KK’S PRIEST 🇬🇧 – Sermons Of The Sinner (Album Review)
Por Michael Prado
Si hubo una era muy, pero muy difícil para el Heavy Metal como tal, fue a mediados de los 90 (en sí toda esa década fue de mucha lucha para el género, debido a factores como el abandono por parte de grandes apoyos mediáticos como el de MTV, que se iba a darle más chance de exposición a las luminarias del Grunge -algo que Dream Theater les echó en cara en su canción “Just Let Me Breathe”-), cuando los 2 más grandes exponentes del género (Iron Maiden y Judas Priest) tuvieron el abandono respectivo de sus vocalistas en ambos casos, siendo el inagotable Bruce Dickinson en 1993 quien saliera de la Doncella de Hierro, y el mítico Rob Halford por parte de los “Gods of Metal”.
Lo más polémico del caso fue que en ambas agrupaciones sus 2 posteriores lanzamientos discográficos fueron de lo más repudiado en sus amplias colecciones de álbumes. En el caso de Judas Priest no fue debido a la falta de calidad en su performance por parte del cantante Tim “Ripper” Owens (quien entró en 1996 para sustituir a Halford), sino debido a que el estilo de ambos álbumes (“Jugulator” (1997) y “Demolition” (2001)) no concordaban con el estilo musical que durante 20 años distinguió a los genios de Birmingham.
¿A qué viene toda esta introducción? Bueno, quienes son fans del metal y no han pasado debajo de una piedra en los últimos 11 años, sabrán al dedillo que en el 2011 se dio la renuncia del guitarrista Kenneth Keith “K.K.” Downing a su puesto durante 41 años en Judas Priest, quien desde que dejó dicha agrupación, no ha dejado de ensañarse contra sus ex compañeros en cada entrevista que ha brindado a medios de prensa. Y no contento con esto, tuvo la idea de iniciar su propia banda (el buen Bender Bending Rodríguez haría el añadido “con juegos de azar y mujerzuelas”, jejeje). ¡Y qué creen! Para esta nueva aventura decidió aliarse nuevamente con quien fuera el responsable de las voces para los “Gods of Metal” en ese período del 1996 al 2003: el buenazo de Ripper Owens, quien, desde su salida de Judas, no ha parado de trabajar, aunque ha tenido el particular de no encontrar un cupo fijo en las bandas que ha pasado (le pasó en Iced Earth, Soulbender, el reciente caso de Spirits of Fire, ¡hasta con el mismísimo Yngwie J. Malmsteen!), o las mismas de las que forma parte en la actualidad no son constantes en lanzar álbumes (casos como Beyond Fear, que lleva desde el 2006 sin hacer nuevo disco; Charred Walls of Damned, sin nuevo material desde el 2016, o su propio proyecto en solitario). Por lo cual, al menos de mi parte, espero que pueda afianzarse junto a K.K. en este nuevo proyecto, el cual nos presenta… sí, no hay que ser adivino… Música que nos dará fuerte, fortísima remembranza de lo que el guitarrista nacido en Birmingham hace ya 69 años, llegó a traernos desde 1970, cuando aún estaba Al Atkins en Judas Priest. Pero bueno, ya suficiente de historia, salseo y demás, que acá estamos por la música, ¿verdad? LET’S ROCK ON, BABY!
Un corto número introductorio de nombre “Incarnation” que ni llega a un minuto nos da la bienvenida a este álbum, es una recitación con intención oscura que la verdad la siento demasiado cursi, pero bueh.
Por dicha después de eso entramos a lo que verdaderamente nos interesa, que es la música y a desgañitarnos con los tremendos agudos de Ripper y el destrozo que harán con su música el buen K.K. a la guitarra, acuerpado por A.J. Mills en la otra hacha, Tony Newton al bajo, y Sean Elg en la batería (Sean fue parte de The Three Tremors, donde coincidió con Ripper). “Hellfire Thunderbolt” trae a la palestra todo lo que esperamos de música hecha por alguien que pasó (o pasaron) por Judas, como lo es velocidad a tope, guitarras afiladísimas, una batería que nos quiere destrozar el alma a través de los parlantes, un bajo que hace la estructura adecuada y también sabe hacerse sentir, además de esa agresiva y escandalosa voz de Owens, que desde este primer número viene dispuesto a demostrar su gran valía como una de las mejores voces paridas en Estados Unidos.
Este disco también tiene algo que lo hace muy particular, y es a partir de “Sermons Of The Sinner” que empezará a hacerse patente, lo cual es el hecho de incorporar ciertos elementos que le brindan un realce interesante de epicidad a las composiciones, siendo en este caso el uso de una coral en determinados momentos. Y debo decirlo, cómo me duele que Ripper no se haya hecho de un lugar estable en un grupo, porque al escuchar los agudos a los que llega en canciones como ésta, no me explico el por qué de su inestabilidad laboral en ese sentido. Al llegar a la parte instrumental, sé que más de uno agradecerá a quien haya inventado los instrumentos de cuerda, dado que los encargados de las guitarras y bajo harán de las suyas. Vaya que el disco ha iniciado bastante bien, sin dejarse nada guardado en los aspectos de potencia, velocidad y tralla.
Ahora viene una pieza que la realidad me sacó la risa por la forma en que Ripper pronuncia “Sacerdote y Diablo”, nombre de la dichosa canción. Pero fuera de eso, ¡vaya pieza! Ya esta va un poquito más refrenada (aunque no deja de apretar el acelerador cuando sea conveniente, sobre todo en el brutal solo de guitarras). Y si alguien estaba con dolor de cabeza por los agudos de Ripper en las 2 anteriores canciones, tranquilos, que en esta pieza no le va tanto a ese recurso, haciendo uso más amplio de su abanico vocal.
Con una intención más comercial en su sonoridad, pero sin dejar de sonar épica y gloriosa, llega el turno para “Raise Your Fists”, que es de esos himnos amados y odiados donde se hace alabanza a la grandeza del metal y su público. Podemos decir tranquilamente que palidece en cuanto a calidad respecto a las anteriores, pero no por eso deja de tener detalles interesantes como el trabajo en los riffs de guitarra tan gancheros a lo largo de los 4 minutos que dura la canción. Y ojo al final, que fijo será muy coreable en conciertos.
Si hay algo que siempre caracterizó a Judas Priest desde sus primeros álbumes fue la empatía con el uso de cuero en su indumentaria, lo cual fue algo que los hizo identificarse de inmediato con toda la cultura de los motociclistas, y bien, la pieza “Brothers Of The Road” va dedicada totalmente a quienes gustan hacer rugir en las autopistas por las noches sus caballos motorizados de acero (que vaya, hasta las guitarras después de la primera repetición del estribillo mimetizan el sonido de su motor bastante idéntico). Lo admito, me recordó a la canción “Sobre La Raya” de Walter Giardino Temple, ambas compartiendo la temática motorizada en sus letras.
Dije previamente que el álbum tiene momentos muy épicos, ¿no? Pues la séptima pieza del álbum, “Metal Through And Through”, la cual termina siendo OTRO himno a este bello género, y para la que hay que hacer hincapié en esto, es severamente influenciada por el legado de Manowar (algo que podría agradar o disgustar, dependiendo del caso), nos guiará por una senda de epicidad sin parangón. Teniendo una duración de 8 minutos, muestra quizás los mejores momentos cantados por Ripper en el álbum, esos instantes coreables que el público hará que cimbren los muros en los recitales, la locura que las guitarras de K.K. y A.J. crearán en los solos tan maravillosos, una sección más pausada donde Ripper se volverá más emotivo… Uff, una lástima que Downing se fuera de Priest, dado que no me imagino lo que sería por ejemplo el álbum “Firepower” (2018) con su valioso aporte compositivo, algo que en esta monumental canción queda implícito e incuestionable.
Nuevamente K.K. quiere regalarles otro himno a los caballeros andantes de las autopistas, para que cuando monten sus corceles humeantes escuchen también “Wild And Free”, que resulta ser más movidita y potente que su predecesora “Brothers Of The Road”, la cual estaba más enfocada en ser un número Hard Rockero. También, cuando llegamos al momento más pausado de la pieza, nuevamente Ripper desborda en sentimiento en cada palabra que nos canta, previo a pasar al muy disfrutable solo de guitarras, donde K.K. y A.J. se reparten nuevamente honores en un duelo singular de octanaje furibundo y alta calidad.
Ya hemos tenido piezas que inician con el pedal a fondo, ahora en “Hail For The Priest” arrancamos de manera más solemne, tanto en la atmósfera que crea la voz de Ripper como en el efecto que hacen las guitarras en el fondo. Pero tranquilos, que no es algo que tenga toda la canción, dado que después de eso volvemos a dejar que el doble bombo en pies de Sean Elg quiera hacer las veces de metrónomo desafiante en ritmo y potencia para nuestros corazones de acero durante esta pieza que nos habla de algo que parece ser un ritual oscuro, tan oscuro como las diversas temáticas que Judas Priest ha tocado a lo largo de su historia (por dicha nada relacionado a la polémica tonta que les cayó por el suicidio de 2 chicos en 1985, y que sus padres se les fueron encima a los “Gods of Metal” como fieras hambrientas). No puedo dejar de decir que los solos de guitarra de esta canción son mis favoritos del álbum.
Es bien sabido que los momentos en conciertos que la gente menos desea que lleguen es cuando el cantante dice “debemos terminar por ahora”. Y algo parecido nos pasa cuando nos estamos aproximando al final de un álbum. Al menos nos queda la satisfacción en el paladar auditivo cuando ese final es algo inolvidable. Pues créanme, que “Return Of The Sentinel” es un tema que dejará inconforme a muy poca gente (o al menos eso espero). Dicho tema dura 9 minutos, los cuales, al igual que el caso de “Metal Through And Through”, nos harán vibrar con la tremenda epicidad, diversos momentos de todo calibre, velocidad, sentimiento, poderío, etc. de adjetivos que quieran agregarle. Es simplemente el nivel compositivo de Kenneth Keith Downing alcanzando niveles que se las tendrá difícil para superar. ¡Dios, es que escuchar inclusive a Tony Newton con su bajo “en plan Steve Harris”, creando su propia armonía aparte de las guitarras, habla del quehacer tan bien labrado en esta espectacular canción, que sabiamente fue elegida como el gran cierre de este brillante álbum! Capítulo aparte lo que demuestra Ripper con su voz, en diversos matices a lo largo de toda la pieza. Posible top 10 de todas sus interpretaciones a lo largo de su carrera.
Quizás el punto más débil que presenta el álbum como producto íntegro sea la portada, creada por el artista gráfico Andy Pilkington, que nos presenta lo que parece ser a K.K. con túnica de fraile teniendo como fondo un cielo rojizo y lo que parece ser la costa de un golfo o una bahía.
En fin, el ávido fan de Heavy Metal no debería estarse cuestionando si poner a girar esta joya, que como dije en la reseña del último álbum de Ancient Empire (que te invito a leer ACÁ), es otra muestra inequívoca de que el Heavy clásico no ha perdido actualidad (por más que haya algún atrevidillo intentando elucubrar tal posibilidad) y que sigue tocando fuertemente las fibras sensoriales de muchas multitudes a lo largo del mundo. Y si bien la salida de K.K. Downing de Judas Priest ha estado tristemente manchada de polémicas y todo eso, el advenimiento de un álbum tan bien logrado como éste pues aliviana un tanto la herida en los fans, que podemos decir felizmente (como en el caso de Metallica y Megadeth) que gracias a la salida de K.K. ahora tenemos 2 opciones para escuchar Heavy Metal y del bueno. ¡A DARLE CON TODO A ESTE GRAN ÁLBUM!
Sello: EX1 Records (Ward Records para Japón)
Lanzamiento: 1º de Octubre, 2021
Género: Heavy/Speed Metal
«Sermons Of The Sinner» tracklist:
Kk downing es un veterano de la musica que sabe lo que hace, sin duda el no ha inventado la polvora, descubierto el fuego o la misma rueda o la edad de acero, lo que demuestra este album es vigencia anboluta de still mill, pueden corregir cosas para una segunda entrega, sin duda hay buena musica que va seguir un buen camino como la banda solista de kk.
Gracias por tu aporte Seba! Sin dudas una gran dosis de Heavy Metal clásico nunca viene mal!
Dosis de un heavy puro y directo (mas alla que te puede recordar a otras bandas del genero) muchas de sus epocas (destacar el trabajo tony newton de voodo six, gran trabajo para kk priest y que decir aj mills de hostile, destacado guitarrista) y sean elg hace un buen trabajo, sin duda downing escogio a los componentes de su proyecto con pinzas, demas esta decir el trabajo de rippers owens, solo nos queda esperar una girar de still mill, tambien acompañado del mitico les binks.