RAMONES: Albums Ranked

Por Santino G. Barbas

Es innegable e incalculable el alcance de la influencia de los Ramones en toda la cultura Pop; no solo en los movimientos Post-Punk, que se desprenden de ellos como un vástago de su planta, como pueden ser los subgéneros del Hardcore Punk de los años ochenta o los mismos Pop Punk e Indie Rock de la década de los noventa y dos mil, sino también en grandes y populares artistas del Hard Rock, Grunge y el propio Heavy Metal. Ninguna otra banda del Rock n’ Roll es tan importante y trascendente como infravalorada a la vez, convirtiendo a los neoyorquinos en una agrupación de culto.
Al escribir estas líneas, casi cincuenta años después de la concepción del grupo y con solo dos décadas de trayectoria, ni un solo álbum de los Ramones ha alcanzado el estatus de platino y, sin embargo, colectivamente han tenido una influencia más fuerte y más profunda en la historia de la música popular que muchas de las bandas más vendidas de todos los tiempos.

Así es, los cuatro inadaptados de la ciudad de Nueva York y una de las bandas más disfuncionales de la historia dejaron una marca de fuego en la música contemporánea, por lo cual, nos tomaremos la ardua tarea de ordenar su discografía, como lo hacemos habitualmente, desde sus puntos más flojos (si es que los tienen) hasta sus obras más memorables. (Hey Ho) Let’s Go!

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#13. Halfway To Sanity (1987)

Sucediendo al pobremente recibido y fluctuante álbum «Animal Boy» (1986), nadie esperaría que los Ramones endurecieran aún más su sonido con el inesperado lanzamiento que aconteció solamente dieciséis meses después: «Halfway to Sanity».
Su álbum más pesado sin dudas, con una propuesta que por momentos bordea el Heavy Metal, éste significaría una clara insinuación a los sonidos más pesados que por aquellos años eran tan populares en bandas como Metallica o sus coterráneos Anthrax, quienes lideraban las ventas en las tiendas de música como a la vez incrementaban rápidamente su legión de fanáticos. En otro orden, los Ramones buscaban ahondar otras sonoridades (sin perder su marca registrada) y atraer a un mayor flujo de seguidores a su seno, con una propuesta mucho más “cruda” que sus trabajos anteriores, debido a la coproducción que brindó la misma banda en conjunto a Daniel Rey.

Como en la mayor parte de su catálogo, el nuevo álbum presentaría la mayoría de su material acreditado a su bajista, Dee Dee Ramone, quién por aquellos años se encontraba entrando y saliendo (con cierta frecuencia) de centros de rehabilitación por abuso de sustancias, no obstante, su magistral pluma se encontraba afinada para dar apertura al álbum con la ya clásica y alegórica ‘I Wanna Live’. ‘Bob ‘til You Drop’, por su parte, presenta sus aristas más heavy, denotando un riff que podría haber sido compuesto por el propio James Hetfield. Luego de algunos pasajes un tanto lúgubres como pueden encontrarse en ‘Garden of Serenity’ o ‘Death of Me’ y algunas composiciones algo más hardcore de lo habitual, aportadas por su baterista de turno, Richie Ramone, el décimo trabajo de estudio carecería parcialmente de composiciones de su frontman, Joey Ramone, quién habitualmente brinda más color y texturas a las obras de la banda, dejando el curso del disco con un leve declive en su diversidad musical. 

Calificación: 7 / 10

#12. Subterranean Jungle (1983)

Luego de experimentar con sonidos y propuestas mucho más atractivas y accesibles para los oyentes en los álbumes predecesores, los Ramones intentaron volver vagamente a sus orígenes con los productores Ritchie Cordell y Glen Kolotkin para el lanzamiento de «Subterranean Jungle». Un álbum en el que ya se marcaba una fuerte ruptura en la intimidad de la banda, y manifestaba a un Marky Ramone con claros signos de alcoholismo, los cuales pondrían en jaque la grabación del material en cuestión, y harían que éste hiciese su última contribución con la banda, hasta su retorno en 1987.
El álbum en cuestión mostraba una faceta mucho más “visceral” en su sonoridad, careciendo de hits en su haber, y exponiendo algunas de las primeras canciones cantadas íntegramente por el propio Dee Dee Ramone.

Rara fue la elección de dar inicio al álbum con dos versiones: ‘Little Bit O’ Soul’ (de The Little Darlings) y ‘I Need Your Love’ (de Bobby Dee Waxman), sumado al corte de difusión ‘Time Has Come Today’ (de The Chambers Brothers). Los Ramones jamás encubrieron su interés por incluir covers en sus álbumes, pero tres pistas parecerían ser demasiado. Los puntos altos de este trabajo son varios, aunque ‘Highest Trails Above’, ‘Outsider’ y, la recurrente en sus sets en vivo, ‘Psycho Therapy’ parecen llevarse los galardones.
El álbum supondría un punto de inflexión en la carrera de la (por entonces) joven banda, y con un Marky abocado a la bebida, sumado a los problemas de drogadicción y volátil personalidad de Dee Dee y los contratiempos de salud mental de Joey, Johnny optaría por despedir al baterista, antes de que la banda se inmolase.

Calificación: 7.2 / 10

#11. Brain Drain (1989)

El final de la penosa década de los ochenta encontraba a la banda en un período muy duro, tanto artísticamente como comercialmente. Con un Marky Ramone ya sobrio, reincorporado a sus labores de batería, los Ramones se adentraban al estudio para grabar su onceavo álbum de estudio, con un single lanzado previamente que significó un hito fuerte en su carrera: ‘Pet Semetary’, el cual sirvió como pista de banda sonora para la película de mismo nombre, basado en la homónima novela del escritor Stephen King.
Para ese entonces, Dee Dee había sobrepasado una breve y por demás paupérrima carrera solista en el ámbito del Rap, la cual exhibía (paralelamente) un desinterés por parte del bajista en el clásico sonido Punk de su banda. Y con una producción un tanto cuestionable en cuanto al sonido logrado en el resultado final, «Brain Drain» significaría el último trabajo discográfico en el cual figuraría (físicamente) su miembro fundador, el por entonces auto proclamado Dee Dee King.

Musicalmente el álbum cuenta con algunos puntos fuertes como con el imponente tema de apertura ‘I Believe in Miracles’ o la acérrima ‘Ignorance is Bliss’ (con claras aristas hardcore), navega por algunos momentos introspectivos en ‘Punishment Fits the Crime’ y otros más divertidos como pueden encontrarse en ‘Zero Zero UFO’ o ‘All Screwed Up’. Y más allá de una alta rotación de sus video clips en las cadenas musicales de televisión, correspondientes a la ya mencionada ‘Pet Sematary’ o la navideña y festiva ‘Merry Christmas (I Don’t Want to Fight Tonight)’, «Brain Drain» expondría otro punto bajo en lo que concierne a las ventas de sus discos, y otra oportunidad perdida a la hora de hacer de la banda un fenómeno comercial, lo que siempre pareció irritar a su “comandante” Johnny Ramone.

Calificación: 7.5 / 10

#10. Animal Boy (1986)

Los años ochenta y el glamoroso estilo de la cadena Mtv nunca manifestaron una fructífera relación con los Ramones, y con su placa de 1986, «Animal Boy», la banda intentaría aproximar su clásico estilo a las resonancias que dicha cadena emitía con asiduidad. Con una producción a cargo del ex The Plasmatic, el multi instrumentista Jean Beauvoir, el noveno álbum de la agrupación demostraría ser una compilación de diferentes estilos con una pobre cohesión estilística en el sesgo del mismo. Si bien «Animal Boy» presenta algunos momentos de alcance de corte heavy y algunas pistas de mayor intensidad hardcore, la cuestionable dirección musical que aportó la producción hace del álbum un tanto carente de dirección homogénea en cuanto al lado musical.

Destacándose la poderosa pista de apertura, aportada por su baterista Richie, ‘Somebody Put Something in My Drink’, la potente canción que da nombre al álbum, y la metalera ‘Mental Hell’, el disco no es tan digerible a lo largo de su escucha por tener en su haber algunas canciones prescindibles como la triste balada ‘She Belongs to Me’ o la irrisoria ‘Crummy Stuff’. El resultado de la placa en cuestión, la más fluctuante de toda su discografía, exhibía la desesperación de la banda por pertenecer a una corriente musical coetánea sin tener demasiada objetivación en el producto final al poseer un track list algo desbalanceado, con la inclusión de la canción de protesta ‘Bonzo Goes to Bitburg’ (con atisbos de Power Pop) y ‘Something to Believe In’ (orientada a los intereses del AOR). Estaba claro que la relación de Ramones con el productor Beauvoir no conllevaba el mismo signo de interés en lo que hace al estilo clásico de la banda.

Calificación: 7.6 / 10

#9. Mondo Bizarro (1992)

El “aire fresco” que aportó el joven Christopher Joseph Ward (bautizado como C.J. Ramone) a la banda evidenciaba una modernización en su sonido, y una brisa de nuevas ideas a lo que significaría el primer álbum de estudio de la banda sin contar con su miembro fundador y principal compositor Dee Dee Ramone. Si bien éste último aportaría composiciones desde afuera, «Mondo Bizarro» denotaba todo un desafío para los ahora producidos por su ingeniero de sonido de larga data, Ed Stasium. También contaría con la participación en voces principales de su nuevo integrante, C.J., quien aportaba una sonoridad vocal mucho más moderna y rejuvenecedora al estilo del grupo, lo que la hacía casi perfecta para acompasar el inicio de la década de los años noventa, que serían de gran fructificación para la banda.

En cuanto al perfil musical del álbum, «Mondo Bizarro» se presenta como una (de tantas) vueltas al estilo más clásico y genuino de la banda, pero con un sonido mucho más moderno y una mezcla que le brinda un atractivo diferenciador en lo que respecta al pasado cercano de la agrupación. La canción de apertura, ‘Censorshit’ (un claro “disparo” a la administración PMRC, que se dedicaba a censurar a artistas de la época), fue un gran acierto a la hora de dar inicio a una nueva era. El single elegido para su alta rotación fue la radio friendly ‘Poison Heart’, mientras que las pistas cantadas por su bajista, ‘Strength to Endure’ y ‘Main Man’, presentan un pináculo alto en el trabajo discográfico. Para estos años, los Ramones verían una mayor convocatoria en sus shows en comparación con la pasada década, asimilándose simbióticamente a grupos alternativos de la época, que tan bien les iba tanto en ventas de discos como en presentaciones de festivales.

Calificación: 7.8 / 10

#8. Pleasant Dreams (1981)

El álbum menos Punk de los Ramones. Compuesto mayoritariamente por su vocalista, Joey Ramone, y las reconocidas estructuras de Dee Dee, «Pleasant Dream» exponía la quebrantada relación en la intimidad de la banda, debido al triángulo amoroso que supuso la ruptura de su frontman con su novia de entonces, Linda, quién paralelamente comenzaba una relación amorosa con su némesis ideológico, Johnny. La interna de los neoyorquinos se encontraba en pésimos momentos, denotando todos los sentimientos encontrados de su vocalista en la mayoría de sus letras, mientras que el propio guitarrista no parecía querer aportar ideas musicales para la obra en cuestión, la cual sería producida por el exitoso productor inglés Graham Gouldman (histórico líder y compositor del grupo de Art Rock 10cc).

«Pleasant Dreams» no significó un avance desde su predecesor («End of the Century») en cuanto a composiciones o éxito comercial, pero si presentaba algunos clásicos indiscutidos de la banda, como la recurrente ‘The KKK Took My Baby Away’, el corte de difusión que da punta pie inicial al álbum, ‘We Want the Airwaves’, y la clásica y romántica ‘She’s a Sensation’. Y si bien las pistas brindadas por su bajista se presentaban como las más “duras” como ‘All’s Quiet on the Eastern Front’ o nos retrotraen a los clásicos sonidos originales de la banda en ‘Come On Now’, el sexto trabajo discográfico de la banda parece haber quedado un tanto relegado en el catálogo de la banda, sobre todo a la hora de presentar sus obras en futuras presentaciones en vivo.
La relación personal y profesional entre el vocalista y el guitarrista se rompía definitivamente durante la producción de este álbum, y jamás volverían a dirigirse la palabra (al menos en términos cordiales o respetuosos).

Calificación: 8 / 10

#7. End Of The Century (1980)

Para el inicio de la nueva década, los Ramones se habían quedado sin productor, debido a un temporal hiato de la industria de la música por parte de su ex baterista, Tomas Erdelyi. Es entonces cuando la banda opta por la insistencia de Joey Ramone por contar con los servicios de la enorme figura de Phil Spector, quien contaba en su curriculum con trabajos realizados para The Beatles y, posteriormente, John Lennon y George Harrison. Era claro que el grupo evidenciaba su interés por dar un salto en calidad productiva, pero por sobre todas las cosas, un incremento en el éxito comercial, el cual nunca llegó. Con un trabajo sobre producido causado por el efecto Wall of Sound que plasma Spector en sus trabajos, dotando a las pistas de arreglos orquestales y sobre producción sonora, «End of the Century» mostraba una calidad musical un tanto volátil e inconsistente, aunque se presentaba a sí mismo como el álbum que más alto había alcanzado los charts de ventas de discos hasta ese momento.

En «End of the Century» la banda comenzaba a mostrar sus aristas menos punkies, tratando de asemejar su sonido a una versión más Pop en comparación con lo hecho en sus primeras cuatro obras de estudio. Y todo esto se puede percibir en las canciones ‘Danny Says’ o ‘I Can’t Make it On Time’, pero ninguna pista del álbum exhibiría su faceta más comercial como la balada orquestal titulada ‘Baby I Love You’ (originalmente compuesta por Phil Spector para la banda The Ronettes). Si bien es cierto que el álbum cuenta con perfiles más Punk y más “crudos” como los presentes en ‘I’m Affected’, ‘Chinese Rocks’ o ‘Let’s Go’, la mega producción y el capital invertido en el proceso no darían el resultado esperado en ventas, y harían que la banda no volviese a trabajar con susodicha figura detrás de los controles, dándole cierta razón a Johnny, quién siempre subestimó el talento artístico de Spector, describiéndolo como una figura “pasada de moda”.

Calificación: 8.3 / 10

#6. ¡Adios Amigos! (1995)

El último disco de la banda, un cierre a la altura de las circunstancias. Logrando los mejores sonidos en la guitarra de Johnny Ramone y algunos de los mejores destellos de batería de Marky, con un Joey ya mucho más maduro en su trabajo vocal y un C.J. dotando de frescura a sus partes cantadas, «¡Adios Amigos!» cerraba filas después de dos décadas de carrera y exponía el fin de la misma. Con un título que, evidentemente, denotaba un cierre en su discografía, el álbum contaba con varios puntos fuertes y una atinada producción por parte de su amigo Daniel Rey. En la subsiguiente gira se encontrarían varios momentos emocionantes, destacándose la gigantesca presentación en el Estadio River Plate en Buenos Aires, Argentina, como también la última presentación de la banda en Los Angeles, el 6 de agosto de 1996, en el mítico recinto The Palace, el cual sería grabado para el LP y video en vivo «We’re Outta Here!».

Comenzando de magnifica manera con la imponente versión del clásico de Tom Waitts ‘I Don’t Want to Grow Up’, el álbum no baja su nivel en ningún momento, con C.J. aportando acreditaciones a dos canciones (‘Got a Lot to Say’ y ‘Scattergun’) y cantando voces principales en cuatro. El álbum también contaría con composiciones a cargo de Dee Dee, quién mostraba insinuaciones de querer volver a la banda para su última grabación, y su eventual última gira mundial, lo que instantáneamente sería desestimado por el propio Johnny. Las canciones aportadas por Joey eran los puntos más melancólicos del disco, mostrando un perfil más sombrío pero bello a la vez en temas como ‘Life’s a Gas’ o ‘She Talks to Rainbow’.
Un dato curioso es la versión en formato de bonus track del tema de Motörhead, ‘R.A.M.O.N.E.S.’, el cual era un evidente homenaje a los punks de Nueva York por parte de los británicos.

Calificación: 8.6 / 10

#5. Too Tough To Die (1984)

Sin dudas, el mejor álbum logrado por los Ramones en toda la turbulenta década de los ochenta. Luego del despido de su baterista, Marky, la banda reclutaría a Richie Ramone para sustituirlo, el cual sería una gran adhesión, dotando a la sección rítmica de mayor versatilidad en su sonoridad, para que (oportunamente) entraran al estudio a grabar su placa de mayor diversidad estilística. Con una correctísima producción a cargo de un ex Ramone, Tomas Erdelyi, «Too Tough To Die» manifestaría una cohesión musical sin precedentes, teniendo en cuenta la aproximación de diferentes estilos en las canciones dentro del mismo. En el octavo disco de la banda encontraremos Punk, Hardcore, Metal, Hard Rock, y AOR, en lo que resultaba de un álbum mayoritariamente constituido por colaboraciones de Johnny y Dee Dee, sumadas algunas pinceladas del “recién llegado” Richie y el propio Joey (quién para ese entonces no se encontraba en óptimas condiciones de salud).

El comienzo del álbum es brillante; mientras que ‘Mama’s Boy’ da punta pie inicial al mismo, la introspectiva y atmosférica pieza aportada por su bajista, ‘I’m Not Afraid of Life’, provoca escalofríos en quién la escucha. El tema título brindaría una suerte de tributo a Johnny, quien poco antes de la grabación del proyecto sufrió una paliza en plenas calles de Nueva York, lo que llevó al guitarrista a someterse a una delicada cirugía cerebral, la cual le salvaría la vida. ‘Durango 95’ se mantendría como la única pista instrumental de la banda, la cual serviría como tema de apertura para todas sus presentaciones en vivo desde ese punto en más. ‘Endless Vacation’ y ‘Wart Hog’ serían dos de las piezas más pesadas de su catálogo (siendo ésta última censurada en sus primeras impresiones discográficas por considerarse una letra sumamente ofensiva). Y más allá del perfil comercial y los chiptunes de su lead-single ‘Howling at the Moon (Sha-la-la)’, «Too Tough To Die» se presentaba a sí mismo como una de las placas más consistentes de su carrera.

Calificación: 8.8 / 10

#4. Road To Ruin (1978)

Si bien los primeros cuatro álbumes de los Ramones son la estructura por antonomasia de todo lo que concierne al Punk Rock, es su cuarta placa discográfica, «Road to Ruin», la mejor lograda en términos de producción. Con un Tommy Ramone ya alejado de la batería, debido al constante agotamiento que implican las giras y el propio destrato por parte de sus compañeros, éste se había dispuesto a mantener el involucramiento con la banda pero desde otra función, la de productor musical. El escogido para suplantarlo, por parte del propio Tommy, fue Mark Bell, quien provenía del grupo de Hard Rock y Heavy Metal Dust. El ahora conocido como Marky Ramone dotaría a la banda de un más elevado tecnicismo y calidad en cuanto al manejo del instrumento, en contraste a las limitadas aptitudes de su predecesor, quien se había abocado la tarea de instruirlo en la dinámica de la sección rítmica del prototípico estilo musical de la banda.

La adhesión de Marky a los parches implicaba un avance para las expectativas que el grupo aspiraba y pretendía alcanzar. Ya oír el sonido de su hi-hat y su redoblante en la pista de apertura, ‘I Just Wanna Have Something to Do’, evidenciaba lo antes expuesto. La cuarta obra de los Ramones consistía en ciertas aristas tan punkies como las exhibidas en sus primeros tres trabajos de estudio; como pueden hallarse en ‘I Don’t Want You’, ‘I’m Against It’, o ‘She’s the One’,  no obstante, también comenzaba a manifestar un avance en la sonoridad de su música y un excelso pulido a la obra en cuestión, dotándola de una mayor aproximación a las cadenas nacionales de radio. Esto estaría presente en canciones como ‘You Don’t Come Close’, ‘Needles and Pins’, ‘Questionigly’, o el propio hit ‘I Wanna Be Sedated’.

Calificación: 9 / 10

#3. Leave Home (1977)

El segundo álbum de los Ramones se manifestaba a sí mismo como una clara continuación a lo hecho previamente en su placa debut, pero con una sutilmente mejorada producción estilística. Era Punk crudo, rápido y sin vueltas, pero también incrustado de una sonoridad que lo hacía aplacible y reproducible en diferentes cadenas de radio. Es en este disco (y en su sucesor) donde encontramos una acérrima conquista a las juventudes londinenses, dotando a la banda de gran éxito en las islas británicas, y con ello dando vida a grandes aunque efímeros movimientos Punk, influenciando a enormes nombres como Sex Pistols o The Clash. Es también en esta placa donde encontramos (en la contra portada) por primera vez el famoso y sobre explotado logo tipo de los Ramones (el águila yankee con los nombres de los cuatro miembros a su alrededor), diseñado por el artista plástico y “quinto Ramone” Arturo Vega.

«Leave Home» fue compuesto en su totalidad durante el proceso de producción del disco homónimo, y sus pistas cuentan con la particularidad de haber sido grabadas en el orden en el que fueron creadas para mostrar cierta progresión y desarrollo, tanto en lo musical como en la ejecución de los instrumentos. La homogeneidad en su contenido es exuberante, y ya desde el comienzo nos lo avizoran con ‘Glad to See you Go’, mientras que ‘Gimme Gimme Shock Treatment’ y ‘Suzy is a Headbanger’ demuestran un exacerbado aumento en el tempo de su música. Por otro lado, ‘Commando’ y ‘Pinhead’ quedarían plasmadas como dos clásicos indiscutibles en su haber discográfico y dirían “presente” en todas sus presentaciones en vivo (además de ésta última habernos dejado el coreable himno “Gabba Gabba Hey!”).

Calificación: 9.2 / 10

#2. Ramones (1976)

Un debut audaz, infalible, preciso y vanguardista. Toda la influencia de la camada que gestó los movimientos que podemos denominar como Proto Punk de fines de los años sesenta (The Stooges, The New York Dolls, MC5, The Velvet Underground, etc), darían rienda suelta a un estilo de Rock mucho más directo, minimalista y dinámico, en comparación con lo que se acostumbraba a apreciar por aquellos años, y comenzaría a dar forma y definir lo que hoy ya bien conocemos con la denominación de Punk Rock. Es justamente ahí donde los Ramones apadrinan el género, y que manera de manifestarlo más atinadamente que con su álbum debut: «Ramones», del año 1976. Plagado de clásicos y auto proclamado como el primer álbum genuinamente de Punk (por encima de lo que crean los británicos), este debut cimentó las bases para una camada de grupos que inundarían las calles de Nueva York al igual que las londinenses durante la segunda mitad de la década de 1970.

Comenzando con una declaración de guerra, un himno indiscutible: ‘Blitzkrieg Bop’. Ya esas primeras guitarras rasposas de Johnny nos dicen que con tres acordes se puede constituir una canción, mientras que el heroico grito de “Hey Ho Let’s Go!” que proclama Joey nos da el impulso necesario para digerir todo un álbum que consta con menos de media hora de duración. Los clásicos continuarían: ‘Beat on the Brat’, ‘Judy is a Punk’ y ’53rd & 3rd quedaron marcadas a fuego en su legado. Y si bien la grabación fue algo precaria y carente de una producción grandilocuente, el debut de los neoyorquinos cimentó las bases para, no solamente una legión de bandas de corte Punk, sino para otros géneros dentro de la nomenclatura del Rock que serían influenciados por tan brillante pieza de arte. Los rasgueos de Johnny, los tonos punzantes de Dee Dee, los rápidos ritmos de Tommy y los alaridos de Joey, hacen a este debut, y a la banda en sí, una piedra angular en la historia de música Rock y la cultura Pop.

Calificación: 9.3 / 10

#1. Rocket To Russia (1977)

El disco definitivo de Punk Rock, como el favorito del líder Johnny Ramone. Los Ramones se encontraban en su mejor momento tanto en estudio como en directo, y con su tercera placa de 1977, «Rocket to Russia», culminarían una tríada esencial para la cultura musical… y para su propio legado. Repleto de grandes éxitos y canciones clásicas, popularizando el género en su país natal como en Reino Unido, y dando rienda suelta a una exhaustiva pero prolifera gira por Norteamérica y las islas británicas, la banda encontraba con este álbum su cúspide en lo que hace a lo definitorio de su sonido y estilo. Tan pronto como “el cohete fue lanzado hacia Rusia”, el género en cuestión comenzaba a sufrir de una mala fama causada por sus pares y a la vez némesis Sex Pistols: ya que estos protagonizaban ciertos incidentes y conatos de violencia en sus presentaciones en vivo que generaban el rechazo del movimiento Punk por parte de las grandes masas. Mientras que los Ramones buscaban hacer un Rock dinámico y pegadizo, amigo de las estaciones de radio, los británicos buscaban encarecidamente auto boicotearse, dando una imagen de “chicos malos”, lo cual inevitablemente terminaría haciendo mella en la imagen y reputación de los oriundos de Queens.

El álbum en cuestión está plagado de grandes hits de la banda, siendo el álbum que acumula más cantidad de canciones habiendo sido presentadas en directo. ‘Cretin Hop’ cambia ligeramente la formula preestablecida de sus riffs, con un comienzo que usufructúa acordes abiertos en lugar de los exprimidos power chords. ‘Rockaway Beach’ y ‘Sheena is a Punk Rocker’, además de ser dos clásicos indiscutidos, establecen un patrón que hace referencia a otra arista del clásico Rock denominada Surf Rock. Las caricaturescas letras de ‘Teenage Lobotomy’, ‘We’re a Happy Family’ o ‘Ramona’ dan a «Rocket to Russia» un matiz de divertimento en el mismo, mientras que la melancólica ‘Here Today, Gone Tommorrow’ da escalofríos a todo oyente que se encuentre con ella.
Éste sería el último trabajo de estudio con su fundador y productor, Tommy Ramone en batería, pero daría oportunidad al lanzamiento de su primer LP en vivo, «It’s Alive» (lanzado en 1979); un inexcusable álbum en vivo para todo el amante del género, y una lección rítmica de stamina ineludible.

Calificación: 9.4 / 10


Santino G. Barbas

Aficionado a la música, sobre todo a géneros dentro de la ramificación del Rock n' Roll, ya sea Heavy Metal o Hard Rock. Coleccionista de álbumes y misceláneas relacionadas a lo mismo. Seguidor y simpatizante de la cultura pop en lo que respecta a películas clásicas, series y animaciones.