MAJUSTICE – Ancestral Recall (Album Review)

Por Michael Prado

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Cuando hablamos de Power Metal, nos referimos a un subgénero del Metal donde las canciones nos hablan de historias realmente interesantes, pero para lo que nos hallamos en el caso que concierne a esta reseña, lo interesante, y peculiar por sobre todo, es la historia que rodea a la hechura de este álbum.

Transcurría el año 2020 (recuerdos de Vietnam de esas épocas de encierro llegan para muchos, lo siento), y al polifacético y siempre polémico guitarrista y compositor finés Timo Tolkki se le ocurre la idea de iniciar un nuevo proyecto al cual daría el nombre de INFINITE VISIONS, donde haría mancuerna con el cantante Erik Kraemer (integrante de Circus Of Rock, Simulacrum, Stereopolis y su proyecto solista Kraemer), el batero Pawel Jaroszewicz (quien forma parte de Antigama, Batushka, Blindead 23, Faust, Godslut, Hellium, Horn Impaler, Obscure Sphinx, Pyorrhoea, Soul Snatcher y Thunderwar), el teclista Jimmy Pitts (quien también melodiza en Equipoise, Eynomia, NorthTale, NYN y The Fractured Dimension) y el bajista Pierre-Emmanuel Pelisson (que también comanda las baquetas de Asylum Pyre y Dieresis).

Con dicho proyecto en ciernes, decidió iniciar un crowdfunding (similar al fallido que tuvo hace varios años atrás cuando intentó hacer la segunda parte de su primer álbum solista “Classical Variations & Themes” (1994)), el cual, como era de esperarse (y posiblemente, muy en parte debido al fracaso que fue el caso previamente citado), no fructificó, lo cual hizo que posteriormente dichos demos fueran publicados de manera gratuita en la web.

Pues bien, 4 piezas de este demo han llegado a ser rescatadas por el guitarrista japonés Jien Takahashi (el cual también forma parte de Heaven’s Tragedy y Stormheart), el cual compuso unas cuantas más por su parte para crear así el debut de un nuevo proyecto multinacional de nombre MAJUSTICE, el cual complementan en su alineación el cantante Iuri Sanson (reconocido por su labor en Eternity’s End, All About You y los conciertos de Wagnis, además de un breve paso por Hibria), el connotado guitarrista Kelly Symonz (creador del proyecto Kelly Symonz Blind Faith y también miembro de Scarlet Garden), el bajista Kaz Nakamura (quien acompaña a Kelly en su proyecto solista y también toca el bajo con Rachel Mother Goose), el reconocidísimo teclista ucraniano Vitalij Kuprij y el batero Yosuke Ibuki (que también es parte del proyecto solista de Kelly).

El álbum en sí podemos decir que tiene una propuesta de Power Metal Melódico bastante entretenida, y con mucha influencia del legado de Timo Tolkki e inclusive de otro monstruo de las 6 cuerdas como lo es el insigne Yngwie J. Malmsteen (guitarristas que Jien considera sus mayores influencias a la hora de componer y tocar la guitarra).

A lo largo del álbum podemos ver que no solamente Iuri será el encargado de las labores vocales, pues en el disco también tendremos las participaciones muy valiosas de Michael “Mike” Vescera (quien, por cierto fue cantante de gira para el propio Tolkki hace un par de años) dentro de las canciones “Now Your Turn” e “Infinite Visions” y el explosivo teutón Ralf Scheepers de Primal Fear dentro de la candente “Temple Of The Divided World”.

En este disco me llamó mucho la atención que, si bien la producción del mismo no resulta ser la mejor del mundo (hasta podríamos decir que es algo rudimentaria, recordándome el sonido que el músico doujin SHO consiguió en los primeros álbumes de su proyecto Sonic Hispeed Omega), resulta ser un sonido que hasta puede resultar nostálgico de esas eras de los 90 y 2000, en donde el Power Metal tuvo su mayor auge y vio la salida de discos que hoy son venerados como auténticas leyendas.

Algo sí debo acotar, y es que, teniendo el señor Takahashi a mano tanto músico de tremenda envergadura, con calidad comprobada en cada uno de sus instrumentos, uno siente que, si bien el disco es bonito y no va a ser uno de esos que nos haga saltarnos canciones o algo por el estilo (práctica que, por cierto, yo suelo repudiar por completo, y me molesta cuando veo a gente que dice hacer eso), se queda algo corto en cuanto a la expectativa que nos pudimos haber creado, sobre todo del lado de Vitalij Kuprij, al que siento al menos yo que fue el músico más desaprovechado a lo largo del redondo.

Pero en fin, sea como sea, debemos concluir que Majustice ha dado un primer paso en su existencia discográfica con buen tino, brindando un material que hará las delicias de los melómanos que le den el chance, y que no nos hará sentir que desperdiciamos el tiempo al darle la oportunidad de que se desarrollen sus 52 minutos de duración en nuestros oídos.