YNGWIE MALMSTEEN: Albums Ranked

Por Dan Hayer

Hablar de metal neoclásico probablemente no sería posible de hacer sin tener que mencionar obligadamente a quién es ampliamente considerado el padre o creador de esta vertiente del metal, el virtuoso guitarrista sueco Yngwie Malmsteen.

Desde sus inicios llamó la atención de muchos gracias a su técnica de shredding limpia y veloz. El violero se transformó gracias a sus trabajos en Steeler, Alcatrazz y especialmente su proyecto solista al que a veces tituló «Rising Force«, en todo un ícono de las seis cuerdas; aunque su estatus a la hora de publicar sus obras, varias ocasiones se ha visto traicionado por su propio ego.

En el siguiente recuento quiero compartirles mi ranking personal de la discografía de este gran guitarrista, ejercicio en el cual probablemente no estemos tan de acuerdo, pero espero que también luego de ver mi listado, se animen a compartir el vuestro.

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#19. Spellbound (2012)

Para el 2012 ¿Que podría ser lo peor que le faltaba a la discografía de Malmsteen? Que se hiciera él mismo cargo de todas las voces de un álbum. Y este desvarío tomó lugar con «Spellbound«, bueno, digamos que hasta cierto punto, porque el grueso de las canciones que aquí figuran son mas bien instrumentales. Cuando vas por el tema 4 o 5, ya uno empieza a lamentarse que todavía quede por escuchar de los mismo hasta la pista 13.

Y en serio no quiero sonar irrespetuoso, pero es que Yngwie se repite y repite sin dar lugar a mas ideas, y si el no las tiene al menos se le agradecería apoyarse en mas personas, por el contrario, el camino que ha tomado ha sido el de hacer cada vez las cosas de manera mas solitaria y ensimismada. Y al menos por mi parte, no puedo ser fan de este tipo de trabajos, como probablemente si haya algunos que siguen el shred y disfruten de esta aventura en la que Yngwie toca la guitarra, el bajo, los teclados, la batería (que parece programada) y además canta.

Calificación: 5.8 / 10


#18. World On Fire (2016)

Si hay alguien capaz de mostrarnos su insistencia en algo es Yngwie, aunque no para ejemplos muy felices. No es difícil adivinar lo que puede contener este disco, solos excelentemente ejecutados, una técnica maestra por donde se le mire y la velocidad marca de la casa, pero también nos hallamos esa producción desprolija en la cual Yngwie se mantiene inamovible, años haciendo lo mismo y de la misma manera. Un trabajo mediocre en cuanto a fórmula, y que demuestra lo mal que resulta cerrarse de manera tan terca y no escuchar a nadie mas que tu ego. Al menos dejarle la producción a otra persona ya denotaría un cambio interesante de apreciar. Pero ni eso. Mientras transito por los tracks de esta placa, avanzo y avanzo pensando que nada me gustará hasta que aparece «Soldier«, que sin ser la gran cosa, al menos ofrece un pequeño agasajo en medio de todo lo demás.

Calificación: 6.2 / 10


#17. Relentless (2010)

Canciones como la instrumental «Shot across the bow» o «Enemy within» son destellos en medio de esta bruma, la primera se trata de un ir y venir de arpegios alegres, muy en concordancia con géneros como el power metal, y la segunda posee un aura diferente a lo que hace Malmsteen regularmente, aunque muy en la línea de lo que sí hace Ripper; y es que es un tema muy Judas de los 90s.

«Adagio B flat minor variation» es una sabrosa degustación guitarrera bien emotiva.

Calificación: 6.3 / 10


#16. War To End All Wars (2000)

Vaya horripilancia de sonido que tiene esta producción en pleno cambio de milenio, y un Mark Boals totalmente desaprovechado con canciones que carecen de buen gusto. Me imagino a Boals cantando de la manera mas profesional posible cada una de estas canciones tan malas. Donde apenas sobresale uno que otro momento musical, pero nada mas que momentos, en los cuales pareciera que quisieran aflorar algunas buenas ideas.

Considero a «The Wizard» lo único mas decente de este álbum. Otra mala idea es el cierre con un tema reggae, una excentricidad mas en la carrera del sueco, tan raro y malo a mi gusto que el titulo «The Black Sheep Of The Family» lo luce con bastante propiedad.

Calificación: 6.5 / 10


#15. Parabellum (2021)

La mas reciente producción del sueco maestro de la guitarra, si bien no es que tenga un excelente sonido, sí que esta algo mas decente que varios de sus últimos lanzamientos, y realmente es un disco bastante parejo, pero nada sobresaliente. Me sigue pareciendo un total despropósito que Yngwie se haga cargo de las vocales, ámbito en el cual no es virtuoso como en la guitarra. De hecho hay canciones como «Eternal Bliss» a las cuales se les podría haber sacado buen partido con un mejor vocalista.

Calificación: 6.5 / 10


#14. Unleash The Fury (2005)

La primera impresión que deja el ver un listado de 18 canciones nunca me resulta algo alentadora, y sobretodo tratándose de un artista que parece haberse estancado en cuanto a ideas. Doogie White en el micro continúa un desempeño adecuado, nunca ha sido de mis cantantes favoritos, pero reconozco que dentro de sus cualidades resuelve de buena forma sus interpretaciones.

Es extraño el sonido opaco de la guitarra rítmica en este álbum, y pese a cierta energía bien desplegada en el apartado instrumental, creo que la voz de White le resta brillantez a canciones como «Beauty And The Beast«. Afortunadamente tenemos algunos buenos instrumentales como «Fuguetta» y «Guardian Angel«, que nos rescatan del aburrimiento generalizado que dejan las demás canciones.

Calificación: 6.6 / 10


#13. Perpetual Flame (2008)

Es increíble la diferencia que hace un cantante, estamos una vez mas ante un álbum que no goza de buena producción, pero Tim «Ripper» Owens logra encender con su energía y poderío interpretativo cada canción y en una manera novedosa, ya que Ripper no tiene ese tipo de voz melodiosa que Malmsteen solía reclutar en sus viejas glorias. Lamentablemente las ideas en términos de composición se vuelven otro aspecto que no ayuda, y nos hace ver a un Yngwie estancado y si poder resurgir de esta mala racha en la que se ha metido.

Calificación: 7.0 / 10


#12. Fire And Ice (1992)

Fire And Ice tiene ese plus que le dá su producción limpia, pero también es el que empieza a acentuar esa idea de insertar tantas canciones que hacen a uno dudar si acaso no habrán varios temas de relleno, y lamentablemente creo que este fenómeno sí se da aquí, y tambien se vuelve costumbre en futuras producciones. La cosa es que aquí está ese precedente. Catorce pistas para este género no es al menos para mí algo que me genere buenas expectativas.

Otra vez Göran Edman está al frente del micro realizando una labor impecable en lo suyo, y canciones como «No Mercy«, «Forever Is A Long Time«, son gemas dentro de este mar de notas y acordes que se disparan por doquier. Y la balada «I’m My Own Enemy» es otra belleza que salvan todavía a Yngwie de la escasez compositiva en la que caería en futuras producciones.

Calificación: 7.4 / 10


#11. Eclipse (1990)

En pleno cambio de década, una alineación totalmente nueva iniciaba los 90s junto a Malmsteen, Mats Olausson (R.I.P) por ejemplo, un excelente teclista figuraría a partir de aquí en varios álbumes de Yngwie, además están Svante Henryson en el bajo, Michael Von Knorring en los tambores y Göran Edman, otro cantante de excelencia que venía a alargar ese listado alucinante de vocalistas que han tenido la dicha (y desdicha) de trabajar con el violero menos humilde del planeta.

Si bien se trata de un álbum disfrutable, considero que aquí se marca una diferencia o un leve cansancio en la fórmula musical de Yngwie, con canciones que ya no cuentan con ese gancho tan instantáneo que había en álbumes anteriores. Aunque claro, hay algunas bellas salvedades como «Motherless Child» que es de mis favoritas de su discografía, o «Demon Driver«. La balada «Save Our Love» que cuenta con videoclip, realmente nunca logró conmoverme como otras que aparecen en otros trabajos.

Calificación: 7.5 / 10


#10. Facing The Animal (1997)

Con la llegada de Mats Levén en el canto y Cozy Powell en la batería, para los fans ya hace rato había dejado de ser sorpresa esto de los cambios de formación. Acá hay alguna exploración hacia terrenos progresivos que podemos notar en cortes como «Enemy«. Pero en sí, el álbum se torna un tanto plano, sin muchas sorpresas y donde cuesta encontrar composiciones que lleguen a la talla de grandes canciones de sus anteriores trabajos. Aún así «Braveheart» (canción que apertura el álbum) o una «My Resurrection» bien podrían estar en un listado como dignas representantes de esta época. Pero mucho mas que eso no. No es un disco malo, sino que carece de momentos mas llamativos en los que algunas piezas se nos tornen memorables.

Calificación: 7.9 / 10


#9. Attack (2002)

Quizá no sea de los álbumes mas recordados, y tampoco entre sus canciones se hallan aquellas legendarias que amamos reproducir una y otra vez, pero Attack! Me produjo una sorpresa en un lugar donde no esperaba absolutamente nada, ni si quiera la portada ayudaba como signo de atracción. Pero luego vas dándole play y te encuentras con «Rise Up» con ese ataque imparable, seguida por la oscura «Valley Of The King», y posteriormente «Ship Of Fools» cerrando una tríada de canciones muy llamativas y que con gusto vuelvo a escuchar cada vez que recuerdo.

También aquí está «Valhalla» que es del gusto de muchos (y mío por supuesto), o «In The Name Of God«, que ha logrado igualmente cierta repercusión entre algunos seguidores de Malmsteen. Ojo a algunos teclados, Derek Sherinian es toda una institución en eso.

Calificación: 8 / 10

#8. Alchemy (1999)

La década de los 90s llegaba a su fin y en términos de producciones fué una década espléndida para Malmsteen, claramente con muchos mas altos que bajos. Y Alchemy sirvió para devolvernos las esperanzas a quienes nos podríamos haber decepcionado con Facing The Animal. Y el regreso de Mark Boals para hacerse presente en las vocales no puede causarnos mas regocijo, después de su buena performance en el recordado «Trilogy».

Lo genial de este album es que contiene «Wield My Sword», esa misma que inicia similar «Los Ojos del Dragón» de los argentinos Rata Blanca, es de esos himnos que no puede faltar en una repasada de canciones de Yngwie, y los mismo ocurre con «Hangar 18, Area 51», la magia que destellan estas piezas son suficientes para llegar a amar este álbum. «Deamon Dance» y «Leonardo» también son obras supremas que destacan con brillo propio en este redondo.

Calificación: 8.2 / 10


#7. Trilogy (1986)

Con Mark Boals sustituyendo en el micrófono a Soto, la cosa no podía ir mal, se trata de timbres de voz bien diferenciados, pero cada uno con su propio encanto, ahora Boals también demostraba ser un vocalista de gran jerarquía para conformar este proyecto que una vez mas tenía buenas ambiciones.

«You Don’t Remember, I’ll Never Forget» fué la carta de presentación ideal para presentar no sólo a su excelente nuevo vocalista, sino también para dar a entender que todavía las buenas ideas y misma pasión de sus álbumes anteriores continuaban latentes en Yngwie. Otro puntazo a favor fué la portada tan épica ilustrada por David Heffernan, la cual ya era en sí misma toda una atracción visual para inspirar a cualquiera a comprar el álbum.

Calificación: 8.4 / 10


#6. Concerto Suite For Electric Guitar And Orchestra In E Flat Minor, Opus 1 (1998)

En esta ubicación tenemos a una obra completamente instrumental, en la cual Yngwie se una a la Orquesta Sinfónica de Praga, acción en la cual nos va presentando algunas de sus composiciones y otras de autores clásicos que el venera, en un resultado que quizás no sea la octava maravilla en términos de música orquestal, pero sí que es un gusto que se han dado muchos otros del metal y a Yngwie le venía bien ejecutarlo. No tenemos que perder de vista el hecho de que Yngwie es el protagonista de su música, no iba a dejar que ningún vocalista se luciera mas que el, y tampoco iba a permitir que una orquesta completa lo opacara. Sabemos como es el y que es el centro en todo lo que hace.

Es así como su técnica y velocidad por todos conocidas, deslumbran en esta oportunidad sin el acompañamiento de los instrumentos de costumbre en el heavy metal, ahora tenemos secciones de bronces, cuerdas, flautas etc. Haciendo intercambios de melodías con la guitarra protagónica de Malmsteen. También hubiera sido interesante un álbum en este sentido con canciones con letra. Pero a final de cuentas «Icarus Dream Fanfare», «Cavalino Rampante» «Fuge» y demases, son instrumentales sabrozos y grandilocuentes que consideré merecían su lugar en este listado.

Calificación: 8.5 / 10


#5. Magnum Opus (1995)

Luego de un tremendo «The Seventh Sign«, fué muy buena idea aprovechar el buen tiempo de inspiración por el cual pasaba nuestro amado y odiado maestro de la guitarra, de manera que sacar «Magnum Opus» al año siguiente no fué una decisión descabellada.

Vescera se repetía el plato en la voz, excelente! Y aunque en la batería ya no estaba Terrana, el canadiense Shane Gaalaas se desempeñaba de manera maravillosa. Otro factor muy favorable es que el álbum cuenta con 10 pistas, una cantidad de canciones precisa, y todas enmarcadas en una producción de sonido diáfano. Hay canciones inolvidables como «Vengeance» y «Fire In The Sky«, ubicadas al inicio y al final de la placa respectivamente. La densa «Tomorrow’s Gone«, la balada «I’d Die Without You«, o la instrumental «Overture 1622» también resultan de lo mas notable de este buen y digno sucesor de «The Seventh Sign» (de hecho para algunos es superior).

Calificación: 8.6 / 10


#4. Rising Force (1984)

Desde su album debut, y bajo el nombre de Yngwie Malmsteen’s Rising Force, el virtuoso mas admirado y odiado de la guitarra comenzó dando énfasis indiscutible a su talento como instrumentista, y esto lo llevó hasta tal punto que de las 8 pistas que posee este álbum, solo 2 tienen letra, y las demás son totalmente instrumentales.

Con la merecida veneración de muchos, y la sorpresa que implicó por aquella época este disco, piezas como «Far Beyond The Sun» lograron convertirse en clásicos absolutos del metal y sin necesidad de un vocalista. Así, Yngwie lograba posicionarse como no muchos en esos años. Otra de mis favoritas es «As Above, So Below«, en la que además de la destreza del sueco, tenemos una interpretación simplemente magnánima del cantante Jeff Scott Soto.

Este álbum es un caudal de arpegios y escalas sucediéndose una tras otra con increíble limpieza, técnica y velocidad. Otras instrumentales como «Black Star» o «Evil Eye» contribuyeron a hacer de este un disco emblemático de shredding y por que no decirlo, piedra angular del metal neoclásico, generalmente apreciado mas por guitarristas que cualquier fan de heavy metal.

Calificación: 8.6 / 10


#3. Odyssey (1988)

Otro cambio de vocalista tenía lugar, y la era Joe Lynn Turner daba un patadón incial como carta de presentación con el clásico de clásicos «Rising Force«, que se transformó para muchos en el himno mas emblemático de la discografía del maestro del shred.

Yngwie seguía los pasos de Ritchie Blackmore, y por ende, el de bandas como Deep Purple o Rainbow. De ahí que Turner se ajustara con absoluta naturalidad a la música de este trabajo, como se aprecia en una «Hold On», en la heavy «Riot In The Dungeons«, o la excelsa «Faster Than The Speed Of Light«, cual interpretada con mayor tacto y maestría tanto en lo vocal como en lo instrumental. Mérito de todos.

Incluso hubo espacio para algunas cosas mas en plan AOR que notamos en títulos como «Heaven Tonight», «Crystal Ball» o la entretenida «Now Is The Time«. Mientras que en lo netamente instrumental «Krakatau» está para deleitarnos con sus arpegios e intrincados compases.

Calificación: 8.7 / 10


#2. Marching Out (1985)

Una obra maestra en la cual Yngwie se atreve luego de un debut en el que la mayoría de canciones eran instrumentales, a publicar este sucesor con una mayoría de temas con letras y ahora sí aprovechando todo el potencial de Jeff Scott Soto como cantante, lo cual resultó un total acierto. Las canciones cobran un dinamismo increíble en este álbum gracias a la fusión de un virtuoso de la guitarra y otro del canto. Y es que canciones como «I’ll See The Light Tonight«, «Don’t Let It End», «Anguish And Fear» o «Soldier Without Faith«, son canciones clásicas y de las favoritas para este servidor.

La formación estelar con la que se armó este material también es envidiable, un joven Jens Johansson (mas tarde en Stratovarius) en los teclados, y su hermano Anders Johansson (mas tarde en Hammerfall) a cargo de la batería, y en el bajo el ya fallecido Marcel Jacob poniendo una base que pocas veces volvimos a oírle a un disco de Malmsteen.

Calificación: 8.8 / 10


#1. The Seventh Sign (1994)

Después de un regular pero aun rescatable «Fire And Ice«, llegó el que es para mí el mejor trabajo de Yngwie Malmsteen, y discúlpenme los fans mas acérrimos, estoy seguro que esperarían otro disco en este lugar, pero como esto se trata de gustos personales, y los míos tienen que ver mas con las composiciones que abrazan varios instrumentos y voces incluídas, me atrevo con este primer lugar. Para esta ocasión el genio contaba con un nuevo vocalista, Michael Vescera, que llegaba para volarnos la cabeza con su voz tan cargada de emoción, y a la vez tremendamente poderosa, se convertiría en uno de los discos mas queridos de la fanaticada del sueco, ya que además posee arreglos de guitarra llenos de energía, y con ideas que se situarían dentro de lo mas alto compositivamente hablando.

La producción del álbum también es una de las mejores de la carrera malmsteeniana, e indudablemente la incorporación en la batería de nada mas y nada menos que Mike Terrana, dotó cada canción de una base poderosa en términos tamboriles. Incluso baladas como «Forever One» o «Prisoner Of Your Love» con todo lo emotivas que son suenan poderosísimas gracias a la buena amalgama de los riffs de Yngwie y la batería de Terrana.

Este disco me merece el máximo respeto puesto que es una mezcla excelentemente lograda de potencia, técnica y sutileza, donde los planetas parecen haberse alineado para propiciar el resonar de joyas de la talla de «Never Die«, la homónima «Seventh Sign» o la gloriosa «Crash And Burn«, entre otras.

Calificación: 9 / 10

Dan Hayer

Fanático del metal, músico autodidacta, disfruto de diferentes subgéneros del metal, el rock y el punk, pero el power metal y el neoclásico son mis favoritos. Analizo la música desde el respeto hacia el trabajo que conlleva cada producción, tengo un ranking personal que voy nutriendo con todo lo que escucho. La escena White Metal también es una de mis grandes pasiones.