Review Clásico: SAVIOUR MACHINE – Saviour Machine 🇺🇸 (1993)
Por Michael Prado
En mi peregrinar por The Dark Melody he reseñado en este período de ya casi 1 año prácticamente cada vertiente del Metal. Hemos examinado discos de Heavy, Power, Symphonic, Folk, Doom, Progressive, Black, Viking, Death… Pero se nos ha quedado en el tintero un género que quizás hoy día ha perdido mucha de su esencia original (máxime cuando hoy es más identificado con su vertiente sinfónica con voz de mujer), y me refiero al subgénero Gothic Metal, ése que tuvo sus momentos más álgidos con agrupaciones como Type O Negative, Paradise Lost, Anathema, My Dying Bride, e inclusive los portugueses Moonspell en determinado momento de su carrera. Mas hoy vamos a tocar una agrupación muy particular en esta Semana Santa, que va acorde con la efeméride que se celebra.
A finales de la década de los 80 (más precisamente en el 1989), los hermanos Clayton, Eric (cantante) y Jeff (guitarrista) unen fuerzas con el bajista Dean Forsyth (quien posteriormente tuviera un paso por Red Queen Theory) para iniciar una agrupación de Gothic Metal que bebía notablemente de algunos de los grupos mencionados previamente, pero les distanciaba de ellos la temática lírica que manejaban, que apelaba al Cristianismo, pero inclusive en su forma de hacerla era muy aparte a lo que se había visto en ese momento de otros grupos que habían incursionado en el Rock y Metal llevando el mensaje del profeta de Nazaret, como los casos de Stryper, Barren Cross, Leviticus, Petra, Saint, Bride, entre tantas que surgieron en Estados Unidos elevando la bandera contraria a la tendencia de muchas agrupaciones que se rebelaban a la creencia en Cristo.
Como decimos, la verdad debo expresar que las letras de Saviour Machine son las más peculiares que he visto en una banda que se autoproclame como “cristiana”, dado que no precisamente sus letras son lindas alabanzas al Señor o llegan a abarcar tópicos relativos a la fe, sino que Eric Clayton, quien es el responsable de las letras, abarca diversas temáticas correlacionadas a sus creencias, pero desde puntos de vista más reflexivos, melancólicos, cuestionadores e inclusive polémicos. En cuanto a este último punto se destaca que la canción “Legion” provocó cierta polémica en las librerías cristianas en USA cuando salió el disco “SAVIOUR MACHINE” allá en 1993 (disco que estaremos reseñando en esta ocasión), que llevó a que no se venda más en dicho país (algo que Eric le hace protesta cuando interpreta en vivo esta canción, llevando consigo una bandera de la poderosa nación norteamericana).
Pero, en fin, volvamos a lo que es este disco como tal, el cual tuvo como integrantes a los hermanos Clayton y Dean Forsyth, siendo acuerpados por el baterista Samuel West, y teniendo como músicos invitados al pianista Bob Watson (quien intervino con los teclados y orquestaciones) y en los coros a gente como Jimmy P. Brown II (cantante de Deliverance), Love Larrimore, Riki Michele y Terry Taylor (veterano cantante de Daniel Amos, Lost Dogs y The Swirling Eddies).
“Carnival Of Souls” provee la atmósfera y sentimiento más que apropiados para dar arranque al manifiesto musical que Eric Clayton quiso gestar en esta agrupación, con una música donde las guitarras crean el ambiente, no a punta de riffs, sino de arpegios y notas, mientras Eric nos lleva de la mano con su brillante voz de barítono en una interpretación soberbia.
La intensidad de la música crece en un número que bien podría sentirse también parte de alguna de las obras prístinas de Black Sabbath como lo es “Force Of The Entity”, donde el sentir de epicidad se vuelve más latente y firme, sobre todo en el brillante estribillo de la canción, que el sutil acompañamiento del coro le da una vibra muy mística, algo que no he logrado sentir en otra banda.
Ya el ambiente Gothic Metal se manifiesta en su esplendor más evidente, en especial si manejan esa escala de La Menor tan habitual en canciones de este subgénero. Eso y más tenemos en “Legion”, ya previamente comentada por la polémica que desencadenó en el país de origen de los Clayton. ¿Por qué la polémica?, pues, en palabras de Eric, debido a la manera en que las letras de la canción narran el surgir de la Bestia del Apocalipsis (más que nada en una línea que dice así, de manera explícita «The dragon slides between her thighs» -«el dragón se desliza entre sus muslos»-), algo que no cayó muy bien en ciertos círculos más conservadores del cristianismo en la nación norteamericana. Una pena, pues eso hace más difícil al público de dicho país de disfrutar de este disco, y en especial de esta gran canción, que es de los highlights en el redondo.
El genial trabajo que en guitarras realizó Jeff Clayton para este álbum brilla nuevamente con grandes bríos desde el mero arranque de otra canción sin parangón como lo es “Ludicrous Smiles”, donde, como en tantas obras de Eric, se nos habla en las letras sobre las falsas apariencias que tenemos ante nuestros ojos, como lo resultan ser esas “ridículas sonrisas” de quienes pueden convertirse en “potenciales Judas”. Hablábamos de la guitarra, ¿no?, pues las notas no dejan de fluir de las 6 cuerdas en ningún momento, y al llegar al solo tenemos otra gran demostración de talento del hacha de esta injustamente no tan reconocida agrupación. Y no me hagan empezar por la interpretación de Eric, cuya voz resplandece entre la luz melancólica de este álbum.
La música no se detiene tras terminar el número anterior, y prosigue con el advenimiento de “The Wicked Window”, donde Eric Clayton, no contento con lo ya logrado en las 4 canciones anteriores, sigue dando cátedra hecha y derecha de lo que es cantar y hacerlo con verdadero sentimiento, valiéndose de diversos matices con su voz, generando los sentimientos apropiados para cada línea de las estrofas que han salido de su inventiva. Y si a eso le sumamos la tensísima atmósfera que posee la canción (donde aparte, al acercarnos al final de la pieza tenemos un momento trepidante de energía Heavy), tenemos otra de esas que deberían ser básicas para un amante del Gothic Metal (e inclusive del Doom Metal, que es otra senda tan visitada por estos estadounidenses).
Una de las letras más brillantes y llenas de picardía sutil por parte de Eric la tenemos en la interesante “Son Of The Rain”, la cual es otra montaña rusa de sentimientos y ritmos, empezando con mucha intensidad, pasando a un momento calmo para que se luzca Eric con una letra que metaforiza el sufrimiento y llanto en la figura de la lluvia, y que aparte hace una evidente referencia a la que resulta ser mi canción favorita de Pink Floyd, como lo es “Set The Controls For The Heart Of The Sun” del maravilloso “A Saucerful Of Secrets” (1968). La atmósfera de la música es creciente en clara intención progresiva, donde el piano de fondo toma gran protagonismo. Otro gol a favor del equipo Saviour Machine en este tremendo álbum.
Quizás el momento más álgido que llegamos a vivir en este álbum (y que en lo absoluto hace que las otras canciones sean menos, lo cual habla de la grandeza implícita de esta placa) lo tenemos en la gran épica de 10 minutos de duración, intitulada “Killer”, que engloba todo lo ya vivido a lo largo del álbum y todavía más, con cosas como el uso del doble bombo (de manera sostenida, eso sí) por parte de Samuel West, solos de guitarra con marcada influencia arábiga, los mejores y más desatados performances vocales de Eric Clayton, y un final antológico donde la banda usa samples de grandes obras clásicas como “O Fortuna” de la gran suite “Carmina Burana” del compositor alemán Carl Orff.
Nuevamente no hay cese en la música, y esta prosigue con gran intensidad en “The Widow And The Bride”, donde si ya teníamos atmósferas algo oscuras, podríamos decir que esta le va muy bien dicho elemento, mientras la labor de los instrumentistas va cargada con más potencia de lo que nos hemos hallado en el disco. En definitivas el momento más Heavy Metal en el disco (y posiblemente en la discografía de la banda, que resulta más afín al quehacer que dé énfasis a lo atmosférico). Hacemos hincapié en los retoques sutiles que hace el coro épico en determinados momentos de la pieza, cargando más de epicidad la interpretación de Eric. De la letra podemos intuir que es una severa crítica a las guerras, poniéndolas en la metáfora de una viuda.
No se crean que no hay riffs sabrosos en la discografía de Saviour Machine. “Christians And Lunatics” nos trae un número que hará las delicias de quienes buscan una labor más trallera y no tan melodiosa o atmosférica del hombre tras las 6 cuerdas, y vaya que lo conseguido por Jeff Clayton para esta ocasión nos deja con gratísimo sabor de boca, aparte de que le da todavía más variedad a este disco, sin que ello desentone en lo absoluto con la idea artística principal del mismo (máxime cuando nuevamente el trabajo más melódico en las guitarras vuelve a aparecer al llegar el estribillo). Como si no faltaran piezas con lado crítico, esta apunta hacia ciertos vicios que han ocurrido en los altos estrados de la fe.
Un momento que podríamos sentir que va más en una onda comercial, pero no por eso deja de ser muy destacado, lo tenemos en “The Mask”, que aparte es la pieza donde podemos apreciar de mejor manera lo que aportó Dean Forsyth con las 4 cuerdas graves, las cuales construyen la atmósfera y senda que atraviesan el resto de instrumentos (tanto así que hasta llega a opacar por momentos las melodías de la guitarra de Jeff). La letra también es la más sencilla que encontramos en el álbum, pero no deja de tener un gran significado y relevancia, usando nuevamente la figura literaria de la metáfora esta vez para englobar la hipocresía en forma de máscaras (como las que ha usado Eric en las brillantes presentaciones en vivo de Saviour Machine, donde hay mucho de dramatización labrada de manera formidable, en especial en la era de los álbumes de la saga “Legend”).
No sé por qué, pero las notas iniciales de la guitarra de “A World Alone” me recuerdan tanto una parte de la gran canción “Dreamspace” del disco de Stratovarius con el mismo nombre, creado en 1994. Dudo mucho que Timo Tolkki se haya inspirado en el trabajo de Saviour Machine para dicho álbum, pero vaya que hay algunas similitudes en cuanto a intenciones en ambas obras. Pero volviendo a la canción que nos concierne, nos encontramos con una brillante balada épica, cuya epicidad brilla todavía más gracias a la celestial y emotiva interpretación de Eric Clayton, que no se cansa de asombrarnos en cada canción que interpreta. Contrario a lo que hemos visto en el disco, la melodía de esta pieza es más lúcida y optimista, sin dejar de tener los ingredientes que nos ha brindado el grupo en este viaje artístico.
Nuevamente la música prosigue con el cambio de pieza, siendo esta la última del disco, y que aparte es un brillante y apropiado clímax para el mismo. “Jesus Christ” empieza con sentir de balada y voces graves de Eric, elementos que van creciendo de manera progresiva al acercarse el fascinante estribillo de la canción, quizás una de las canciones más extrañas en su letra que se refieren al Mesías, pues no nos hablan de manera explícita de su mensaje de amor y todo lo que podríamos esperar de una pieza que inclusive lleva Su nombre, sino que es como una inquietud del letrista sobre la figura del Salvador del mundo y una petición por un mundo mejor en una estrofa final realmente extensa.
Hay obras atemporales, hay discos que llegan a tener una unicidad dentro de la industria musical, y los hay que tienen ambos elementos que acabo de mencionar. “Saviour Machine” engloba el ser único, parteaguas, brillante, memorable y legendario, todo en uno. Por todo eso es que a mí me da un pesar que el trabajo que estos músicos lograron allá en 1993 no sea, aún 29 años después, tan reverenciado como se lo merece. Por eso es que me sentí en la obligación de intentar hacerle justicia con esta reseña, para ver si logramos que tenga un tanto más de alcance gracias a la oportunidad que nos brinda The Dark Melody para ello.
Sello: Malineum Productions
Lanzamiento: 1993
Género: Gothic Progressive Metal/Rock