JUDAS PRIEST: Albums Ranked
Por Santino G. Barbas
Aunque comenzaron en Birmingham, Inglaterra, en 1969, el Judas Priest que conocemos y amamos tomó forma cuando el guitarrista principal K.K. Downing y el bajista Ian Hill necesitaban un cantante tras la marcha de Al Atkins, quien había dado nombre a la banda. Encontraron al futuro Metal God Rob Halford en 1973 y, poco antes de grabar su debut, a otro guitarrista principal llamado Glenn Tipton, con el cual conformarían un cuarteto inamovible de características sin precedentes dentro de la música pesada.
Como la mayoría de las bandas, les tomó un tiempo abrirse paso, pero una vez que lo hicieron, no hubo vuelta atrás, ya que Judas Priest se convirtió en una de los principales exponentes del Rock duro, definiendo por antonomasia el sonido definitorio del Heavy Metal.
Ya sea que tengas todos los álbumes de Judas Priest o necesites saber por dónde empezar, vale la pena poner sus méritos en perspectiva. Dejemos que el debate se encienda, mientras clasificamos los álbumes de este emblema del Metal de peor a mejor, siempre “defendiendo la fe” y “clamando por venganza”.
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#19. Demolition (2001)
Algunas personas hoy en día ni siquiera recuerdan que hubo un segundo álbum de Judas Priest con Tim «Ripper» Owens a las voces, lo que probablemente dice menos sobre el talento del vocalista que del material superficial escrito para él mientras la banda contaba los días hasta el inevitable regreso del mítico “Dios del Metal”, Rob Halford.
Cuando llegó el momento de suceder el álbum «Jugulator», que recibió una magra acogida por parte de los fans, Glenn Tipton decidió cargarse al hombro la responsabilidad compositiva de su sucesor, recibiendo créditos en cada pista del nuevo proyecto. Y si bien el mismo guitarrista suele estar bien afilado en cuanto a la producción del material, «Demolition» se destaca como una marca negra en su excelente historial.
En un álbum estilísticamente confuso y poco cohesivo encontramos sonidos que van desde el ritmo vertiginoso de los desgarradores ángulos de «Painkiller», como Machine Man y Bloodsuckers, hasta la tendencia Groove y alternativa de los años noventa en pistas como ‘Hell Is Home’ y ‘Cyberface’, sobrepasando aristas sonoras que se asemejan al Nu Metal (tan popular por aquellos años).Y más allá de habernos dejado algunos puntos altos, como los encontrados en ‘One on One’ o ‘Feed on Me’, «Demolition» parece quedar cada vez más relegado, conteniendo un por demás extensivo track list en su haber.
Calificación: 6.6 / 10
#18. Nostradamus (2008)
Casi tan vilipendiado como «Demolition», aunque por razones completamente diferentes, el primer y único álbum conceptual de Judas Priest, «Nostradamus», fue una propuesta innecesariamente larga, exagerada e inconsistente, y es, hasta el día de hoy, motivo de debate entre los seguidores de la banda.
Tres años después de su álbum de regreso («Angel of Retribution», 2005), con Halford nuevamente al mando vocal, Judas Priest compensó el tiempo perdido con un álbum epopéyico doble; basado en las premoniciones del profeta francés Michel Nostradame. De naturaleza codiciosa y producción grandilocuente, la ambición del álbum terminó siendo su ruina definitiva, dotando al proyecto de un sonido atmosférico y ambiental, de características sinfónicas y operísticas.
Si bien todas las pistas aquí, especialmente ‘Prophecy’ y la canción que comparte nombre con la placa en cuestión, son más que formidables, la banda no logra destacar en su tiempo de ejecución de una hora y cuarenta minutos. A cada canción en sí se le da una sensación épica, que se vuelve obsoleta al final de culminada la obra y deja la sensación de que servirían mejor con un ritmo narrativo más dinámico y vertiginoso, como lo esperado normalmente en los trabajos de esta agrupación.
Calificación: 6.8 / 10
#17. Rocka Rolla (1974)
La banda que debutó en 1974 con «Rocka Rolla» tiene muy poco en común con el Judas Priest que todos conocemos y amamos. Sí, cuatro de los cinco músicos clave ya estaban arraigados en sus roles familiares y la producción estaba a cargo de Rodger Brain (Black Sabbath, Budgie) pero aún faltaba la química de la banda y su composición no tenía el enfoque centrado en el Heavy Metal que se convertiría en su marca registrada.
Si bien la banda denostaría a su placa debut como un álbum prototípico, queriendo borrar todo rastro de su existencia, éste sería representado en la épica gira Epitaph World Tour, contando en su flamante set list con la pista ‘Never Satisfied’ y, con el debido tiempo, «Rocka Rolla» no estaría exento de ser considerado, por parte de los fans más geek, como una joya de culto.
Lo que le falta al disco en cuanto a cohesión final lo compensa con un modelo de Hard Rock “floreciente” y psicodélico, con un punto de apoyo todavía fuertemente cimentado en territorios de Rock expansivos. Los primeros esfuerzos suelen ser crudos, pero Priest presenta un lote pulido de cortes apreciables en ‘One for the Road’ y ‘Cheater’. Sumergiéndose en elementos más embriagadores; ‘Run of the Mill’ trae riffs Doom y hermosos pasajes suaves que van y vienen, demostrando el sentido de composición dinámica de la banda tan temprano en su carrera.
Calificación: 7 / 10
#16. Ram It Down (1988)
Decididamente más pesado que su antecesor («Turbo», 1986), «Ram it Down» mantendría los sintetizadores intactos, pero recuperaría los elementos metálicos brillantes que estaban en gran parte ausentes en el disco lanzado dos años antes. En un esfuerzo por querer recuperar la fan base original, el onceavo álbum de estudio del “Sacerdote” no terminaría de convencer debido a una pobre producción musical y una precaria inspiración compositiva.
Estas curiosas circunstancias explican sus canciones relativamente olvidables y prescindibles (una vez más con letras poco imaginativas y carentes de carácter significativo), ninguna de las cuales ha disfrutado de una saludable vida después de su respectiva gira de presentación, a pesar de contar con el mérito de apuntar a la máquina de Metal en la dirección musical correcta.
Halford abre el álbum con un grito penetrante de agudos a graves, lo que marca el inicio de uno de sus temas más candentes hasta la fecha; ‘Ram it Down’. Una crisis de identidad sería la verdadera ruina del disco, ya que trajo pistas más fuertes en ‘Hard as Iron’ y el emocionante ‘I’m a Rocker’, pero esfuerzos mediocres en ‘Heavy Metal’ y ‘Love You to Death’. Si bien esta colección de canciones apenas figura entre las favoritas de los fans, ‘Blood Red Skies’ se destaca como una pieza que utiliza legítimamente sus elementos sintetizados para llevar una potencia a las masas de seguidores.
Calificación: 7.2 / 10
#15. Turbo (1986)
«Turbo» es el LP más divisorio de Judas Priest, un experimento con sintetizadores de guitarra de vanguardia que produjo algunos sonidos interesantes pero que molestó a muchos fanáticos de toda la vida por el camino direccionado hacia aristas mucho más Pop. Dicho esto, la estratagema ciertamente funcionó cuando se trataba de seducir a más fanáticos de la música en el medio del camino en Estados Unidos, que en ese momento estaba envuelto en la locura del Hair Metal y llevaron a «Turbo» al estatus de multi platino por sus ventas en dicho país.
Este siempre ha sido un álbum relativamente difamado, pero cualquiera que haya estado en un show de los “Dioses del Metal” sabe que la multitud no se vuelve mucho más ruidosa como cuando comienzan a sonar los teclados en el inicio del single ‘Turbo Lover’. Claro, los sintetizadores marcaban un cambio drástico en su dirección musical, pero su estilo de himno encaja perfectamente con esa nueva dirección.
El corte de difusión ‘Locked In’ y la canción ‘Reckless’ (la cual fue descartada como pieza musical para la banda sonora de Top Gun) pueden ir cara a cara con otros destacados del grupo inglés. Mientras que ‘Out in the Cold’ es una balada poderosa de primer nivel y los momentos más descarados se desarrollaron en ‘Parental Guidance’ y ‘Private Property’, que fueron musicalmente hábiles, pero líricamente no dieron en el blanco.
Calificación: 7.4 / 10
#14. Point Of Entry (1981)
La intención era volver a la sensación de Rock directo en «Point of Entry» y, con ello, “americanizar” su Heavy Metal para volverlo más comerciable en el mercado de los Estados Unidos, pero terminó siendo un álbum que casi no logra destacar más allá de su propuesta amigable hacia las estaciones de radio de dicho país.
Puede que no sea de lo peor, pero «Point of Entry» es probablemente el álbum más desconcertante de la larga carrera de Judas Priest, enclavado junto con canciones superficiales y líricamente sin sentido, añadido a la presión del sello discográfico para ofrecer una continuación del gran éxito de «British Steel» del año anterior, una apretada agenda de giras y una miríada de distracciones basadas en sustancias durante el proceso de grabación.
La mayor gracia salvadora aquí es ‘Desert Plains’, que se encuentra entre sus canciones más subestimadas y verdaderamente una de las mejores, la cual se mantiene en constante vigor y se puede tocar en diferentes tempos sin perder su impacto. ‘Heading Out to the Highway’ y ‘Hot Rockin’ representan los otros verdaderos cortes aquí, mientras que el resto, aunque no es ofensivo, no es entusiasta, especialmente cuando se compara con el resto del material lanzado entre los años setenta y mediados de la década de los ochenta.
Calificación: 7.5 / 10
#13. Jugulator (1997)
Judas Priest podría haber abandonado todas las canciones de «Jugulator», su primer esfuerzo con Tim «Ripper» Owens, luego del reintegro de Rob Halford, pero al menos llevaron el sonido de la banda a nuevas alturas de fuego y azufre, haciendo de este posiblemente su álbum más pesado y violento hasta la fecha.
El tiempo tiene la capacidad de ser el gran ecualizador en álbumes polarizadores como «Jugulator», y con un Ripper entonces al mando de los trabajos vocales, los fanáticos simplemente no estuvieron receptivos sino más bien escépticos a un nuevo álbum sin el “Dios del Metal” en sus filas, incluso teniendo el agravante de haber soportado un hiato de siete años sin lanzar nuevo material de estudio desde el emblemático «Painkiller».
Dos décadas y media después, el lanzamiento se percibe bajo una luz diferente y divisoria donde temas como ‘Blood Stained’, ‘Burn in Hell’ y la pista que da nombre al álbum han demostrado ser dignos del legado de la banda. Por otro lado, la épica ‘Cathedral Spires’ brinda una ambientación hipnótica al track list mientras que ‘Bullet Train’ y ‘Death Row’ son piezas fuertes en sí mismas, pero no denotan una impronta innovadora a lo que ya se apreciaba en la escena del Metal durante los años noventa.
Calificación: 7.8 / 10
#12. Redeemer Of Souls (2014)
Cuando K. K. Downing anunció en 2011 que dejaría Judas Priest, muchos temían que el movimiento significaría el final de la carrera del bastión del Heavy Metal. Su reemplazo, el verdaderamente desgarrador (y por entonces infravalorado y desafortunadamente comparado) Richie Faulkner trajo un estilo intrépido de tocar y una nueva sensación de energía renovadora al seno de la banda.
Podemos destacar que nos estamos abriendo camino a través de un catálogo notable cuando el renacimiento triunfal de Judas Priest, «Redeemer of Souls», ni siquiera se ubica en el Top 10 del ranking. Pero así son las cosas, y el tiempo y la perspectiva aún pueden elevar este decimoséptimo álbum de estudio a nuevas alturas a medida que pasan los años.
‘Halls of Valhalla’ es el destacado indiscutible aquí, épico en el sentimiento e impecable en la ejecución. La canción homónima y ‘Battle Cry’ representan las canciones con un estilo más semejante a su etapa de Heavy Metal clásico, pero la variación viene con un guiño a los años setenta en ‘Sword of Damocles’, el sencillo rockero ‘Down in Flames’ y el Doom pesado ‘Secrets of the Dead’. Es la falta de cohesión y la producción obsoleta y precaria lo que finalmente arrastran a este lanzamiento hacia abajo… muy hacia abajo.
Calificación: 8 / 10
#11. Angel Of Retribution (2005)
Después de catorce largos años, Judas Priest regresó con su primer álbum encabezado por Halford desde 1990. El resultado fue «Angel of Retribution», un regreso triunfante y muy necesario a la forma con el “Dios del Metal” de vuelta en el lugar que le corresponde, para darle el lugar emblemático y merecido a la banda insignia del género de cara al nuevo milenio que comenzaba.
Producido por el laureado músico e ingeniero Roy Z, «Angel of Retribution» marca un renacimiento calculado pero totalmente bienvenido del sonido más querido de la banda, con varios guiños a sus años dorados, mientras que obviamente se beneficia del reavivado triunvirato de composición de Halford/Tipton/Downing.
Todos los sellos distintivos del sonido de Judas Priest estaban en su lugar, desde el abridor ‘Judas Rising’ hasta otros abrasadores como ‘Demonizer’ y ‘Hellrider’, todos tocados con una sensación de vigor revitalizado. Las pistas más pegadizas, ‘Deal With the Devil’ y ‘Revolution’, trajeron los familiares momentos emocionantes que envían a los fanáticos de la banda al éxtasis puro. Mientras que la intro ‘Eulogy’ y la longeva ‘Lochness’ parecieran dar un spoiler de la dirección que la banda tomaría en su siguiente lanzamiento.
Calificación: 8.2 / 10
#10. Firepower (2018)
Había comenzado a parecer que nunca volveríamos a tener otro álbum de Judas Priest verdaderamente grandioso después de la salva de discos que precedieron a «Firepower». Reunidos con su equipo de producción clásico, el espíritu juvenil de Judas Priest prevalece con su álbum más vigorizado desde «Painkiller», manifestándose a sí mismo como una declaración de principios.
En caso de que hubiera alguna duda (y no debería haberla), «Firepower» demuestra que nunca se puede acusar a Judas Priest de ablandarse con la edad. El décimo octavo álbum del «Sacerdote» es una bacanal que revienta los intestinos con riffs de Speed Metal, voleas de doble bombo y gritos que hacen estallar los vasos sanguíneos, todo diseñado para lograr el máximo impacto por el productor Tom Allom y el coproductor/guitarrista de gira Andy Sneap.
La palpitante canción principal y el furioso galope de metal tradicional de ‘Lightning Strike’ abren «Firepower» con un rugido, mientras que ‘Children of the Sun’ y ‘Rising From Ruins’ brindan ritmos de medio tiempo que hacen temblar la tierra. Mientras tanto, ‘No Surrender’ y ‘Never the Heroes’ son el tipo de himnos clásicos de “puño en el aire” en el que Priest sigue siendo incomparable.