Review: SONS OF APOLLO – MMXX

Hay acontecimientos randómicos que por distintos motivos pasarán a la historia estadísticamente hablando. En el caso del segundo álbum del supergrupo progresivo Sons of Apollo, se trata de uno de los primeros discos editados en la década que está comenzando, y como lo indicaba Mike Portnoy, para siempre será recordado como una de las primeras incursiones discográficas de “los ‘20”, por lo que fue apropiadamente titulado ‘MMXX’. Por todo esto, el disco también se transforma en mi primer review de la década, un hito que ya veremos si quedará o no en el recuerdo.

Pero lo cierto es que todo esto sería un mero dato anecdótico si el disco no fuera lo suficientemente bueno como para respaldar las efemérides generadas detrás de su creación, y eso es lo que intentaremos aclarar en esta reseña, la primera del año. Sons of Apollo surge en 2017 como inciativa original de Derek Sherinian, quien todos sabemos que había trabajado con Mike Portnoy durante su paso por Dream Theater en los años 90. A esta formación se unieron Billy Sheehan, Ron ‘Bumblefoot’ Thal y Jeff Scott Soto, todos con un background que los hacía relacionarse de alguna forma con el eximio baterista. Ese mismo año se editó su debut Psychotic Symphony (2017), que si bien se trató de un álbum prolijo y moderadamente destacado dentro del género del Progressive Metal, no fue nada revolucionario ni tampoco encabezó demasiados rankings. No dejó de ser un debut correcto, moderado, modesto. Hacía falta una chispa que pusiera en marcha la maquinaria de estas bestias y los ayudara a crear algo único y atemporal.

¿Es ‘MMXX’ la respuesta a esta plegaria? En pocas palabras: not really. La segunda placa de los SOA los encuentra mucho más afianzados como unidad y se nota realmente el esfuerzo colaborativo que pasa a ser más una banda de tiempo completo que un simple proyecto, y se nota la madurez compositiva que pone a MMXX unos cuantos puntos más adelante de su predecesor. Dicho esto, quienes esperen una obra maestra de Metal Progresivo tal vez deban bajar un poco sus expectativas. El disco cumple correctamente y entrega algunas canciones diferentes e interesantes, pero vuelve a pecar del mismo síndrome: no se siente revolucionario ni despegado de sus pares. Pasemos a detallar entonces qué encontramos en este álbum que por momentos nos enamora y por momentos nos hace rascar la cabeza.

Desde el arranque vemos que se trata de un disco pesado y contundente, con mucho del Dream Theater era Falling Into Infinity, como era de esperar, dado que el ADN Portnoy-Sherinian está presente en cada nota y en cada canción. Ejemplo de ello son los dos primeros singles liberados: ‘Goodbye Divinity’ comienza con una intro enigmática y atmosférica que crea un clima muy interesante y va generando un crescendo que desemboca en una catarata de riffs atronadores, con todos los músicos enfocados y destilando magia. La canción en si no sorprende demasiado y se ubica en el terreno de lo familiar, pareciéndose demasiado a lo que podemos escuchar en el disco anterior. La sección instrumental es de lo más viajera y estrambótica, con solos de teclado y guitarra para tirar la casa por la ventana. Y con ‘Fall To Ascend’, el segundo single, la cosa se pone aún más pesada, sin intros ni adornos previos, nos sumergimos en un mundo oscuro y atronador, con un Jeff Scott Soto que arranca a cantar por lo bajo generando mucha expectativa, hasta explotar en un estribillo ganchero y adictivo. Todos los instrumentistas brillan cuando aparece la sección intermedia, llena de guiños al Dream Theater más virtuoso, Metal Progresivo en su estado puro, acelerado a mil por hora, todos sacándose chispas.

En el terreno más rockero y descontracturado aparece Wither To Black’, canción que muestra la faceta más accesible y melódica del grupo, con Soto y Sheehan mostrando por qué son maestros en la materia. Inconfundible solo de Sherinian en el medio y la canción comienza a endurecerse cada vez más hasta desdibujar su estructura inicial, volviendo a la pesadez y al virtuosismo que ya conocemos. Con ‘Asphyxiation’ volvemos a encontrar otro de esos momentos que no aporta demasiado, y cuando escuchamos el enésimo “Yeee!” de Jeff Scott Soto pensamos si se trata de una broma o si efectivamente esa va a ser su marca registrada. Lo que se agradece en estos momentos es que la banda nunca baja su intensidad, se muestran cómodos y seguros en su juego, con un sonido y una producción impecables y un nivel de performance soberbio del que nada se puede acotar. Solo que si vamos a lo compositivo, no encontramos mayores novedades y se trata de una canción que pasa sin pena ni gloria.

La cosa se pone más interesante en el arranque de ‘Desolate July’, con una bellísima intro de piano a cargo de Sherinian, encargándose además de crear una atmósfera etérea. Soto muestra su versatilidad vocal despachándose con un estribillo antológico en lo que descubrimos termina siendo una hermosa y durísima power-ballad de calidad. El solo de teclado en la mitad del tema se siente un poco fuera de lugar, sobretodo por utilizar el sonido sintetizado que lo saca del clima general, pero por suerte el momento es breve y podemos volvernos a sumergir en ese estribillo tan conmovedor, llevado a cargo por un brillante Jeff Scott Soto y un brutal y sentido Mike Portnoy. Antes de hablar de mis momentos favoritos del álbum, unas palabras para ‘Resurrection Day’, la penúltima canción del álbum que tiene el infortunio de ubicarse antes del épico cierre del mismo. Pero aún así el track cumple con creces a base de una dinámica que nunca afloja y aporta frescura y matices arabescos que le dan un toque exótico y diferente. Otro aporte virtuoso y pesado que podría llegar a pasar desapercibido pero no deja de ser una canción a destacar.

Y llegamos entonces a los momentos que más me llamaron la atención de esta placa, y no es coincidencia que justamente se trate de aquellas canciones en donde la banda elige irse por otro camino, derribar estructuras y arriesgarse más a experimentos por fuera de la zona de comfort. El primero de ellos se trata de ‘King of Delusion’, una poderosísima y oscura canción que comienza con una intro de piano soberbia y macabra, como haciéndonos entrar a una realidad alternativa llena de misterio. Eso hasta que todo explota con el riff principal y la cosa se pone muy pesada, aunque manteniendo el medio tiempo con un groove casi blusero y setentoso pero manteniendo la pesadez moderna: hay que escucharlo para entender de qué hablo. Sobre la mitad la canción vuelve a tornarse maquiavélica, voces susurran en el fondo mientras el piano de Sherinian nos transporta a otra realidad, en uno de los momentos más llamativos de todo el disco, con un Jeff Scott Soto derrochando emotividad y sentimiento en su performance. Sin dudas el toque de oscuridad le queda como anillo al dedo a Sons of Apollo, y esperemos que en el futuro se animen a este tipo de incursiones.

El otro momento que hace a este álbum brillar viene sin dudas al final del mismo: ‘New World Today’ se presenta como el cierre épico del disco, que con sus casi 16 minutos de duración se convierte en el tema más largo en la corta historia de la banda, y también oficia como el momento para que los Sons desplieguen todo su arsenal de virtuosismo compositivo e interpretativo. Hay muchas reminiscencias al Dream Theater que compuso Trial of Tears o New Millenium, evidentemente el toque de los hermanos Del Fuvio (para quien no sepa, así se hacen llamar Portnoy y Sherinian) sigue muy latente. No vamos a ahondar en las múltiples secciones y estructuras que componen este inmenso ejercicio de cuerpo y mente, pero podemos decir que es una de las canciones más completas del catálogo, pasando por un montón de estilos musicales y con una inmensa cantidad de información en esos himnos que son para escuchar una y otra vez hasta descubrir todo lo que escondieron. Un cierre por todo lo alto para un álbum que en lo global cumple pero no deslumbra.

De esta forma, el año y la década prog comienzan con un lanzamiento por demás correcto pero lleno de altibajos: momentos increíbles e inspirados que esperamos que sean su norte de aquí en más, así como también momentos olvidables, genéricos y reciclados. Talento sobra en estas mentes para crear algo mágico y atemporal, pero mientras entramos en un 2020 que se viene con mucha expectativa y mucho prog por delante, ‘MMXX’ no será un disco al que querramos volver todo el tiempo, le falta ese componente vital que hace aumentar el replay value. Hace poco terminé mis listas de 2019 y elegí 120 discos destacados, algo me dice que si ‘MMXX’ se gana un puesto en la lista de 2020, no va a estar dentro de los primeros. Aún así, celebremos otro hito de este combo progresivo moderno que no hace más que afianzarse y crecer como banda y pueden traernos cosas increíbles en el futuro.


Lanzamiento: 17-01-2020

Tracklist

01. Goodbye Divinity (07:15)
02. Wither To Black (04:44)
03. Asphyxiation (05:07)
04. Desolate July (05:58)
05. King Of Delusion (08:48)
06. Fall To Ascend (05:06)
07. Resurrection Day (05:51)
08. New World Today (15:50)

Sons of Apollo - MMXX
  • 8.4/10
    Producción - 8.4/10
  • 7.6/10
    Composición - 7.6/10
  • 7.5/10
    Replay Value - 7.5/10
  • 8.2/10
    Valoración Personal - 8.2/10
7.9/10

Conclusión

El año y la década prog comienzan con un lanzamiento por demás correcto pero lleno de altibajos: momentos increíbles e inspirados que esperamos que sean su norte de aquí en más, así como también momentos olvidables, genéricos y reciclados. Talento sobra en estas mentes para crear algo mágico y atemporal, pero mientras entramos en un 2020 que se viene con mucha expectativa y mucho prog por delante, MMXX’ no será un disco al que querramos volver todo el tiempo, le falta ese componente vital que hace aumentar el replay value. El disco cumple correctamente y entrega algunas canciones diferentes e interesantes, pero vuelve a pecar del mismo síndrome: no se siente revolucionario ni despegado de sus pares.

Alejandro Melgar

Absoluto entusiasta del Metal en casi todas sus variantes y sub-géneros. Melómano, coleccionista de discos y experto en armar documentos, listas y rankings. La estructura me garantiza paz y organización. Amo las series, películas y estoy muy arraigado en la cultura pop, además de disfrutar la naturaleza y el aire libre. Y a pesar de todo esto, soy muy sensible.