AVENGED SEVENFOLD – Life Is but a Dream… (Album Review)

Por Santino G. Barbas

Desde el lanzamiento de su debut en 2001, «Sounding the Seventh Trumpet», Avenged Sevenfold se ha negado constantemente a permanecer incrustado musicalmente en un mismo espectro. Cada nuevo álbum de estudio ha sido un paso deliberado hacia adelante desde su predecesor, no solo en términos de capacidad técnica, sino también en cuanto al alcance musical y artístico. Por el año 2007, la agrupación cerró su álbum homónimo con el asombroso doblete de la espeluznante mini-ópera ‘A Little Piece of Heaven’ y la poderosa balada rural ‘Dear God’, denotando claramente que no había ningún sonido, tema o estilo concebible que este quinteto de Metalcore pensara que estaba fuera de los límites de sus capacidades.

Han pasado ya siete años desde que los californianos oriundos de Huntington Beach lanzaron un álbum por última vez y, ciertamente, muchas cosas han cambiado desde entonces. «The Stage» (2016) fue su primera inmersión en el Progressive Metal, aunque de alguna manera todavía sonaban familiarmente como A7X. El nuevo y altamente anticipado lanzamiento de la banda, «Life is But a Dream…», toma ese modelo compositivo y lo exprime a más no poder, con un trasfondo melancólico y por momentos escalofriante, pero también con mucha melodía que lo convierte en un viaje sonoro con una cruda producción que explora de manera temática el concepto de la muerte como tal. Este álbum pone a prueba los límites del sonido de la banda, con canciones que cambian de forma constante entre elementos contradictorios y, sin embargo, logra ser un producto cohesivo dentro de su carácter imprevisto.

Lanzado este 2 de junio de 2023 bajo el sello discográfico Warner Records, «Life is But a Dream…» es una realización coproducida entre la misma banda y el ingeniero de sonido Joe Barresi, y consta de una duración de 53:21 minutos, compuesta por once nuevas pistas. Este entrelaza sonidos de Heavy Metal clásico con Progressive Metal y Avant-Garde Metal, y cuenta con presencia notoria de varios arreglos orquestales. La naturaleza misma de la exploración tendrá a los fanáticos al borde de sus asientos o completamente desconectados de estas canciones, dejando muy poco término medio entre ambas aristas en la recepción y percepción de esta nueva placa de estudio que, a priori, pareciera ser un parte aguas para los seguidores de esta banda.

El álbum abre con ‘Game Over’, haciendo usos de arpegios de guitarras acústicas al estilo español, antes de que la banda explote con un Thrash/Punk al estilo Misfits, mientras su vocalista, M. Shadows, escupe letras a la velocidad de la luz sobre una percusión abrumadora y riffs de guitarra pesados. Mezclando armonías inusuales, sonidos espaciales de guitarra y explosiones de contrabajo, de repente todo se desvanece y Shadows canta un verso inspirado en la música clásica. El terreno cubierto en unos cuatro minutos es exhaustivo.

Continúa la vorágine de saltos de género con ‘Mattel’ y sus elementos progresivos que se arrastran en la mezcla entre algunos de los riffs más pesados ​​​​que escucharás y melodías oscuras que se interponen entre los pasajes de la canción. Es Hardcore, operístico y punky. Las influencias operísticas y clásicas no son un accidente. Synyster Gates orquestó todo el álbum, incluso tocando instrumentos nuevos para él durante la grabación.

‘Nobody’ fue lanzado como uno de los sencillos principales y se sostiene por su propio peso y consistencia estilística. Cuando se escucha también como parte del álbum, encaja mucho mejor. Desde el espeluznante intro, pasando por patrones de percusión complejos y de conducción hasta el trabajo de guitarra virtuosa del guitarrista principal. Es un himno pesado, contundente y discordante desde la primera escucha.

’We Love You’ parece hablar sobre la relación entre uno mismo y el mundo cruel que habita. Por un lado, te sientes un individuo, pero la corrupción del mundo te lleva por caminos inevitables de consumismo y vacíos emocionales que abnegan a los individuos. Musicalmente, la canción toca ambos lados de manera brillante. Una vez más, el lado más progresista de la banda comienza la canción en relativa felicidad con un ritmo entre cortado antes de que el bajo siniestro y la batería golpeen la base para un riff de guitarra siniestro a medida que el mundo se vuelve más grande y más oscuro a tu alrededor. Aporta perfectamente una claustrofobia sónica a la pieza y es una composición magistral.

La siguiente es ‘Cosmic’: la pista más larga del álbum. El trabajo de guitarra de Gates y el guitarrista rítmico Zacky Vengeance es particularmente impresionante, agregando franjas de reverb a los solos abrasadores que agregan una textura inusual. A mitad de camino, la pista se vuelve más suave pero más caótica, agregando diferentes sonidos e instrumentos, además de un ritmo particularmente complejo del baterista Brooks Wackerman. Ciertamente, hay un nivel de balada en la canción y encaja perfectamente en el marco conceptual del álbum.

‘Beautiful Morning’ arroja sombra a los vértices más claros. Gates ofrece un tono de guitarra suntuosamente denso con un riff resoplando para impulsar la pista, que recuerda al fraseo principal de la canción ’Duality’ de Slipknot. Las palabras escritas por el propio guitarrista y el tristemente fallecido Rev de A7X conforman una sección central más serena antes de que regresen las guitarras afiladas y un solo destajador. La temática teológica aparece claramente con referencias bíblicas durante los pasajes de las estrofas correspondientes.

Todo se vuelve más bizarro en ‘Easier’, con pasajes que suenan como si Daft Punk se dedicara al Rock duro. Es tan confuso como fascinante, y difícil de ignorar. M. Shadows tiene su voz manipulando todo nuevamente al comienzo de la pista. Esto lleva a otro riff masivo que hará que las cabezas exploten por tal sordidez. Al igual que muchas otras partes del álbum, no puedes quedarte quieto mientras la música te envuelve en su camino como una telaraña a su presa. Si alguna vez hubo un álbum para mantenerte alerta por los cambios de ritmo, este es el indicado.

‘G’ golpea absolutamente como un trabajo progresivo y hardrockero de los años setenta, con claras reminiscencias a los canadienses Rush y a una obra prototípica de Frank Zappa. Con claras fusiones entre el Rock y el Jazz, ’G’ nos presenta voces femeninas cantando junto a Shadows; éstas son Brianna Mazzola y Taura Stinson. Una canción que es a la vez pesada pero profundamente arraigada en un ligero ritmo funky, con un suave y casi hipnótico uso de las voces.

‘(O)ordinary’ es similar pero con un perfil aún más popero y tecno. Shadows canta a través de varios efectos, desde un sintetizador de voz entrecortado hasta un efecto de coro, y el trabajo de guitarra de Gates imita la sección instrumental de un saxofón con constantes usufructos de acordes apoyados en cejillas, mientras que el bajo de Christ guía el ritmo de la canción con «grooves» que contienen claros elementos Funk y Disco. Es tan escandaloso como suena, con un final exageradamente “in crecente”, que nos deja casi sordos.

‘(D)eath’ se siente como la partitura de una película de corte dramática y romántica. Shadows pierde el valor y canta con un tono profundo y cálido, aportando cierta suavidad a la sonoridad y un entorno teatral a la misma. La pista está llena de cuerdas y otros elementos orquestales, que hacen recordar (por momentos) a la obra de Frank Sinatra y sus elementos «easy-listening» en su faceta de Vocal Jazz. Una balada apropiadamente colocada sobre el final del álbum para dar lugar al outro.

La última pista del álbum es una pieza directa de música clásica instrumental de 4 minutos y medio, titulada homónimamente como el disco, que calza idealmente sobre unos créditos que pudiésemos imaginar sobre la clausura de esta obra. Con un piano que dirige todo el arreglo, nuevamente Gates nos deslumbra con su talento multi instrumentista. Un final épico para un trabajo excelso.

Miembros de la banda:

• M. Shadows – Voz y orquestación 
• Synyster Gates – Guitarra líder, orquestación, piano, mellotrón, flauta, sintetizador, órgano y harmónica.
• Zacky Vengeance – Guitarra rítmica y orquestación
• Johnny Christ – Bajo y orquestación
• Brooks Wackerman – Batería y orquestación