Review: LAMB OF GOD – Lamb of God

Por Alejandro Melgar

En la última década las cosas estuvieron muy sacudidas en el campamento de los Corderos de Dios. Luego del conocido encarcelamiento del frontman Randy Blythe y la salida del muy recomendable ‘VII: Sturm und Drang’ (2015), la banda pasó los próximos años en una incertidumbre que se transformó en un hiato indefinido, extendido durante la mayor parte de 2017. Finalmente a su regreso, se toma la extraña decisión de lanzar el disco de covers ‘Legion: XX’ (2018) bajo su nombre original Burn the Priest, una decisión que puede tomarse más como un divertimento de rememorar viejas épocas rindiendo tributo a sus ídolos, que un regreso por todo lo alto como los fans estábamos esperando.

La banda se estaba preparando para lanzar su siguiente disco de estudio cuando finalmente explotó la bomba: en Julio de 2019 Lamb of God anunciaba el cese de vínculos con su baterista original Chris Adler, luego de acompañarlos por 25 años desde su fundación en 1994. La partida de Adler dejó un hueco muy duro de llenar para los americanos, el cual finalmente fue tapado con la incorporación de Art Cruz (Winds of Plague), baterista con background groovero que ya los estaba acompañando en algunos shows en vivo. Con los engranajes acomodados, los pioneros de la New Wave of American Heavy Metal finalmente retomaron la construcción de su décimo disco de estudio que lleva de título simplemente “Lamb of God”.

Poner el nombre de la banda para un disco puede tener muchos significados. Algunos optan por tomarlo como una declaración de principios y un llamado a la atención de la gente, una especie de afirmación que indique “estamos acá, esto es lo que somos”; otros pueden argumentar que es el disco que más engloba el sonido y la esencia de una banda, y otros simplemente tienen excusas menos profesionales como que no se les ocurrió otro nombre o que toda banda tiene que tener un disco autotitulado en algún momento. En el caso de Lamb of God, mi opinión es que toda la situación con Chris Adler sacudió los cimientos de la banda hasta los mismos orígenes, por lo que un borrón y cuenta nueva era necesario para mostrarle al mundo que siguen vivos y más fuertes que nunca. Y eso es lo que el quinteto intenta demostrar con esta nueva y contundente placa.

La cosa empieza misteriosa y con un rumbo por descubrir cuando vemos que el arranque de ‘Memento Mori’, la canción que abre el disco, se extiende por casi 2 minutos con un Randy Blythe cantando por lo bajo sobre una guitarra ominosa mientras otras voces nos susurran en el fondo. Todo explota al mismísimo carajo cuando la canción se pone pesada y Randy escupe un “wake up!!” que realmente nos despierta. Esto es el Lamb of God de siempre y este tema no hace más que confirmarlo. Groove Metal a las chapas y lleno de contundencia, gancho y agitadas de cabeza. La prueba de fuego para el nuevo baterista es aprobada con creces en este mortal arranque. Siguen las revoluciones altas con lo que fue el primer single liberado, ‘Checkmate’, otro bombazo groovero que destila mucha actitud sureña y espíritu panteroso con Dimebag Darrell dando el pulgar hacia arriba desde el más allá. No podemos evitar levantar la mano y marcar el ritmo constante mientras agitamos y exorcizamos nuestros demonios al compás de la música que vino a salvarnos.

A medida que transcurren los temas no podemos evitar sentir esa sensación de fórmula repetida que termina saturando un poco (un poquito nomás), y generando un mínimo cansancio cuando a veces hay poca distinción entre un tema y otro. Esto logra que si escuchas el disco completo de una pasada, no se logren distinguir temas en particular que generen impacto. Pero lo cierto es que temazos tiene y muchos, como el siguiente ‘Gears’ con un Randy más agresivo y berreador que nunca bajo un tremendo riffazo del inmenso Mark Morton, groovero de ley. ‘Reality Bath’ peca de lo mencionado anteriormente, pareciéndose demasiado a los primeros temas del disco (¡y eso que es el cuarto tema!), pero de cualquier manera terminamos atrapados por ese ritmo hipnótico e incesante que nos hace mover los pies y la cabeza constantemente. Otra gran prueba para Art Cruz llega de la mano de ‘New Colossal Hate’, una auténtica inyección de adrenalina groovera donde el newcomer prueba estar a la altura de la leyenda y un Chris Adler que aprueba reluctante desde otra orilla. La catarata de riffs presente durante todo el disco nos genera grandes momentos que vamos a querer replicar y volver a escuchar para memorizar y perfeccionar en nuestra mente.

Resurrection Man’ empieza de manera enigmática con sonidos de canción de cuna, pero no tarda nada en pudrirse: unos riffs bien gruesos y jugosos nos acercan a una interpretación vocal de ultratumba con un Randy Blythe espeso y oscuro. Más allá del doble bombo y la pesadez general, el tema puede considerarse un medio tiempo con mucho (adivinen) groove. Y groove del bueno es lo que sobra en este disco, ese que te hace moverte al unísono y dejarte llevar. ‘Poison Dream’ es otro temazo con un ritmo bien marcado y accesible, que además cuenta con la participación especial de Jamey Jasta de Hatebreed en unos versos bien hardcore con su característico tono de “odio rapeado” , metiendo una dupla infalible con Randy. Y si de invitados hablamos, este disco también cuenta con el enorme Chuck Billy de Testament en la canción ‘Routes’, último de los singles liberados, que también es el tema más corto y rápido del disco, haciendo eco de su influencia thrashera y aprovechando los dotes de este invitado de lujo para adornar otro himno lleno de mala onda.

Acercándonos al final del disco, ‘Bloodshot Eyes’ llega como una piña de contundencia y riffs asesinos, caracterizada por ser uno de los pocos momentos del álbum donde Randy canta limpio y por lo bajo (aunque por breves momentos). Una canción llena de contrastes entre luz y oscuridad, tranquilidad y agresión, otro singular acierto. Y para cerrar tenemos ‘On the Hook’, que no baja las revoluciones ni un poquito y nos deja con un final de álbum por todo lo alto lleno de podredumbre, enojo y hasta algunos blast beats perdidos. El tema no aporta mucho desde el punto de vista novedoso pero no deja de ser una bomba atómica que nos deja clamando por más cuando nos damos cuenta que pasaron 45 minutos y se nos fue volando el disco.

Si algo queda claro con este disco, es que Lamb of God no piensa quitar el pie del acelerador dados los recientes eventos que modificaron a su formación clásica. Mas bien redoblan la apuesta y prueban con creces que aún son los reyes de un género que ya lleva más de 20 años en el ruedo y que manejan con maestría. Las novedades son escasas y los momentos de repetición y tedio pueden lograr cierto cansancio en una escucha completa del disco, pero no deja de ser un proyectil teledirigido a nuestro cráneo que nos quita el aliento y nos hace querer romper algo. El Groove Metal está más vivo que nunca y ‘Lamb of God’ es un gran exponente para mostrar que en 2020 todavía se lleva bien alto la bandera de un género transgersor y exorcizante.

Género: Groove Metal, Thrash Metal
Lanzamiento: 19-06-2020
Sello: Nuclear Blast

Tracklist:

  1. Memento Mori
  2. Checkmate
  3. Gears
  4. Reality Bath
  5. New Colossal Hate
  6. Resurrection Man
  7. Poison Dream (feat. Jamey Jasta)
  8. Routes (feat. Chuck Billy)
  9. Bloodshot Eyes
  10. On The Hook
Lamb of God - Lamb of God
  • 8.5/10
    Producción - 8.5/10
  • 8.3/10
    Composición - 8.3/10
  • 8.2/10
    Replay Value - 8.2/10
  • 8.1/10
    Valoración Personal - 8.1/10
8.3/10

Luego de cinco largos años de espera y varios movimientos que sacudieron la esencia misma de la banda (siendo el mayor de ellos la partida del legendario baterista Chris Adler), Lamb of God regresa para derribar todo a su paso, y nada menos que con un disco autotitulado, todo un símbolo de declaración de principios. En ‘Lamb of God’ abunda la agresividad y el odio, pero también la melodía y el factor groovero que hace que no dejes de cabecear y marcar el ritmo como un relojito. Randy Blythe berrea podredumbre como nunca y el nuevo batero Art Cruz demuestra ser un digno reemplazo para el todoterreno Adler. Diez canciones de pura adrenalina y machaque donde hasta se dan el lujo de contar con invitados de la talla de Chuck Billy (Testament) y Jamey Jasta (Hatebreed). Un regreso muy esperado que cumple con creces.

Alejandro Melgar

Absoluto entusiasta del Metal en casi todas sus variantes y sub-géneros. Melómano, coleccionista de discos y experto en armar documentos, listas y rankings. La estructura me garantiza paz y organización. Amo las series, películas y estoy muy arraigado en la cultura pop, además de disfrutar la naturaleza y el aire libre. Y a pesar de todo esto, soy muy sensible.