ATAVISTIA – Cosmic Warfare 🇨🇦 (Album Review)

Por Michael Prado

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Cuando uno se echa al suelo en un lugar donde las luces nocturnas no nos interfieran en la visión del ígneo manto celestial plagado de luceros luminosos, siempre nos quedamos con esa sensación de experimentar esa cercanía a la vez tan lejana con el vasto e inconmensurable infinito del cual es parte nuestro planeta, y a la vez nos hace sentirnos tan pequeños ante lo que en este universo hay, el cual también está plagado de maravillas y terrores que podrían desencadenar en la manera menos imprevista un final para la existencia de nuestra especie, tal y como la conocemos.  Cosas como éstas, son las que exploraremos a través del disco que ha motivado la escritura de esta reseña.

En el año 2016, un joven músico canadiense de nombre Mattias Sippola, tomó la decisión de iniciar su propio proyecto musical, quizás motivada por la escasez de señales de progreso por parte de la agrupación finesa Wintersun, de brindar nuevo material tras 4 años de haber salido su segundo LP “Time I” (2012).  Así las cosas, empezó a dar forma a ese sueño, que se empezó a gestar gracias a su impresionante primer álbum “One Within The Sun” (2017).  Señoras y señores, ATAVISTIA había nacido así, en la hermosa ciudad de Vancouver, Brittish Columbia.

Con el paso del tiempo, otros músicos se aliaron con Matt para ayudarle a construir este camino en una mejor forma, dándose así la llegada del guitarrista Dalton Meaden (quien también es integrante de Lords of the Nether) en ese mismo 2017.  2 años más tarde, se uniría el bajista D’wayne Murray (miembro también de Rise of Avernus) y el batero Israel Langlais (quien es parte de Unbeheld, Vital Spirit y Wormwitch), saliendo este último ese mismo año, para la posterior llegada de Max Sepulveda (que también toca la batería con Exterminatus).

Quizás esta agrupación no tenga todavía la relevancia que se merece (por más que se pueda decir en contra de ellos que son más inspirados de la cuenta en su quehacer musical por la banda del polémico Jari Mäenpää), misma que, quienes hemos podido disfrutar de la genialidad mostrada por ellos en sus primeros 2 álbumes, finalmente empiecen a recibir dicha relevancia con lo que ha sido su tercer álbum de estudio, que ha llegado a las tiendas discográficas y servicios de streaming a través de Blood Blast Distribution el pasado 21 de abril de este año.  Dicho LP lleva el nombre de “COSMIC WARFARE”.

Desde el ¡vamos!, con su potentísima inicial “Cosmic Warfare”, que va tras su evocador intro “Omega Nova” (acá debo decir algo, no soy muy fan de los intros instrumentales, pues llegan a ser puro relleno muchas veces, pero en esta oportunidad siento que aporta bastante a crear la atmósfera de preparación para la bestialidad que se viene) todo va a ser una marejada intensa, implacable, inmisericorde y furibunda de emociones de todo tipo, plasmadas bajo un altamente efectivo Death Metal Melódico con tintes sinfónicos.

Hablemos del apartado vocal, donde desde siempre, el buen Matt Sippola ha sabido interpolar bastante bien los guturales que uno esperaría de un proyecto así con voces claras que le van bien a cada una de las piezas.  En este álbum, Matt también contará con el apoyo de Vincent Jones (cantante de Æther Realm, Judgemental y Sakrament), quien hace una muy destacada labor en la épica “Ethereal Wanderer”.

Quizás el arte de Atavistia no sea tan complejo y tenga el acoplo de orquestaciones fantásticas como las que Jari ha creado para Wintersun, pero no hace falta tanto eso cuando la labor majestuosa que ejecutan a cada momento el resto de músicos es descollante y efectiva, para crear atmósferas que nos hacen sentirnos en un viaje interestelar, o contemplando a ojos vivos un apocalipsis hiperespacial como el que parece dibujarnos la contundente portada creada para este disco, que va perfectamente con el concepto bajo el cual fue hecho este álbum según destaca el grupo, que consiste en “un relato oscuro sobre ser tragados en un agujero negro”.

Debo destacar, por sobre todo, dentro del apartado de la instrumentación, la labor tan distinguida que ha logrado Max Sepulveda con su equipo de percusiones, pues arrasa con un poderío bestial, creando perfectamente las sensaciones que uno podría sentir en su psique ante el ser testigo de ser absorbidos para la eternidad por una fuerza cósmica que nunca te dejará salir de sus entrañas.

El apartado lírico es bastante propicio y adecuado para cada una de las piezas, que son bastante largas (siendo “Ethereal Wanderer” la más corta con 8 minutos y medio, y quedando como la de mayor longitud dentro del redondo “Forgotten Silence” con sus 11 minutos y medio), por lo cual, si queremos llegar a aprenderlas y cantarlas sin necesidad de ver al librito que acompaña al CD, o bien a las letras en el Bandcamp del grupo, requeriremos varias escuchas para memorizarlas al dedillo.

Para ir cerrando, hay que también poner el ojo (o más bien el oído) al apartado de la producción, donde, a pesar de la gran complejidad que hay en cada canción, no perderemos detalle de la labor creada en cada pieza por estos 4 músicos (bajo incluido, y en este caso es algo muy meritorio).  El sonido es de bastante calidad, quizás pudo lograrse un mejor pulido, pues por momentos parece que podría llegar a zonas riesgosas del “loudness war”, pero en términos generales, se logra una consistencia que hace de este disco un auténtico deleite auditivo.  Meritoria la labor que ha logrado el personal conformado por Max Sepulveda (quien se encargó de las labores de ingeniería), Matt Sippola (que fue quien comandó la producción en general) y Tony Lindgren (hombre con un amplísimo recorrido en masterización de álbumes, y que en este caso ha tenido a su cargo ese deber para con este álbum).

El metal en general suele ser un terreno bastante apto para lograr que historias espaciales se narren con música de altísima calidad (ya Gamma Ray ha aportado en muy valiosa medida su granito de arena para demostrarlo), y Atavistia, que busca explorar con este tercer álbum dicho terreno lírico, ha labrado uno de los discos que, en definitiva, habrá de estar en la lista de favoritos para muchísima gente que le dé su oportunidad.  Es de los discos que yo llamo “imperdibles” en este 2023.  Ruego, amigo lector, que si no has puesto a reproducir esta obra tan genial, no lo dudes en pasar a ello tras terminar esta reseña, y, posteriormente a ello, seguir con el resto de álbumes.  De la misma manera, si ya lo escuchaste, pues bien, no es mal momento para darle escucha de nuevo (sobre todo si es en streaming, para que la banda logre tener más alcance).