MAGNUM 🇬🇧 – The Monster Roars (Album Review)
Por Michael Prado
Qué increíble cuando uno ve que el tiempo pasa y ya hemos atravesado varias décadas. En ellas hemos visto ir y venir artistas musicales. Algunos ya no están con nosotros, otros inician su andar, mientras que están también los que prevalecen constantes ante el paso de los años. En esta reseña hablaremos de uno de esos casos de agrupaciones que pueden darse el taco de decir “hemos durado por 5 décadas”.
Así es, señores, este 2022 es el año en el que los legendarios Hard Rockeros británicos Magnum alcanzan el medio siglo de existencia (si no tomamos en cuenta el tiempo que estuvieron inactivos del 1995 al 2001). Imagino que para los geniales Tony Clarkin (guitarrista y compositor del grupo) y Robert Adrian “Bob” Catley (maravillosa voz que, pese a los 74 años de su cantante, prevalece incólume y tan activa como el primer día de actividades del grupo) es como si hubiera sido ayer cuando en 1972, en la ciudad de Birmingham, decidieron unir fuerzas para dar inicio a su sueño artístico, donde les hicieron segunda en ese momento el baterista Kex Gorin (fallecido en el 2007) y el bajista Bob Doyle. Pese a que no lanzaron música al mercado sino hasta el 1978 con su muy recomendable “Kingdom Of Madness”, hoy día son reverenciados como un grupo referente para varios artistas de renombre (destacando entre ellos la mente maestra de Avantasia y Edguy, el señor Tobias Sammet).
50 años y la tremenda friolera de 22 álbumes es el legado que este genial dúo ha contribuido a la música, y hoy día, los señores Catley y Clarkin, en conjunto con el bajista Dennis Ward (recordado también por su paso en bandas como Unisonic y Pink Cream 69, actualmente siendo parte de Panorama y Place Vendome), el teclista Rick Benton y el baterista Lee Morris (quien fuera parte en el pasado de varias bandas, destacando su paso por Paradise Lost), han unido fuerzas nuevamente para que su vigésimo segundo LP llegue a oídos de todo el mundo, y le han dado el nombre de “THE MONSTER ROARS”, un nombre muy apropiado para una agrupación que, sin importar el paso del tiempo, ahí siguen, rugiendo como un poderoso monstruo.
Con encanto y ternura inicia la canción que da título al disco, “The Monster Roars”, pasando posteriormente al llegar el estribillo a una postura más seria y directa por parte de Bob en su interpretación vocal, tras la cual viene un bonito interludio instrumental, que no destaca por virtuosidad, pero sí en sentimiento, como lo han hecho durante tantos años. La canción cierra con un “woah” de nuestro veterano cantante que me recuerda un tanto el cierre del tremendo cover que Joe Cocker hizo para su maravilloso cover de la legendaria canción “With A Little Help From My Friends” de The Beatles.
Dicen que las viejas mañas nunca se olvidan, y bueno, los que conocen esta banda desde sus inicios apelaban a un Rock Progresivo, algo que podría notarse en cierta forma en esta bella y nostálgica canción llamada “Remember”, que inicia con un calmado y emotivo rejunte de notas por parte de Tony Clarkin, para desatar la furia Hard Rockera en el gran estribillo que nos invita a rememorar las glorias del ayer. Por cierto, muy lindo el interludio instrumental, donde los reflectores apuntan hacia el tecladista Rick Benton, que también se luce en el lindo final que tiene la pieza.
Dicho final enlaza esta canción y la que sigue, “All You Believe In”. Si en la anterior tuvimos un golpe nostálgico, esta siguiente nos demanda acción por nuestra parte para no rendirnos ante las vicisitudes del día de hoy y creer que todavía hay marcha por delante de cara a cumplir nuestros sueños y metas, cosa que se resalta con gran hermosura en el estribillo, algo que ha sido de los fuertes de estos británicos desde siempre. Y para rematar, ese lindo solo de guitarra que el señor Clarkin nos regala completa otro gran gol musical para Magnum.
Me acuerdo que hace unos años tuve el infortunio de leer en un comentario random en Facebook que “¿en qué piensan grupos que toman el Rock y el Metal para escribir cancioncitas con esas letras tan blandas de motivación? ¿No creen que se ven demasiado pussies?”. Yo quisiera ver al autor de semejante desaguisado diciéndole eso en la cara a Tony Clarkin después de escuchar este otro hermoso número intitulado “I Won’t Let You Down”, cuya letra es inspirada en esos que dan la mano al caído y le dan su respaldo para seguir adelante. Aparte de eso, la instrumentación y el estribillo son de la calidad acostumbrada por estos titanes del Rock.
En “The Present Not The Past” podemos percibir más el trabajo en el bajo de Dennis Ward a lo largo de las estrofas que cuentan historias melancólicas que preceden al puente y estribillo que nos instan a vivir hacia el frente y dejar de ver hacia atrás. Nuevamente el legado progresivo se asoma de manera sutil, y la vibra en el estribillo es grandiosa. Además, hay un interludio de instrumentos de cuerda adornando todavía más la elegancia de esta pieza, que resulta ser de las mejores en este disco.
La vida nos lleva de un lado para otro a lo largo de múltiples experiencias, y la canción “No Steppin’ Stones” nos describe de una manera bien movida y alegre dichas circunstancias, incluyendo en su instrumentación un gran trabajo de instrumentos de viento y mucha influencia de Jazz, que al mezclarse en el final del tremendo solo de Tony Clarkin nos brinda otro de los mejores momentos en este viaje de notas sonoras.
Si hay una pieza que mejor rescata el sentimiento del Hard Rock en este LP es sin dudas “That Freedom Word”, con esas estrofas en intención pausada para dar paso a un estribillo cargado de esa energía que hace vibrar a las multitudes con este ritmo que sigue trascendiendo generaciones. Aquí entre nos, a mí me da gracia cuando algunos dicen que Tobi Sammet busca convertirse en “el nuevo Bon Jovi”, más bien, al escuchar piezas como ésta me parece que él busca seguir el legado de esta gran banda de la cual él ha tomado tanto aprendizaje.
Con un inicio algo enigmático generado por las teclas de Rick Benton pasamos ahora a “Your Blood Is Violence”, que ocupa el octavo puesto en la lista de canciones del disco, y a la vez es la más larga del álbum. Su letra nos habla con gran maestría sobre la falsedad de las apariencias en una persona que se enmascara de bien, pero sus fines no son honestos. Si bien la pieza no es de las más movidas del álbum, es de las que tienen lírica más franca y concisa. Y el sentimiento acrecienta con el desenfado que tiene el solo de guitarra, como recalcando más el mensaje que quieren dar.
En “Walk The Silent Hours”, Magnum demuestra que el Blues también se les da bastante bien, y lo logran ejecutar con gran sentimiento. Y nuevamente el feeling del cover de Joe Cocker me vuelve a la mente de forma inevitable en el estribillo (¿será por la entonación que toma la pieza en ese momento, en La Mayor, misma en la que el fallecido cantante nacido en Crookes, Sheffield, grabó ese cover que la serie televisiva “The Wonder Years” hizo todavía más popular?). Sea como sea, la pieza nos habla que sí, el mundo tiene tanta cosa que nos hace acongojarnos, pero a la vez nos invita a no cerrar los ojos ante esa verdad que debemos confrontar y triunfar sobre ella.
Nuevamente la energía y vitalidad que no parece acabársele a estos veteranos de mil batallas sale a flote en “The Day After The Night Before”, que cuenta con un estribillo con madera suficiente para haber sido un éxito de gran pegue en los años 80. Sí, quizás canciones de este porte no sean lo más escuchado hoy en día, pero siempre es grandioso ver que, pese a ello, estos músicos siguen creyendo en su arte y en la forma de trabajarlo. Como agregado debo decir que es en esta pieza donde siento más la vibra progresiva de sus primeros álbumes (algo que se hace más perceptible en el puente antes de la repetición final del estribillo).
Amé el riff de guitarra con que arranca “Come Holy Men”, que tiene otra letra no tan amigable, hablándonos acerca de que no podemos cambiar los males del mundo por nosotros mismos, y reta a esos “hombres santos” a tomar acción al respecto y dejar de tener nada más sus retratos colgados del muro a los pies del cielo. Si hay una pieza donde se percibe el sentimiento en la voz de Bob Catley, ésta precisamente es una de ellas.
Vaya que la travesía ha sido larga en este álbum, pues la última canción, “Can’t Buy Yourself A Heaven” es la #12 del recorrido. Dicha pieza sigue el esquema típico de Magnum, que es estribillo calmo, creciendo la intensidad en el puente y mostrando el más explícito sentir en el estribillo. Para esta oportunidad el grupo nos canta sobre empatizar más con el resto del mundo y dejar de ver nada más por nosotros mismos. Vaya que este disco es un gran compendio de consejos que estos grandiosos compositores han sacado con toda seguridad de sus experiencias de vida.
Si hay algo que a mí me parece una injusticia en este mundo musical, es que Bob Catley y Tony Clarkin no tengan el reconocimiento que sí han tenido gente que lleva también tanto tiempo en esto de la música, pues yo siento que su música no tiene nada qué envidiarle a lo que han logrado otros grandiosos grupos de Gran Bretaña como Pink Floyd, Black Sabbath, Deep Purple, King Crimson, por mencionar casos de agrupaciones que ya cuentan más de 5 décadas de labor. Pero bueno, lo importante es que ellos siguen ahí, no se rinden y desde su retorno en el 2002 tras un parón de 7 años, ahí los hemos visto labrando nuevo material cada 2 años, donde la calidad ha sido garantizada, tal cual nos consta en este nuevo álbum. Insto a toda la gente a darle su oportunidad a este disco y también al resto del material que Magnum nos ha brindado desde 1978. Quién quita y descubras otra banda que se convertirá en tus favoritos de siempre, diciéndote a ti mismo “¡Dios!, ¿cómo dejé pasar tanto tiempo sin escucharlos?”.
Sello: Steamhammer Records/SPV
Lanzamiento: 14 de Enero, 2022
Género: Hard Rock