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A 30 años del inicio de la fiesta paulista: Así se vivió el Monsters of Rock 2025 en São Paulo, Brasil.

Por Carolina Laredo

El pasado 19 de abril tuvo lugar en el Allianz Parque, localizado en la ciudad de São Paulo (la ciudad más poblada de Brasil y de Sudamérica), la 8° edición del festival Monsters of Rock en Brasil. A su vez, este año se conmemoraron 30 años de la primera edición del festival en el país latinoamericano, llevada a cabo por primera vez el 27 de agosto de 1994 en el Estadio Pacaembú, situado en la misma ciudad. En las diversas ediciones, se han presentado distintas bandas de Metal y Hard Rock, originarias de Brasil y otros puntos de Latinoamérica como Argentina, así como bandas clásicas reconocidas a nivel internacional.

El Monsters of Rock es un festival que surgió en Inglaterra en 1980, por iniciativa de los promotores Paul Loasby y Maurice Jones, quienes tomaron la idea tras presenciar un concierto al aire libre de Rainbow. Con el correr de los años, distintos países del mundo, incluyendo Brasil y Argentina, adoptaron sus propias ediciones.

En el caso del festival que tuvo lugar en la ciudad brasilera el pasado 20 de abril, se presentaron Stratovarius, Opeth, Queensrÿche, Savatage, Judas Priest y Scorpions.

En el caso de Argentina, el sábado 26 de abril tendrá lugar un festival con un line up similar al del Monsters of Rock de Brasil, el denominado Masters of Rock, llamado de esta manera principalmente por motivos legales. Más precisamente, se presentarán Opeth, Queensrÿche, Savatage, Judas Priest y Scorpions, con shows previos de distintos artistas nacionales.

Stratovarius: Un clásico finés que no falla.

Dentro de mi humilde historial de festivales en el exterior, puedo contar que he estado en dos festivales en Brasil; no solo presencié el Monsters of Rock 2025 sino que, además, estuve el día sábado de la edición del Summerbreeze 2024. En ambos casos, puedo destacar la puntualidad para el inicio de todos los shows. No obstante, dada la congestión para ingresar al estadio, lamentablemente solo pude presenciar cinco de las diez canciones que Stratovarius ejecutó en vivo en este festival.

Más precisamente, ingresé al momento en que la banda estaba tocando Survive, canción perteneciente al álbum homónimo del 2022. No obstante, la mayor parte del setlist osciló entre los clásicos, ya que la mayor parte de los temas pertenecían a los discos Episode (1996) y Visions (1997). Me llamó la atención que hayan incluído el track Eternity perteneciente a Episode, ya que es una canción que he visto pocas veces en vivo. Entre los clásicos que sonaron podemos mencionar, además, Black Diamond, Speed of Light y Hunting High and Low, entre otros.

¿Qué puedo decir de Stratovarius, banda de la que soy seguidora desde la adolescencia y que he podido presenciar tantas veces en vivo? Lamentablemente, hubo shows de los fineses que me dejaron con gusto a poco ya que Timo Kotipelto se notaba con su voz agotada y en los que, incluso, escuchaba a los músicos tocar a destiempo. Afortunadamente, este no fue el caso: la banda exhibió profesionalismo, prolijidad y coordinación, elementos clave para ejecutar Power Metal como corresponde. Como una observación algo ajena a la banda es que el bajo durante los primeros shows del festival sonaba un poco fuerte y saturado en relación a los demás instrumentos, cuestión que se fue acomodando aproximadamente hacia el show de Savatage.

Por otra parte, Kotipelto se mostró activo en el escenario e interactuaba con el público en la medida que se podía, dado que se trataba de un festival y, por lo tanto, los tiempos para tocar son más limitados. A esto, se le suma, como ya se mencionó, el agregado más que agradable de escuchar los clásicos que esperamos todos los fanáticos.

El show fue acompañado por una escenografía compuesta por una pantalla que se modificaba en cada canción, presentando diferentes logotipos de la banda o portadas de álbumes, como la clásica portada de Visions, el cual, sin dudas, es uno de los mejores trabajos de la banda.

En síntesis, fue un show que no defraudó a los fanáticos y una buena puerta de entrada para aquellos que no son muy conocedores de Stratovarius.

Opeth: Una breve muestra de los monstruos del progresivo.

También de manera puntual, se inició el segundo show de la tarde, que fue el de Opeth, que es, por cierto, otra de mis bandas favoritas. Al igual que en el caso de Stratovarius, puedo afirmar que los he visto varias veces en vivo y que nuevamente demostraron que están a la altura del género que ejecutan: dieron un show impecable, prolijo y coordinado.

El vocalista Mikael Åkerfeldt demostró que puede pasar tranquilamente de las voces melódicas a los guturales sin problemas, al mismo tiempo que ejecuta la guitarra de manera virtuosa. Podemos agregar que el mismo Mikael es un show en sí mismo ya que, entre canción y canción nos entretiene con humor ácido al mejor estilo inglés, algo que ya es característico en él. Por otro lado, es importante remarcar que es la primera vez que vemos en Latinoamérica al nuevo y joven baterista de la banda, el finés Waltteri Väyrynen, quien demostró no tener ninguna dificultad para acoplarse al desafío que implica ejecutar las canciones de Opeth.

En cuanto al setlist, en lo personal y siendo fanática de la banda, me quedé con gusto a poco. Solo tocaron siete temas, lo cual, en cierta forma, es entendible, dado que los tiempos en un festival son tiranos y, además, al ejecutar Progressive Death Metal, la banda se caracteriza por tener tracks extensos. Siento que faltaron algunos clásicos, como The Moor, de uno de los álbumes más queridos por los fanáticos, Still Life (1999), así como alguna que otra canción de Blackwater Park (2001), otro álbum muy querido por los seguidores, ya que ambos representan el intersticio entre el Opeth más crudo y cercano al Death Metal tradicional y el Opeth más «suave.»

No obstante, fue interesante escuchar finalmente canciones del nuevo álbum, The Last Will and Testament (2024), el cual marcó el tan esperado regreso de Mikael a los guturales. Más precisamente, pudimos presenciar por primera vez en territorio brasilero §1 y y §3.

Dentro de los clásicos que pudimos escuchar, encontramos, entre otros, Master´s Apprentices y la balada In My Time of Need, canciones que son obligatorias o casi obligatorias en los shows en vivo en Opeth.

Por supuesto, no nos faltó el final con el clásico Deliverance, del álbum homónimo, una de las canciones más completas de Opeth ya que, en su extensión de más de diez minutos, nos transporta por pasajes violentos de Death Metal, velocidad, cambios de compases, melodías suaves, pasajes instrumentales y demás elementos, siendo un tema super completo en el que la banda da muestra de todo lo que sabe hacer, sin aburrirnos ni hacernos desviar la atención.

La reina ingresa al escenario.

La tercera banda de la tarde fue Queensrÿche, la cual, sinceramente, es una agrupación a la que no le había dado la atención que se merecía previamente al Monsters of Rock. La banda clásica estadounidense que oscila entre el Heavy Metal, el Prog Metal y el Hard Rock cumplió con todo lo que debía cumplir de acuerdo con su género y su trayectoria: su presentación me dieron ganas por momentos de hacer headbanging, por momentos de tocar air guitar, por momentos de bailar y, por supuesto, de corear sus clásicos.

En este caso, el público se notaba más activo, cantando los temas de la banda, lo cual no significa que Opeth y Stratovarius sean menos profesionales en absoluto; considero que esto tiene que ver con el público promedio del festival, el cual principalmente es consumidor de bandas de Heavy Metal y Hard Rock consagradas en la década de los ´80.

En comparación a las bandas que se presentaron previamente, además, los músicos se notaban más activos, moviéndose más en el escenario, especialmente en el caso del vocalista Todd La Torre, quien hizo muestra de toda su carisma y su virtuosismo, desplegando agudos sin ningún tipo de dificultad.

Por otra parte, la banda tomó la acertada decisión de ejecutar canciones clásicas, las cuales fueron extraídas predominantemente de su álbum Operation: Mindcrime (1988). Dentro de las canciones del setlist, podemos mencionar, entre otras, Operation: Mindcrime, Walk in the Shadows, I Don´t Believe in Love, Warning, Empire, el cierre clásico con Eye of a Stranger, entre otros. Este show fue, por lo tanto, un gran repaso de clásicos y una buena presentación para los que nunca los habíamos visto en vivo.

En pocas palabras, Queensrÿche demostró que, pese a ser una banda con más de cuarenta años de trayectoria, se encuentran en plena forma y que, por ello, son auténticos monstruos del rock.

El histórico y emotivo regreso de Savatage.

Pese a que no era la banda principal, sin dudas el regreso de Savatage era uno de los momentos más esperados del festival ya que la agrupación no tocaba desde el año 2015, cuando realizaron una reunión en Wacken Open Air. Pese a que ya no tenemos la formación clásica, liderada por los hermanos Oliva, ya que Criss falleció y Jon se encuentra con problemas de salud, la agrupación actual demostró estar a la altura y dar un excelente show, interpretando los clásicos de la banda, llegando, incluso, a tocar canciones que no se ejecutaban en casi treinta años.

El inicio del show resultó envuelto en una atmósfera mágica ya que empezó con The Ocean, canción cuyo inicio está marcado por una melodía de piano y el sonido del océano, los cuales tuvieron lugar al mismo tiempo que caía la lluvia típica del clima paulista; parecía que todo hubiera estado perfectamente sincronizado. Esto dio paso, posteriormente, a otros clásicos de la banda, tales como Jesus Saves, Chance, Gutter Ballet, Edge of Thorns, entre otros.

Las canciones eran acompañadas por pantallas en las que iban rotando diferentes imágenes, las cuales osciliaban entre el logotipo de la banda, portadas de álbumes, imágenes relativas a las canciones (bailarinas en el caso de Gutter Ballet, banderas de países en Chance, etc.) y, por supuesto, la carisma de los músicos, especialmente el caso del vocalista Zak Stevens, quien, además, entretenía al público arrojando pelotas de fútbol.

En lo que respecta al público, podemos afirmar que se lo veía emocionado, agitando las cabezas, cantando las canciones y simulando tocar una guitarra; sin dudas, fue un regreso más que esperado.

El momento más emotivo del show ocurrió con Believe, ya que apareció en la pantalla una grabación de Jon Oliva cantando y tocando el piano, interpretación continuada posteriormente por Stevens. Por otra parte, también se homenajeó a su hermano Criss Oliva a través de diferentes fotografías de él y una grabación de su solo de guitarra. Sin dudas, este fue un momento que habrá provocado lágrimas en más de un espectador y estoy muy contenta de haber podido presenciar este momento histórico en vivo.

La cuenta regresiva hacia el final.

Tras el esperado regreso de Savatage, empezaba a caer la tarde y con ello, comenzaba a acercarse de a poco el final del festival. Salieron con el atardecer los suecos de Europe, banda que cuyo setlist, para ser sincera, no ví en su totalidad, ya que, para esta altura, me encontraba algo cansada y necesitaba comer y recuperar energías para estar preparada para ver a Judas Priest, otra de mis bandas de cabecera.

No obstante, puedo decir que, al igual que sucede con todas las bandas clásicas que oscilan entre el Heavy Metal y el Hard Rock como es el caso de Europe, sus shows no fallan. El setlist fue impecable, tanto a nivel vocal como instrumental y se notó la gran conexión con el público, no solo a la hora de ejecutar sus clásicos como, por ejemplo, Rock the Night, Carrie o Cherokee, sino también a la hora de ejecutar canciones de álbumes más actuales como Walk The Earth del álbum homónimo de 2017.

Por supuesto, el momento cúlmine estuvo dado por «el» clásico de la banda, The Final Countdown, canción que, tal y como nos dice su letra, nos transportó al espacio exterior, gracias a las líricas, el sonido de los teclados, las imágenes del espacio exterior de las pantallas y la colaboración del público, quienes alumbraban el recinto con sus linternas. Sin dudas, el público principalmente asistió a ver a estos monstruos del Heavy Metal y el Hard Rock con más de cuarenta años de trayectoria.

Los dioses del Metal muestran su escudo invencible.

Casi media hora del horario pautado, comenzó el show de Judas Priest para fortuna de aquellos que amamos esta banda. Aquí me pregunto lo mismo que con Stratovarius: ¿Qué puedo decir de una banda que me encanta y que, por suerte, he visto varias veces en vivo? Sin dudas, Judas no defrauda. Los británicos sonaron de manera impecable, Rob Halford ejecutó mejores agudos que en otros shows que he visto previamente, el setlist estuvo repleto de clásicos. Todo esto, además, fue acompañado de una excelente escenografía, la cual tenía imágenes alusivas a diferentes canciones, el clásico tridente de la banda que fue descendiendo por el escenario a medida que avanzaba el show, una bandera desplegada con el tracklist del último álbum, Invincible Shield (2024) y un Halford cantando en su moto el clásico Hell Bent for Leather.

La elección de los temas, como sucede siempre en los shows de Judas Priest fue más que acertada: pudimos finalmente presenciar temas del último disco, más precisamente, tres tracks: Panick Attack, el cual abrió el show, Crown of Horns y el tema homónimo Invincible Shield. Por otra parte, tuvimos, como en cada show, un repaso por los diversos clásicos de la extensa discografía de estos reyes del NWOBHM, tales como Rapid Fire, Breaking The Law, Painkiller, The Hellion, Electric Eye, entre otros. Pese a que fue un setlist de 17 canciones, siendo una discografía con tantos clásicos, uno siempre se queda con ganas de oír más temas; en lo personal, me hubiera gustado que también se incluyera Metal Gods.

El público, al igual que en Europe, se notaba, al menos en la Pista Premium, más numeroso y, en algunas partes de la pista, se formaba mosh y circle pit. Sin dudas, el show de Judas Priest fue uno de los más esperados del festival junto con el de Savatage.

El cierre de la noche.

El cierre del festival estuvo dado por Scorpions. Sinceramente (y con esto quizá me gane el odio de más de un lector) no presencié todo el show de la banda: a gusto personal, si bien la banda en general se muestra en excelente forma, con músicos de la talla de, por ejemplo, Mikkey Dee, quien formó parte de bandas como Motörhead y Helloween, en lo personal, considero que le resta a la banda mucho puntaje en vivo la performance de su vocalista. Siento que Klaus Meine canta con tonos muy bajos y que no muestra mucha movilidad en el escenario; en lo personal, lo noto muy cansado, lo cual, considero, es entendible por la edad. Esto, por supuesto, es una opinión personal y, seguramente, muchas personas pensarán lo contrario.

No obstante, esto no quita que Scorpions no haya sido una de las bandas más aclamadas por el público y que es por eso que cerraron el festival, desplegando clásicos que construyeron a lo largo de más de sesenta años de trayectoria, tal y como dejaron entrever en las fotografías que se vieron reflejadas en las pantallas del escenario. De esta forma, el público disfrutó de clásicos tales como Send Me an Angel, Wind of Change, Big City Nights, Blackout, Still Loving You, entre otros. Por supuesto, el cierre fue dado por el divertido Rock You Like a Hurricane.

Palabras finales.

En líneas generales, podemos afirmar que las bandas que se presentaron son auténticos monstruos del Rock y del Metal. Si bien son bandas con más de treinta, cuarenta y, en algunos casos, sesenta años de trayectoria, su legado se mantiene intacto y han sabido cultivar a lo largo de su carrera una enorme cantidad de clásicos, los cuales les han permitido no solo conservar seguidores durante años, sino también cautivar a nuevas generaciones. Aunque el público promedio del festival tiene preferencias por el Heavy Metal clásico y el Hard Rock, sin dudas el momento más emotivo y esperado fue el regreso histórico de Savatage. Espero que estas bandas sigan componiendo y girando por muchos años más y que Jon Oliva se recupere pronto.

Carolina Laredo

Metalhead argentina, aficionada especialmente al Symphonic Metal, el Power Metal y el Prog Metal, aunque me gustan casi todos los géneros. Iniciándome en el mundo de las reviews. Me encanta viajar y entrenar; viajo a festivales cada vez que puedo. También soy docente de Historia, Geografía y futura Licenciada en Historia.

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