda en términos de ambición compositiva y magistral ejecución instrumental. A pesar de haber sido promocionado con dos pistas abiertamente amigables con la radio en ‘Hey Lord!’ y el infinitamente pegadizo ‘I Can’, «Better Than Raw», del quinteto alemán, seguía avanzando a la velocidad del tren bala, sin poner nunca el «poder» de su metal en cuestión.

Calificación: 8.6 / 10

#6. Helloween (2021)

Luego de un lapso de seis años sin lanzar material en estudio, y con la debida excusa por la grandiosa gira ‘Pumpkins United’, la banda editaría su álbum homónimo número dieciséis en 2021, contando con Michael Kiske y Kai Hansen por primera vez en el estudio luego de más de treinta años. Si bien las actuaciones de la gira ‘Pumpkins United’ disiparon la mayoría de las preocupaciones, la grabación de un nuevo álbum con los involucrados siempre iba a ser una prueba más exigente, sin embargo y afortunadamente esta formación de siete miembros lo manejó con mucha astucia.

Escuchar las voces de Kiske, Deris y Hansen coordinadamente es un deleite inaudito para el oído de los metaleros más nostálgicos, mientras que la inclusión de tres guitarras fue una acertada decisión tanto para el nuevo material de estudio como para la réplica de su material clásico. Los momentos más épicos y magistrales se encuentran al comienzo de la flamante nueva placa, como lo son ‘Out for the Glory’ y ‘Fear of the Fallen’, mientras que ‘Best Time’ fue una más que correcta dosis de melódico heavy metal radiable. Al margen de ello, y más allá de contar con algunos momentos algo prescindibles, el álbum cierra con la versátil y longeva ‘Skyfall’, la cual brinda recuerdos de los cortes más épicos del pasado de Helloween.

Calificación: 8.7 / 10

#5. Master Of The Rings (1994)

Solo un año después de la catástrofe que supuso «Chameleon», estilísticamente confuso y completamente perdido, Helloween no tardó mucho en restaurar la fe en la banda, dando esperanza a los rezagados que aún lograron aguantar y recuperar a los que habían ganado apenas unos años antes. «Master of the Rings» también vio a la banda sufrir otro cambio de formación, cambiando a Schwichtenberg por Uli Kusch y Kiske por Andi Deris, asimilando una nueva formación completamente diferente pero aun así igualmente versátil. La agrupación se renovaría por completo con este disco, encontrando un nuevo viento en su norte, y consiguiendo una formación que volvería a encaminar a la banda a su sonido clásico.

‘Sole Survivor’ y ‘Where the Rain Grows’ eran dos pistas clásicas con más «empuje» que cualquier otra cosa desde los «Keepers». Los alemanes quedaron sujetos a ofertas de medio tiempo que mostraban un nuevo elemento en su sonido (‘Mr. Ego (Take Me Down)’ y ‘Perfect Gentleman’), su alegre culto a Van Halen (‘Take Me Home’) y aparentemente le dispararon a su ex vocalista en el apasionante cierre ‘Still We Go’; toda una declaración de principios. Todo eso sumado al clima mayormente optimista y alegre, hicieron recuperar las nueve vidas que este “gato” del power metal estaba necesitando, mientras navegaban la turbulenta década de los años noventa.

Calificación: 8.8 / 10

#4. The Time Of The Oath (1996)

Un clásico indiscutible, «The Time Of The Oath» continuó donde lo dejó «Master Of The Rings» de 1994, le puso un concepto (las predicciones del profeta Nostradamus) con su propio concepto de las “siete llaves”, y entregó un conjunto supremo de canciones del poder europeo en el proceso. Este trabajo conlleva una alta carga emotiva ya que mientras estaban grabando el álbum, los miembros de Helloween se enteraron del suicidio de su ex integrante, el baterista Ingo Swichtenberg, fallecido el 8 de marzo de 1995, por lo cual el álbum terminaría siendo dedicado a su memoria. Todo esto reflejado en la bellísima balada ‘Forever & One (Neverland)’.

En cuanto a lo musical, el álbum cuenta con un perfecto equilibrio entre la fuerza que caracterizaría a la banda desde entonces, con el sello clásico de la casa establecido a fines de los años ochenta. Si bien rara vez se desvían del camino que ellos mismos trazaron, «The Time of the Oath» simplemente perfeccionó los reconocibles riffs de alta velocidad, las armonías gloriosas y las voces maulladoras de Helloween. Desde el trueno, el resoplido y la atmósfera de la canción principal hasta la intensidad de ‘We Burn’ o ‘Before the War’, pasando por la melódica pero poderosa ‘Power’, así como la alegórica ‘Wake Up the Mountain’; todo hacía de éste, un álbum espléndido.

Calificación: 9 / 10

#3. Walls Of Jericho (1985)

En 1985, era simplemente difícil encontrar música tan rápida como la encontrada en el álbum «Walls of Jericho», con claras influencias del sonido de la New Wave of British Heavy Metal y algunos coqueteos con el thrash metal. Cuando el grupo alemán redefinió su sonido con Kai Hansen en el asiento del conductor como vocalista y guitarrista de la banda, dividiendo su escritura casi en partes iguales con Michael Weikath, la banda se enlistó a realizar su primera grabación profesional; el Ep auto titulado, que daría mecha para, tan solo unos meses más tarde, grabar y lanzar su primer corte de larga duración. Años después, todo este material sería unificado en un completo y majestuoso álbum único.

Apenas capaces de contener su propia energía desenfrenada para que no se desmoronara en el caos, Helloween estaba en su infancia en esta etapa de su carrera…. pero es esa pasión intacta y sin restricciones lo que hace que «Walls Of Jericho» continúe siendo tan atractivo después de casi cuatro décadas de existencia. Lejos del coloso power metal melódico en el que eventualmente se convertirían, un Helloween liderado por Hansen era una bestia mucho más salvaje, capaz de composiciones complejas y enloquecidas como ‘Ride The Sky’, ‘Victim of Fate’, ‘Murderer’ y ‘How Many Tears’, además de explotar la tendencia del speed metal con las influencias sinfónicas de la música clásica.

Calificación: 9.2 / 10

#2. Keeper Of The Seven Keys – Part I (1987)

Después de elegir al niño prodigio Michael Kiske, de 18 años, para que se encargara de las tareas vocales en lugar de Kai Hansen, quien dio un paso atrás para centrarse exclusivamente en la guitarra, Helloween asumió su forma ahora clásica. Con los pies colectivos atados al acelerador, sus composiciones de influencia clásica maduraron y el gemido desgarrador de Kiske manejó letras impulsadas por la fantasía que reemplazaron los temas más centrados en los monstruos de su debut. Siguiendo el ejemplo de Iron Maiden y Judas Priest, Helloween perfeccionó su sonido, dividido entre una velocidad rítmica furiosa y melodías vibrantes neoclásicas. Su estatus como clásico indiscutible del metal de los gloriosos años ochenta está ahora escrito en piedra.

«Keeper Of The Seven Keys Part I» formó parte de un doble título que creó por sí solo el género del power metal de estilo europeo y fue un verdadero elixir de heavy metal ultra melódico pero expansivo y frenético como el mundo nunca había visto (u oído) antes. Desde los alegres sonidos de ‘I’m Alive’ hasta el clásico europeo ‘Future World’, Helloween rebosaba confianza y habilidad (en particular, Michael Weikath y Kai Hansen eran un dúo de guitarras electrizante), y no se puede negar que ‘Halloween’ sigue siendo la pieza de resistencia del quinteto alemán; una ambiciosa epopeya de casi catorce minutos que permitió a la banda explorar cada faceta de su asombroso sonido. Esto sumado a la alegórica ‘Twilight of the Gods’ y la minimalista ‘A Little Time’, hacían de esta primera parte un clásico indiscutido y atemporal.

Calificación: 9.6 / 10

#1. Keeper Of The Seven Keys – Part II (1988)

«Keeper of the Seven Keys Part II» es un álbum que muestra todas las características del floreciente sonido power metal de la atronadora cabalgata de percusiones de Ingo Schwichtenberg hasta las ráfagas gemelas neoclásicas de Kai Hansen y Michael Weikath y los alaridos juveniles pero absolutamente dominantes de Michael Kiske. «Keeper Of The Seven Keys Part II» sigue siendo un hito en el género y todos los álbumes de power metal que le siguieron tienen una deuda monumental con este álbum innovador. Pura teatralidad operística con la vibrante y vivaz voz de Kiske, el peculiar estilo de Grosskopf, la explosiva percusión de Schwichtenberg y la naturaleza neoclásica de Hansen y la interminable variedad de riffs abrasadores de Weikath, hacen a «Keeper Of The Seven Keys Part II» (junto a su precuela) inventor del power metal en todas sus formas.

Un escaparate apropiado para el power metal europeo en toda su gloria, edificante y grandilocuente, «Keeper Of The Seven Keys Part II» es el hogar de una gran cantidad de riquezas, con temas legendarios e inexcusable como ‘Eagle Fly Free’, ‘Dr. Stein’ o el himno ‘I Want Out’, se convirtieron en clásicos eternos que la propia banda nunca ha superado. La magistral pieza épica “hermana” de ‘Halloween’, ‘Keeper of the Seven Keys’, mostraba uno de sus momentos de mayor alcance compositivo y espiritual, mientras que otros momentos geniales se avizoraban en ‘March of Time’ o la emocionante pieza de medio tiempo, ‘We Got the Right’, que marcarían a esta obra maestra como uno de los momentos más fundacionales y clásicos de la historia de todo el heavy metal.

Calificación: 9.8 / 10


Santino G. Barbas

Aficionado a la música, sobre todo a géneros dentro de la ramificación del Rock n' Roll, ya sea Heavy Metal o Hard Rock. Coleccionista de álbumes y misceláneas relacionadas a lo mismo. Seguidor y simpatizante de la cultura pop en lo que respecta a películas clásicas, series y animaciones.

2 comentarios en «HELLOWEEN: Albums Ranked»

  • el febrero 10, 2024 a las 2:26 am
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    Maravilloso !!!
    Coincidió en un 90% con la colocación de este rankin, aunque personalmente pondría mejor colocado a Chameleon, no se, tiene algo que me encanta.

    • el febrero 19, 2024 a las 9:15 pm
      Enlace permanente

      Muchas gracias!! Me sucede con Chamaleon que hay una mitad del álbum que me encanta, pero otra mitad que se me hace un tanto tediosa. Y a eso sumarle que hubo una presión discográfica por volver a la banda más comercial, lo que me hace preguntar qué tanto de este material es genuino y que tanto es hecho para pagar deudas je! Saludos!

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