ANDY SNEAP: el productor de heavy metal más activo del mundo

Por Santino G. Barbas

Siempre que sentimos determinada atracción por una canción o por un disco en particular, lo primero en lo que pensamos es en los músicos que lo interpretan… los integrantes de la banda, quienes suelen llevarse los galardones por tales obras. Pero siempre pareciese quedar en el debe la merecida ovación que se le roba al productor musical. Algunos ejemplos claros de ellos en el mundo del hard rock y el heavy metal han sido Martin Birch, Robert “Mutt” Lange, Max Norman, Rick Rubin, Chris Tsangarides, Mike Clink, Roy Z, Dennis Ward, Bob Rock, y el sujeto de nuestra prueba de hoy, Andy Sneap.

Algunos documentales se han animado a acercarnos al trabajo que hacen dichos sonidistas, ya sea como editor de sonido, mezclador, masterizador, y entre muchas cosas, productor. Ciertos ejemplos en los que pienso son los documentales de la BBC «Classic Albums», los propios documentales biográficos de Iron Maiden, «A Year and a Half in the Life of» o «Some Kind of Monster» de Metallica o el más reciente «Get Back» de The Beatles.

En todos ellos vemos el trabajo de los productores al punto de darnos la información que no hemos pedido, pero que ciertamente necesitamos, para entender a qué es lo que exactamente se dedican: un trabajo meticuloso, incisivo, acaparador, artístico y ejecutivo, dónde deben encargarse de producir y estimular la mejor versión del álbum a trabajar en cuestión para conseguir el mejor resultado posible. Muchas veces haciendo de “niñeras” de los músicos, éstos deben pulir sonidos, probar diferentes afinaciones o efectos de sonido y buscar hasta encontrar el punto exacto dónde la banda quiere ir, pero por diferentes cuestiones, no puede llegar por sus propios medios.

Andy Sneap, nacido un 18 de julio de 1969 en Derbyshire, Inglaterra, fue parte de la banda británica de thrash metal Sabbat entre 1985 y 1991, grabando tres álbumes de estudio («History of a Time to Come» de 1988, «Dreamweaver» de 1989, y «Mourning Has Broken» de 1991), para dedicarse a tiempo completo al trabajo detrás de los controles para mediados/fines de la década de los noventa. Desde entonces, Andy ha trabajado con variados nombres y géneros de la escena, siendo el más revisitado el propio thrash metal.

En esta ocasión nos detendremos para apreciar y comentar el trabajo de uno de los mejores y más importantes productores de heavy metal de este siglo, quién se ha encargado de revitalizar grupos y encarrilar carreras que parecían estar naufragando, inyectándoles una dosis de perfección y limpieza que les da cierta ferocidad al sonido de las obras en cuestión.
Abarcaremos diez álbumes altamente importantes en su catálogo personal, todos de este siglo, y para hacerlo más divertido, no repetiremos artistas, ya que el mismo productor es el niño mimado en repetidas ocasiones por los mismos artistas.

Nota: esto no se trata de un Albums Ranked o de un Top de ningún tipo, sino que el artículo será ordenado llanamente por orden cronológico, eligiendo artistas y álbumes de manera arbitraria, siendo esto una mera excusa para hablar de estos enormes lanzamientos discográficos.


BLAZE – Silicon Messiah (2000)

Debe haber sido doloroso, para Blaze Bayley, ver de lejos la añorada y esperada reunión de sus ex compañeros de banda, Iron Maiden con Bruce Dickinson, y más aún después de todas las críticas y (desafortunadas) comparaciones que recibía tras haberse animado a posarse sobre la sombra de tan grandilocuente figura del heavy metal. Tras haber grabado y editado dos álbumes de estudio, los cuales fueron recibidos con críticas mixtas y bajas ventas («The X Factor» de 1995 y «Virtual XI» de 1998), la aventura de Bayley con una de las bandas más grandes de la historia de la música llegaba a su fin.

Sin embargo, no demoró demasiado en recomponerse y ya para el año 2000 nos entregaba el primero de muchos discos dentro de su carrera solista: «Silicon Messiah». Mezclando elementos usufructuados durante su pasaje por la banda emblema del metal británico, y sumado a algunos sonidos más modernos de corte industrial, el debut de BLAZE es una clara prueba de resiliencia y uno de los primeros testigos del trabajo completo de Sneap como productor, quien recoge las composiciones de Bayley, las moldea, y las presenta como el inicio de la nueva era para el también ex frontman de Wolfsbane, dando como resultado el primero de los tres trabajos discográficos de mayor calidad de producción y sonido de todo el catálogo discográfico del cantautor.

Otros trabajos con el artista: «Tenth Dimension» (2002), «Blood & Belief» (2004).

ARCH ENEMY – Anthems Of Rebellion (2003)

https://open.spotify.com/intl-es/album/79KP5UGPkyDLMKRoz1nxq7

Posicionado como uno de los grandes pilares del death metal melódico de Suecia, Arch Enemy venía desde los años noventa lanzando grandes placas de dicho género, contando en las labores vocales con el frontman Johan Liiva. Pero es en el año 2000 cuando la alemana Angela Gossow ingresa en la banda para ocupar la responsabilidad de las voces guturales que logran dar un salto trascendente en popularidad, mientras que el material compositivo comenzaba a ser de mayor carácter memorable. Luego del exitoso «Wages of Sin» (de 2001), la banda ingresaba al estudio de grabación en 2003 para preparar las maquetas de lo que sería su quinto LP, de la mano de quien se había encargado de la mezcla y masterización de su predecesor.

En el momento de su lanzamiento, «Anthems of Rebellion» le dio al sello discográfico Century Media sus ventas más altas en una primera semana en los Estados Unidos, para luego convertirse en uno de los diez álbumes más vendidos bajo el mismo sello discográfico, y a su vez, uno de los álbumes más clásicos y esenciales en la discografía de los suecos comandados por Michael Amott. El éxito de estos dos primeros álbumes de la segunda etapa de la banda cimentaba un crecimiento en la popularidad de Arch Enemy, la cual sería reforzada con el también ineludible «Doomsday Machine».

Otros trabajos con el artista: Wages of Sin (2001), Doomsday Machine (2005), The Root of All Evil (2009), Khaos Legions (2011).

EXODUS – Tempo Of The Damned (2004)

Nacidos en el riñón de la Bay Area de California y con uno de los mejores debuts de su generación («Bonded by Blood», de 1985), Exodus siempre fue vista como una de las grandes bandas de la primera ola de thrash metal que nunca llegaron a las grandes ligas, siendo eclipsados por sus coterráneos Slayer y siempre alagados como el “quinto grande” del género por el mismísimo Dave Mustaine. Tras un aluvión de importantes lanzamientos durante la segunda mitad de la década de 1980 («Bonded by Blood», «Pleasures of the Flesh», «Fabulous Disaster»), y otros quizás menos trascendentes de principios de los años noventa («Impact is Imminent», «Force of Habit»), Exodus comenzaba un período de hiato, el cual terminaría con una breve reunión en 1997, y luego, la grabación de su sexto álbum de estudio.

Tras un lapso de doce años sin lanzar material nuevo, en 2004 lanzan su disco “comeback” «Tempo of the Damned», con una producción descomunal, la cual lo convierte rápidamente en un clásico de la banda y redefine el rumbo sonoro y musical que la banda tomaría desde ese entonces. Con un sonido mucho más agresivo y punzante que sus placas de los años ochenta, el primer álbum de Exodus de este siglo se planta ante todo como uno de los grandes discos de thrash metal del nuevo milenio.

Otros trabajos con el artista: Shovel Headed Kill Machine (2005), The Atrocity Exhibition… Exhibit A (2007), Let There Be Blood (2008), Exhibit B: The Human Condition (2010), Blood In Blood Out (2014), Persona Non Grata (2021).

KREATOR – Enemy Of God (2005)

Similar a lo ocurrido con Testament o Exodus, el señor Sneap se encarga aquí de marcar un surco en la carrera de los teutones Kreator, definiendo un antes y un después en la misma, con un mojón inicial claro como es «Violent Revolution», de 2001. El productor redoblaría la apuesta para su sucesor, «Enemy of God», aumentando aún más los elementos de death metal melódico en sus composiciones y arreglos, denotando un sonido más pesado pero a su vez con una dosis de arreglos de guitarras más predominantes, sin dejar de lado estribillos pegadizos, apuntando a una audiencia más amplia y alcanzando un mayor estatus de popularidad.

Kreator comenzaría a ver sus años más fructíferos en su tercera década de existencia, luego de una laureada carrera que comenzó allá por 1982, con claros lineamientos extremos; abarcando sonoridades que se entrelazaban con estilos como el death metal o incluso el black metal, y sobrepasando de manera algo penosa la década de 1990. Moldeándose de correcta manera para acompasar los sonidos modernos que traía el nuevo milenio y los desafíos que implican reinventarse sin volverse una auto referencia ni menospreciar su propio legado, el desafío de encarar el nuevo siglo significaba tanto para Kreator como para su productor de turno, la oportunidad para revitalizarse y posicionarse como una de las bandas más convocantes de todo el género.

Otros trabajos con el artista: Violent Revolution (2001).

MEGADETH – Endgame (2009)

Si trabajar con Dave Mustaine no es fácil para sus colegas instrumentistas, imagínense lo que debe significar decirle cómo hacer las cosas. Tras el laureado «United Abominations», lanzado en 2007, Megadeth se embarcaba de manera algo precipitada en una nueva aventura en el estudio; era la hora de que la décimo segunda criatura del colorado viera la luz. Dejando atrás varios cambios en la formación (como suele ser costumbre), los dirigidos por Mustaine lanzaban en setiembre de 2009 «Endgame», nuevamente contando con los servicios de Sneap en la producción. ¿El resultado? El mejor álbum de Megadeth de este siglo, el cual retrotrae significativamente a los trabajos hechos en el pasado que tanto éxito acuñaron en la agrupación.

Plagado de riffs técnicamente ejecutados, solos virtuosamente elaborados, y letras contestatarias, el doceavo disco de la banda pareciera ser una reminiscencia y un acertado giro hacia sus raíces más thrasheras. Con un sonido fresco e imponente, dicho álbum se ha convertido en una referencia para todo lo que Mustaine ha hecho desde entonces, habiendo dejado el listón a la altura a la que los fans más exigentes venían pidiendo por años y brindando una dosis de frescura a una etapa discográfica claramente menos memorable que lo hecho en el siglo veinte. Lastimosamente, el nivel de ambas placas producidos por Andy Sneap no se volvería a replicar por la banda en los años siguientes.

Otros trabajos con el artista: United Abominations (2007).

ACCEPT – Blood Of The Nations (2010)

Si hablamos de reinventar carreras y volver de las cenizas, Accept es un claro y más que evidente ejemplo que se nos viene como anillo al dedo. Luego de algunas idas y vueltas con su vocalista original, el pequeño gran Udo Dirkschneider, y una década y media sin lanzar material original, se encuentran al nativo de Nueva Jersey, Mark Tornillo, quien se encargaría de las voces de aquí en más. Cuando Hoffmann y Baltes entran al estudio en 2009 para comenzar a componer las maquetas de lo que sería un nuevo álbum de la banda, es el propio Andy Sneap quién se comunica con ellos demostrando su interés por producir su nuevo trabajo, denotando ser un fan de la vieja guardia de Accept. El grupo acepta, y el resto es historia.

El sonido fresco, la producción exuberante en su justa medida y las composiciones atinadas y pesadas, hacen a «Blood of the Nations» una de las placas mejor logradas de su discografía y un regreso triunfante, volviendo a poner el nombre de la banda en el mapa para las subsiguientes giras mundiales y participaciones en festivales. Todo el trabajo aquí es eximio y sin rellenos, permitiendo a la banda evocar una nueva era, y ofreciendo una inyección en el brazo a todos los fans del heavy metal tradicional que bien estaban necesitando.

Otros trabajos con el artista: Stalingrad (2012), Blind Rage (2014), The Rise of Chaos (2017), Too Mean to Die (2021), Humanoid (2024).

TESTAMENT – Dark Roots Of Earth (2012)

Ya hemos mencionado la predilección del señor Sneap por trabajar con artistas clásicos de thrash metal, y los californianos Testament no son la excepción a la regla. Luego de haber trabajado con ellos en el álbum «The Gathering» (1999), los thrashers apelarían a su destreza para comenzar a trabajar en una serie de lanzamientos que significarían el regreso triunfal de Testament en este siglo, pisando con fuerza desde la exitosa reunión con Alex Skolnick y Greg Christian, a mediados de los años 2000. La nueva etapa de Testament había dado una fructífera respuesta de parte de todos sus fieles seguidores, pero aún restaba la prueba de fuego en el estudio de grabación; lo que en 2008 se editaría con el nombre de «The Formation of Damnation».

El resultado significó la continuación de lo hecho en «The Formation of Damnation», pero esta vez con el productor encargándose de absolutamente todo, logrando un sonido y una mezcla impecable, que dan a los dirigidos por Chuck Billy y Eric Peterson el potencial para ponerse de pie y exclamar con fuerza. La hábil interacción entre Skolnick y Peterson, la exhibición a todo pulmón de temas intrincados y armonizados, solos de ida y vuelta, riffs enganchados y perfección metálica son la pieza central de este álbum. Esta placa es todo menos una repetición de glorias pasadas.

Otros trabajos con el artista: The Gathering (1999), First Strike Still Deadly (2001), The Formation of Damnation (2008), Brotherhood of the Snake (2016), Titans of Creation (2020).

AMON AMARTH – Deceivers Of The Gods (2013)

Establecidos como un bastión transcendental de la ola de death metal melódico de los años noventa, los vikingos escandinavos nativos de Tumba, Amon Amarth, no escatimaron recursos a la hora de contar con los servicios de alguien que refinara su sonido nórdico: plagado de doble bombo, y acordes que rellenan a tope las bases rítmicas, la voz gutural de Johan Hegg se permea ante todo y se coloca de manera frontal en el sonido que logran producir en el álbum lanzado en 2013; «Deceivers of the Gods». Si bien el noveno álbum de estudio no alcanza necesariamente el nivel de los trabajos anteriores de Amon Amarth, ni rinde la altura necesaria para marcar un mojón en su discografía, esto no estropea la impresión general del disco, siendo elogiado por los duelo de guitarras que invocaban a artistas legendarios como: Thin Lizzy, Iron Maiden y Judas Priest.

Mientras que el flujo y reflujo de tempo y estilo tejidos por expertos hizo que el álbum pasara de un alboroto a un himno melancólico en una trayectoria bien concebida, permitiendo al álbum equilibrar explosiones inquebrantables de brutalidad vikinga con melodías ingeniosas, mientras que también otorgó una puntuación favorable a la mezcla de la banda de melodías altísimas con la pura precisión de los ritmos. Otro punto destacable es la aparición destacada del cantante de Candlemass, Messiah Marcolin, en la canción ‘Hel’.

Otros trabajos con el artista: Jomsviking (2016), The Great Heathen Army (2022).

SAXONHell, Fire & Damnation (2024)

Con una carrera tan extensa y legendaria como la de los británicos Saxon, exponentes claros y fieles de la New Wave Of British Heavy Metal, no debe haber sido nada fácil tomar la decisión de arriesgarse y aceptar trabajar con dicha leyenda por parte del productor. Y es en su quinta placa continua de trabajar en conjunto dónde Sneap saca todo el potencial del “aguila” de Yorkshire y los produce hasta sacar un sonido digno de posicionarse en las grandes ligas, y los alinea a una dirección que continua hasta estos días. La pérdida del miembro fundador Paul Quinn puede haber puesto en jaque la estabilidad de la agrupación, pero el ingreso de la leyenda de Diamond Head, Brian Tatler, y las labores de Sneap, reafirman claramente el estatus de los británicos.

El sonido de Saxon siempre ha sido característico de su región y su generación, pero con una producción más pulida, logran llegar a lugares donde se les puede apreciar de mayor manera, incluso desde otros géneros en cuestión. Es con esta banda, y desde su álbum «Sacrifice» (2013) donde apreciamos de mejor manera las dotes artísticas del productor, ya que se aleja un tanto de su zona de confort, el metal más extremo, para pasar a algo más clásico y refinado; una banda de peso histórico, con un catálogo tan extenso como consistente.

Otros trabajos con el artista: Sacrifice (2013), Battering Ram (2015), Thunderbolt (2018), Carpe Diem (2022).

JUDAS PRIEST – Invincible Shield (2024)

Los Dioses del Metal han tenido una larga y laureada carrera en este medio siglo de existencia, y si bien son por antonomasia quienes de manera más asertiva han definido al género heavy metal per se, cuentan con un catálogo un tanto fluctuante y no tan preciso y consistente como el que otros coterráneos generacionales han presentado. Luego de haberse reunido con su frontman original en 2004, Rob Halford, lanzaron el triunfante «Angel of Retribution» (2005), pero tres años después tropezarían con el epopéyico y conceptual «Nostradamus» (2008), para volver a sus raíces con el escépticamente recibido «Redeemer of Souls» (2014).

Éste último si bien contaba con buenas canciones e intenciones, la producción dejaba algo que desear: no sonaba lo suficientemente heavy, las guitarras parecían quedar en un segundo plano, y la mezcla en general no convencía. Por suerte para ellos (y nosotros) se subiría al barco nuestro protagonista Andy, para pulir, retocar y afinar todos esos errores y detalles y entregarnos, en conjunto con Tom Allom, «Firepower», y un segundo y más diverso y completo álbum de estudio: «Invincible Shield», en 2024. Un disco que se entrelaza con lo mejor que esta banda ha hecho en todas sus décadas de vida, posicionándose en el top de su catálogo discográfico  y mostrando de todo lo que han sido capaces en todas las facetas musicales que en más de cincuenta años han producido.

Otros trabajos con el artista: Firepower (2018).

Otros artistas con los que Andy Sneap ha trabajado: Nevermore, Masterplan, Machine Head, Trivium, Cradle of Filth, Bullet for my Valentine, Annihilator, Dimmu Borgir, Elegant Weapons, entre otros.

Santino G. Barbas

Aficionado a la música, sobre todo a géneros dentro de la ramificación del Rock n' Roll, ya sea Heavy Metal o Hard Rock. Coleccionista de álbumes y misceláneas relacionadas a lo mismo. Seguidor y simpatizante de la cultura pop en lo que respecta a películas clásicas, series y animaciones.