LANA LANE 🇺🇸 – Neptune Blue (Album Review)
Por Michael Prado
Qué alegría da cuando artistas musicales que llevaban años sin hacerse presentes con un nuevo lanzamiento discográfico, repentinamente tenemos la dichosa noticia de que han vuelto a la acción preparando material nuevo. En los recientes años hemos tenido regresos añorados como los de Freternia, Insania Stockholm, Jethro Tull (bueno, estos realmente no se fueron, sino que la música se mudó temporalmente al proyecto solista de Ian Anderson) y hace unos días se dio el lanzamiento del disco de una connotada artista que lleva ya sus buenos y bien aprovechados años en este magnífico arte.
Hacemos referencia en este caso a la cantautora Lana Lane, quien nos había dejado con ganas de más música nueva de su parte tras el lanzamiento de su último disco solista “El Dorado Hotel” (2012), pero como dicen por ahí, “nunca es tarde cuando la dicha es buena”, y tenemos la gran dicha de verla volver a la palestra con el que sería su décimo quinto disco de estudio, que lleva el nombre de “NEPTUNE BLUE”, para el cual Lana ha contado con el respaldo de una gran alineación, que conforman su esposo, el gran músico Erik Norlander, quien se encarga de los teclados y los coros; el guitarrista Jeff Kollman (de amplia trayectoria como solista y que ha colaborado con nombres como Alan Parsons, Glenn Hughes, Cosmosquad y Asia); el guitarrista y bajista Mark McCrite (quien es parte de la banda Rocket Scientists, liderada por el mismo Erik Norlander y en la cual Lana también ha colaborado); Don Schiff en el NS Stick (un modelo muy peculiar de bajo eléctrico); Greg Ellis en la batería y percusión (artista que ha participado en multitud de proyectos cinematográficos de importante envergadura) y John Payne en los coros (más reconocido por su gran aporte en la banda Asia).
Para este disco, iniciamos con una preciosa canción que cuenta con toda la estructura progresiva que sabemos es capaz de traer un músico de la talla de Erik Norlander en su siempre confiable teclado musical. Y así nos montamos en la maquinaria musical que nos trae Lana en esta ocasión a partir de la enérgica “Remember Me”, una canción que rebosa pasión y melodía en toda su extensión, como si fuera toda la energía artística que esta gran cantante acumuló durante estos años que tuvo su carrera solista en un hiato de una década, detalle que se nota en su gran interpretación vocal. En lo particular la fuerza de esta canción me recordó a lo que ya he escuchado en el pasado con “Dr. Stein” de Helloween (sin tener el elemento cómico de dicha canción de las calabazas de Hamburgo).
La riqueza técnica del talento de Norlander se manifiesta nuevamente tan sólo iniciar “Under The Big Sky”, pieza que va a un paso más calmo, pero siempre con un elemento que por lo visto enlazará muchas de las canciones en este disco, el cual es la nostalgia. Hasta la intención vocal de Lana se percibe en este sentido. Hablando de eso, me encanta cómo se enlaza su voz con la de los coristas (Erik Norlander y John Payne, ¡CASI NADA!) a la hora de llegar el estribillo.
En un sentido más de Rock clásico, tenemos la delicia auditiva que es “Really Actually”, otra pieza donde cada uno de los instrumentistas demuestran su calidad sin necesidad de lanzarse a hacer derroche de virtuosismos, logrando simplemente que la música hable por ellos, consiguiendo un producto que nos alegrará el día, y que con su hermoso estribillo nos extasiará de manera muy positiva, por no hablar del precioso solo de teclados que nos regala Erik Norlander.
El primer momento de balada llega con “Come Lift Me Up”, y vaya que resulta destacado, al ser una interpretación sencillita pero bonita de guitarra acústica que cambia la escala de manera muy agradable al llegar el estribillo (las estrofas son en Mi Menor, y al llegar el estribillo cambia a Mi Mayor, que sí, podría ser un cambio no muy drástico, pero el efecto que provoca en el sentimiento de la canción es algo que cuando lo he visto en otras composiciones me llega bastante, pues el Mi Menor da un sentir de melancolía, mientras que el Mi Mayor transforma eso en un tono más esperanzador).
Quizás la pieza que no me llegó tanto del disco es “Bring It On Home”, no sé si es ese estribillo algo repetitivo o la letra que no logró calar tanto en mí como las anteriores, pero la verdad es que me quedó en deuda. Y no, no es una canción mala del todo, simplemente a gusto personal me desentonó un tanto en la escucha del álbum. Tal vez con más escuchas logre hacerse un lugar en mí, siguiendo un consejo que dio Michael Kiske en el libreto de su último álbum solista “Past In Different Ways”. Eso sí, el solo de guitarra está, como dicen mis amigos mexicanos, “re chingón”, nada raro si hablamos de Jeff Kollman.
Contrario a su predecesora, “Don’t Disturb The Occupants”, pese a ser inclusive más sencilla en su estructura musical (y la más cortita del álbum), sí logró hacerse un lugar en mí (claro, no es ni de lejos una de mis favoritas del álbum por dicho motivo). Le destaco la esencia más etérea en comparación a sus compañeras de disco (haciéndola un tanto cercana a composiciones del estilo New Age), detalle que se acentúa al llegar el estribillo, que quizás no sea el más memorable, pero al menos marca la diferencia, como prácticamente toda la canción en sí.
“Lady Mondegreen” entra en acción para recordarnos que el Rock es un género movido, y bueno, esta canción es quizás (aparte de la inicial “Remember Me”) una de las que más energía tiene para despabilar a cualquier posible oyente que haya caído presa en los brazos de Morfeo (algo que posiblemente pase a algunos, no por carencia en calidad del disco, sino por el efecto plácido que puede llegar a producir su escucha). La verdad es muy disfrutable el ritmo tan alegre que tiene esta canción, mismo que es complementado por las melodías de teclado que complementan al terminar las estrofas. Tampoco podemos pasar por alto esas notas de guitarra que suenan ocasionalmente en las estrofas, y que engalanan la melodía de la música. Brillante trabajo por parte de Jeff Kollman, que se luce nuevamente con otro solo destacado en sus 6 cuerdas.
Previamente dije que este disco tenía como un cierto enlace lírico y sentimental la nostalgia, pues dicho elemento se hace más evidente en la canción “Miss California”, donde nuestra querida Lana nos canta sobre la añoranza que le da de volver a su tierra natal (ella es oriunda de Santa Rosa, California), pese a que ama salir de gira y conocer nuevos lugares en el mundo. Podríamos decir que es la pieza de corte más comercial en el álbum (cosa que se siente en especial al escuchar el estribillo, muy formulaico por así decirlo). Como detalle peculiar, el puente de guitarra previo al solo tiene una melodía similar a las estrofas de “Remember Me”.
Otra balada llega a nuestro recorrido musical, y se trata de “Someone Like You”, que evoca en su letra a ese sentimiento que nos pone patas arriba cuando vemos a esa persona añorada (sí, me adorné más de la cuenta para describir el bendito amor). Podríamos decir que es otra pieza de intención vendediscos, sobre todo recurriendo nuevamente al justificante del estribillo tan simplón. Eso sí, la pieza en sí es bonita (quizás le gana el pulso “Come Lift Me Up” como mejor balada, pero eso es ya percepción más personal).
Otra pieza cargada de energía que aviva más el trabajo de teclados de Erik Norlander resulta ser “Far From Home”, que a mí en lo particular me trae nuevamente a la grama un sentir similar al que tuvimos con “Remember Me”, aunque “Far From Home” palidece un tanto ante la primera pieza del álbum en ser más simple en su estructura. Eso sí, no deja de ser otra pieza disfrutable, sobre todo con tan buen trabajo vocal de Lana y las melodías de guitarra de Jeff Kollman.
Si el final del disco nos estaba pareciendo que empezaba a decrecer en calidad comparado a lo que fue su arrancar, por dicha viene al rescate una preciosa canción de 8 minutos y medio de duración que precisamente da título al álbum, “Neptune Blue”. Podríamos decir que es la pieza que más recurre al elemento progresivo en todo el disco, y que maneja con mejor tacto y gusto el elemento melódico, brindándonos una experiencia musical que hará las delicias de los melómanos y de los fans de las estructuras más complejas (algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Erik Norlander en su excelente discografía). El estribillo de esta canción es magia pura y sin mayor añadidura por decir que una invitación a dejarse llevar por ella y disfrutarla. Debo añadir que con esta pieza, no sé por qué, pero tuve un sentir similar al que tuve cuando descubrí la preciosa canción “The Great Mystery” de Avantasia (hablando de eso, cómo me gustaría que Lana y Erik llegaran a participar en el gran proyecto del pequeño gigante de Fulda, Alemania).
2 cosas pido al llegar a la conclusión de esta reseña nada más: y son que Lana siga manteniéndose activa en lanzar discos, pues ella siempre ha sido alguien que ha producido música de calidad (igual que su marido); y que también Erik se ponga en ello, que ya son 6 años desde su último álbum “Surreal” (2016). Por ahora nada más les digo a todos ustedes, amigos lectores: déjense llevar por la hermosa magia que posee este disco de Lana Lane. No van a quedar defraudados.
Sello: Frontiers Records
Lanzamiento: 28 de Enero, 2022
Género: Melodic Progressive Rock
Reina de la Melodia