JETHRO TULL – RökFlöte 🇬🇧 (Album Review)
- 🎸 Progressive Folk Rock
- 💿 InsideOutMusic
- 🌎 Gran Bretaña
- 📆 28 de Abril, 2023
Por Michael Prado
Todavía recuerdo esos tiempos cuando uno decía “lástima que Jethro Tull ya no saque discos como lo hacía antes”. Y es que no es mentira tal pensamiento, puesto que hubo un muy largo tiempo de espera que debimos atravesar para la llegada de algo nuevo bajo el título de esta icónica banda de la legendaria movida del Progressive Rock británico, desde aquel cada vez más lejano “The Jethro Tull Christmas Album” (2003), o algo compuesto 100% de material original desde “J-Tull Dot Com” (1999). Dichosamente “The Zealot Gene” (2022) fue la respuesta a ese clamor, por más que Ian Anderson dijera en la década anterior que no habría más lanzamientos bajo el nombre de la agrupación que ha liderado desde el 1967 (y que podamos considerar los discos de su banda solista a partir de «Thick As A Brick 2: Whatever Happened To Gerald Bostock?» (2012) como la verdadera continuación de Jethro Tull como fuerza creativa).
Ahora bien, hemos sido gratamente sorprendidos a finales del año anterior cuando recibimos noticia de que el señor Anderson y su actual tropa de músicos (la cual, tristemente, hoy día prescinde de su acompañante durante tantísimos años, el guitarrista Martin Barre) estaban cocinando nuevo material. Como primera muestra del mismo tuvimos el sencillo “Ginnungapap” el día 20 de enero de este presente año, al que le siguieron posteriormente “The Navigators” el 22 de febrero y “Hammer On Hammer” el día 5 de abril, para, finalmente, el reciente 28 de abril, ser testigos de la llegada del álbum número 23 de esta maravillosa agrupación, tan reconocida por el sonido peculiar e inconfundible en la flauta de Ian.
Anderson, quien va por el mundo desde hace varios años en compañía del bajista David Goodier (quien ha sido parte de Tull del 2007 al 2012, para volverse a integrar en el 2017), el guitarrista y cantante Joe Parrish (fichado en 2020), el teclista, acordeonista y vocalista John O’Hara (con igual tiempo de formar parte de la banda que Goodier) y el batero Scott Hammond (integrante de Jethro Tull desde 2017), labró en estos últimos meses un álbum que nos trae un tópico sin dudas interesante para una agrupación como la que él lidera, como lo es la mitología escandinava, parte de lo cual ha sido influencia en nombra el disco “RÖKFLÖTE”, siendo “Rök” extraído de la palabra “Ragnarök”, teniendo este sufijo los significados de “destino, curso o dirección”, y “Flöte”, bueno… una forma en la que Ian estilizó la palabra “Flute” (Flauta) para encajar perfectamente.
En cuanto a dirección artística que quiso dar el señor Anderson al álbum, no se distancia mucho de lo que vimos en “The Zealot Gene” el año anterior, aunque no hay tanto apego al material acústico (recurso al que debieron recurrir casi de manera obligada debido a lo que fue la pandemia mundial), sino que han buscado enfocarse más en el desarrollo de estructuras musicales enfatizadas en la flauta, quizás sin tener la complejidad del pasado del grupo, como podríamos hallarla en álbumes tan importantes para los Tull como “Aqualung” (1971), el legendario “Thick As A Brick” (1972), el no tan afortunado “A Passion Play” (1973) o los más melódicos “Songs From The Wood” (1977) y “Heavy Horses” (1978), pero siempre manteniendo un resultado efectivo.
Eso sí, siento que en esta oportunidad Jethro Tull ha querido jugar a la segura, y podemos hallar en las canciones estructuras musicales que pueden hacerlo pecar de repetitivo y poco arriesgado, como lo es el hecho de hallar detalles puntuales como:
- Las canciones no tienen estribillo, algo que bien podría ser perjudicial si se busca tener cierto gancho comercial.
- Prácticamente las canciones se desarrollan en la misma estructura de “3 estrofas, parte instrumental, 2 estrofas y se acabó (un par con algún añadido instrumental extra para concluir)”.
En fin, vamos a ir profundizando con mayor detalle en lo que nos trae cada pieza de este disco, que bien vale valorar paso a paso lo que este genio musical nacido hace 75 años en Dunfermline, Escocia, nos tiene preparados para esta oportunidad.
“RökFlöte” da arranque con sonidos místicos, una recitación en idioma islandés por una joven llamada Unnur Birna Björnsdóttir, para que, posteriormente, entren las melodías más Folk que conocemos de esta agrupación, junto con una traducción de la anterior recitación por parte del propio Ian Anderson, en este número inicial llamado “Voluspo” (que en idioma esperanto significa “Voluptuoso”, aunque así se llama también el más conocido poema de la “Edda Poetica”, una colección de poemas que forma parte del Codex Regius, escrito en el siglo XIII).
El sonido de la flauta de Ian, cual si buscara sonar como un arpa de boca, va construyendo las melodías en compañía del teclado de John O’Hara que nos llevarán en la inicial “Ginnungagap”, tal cual se llama el abismo entre Niflheim y Muspelheim antes de la creación de acuerdo a las creencias nórdicas. Algo tiene la voz de Ian Anderson que logra atraparnos a través de las estrofas que canta, y es algo que por fortuna se ha mantenido a lo largo de décadas. Es cierto que no logra esos matices más intensos que lograba en sus discos de los años 80, pero la verdad no hace falta.
Me llama la atención el ritmo más “alegre”, por así decirlo, que tiene “Allfather”, canción que va relativa al mismísimo Odin (“Allfather” o “Alföðr” es uno de los nombres por los que se conoce a esta deidad tan importante en la mitología escandinava, aunque también así se le conoce al Dagda de las creencias irlandesas). Las flautas con susurros y una cadencia que casi nos invita a danzar al son de la pieza son los ingredientes que nos han traído en este momento del disco.
Con un sonido más cautivador y en cierta forma de intencionalidad algo sensual, nos llega “The Feathered Consort”, la cual trae referencias líricas a Freyja, que es la diosa del amor, belleza y fertilidad en estos relatos del norte de Europa, y nos habla de ella haciendo notables comparaciones a sus contrapartes de otros mitos, como la propia Venus de los romanos.
La siguiente canción, “Hammer On Hammer”, es una hermosura a nivel lírico, la cual conjuga tan bien cosas como el martillo de Thor usándolo como símil para los tiempos en que vivimos, sacudidos, como dirían en textos sagrados de Medio Oriente, por “guerras y rumores de guerras”, algo que Ian supo labrar de manera sutil o inclusive algo explícita para el que no logre captarlo de manera evidente como en esta estrofa:
“Vlad, the bad, seethes and schemes
An empire past he must renew
Tough man in waiting, stares at me
At White Nights, 1992”
El disco sigue su avance con “Wolf Unchained”, y bueno, si de lobos en los escritos nórdicos nos referimos, indudablemente el que nos vendrá a la mente es Fenrir, el monstruo que devorará en el Ragnarök a Odin, para ser posteriormente derrotado por Víðarr, hijo del propio Odin. Me encanta la atmósfera más oscura y tensa que provocan flauta y teclado a lo largo de la canción, apropiada para este número que nos habla sobre una bestia apocalíptica.
El concepto de la perfección siempre es algo que es buscado por la humanidad, y percibido muchas veces como algo exclusivo de lo divino, pues bueno, en “The Perfect One” el grupo nos regala uno de los más hermosamente melodiosos números de esta placa, que si bien no será el mayor despliegue de talento que han hecho en su historia, sí es uno en verdad hermoso, que nos brindará un momento de embelesamiento al describir este concepto tan perseguido durante cualquier época de la historia, sobre todo las más contemporáneas.
Si alguno se quejaba de más festividad del estilo celta que tan bien encaja en el arte de Jethro Tull, pues ya llegamos a “Trickster (And the Mistletoe)”, la cual tiene mucho de esa armonización tan festiva y evocadora que ha distinguido a esta agrupación durante décadas, en donde inclusive resalta el trabajo en el fondo del acordeón por parte de John O’Hara (uno de los mayores aciertos de Ian Anderson fue el traerlo a formar parte de su familia musical).
Un ambiente más tranquilo y baladesco es el construido en las melodías de piano y flauta que nos dibujan en el pentagrama Ian y Scott para dar arranque a la hermosa “Cornucopia”, como se le conoce al “cuerno de la abundancia”, el cual es un símbolo de prosperidad y abundancia en los mitos griegos. Esta pieza bien pudo haber formado parte de alguno de los 3 primeros álbumes del grupo si se hubiese concebido como tal en esa época.
Creo que el momento más icónico y recordado de este álbum lo tendremos en la aventurera “The Navigators”, la cual me parece la pieza con más gancho del disco, sobre todo en la manera que está cantada, la cual me parece una mezcla del estilo de las primeras épocas del grupo y lo que vimos en el álbum “The Zealot Gene”, y en la melodía tan efectiva y pegadiza de la flauta. De hecho, no me extrañaría si esta pieza fuera un descarte de dicho álbum, aunque en mala hora si fuera así, porque tiene el potencial de volver a posicionar al grupo como un acto importante si así se lo proponen.
Nuevamente melodías alegres y llenas de vida nos dan la bienvenida en lo que es “Guardian’s Watch”, que demuestra la premisa buscada en este álbum, de darle bastante preponderancia al trabajo que Ian Anderson ha creado con su flauta, aunque las letras, evocadoras de leyendas, mitos, que han sido entretejidas con tristes realidades actuales, nos dan otra obra de gran calidad por parte de este brillante genio oriundo de las tierras del mítico William Wallace.
El cierre del disco nos trae de nueva cuenta a la señorita Unnur Birna Björnsdóttir con un relato narrado en su idioma natal para ir dando el punto final al álbum con la pieza “Ithavoll” (que hace referencia al “Iðavöllr”, que es un punto de encuentro para los dioses citado 2 veces en el ya antes citado Voluspä, en la primera pieza del álbum). La pieza concluye con alegres melodías de flauta, el ritmo más rockero de Tull a flor de piel y un canto final por parte de Ian, que esperamos no sea el último que tenga que darnos.
Así llegamos a la conclusión de que Jethro Tull quiso rescatar mucho de su esencia original, imbuyéndola de un tanto de la experiencia adquirida en tantos años de viaje artístico, y trayendo como resultado final un hermoso álbum que llenará las expectativas de quienes busquen lindas melodías de flauta, mas no así de los que quieran algo como sus más reconocidos trabajos. Esas eras difícilmente podrán ser reconstruidas (aunque nunca se sabe con un genio como Ian Anderson), e igual, lo que tenemos actualmente tampoco es para hacerle cara fea ni mucho menos.
JETHRO TULL – RökFlöte
Ian Anderson sigue mostrando que aunque para muchos quizás sea "muy viejo para el Rock & Roll", todavía es "muy joven para morir" a nivel artístico, y este nuevo disco nos trae hermosas melodías de flauta y buen rock al estilo de lo que esta agrupación británica tan célebre nos ha brindado en más de 5 décadas de ilustre y destacadísima carrera.Summary