NEGURĂ BUNGET 🇷🇴 – Zău (Album Review)

Por Michael Prado

La muerte es un elemento de esta vida (por paradójico que suene, así es).  Y como diría el buen Sancho Panza “tanto come carnero como come león”, y está ahí, al final del camino aguardando por nosotros.  Duele cuando ella le acontece a una persona, sobre todo a una que dejó su huella significativa para bien.

Un 21 de marzo del 2017, a la edad de 42 años, se da la triste noticia del fallecimiento en su natal Rumania del baterista y compositor musical Gabriel Mafa, conocido en el círculo artístico como “Negru” (“negro” en su idioma natal).  Con su deceso, se da el acabose para la banda que comandaba, Negură Bunget, una agrupación de Folk/Black Metal Progresivo Atmosférico que fue creada en 1994 bajo el nombre de Wiccan Rede.  En ese entonces, Negru tenía el seudónimo de “Black Pharmakeya Pepóromenée”, y la música que elaboraba inicialmente con su grupo era un demencial Black Metal de corte Sinfónico, que poco a poco fue evolucionando en una forma que amalgamaba mucha influencia del folklore rumano, tanto en su música como en las líricas, que apelaban mucho a la espiritualidad y mitología de la mística región de Transilvania (sí, esa de la que proviene la famosa leyenda del Conde Drácula, que en realidad existió y fue el Voivode (Príncipe) de la región de Valaquia en tres períodos durante el lapso de tiempo entre 1448 y 1477, conocido como Vlad III el Empalador).

La última alineación de Negură Bunget, apareciendo en pantalla Adi «OQ» Neagoe (guitarras, teclados y voces), Tibor Kati (guitarras, teclados y voces), Gabriel «Negru» Mafa (baterías, percusiones y composición), Petrică Ionuţescu (instrumentos de viento) y Ovidiu Corodan (bajo)

Negură Bunget es una banda que, como citamos anteriormente, inició haciendo Black Metal, añadió elementos folklóricos a su quehacer musical y, tras el primer remezón que Negru hizo en la alineación del grupo allá por el 2009 (significando así la partida de su compañero durante muchos años, el cantante y multiinstrumentista Edmond “Hupogrammos” Karban y el guitarrista Cristian “Sol Faur” Popescu, quienes conformaron posteriormente la agrupación Dordeduh), la banda se centró más en esa rama Folk.  Posteriormente, en el 2013 ocurrió otro zarandeo en la conformación del grupo, quedando nada más Negru y saliendo la tecladista Orsolya L. “Inia Dinia” Weissberger; el bajista, flautista e intérprete de nai (un instrumento de viento autóctono de Rumania) Cătălin «Gădineț» Motorga; el guitarrista Urzit; su colega también hacha y vocalista Fulmineos; y el cantante Stefan “Chakravartin” Zaharescu.  A partir de este momento, y habiendo conformado un nuevo agrupado junto a el percusionista y cantante Vartan Garabedian; el diseñador de sonido Mihai Neagoe; el bajista Ovidiu Corodan; el multiinstrumentista de vientos Petrică Ionuţescu; el guitarrista, teclista y vocalista Adi “OQ” Neagoe; el diseñador visual Daniel Dorobanțu y el guitarrista, teclista y cantante Tibor Kati, Negru da inicio a una trilogía de álbumes conocidos como “la Trilogía de Transilvania”, de los cuales pudo sacar en vida solamente 2: “Tău”  (“Tú”) (2015) y “Zi” (“Día”) (2016).

Con el inesperado fallecimiento de su líder espiritual, la banda decidió cesar sus labores como tal, pero un año más tarde anunciaron que lanzarían el tercer disco de la trilogía como homenaje póstumo a Negru.  Dicho lanzamiento, no obstante, tardó 3 años más en materializarse, dándose finalmente la llegada el 26 de noviembre del 2021 de “Zău” (“Verdadero”), tercer integrante de este compendio de historias mágicas emplazadas en los Cárpatos.

Negură Bunget desde sus inicios ha apelado a crear su música en su natal lengua rumana, y podríamos decir que le sienta bien a las atmósferas épicas y llenas de la intencionalidad siniestra que tienen los acordes perversos del Black Metal, con intervalos instrumentales muy hermosos de instrumentos folklóricos de Rumania, interpretados por los miembros de la banda, con apariciones muy esporádicas de músicos invitados.

Para la mastodóntica canción inicial del álbum, “Brad” (“Abeto”), participa en conjunto a la banda la cantante Manuela Marchis (integrante de la banda de Black/Doom Metal y Black Jazz llamada Katharos XIII).  La canción inicia y el sonido de los instrumentos de viento a cargo de Petrică Ionuţescu, en acompañamiento de los teclados, nos envuelve en la atmósfera mística, mientras la recitación silente nos va tomando de la mano en el inicio de este viaje que comprenderá solamente 5 canciones, las cuales se caracterizan por crear estos ambientes de estar viviendo historias en medio de esa zona montañosa en el centro de Rumania, donde se asoma perenne el afamado Castillo de Bran, famoso por ser la habitación en vida de Vlad III.  Ese intro mágico se desarrolla durante varios minutos, llegando a aparecer la cantante invitada a la altura del minuto 6, generando más sentir épico con su entonada voz.  Ya llegando el minuto 7 aparece el resto de la banda, dispuesto a llenar de fiereza y mayor gloria memorable el álbum, que desde ya se nota con un nivel superior de composición y producción que los discos anteriores (debo comentar al respecto, que este grupo no se ha caracterizado precisamente por tener la mejor producción, aunque el sentimiento derramado en la música creada por Negru siempre está ahí presente).  Los cantos oscilan entre las voces limpias y heroicas en conjunto con las más oscuras, típicas del Black Metal.  Como me pasó con el segundo disco de Aquilus, “Bellum I” (lee ACÁ la reseña que le hicimos), la escucha del álbum te traga con sus acordes y poderío, mas el sentir no es de pavor, sino de anhelos de explorar esos legendarios Cárpatos donde se asientan tantas historias centenarias.  16 minutos dura esta canción, que a primera escucha se podrían tornar pesados, pero al hallarles el hilo, los disfrutaremos muchísimo más con cada escucha.

Debemos recalcar que (comparado a trabajos anteriores, inclusive sus colegas en esta trilogía) a lo largo de este álbum el sentimiento épico prevalece montones por sobre la oscuridad del Black Metal que siempre ha acompañado a la música de Negură Bunget, y de eso se responsabiliza muy en parte las instrumentaciones nativas de Rumania que crean esos ambientes previos a la tempestad metalera, como el que nos da la bienvenida a “Iarba Fiarelor” (“Hierba Bestial” -traducción que podría ser inexacta-).  Pues es que esos instrumentos de viento nos dan la sensación de la belleza de la naturaleza, y de los secretos que esta abarca en su interior, además de los que le ha tocado testificar en la longeva dimensión de la historia, desde que el mundo es mundo, más precisamente, cuando la civilización se asentó en esas tierras de encanto etéreo.  Dichos secretos se develan en todo su esplendor cuando la instrumentación de guitarras, bajos, voces oscuras y demás delicatessen que enturbiará el ambiente, hacen su acto de presencia.  Eso sí, creo que me pasará en este disco algo parecido con el de Aquilus, que cuesta un tanto seguirles el hilo a las letras (al momento de hacer la reseña no las tengo a mano, pero igual la mezcla le da más prioridad a la instrumentación que a las voces, aunque sí son más perceptibles que la voz de Walford en su creación para el año que recientemente terminó).

Petrică Ionuţescu sigue demostrando que lleva un protagonismo muy predominante en los inicios de las canciones a lo largo de este álbum, y al llegar a “Obrăzar” (“Yelmo”), hace sonar su nai (un instrumento de viento que se asemeja mucho a las zampoñas típicas de los Andes, nada más que son más amplias.  Esta es la pieza más corta del álbum (alcanzando los 7 minutos de duración), pero no por eso decrece en la intensidad de sus acordes al llegar la parte más pesada de la canción, y complementa muy acorde la idea original del álbum, siendo aparte (más allá de su duración) la canción en teoría más “digerible” en este redondo y la que aparte nos trae momentos de blast beat por vez primera en esta escucha.

Sí, el disco sigue un patrón muy estricto en cuanto a la materia de composición se refiere, y nuevamente para “Tinerețe Fără Bătrânețe” (“Juventud Sin Vejez”) tenemos una bella introducción con instrumentos de viento, acompañada esta vez por el resonar de platillos que dejó grabados Negru previo a dejar este mundo.  Eso sí, en esta oportunidad la parte más dura no tarda en aparecer por fortuna, y ya para el siguiente minuto la artillería metalera está en marcha nuevamente, para seguir descubriendo (los que entiendan el rumano, y los que traduzcamos las letras en Google apenas aparezcan, jejeje) esos misterios que están entre las espesas arboledas de esas friolentas montañas que han presenciado atrocidades, mismas que las voces violentas y el destructivo blast beat nos narran, y que nos hacen preguntarnos: ¿Qué sentirá Gaia al ser testigo silenciosa de actos siniestros que pudieron haberse suscitado en esas “soledades” plagadas de flora y fauna?  La pieza termina con unas percusiones como de campanas (no sabría decir a ciencia cierta qué instrumento es).

La última pieza compuesta por Gabriel Mafa ha llegado al fin para que la conozcamos, y se trata de “Toacă Din Cer” (“Labios Celestiales”).  En ella son unas percusiones autóctonas de Rumania las que dan arranque a esta pieza, pletórica del más puro sentimiento que Negru dejó implícito desde 1995 en cada una de las canciones que creó, y que progresivamente fueron siendo imbuidas de la magia artística que se origina en las tradiciones y costumbres de esta nación en el este de Europa, la nación más oriental con una lengua de raíces latinas.  En esta ocasión el canto es limpio y épico a partir de los 2 minutos y medio, en compañía de la agresiva y grandilocuente instrumentación, en donde debo destacar lo frontal que ha sido puesto en la mezcla el bajo, como para resaltar la robustez de la música.  Y al ser la voz cantante de tonos graves, conjuga muy bien con la presencia de este elemento, algo que aumenta al llegar los guturales. Nota aparte, severa epicidad y emotividad la del final de esta pieza, conjugando percusiones autóctonas con instrumentación de viento, que nos despiden a nosotros de esta travesía y mandan su “Pa” (“Adiós”) a este insigne creador de música que hoy es eternidad.

En una industria que sí, está plagada por la mediocridad y de gente que solamente vive quejándose de que no hay creatividad, pero no se da la vuelta a ver que hay montones de lanzamientos discográficos cargados de enorme calidad que salen cada año, duele que la huella de este baterista, percusionista y compositor musical, posiblemente no llegue a ser tan reconocida como se lo merecería.  Y eso por eso que uno como reseñista quiere dejar su granito de arena para que obras de esta magnitud lleguen a ser conocidas por más gente, pues se lo merecen y en demasía.  “Quién quita un quite” (dirían mis abuelos) y esto inspire a algún jovenzuelo músico a convertirse en el nuevo “Negru” y se lance a una aventura musical que, quizás no sea del mismo tipo que la desarrollada por Negură Bunget del 1995 al 2017, pero que podría bien alimentar el mundo del arte, para que así el reclamo de Alberto Rionda de que “Los poetas han muerto” pueda lograr hallar su paz al ver un resurgir del arte como es debido.

Lo bueno es que, aún si Gabriel ya no está entre nosotros, quienes lo acompañaron en sus andanzas a lo largo de las 3 etapas de la agrupación, hoy día siguen haciendo música en Dordeduh (creación de los músicos de la primera alineación), en Argus Megere (con artistas de la segunda encarnación del grupo) y en Sur Austru (hecha por 3 de los músicos que acompañaron en los últimos tiempos a Negru antes de partir de esta vida).

IN MEMORIAM… GABRIEL “NEGRU” MAFA (1975-2017)


Sello: Lupus Lounge
Lanzamiento: 26 de Noviembre, 2021
Género: Progressive/Folk/Atmospheric Black Metal

«Zău» tracklist:

NEGURĂ BUNGET - Zău

Triste es el fallecimiento de un gran músico, pero lo bueno es que su música quedará como legado para la eternidad, y en el caso del compositor rumano Gabriel "Negru" Mafa, este 2021 fue testigo de la salida de su trabajo póstumo, que da conclusión a su final incursión musical denominada la "Trilogía de Transilvania". Un disco de Black Metal Atmosférico sumamente envolvente, y que los fans de esta vertiente del Black Metal no deben dejar pasar.
8.8

Producción

8.5/10

Composición

9.0/10

Replay Value

8.7/10

Valoración Personal

8.8/10

Michael Prado

De Costa Rica para el mundo. Fan de la música DE VERDAD, hecha con sentimiento y verdadero amor al arte, sin importar el género, aunque debo admitir que doy amplia preferencia a lo que ha sido creado en Metal, Rock, música Celta, Clásica, soundtracks de Videojuegos, Electrónica y demás. Un abrazo y bendiciones para tod@s.