Los Discos Más Decepcionantes de 2020

Tuomas Holopainen ideó un nuevo conjunto de canciones que conforman el álbum más ambicioso de Nightwish hasta la fecha, pero que también será totalmente polarizador entre los fans. ‘Human. :||: Nature.’ pasará a la historia como el disco más intrascendente de Nightwish, irónicamente siendo su placa de mayor producción y ambición. Un álbum doble de más de 80 minutos donde nos encontramos con grandes vacíos, ausencias irremplazables, falta de pasión y varias ideas que no permiten su desarrollo completo. El concepto detrás de la división de discos es justamente lo que hace caer esta obra en la intrascendencia: en su obsesión por la naturaleza en forma de ambición y pomposidad, Tuomas olvidó su lado humano.

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Nightwish: Albums Ranked

La impresión general que nos da este último capítulo en el universo de Ayreon es que pudo ser mucho, mucho mejor. Con Arjen Lucassen estamos acostumbrados a la excelencia y eso acá no ocurre: hay mucha falta de originalidad, mucha repetición y conceptos reciclados, una historia con un desenlace muy pobre y algunas de las composiciones más olvidables en la carrera del holandés. Por todo esto debemos decir que “Transitus” se ubica como el álbum más flojo de Ayreon (decir “el peor” suena feo, pero sí, sería el peor). Lo vamos a escuchar, disfrutar, olvidar y pasar la página, prontos para el próximo proyecto que nos vuele la cabeza.

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Ayreon: Albums Ranked

El año y la década prog comienzan con un lanzamiento por demás correcto pero lleno de altibajos: momentos increíbles e inspirados que esperamos que sean su norte de aquí en más, así como también momentos olvidables, genéricos y reciclados. Talento sobra en estas mentes para crear algo mágico y atemporal, pero mientras entramos en un 2020 que se viene con mucha expectativa y mucho prog por delante, ‘MMXX’no será un disco al que querramos volver todo el tiempo, le falta ese componente vital que hace aumentar el replay value. El disco cumple correctamente y entrega algunas canciones diferentes e interesantes, pero vuelve a pecar del mismo síndrome: no se siente revolucionario ni despegado de sus pares.

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15 años después de su última incursión discográfica, el proyecto de Heavy/Power creado por dos masterminds del género como Hansi Kürsch (Blind Guardian) y Jon Schaffer (Iced Earth) está de regreso con su esperadísimo tercer álbum. Si bien la propuesta de la banda no se aleja mucho de miles de clones ya existentes, hay un aura de oscuridad y malevolencia en sus canciones, que sumado a una gran solidez compositiva le ganó a Demons & Wizards un estatus de culto dentro de sus fans, aunque su nueva placa termine por decepcionar y caer eventualmente en el olvido. Si bien hay mucha cabeza detrás de estas composiciones, también hay cierta monotonía en la sucesión de temas que termina por desgastar al oyente, sumado a una producción sonora que dista mucho de ser ideal.

El debut de la nueva banda del bajista de Opeth, Martín Méndez, es toda una sorpresa para quienes ansíen el viejo sonido de los liderados por Michael Akerfeldt. Esa mezcla de Metal Progresivo con Death Metal técnico que tan bien le salía a Opeth en sus primeras épocas, aparece fielmente reflejada en un disco que se siente correcto pero no descollante. Las composiciones tienen lo suyo y las interpretaciones vocales recuerdan más a un Nick Holmes cuando la pudre que al líder de los suecos, pero el disco se queda a medio camino y no logra generar momentos memorables. Un tibio debut que esperemos marque el camino para cosas grandiosas en el futuro.

A no malinterpretar, el doceavo álbum de las potencias germanas de heavy/power no es ni por asomo un disco malo. Es más un caso de esos en donde sabemos exactamente que esperar, sin innovación alguna y donde el sentimiento de desgaste se siente más que en otras incursiones. Sabemos que los alemanes hacen lo suyo sin molestar a nadie, tienen su bajo perfil y siempre entregan placas consistentes sin bajar el nivel ni la periodicidad, pero “Skycrest» sufre de una repetición que no está tan presente en otros discos, tal vez por llegar a menos de dos años de su antecesor “Kill Or Get Killed” (2019). No se deja de disfrutar, pero se olvida rápidamente.

La inclusión de la última obra de Leaves’ Eyes en este listado tiene más que ver con la falta de originalidad que plaga sus últimos trabajos recientemente. Sabemos que la temática vikinga es el fuerte del grupo, al punto que su frontman Alexander Krull pertenece a un grupo que vive como ellos ahora en tiempo presente, pero en este disco notamos el desgaste de un puñado de himnos de batalla que no llevan a ningún lugar. Sí, vamos a agitar nuestro puño en alto, corear los estribillos y hasta emocionarnos un par de veces, pero después que pasemos la página ni nos vamos a acordar de un disco intrascendente. Y Krull, deja de berrear y cede el timón vocal por completo a Elina Siirala, lo merece.

El debut del nuevo proyecto del vocalista Zak Stevens (Circle II Circle, ex-Savatage) y el guitarrista Aldo Lonobile (Secret Sphere) llega en forma de un álbum correcto y prolijo que no destaca demasiado en el saturado ambiente del Prog/Power europeo. Con muchas reminiscencias al clásico Savatage tanto en composición como en performance vocal, ‘Fallen’ se siente como un debut tibio, con canciones agradables que mayormente se quedan entre el medio-tiempo y la power-ballad, pero que también tiene sus momentos de brillo y teatralidad macabra. Habrá que esperar para ver si la banda dispara con todo en siguientes lanzamientos, o si se quedan a medio camino.

Luego de un disco tan personal y espectacular como fue ‘In the Passing Light of Day’ (2017), los liderados por Daniel Gildenlöw retroceden varios escalones con el lanzamiento de ‘Panther’, su disco número 11. Acá los encontramos recorriendo territorios más experimentales como la electrónica y el hip-hop (que sabemos que no son elementos para nada ajenos en la historia de Pain of Salvation), emparentando la propuesta del álbum con otros logros del pasado como ‘Scarsick’ (2007). Si bien tenemos canciones que se destacan y mucho (‘Wait’, ‘Icon’), el disco no tardará en pasar a la intrascendencia y está lejos de ubicarse entre lo mejor que ha dado la banda.

Este disco es la perfecta demostración de que los productos prefabricados llenos de copy-paste no triunfarán nunca debido a que simplemente se siente la falta de alma y pasión, tanto en la interpretación como en la producción de los temas. El talentoso Magnus Karlsson insiste en dar vida a estos proyectos donde junta vocalistas de renombre y los pone a grabar sus pistas, sin si quiera reunirlos en un mismo lugar físico (al punto de que Jorn Lande declaró en anteriores proyectos que ni siquiera conoció en persona a Russell Allen). En esta ocasión el enorme vocalista de Symphony X se unió a la ex-Nightwish y actual The Dark Element, Anette Olzon, para dar vida a un conjunto de canciones insípidas, faltas de inspiración y nada memorables. Mejor suerte para la próxima.