Аркона (Arkona) – Kob’ 🇷🇺 (Album Review)

Por Michael Prado

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Rusia es una tierra de cultura y arte tan amplios como la enorme extensión territorial que posee (nada raro para la nación más grande del orbe).  Y de ella tenemos en esta oportunidad el más reciente lanzamiento discográfico de una de las bandas que a mí en lo personal más me han llamado la atención, debido a su cautivadora y hechizante propuesta artística, la cual para esta oportunidad se ha endurecido más de lo acostumbrado.

En la bella capital de esta nación de zares, revoluciones y fríos sempiternos, la inmortal Moscú, fue creada en el año 2002 una agrupación que llevó originalmente el nombre de Гиперборея (Giperboreya=Hiperbórea), el cual mutarían un corto tiempo más tarde por el de Аркона (Arkona), que es el nombre de la última ciudad fortificada eslava pagana, la cual fue destruida en 1168 por la cruzada liderada por el Obispo Absalón y el rey Vhaldemar el Grande de Dinamarca.  Dicha ciudad se ubicaba en la isla de Rugia, ubicada en el Mar Báltico, y que actualmente es territorio alemán.

El grupo actualmente es conformado por su fundadora, vocalista y multiinstrumentista Maria Arkhipova (conocida dentro del grupo como Masha “Scream”, y que también es parte de Nargathrond), el bajista Ruslan “Kniaz” Oganyan, el multiinstrumentista (más que nada guitarrista) Sergei Lazar (estos 2 músicos también miembros de Rossomahaar y Nargathrond), el también multiinstrumentista (especializado en instrumentos de viento y demás yerbas folklóricas rusas) Vladimir “Volk” Reshetnikov (quien también es integrante de Rossomahaar) y el batero Alexander Smirnov (con vasto currículum en gran cantidad de agrupaciones, siendo miembro actualmente de Chatalhüyük, Rossomahaar y los directos de Тролль Гнёт Ель).

A la fecha de hoy, Arkona lleva la suma de 10 discos de estudio, 3 álbumes en directo, 1 EP, 4 lanzamientos en formato vídeo y 3 recopilatorios.  De manera reciente, el décimo disco de esta agrupación ha visto la luz el día 16 de junio, a través de la discográfica Napalm Records, y lleva el título de “KOB’” (que en español quiere decir “Hechizo”).

Una narración mística y llena de enigmas en la voz de Masha “Scream” nos da la bienvenida al álbum con la canción “Izrechenie. Nachalo” (Refrán. Inicio), la cual está enmarcada dentro de una instrumentación muy ambiental, que nos hace sentir dentro de un ambiente tenebroso (algo que busca dejar manifiesto el grupo a lo largo de este álbum, el cual han definido como “6 pasos del descenso al abismo”).

Posteriormente a este inicio que intenta ubicarnos al borde de ese precipicio de emociones musicales, se da la entrada del resto de instrumentistas para empezar a desgranar la mazorca artística mediante la potente y bestial “Kob’” (Hechizo), la cual sin dudas nos ha de hechizar con sus cantos paganos, interpretados en el natal idioma ruso de esta agrupación, donde Masha “Scream” demuestra su gran talento para las voces guturales y limpias, uno de los sellos más emblemáticos de la agrupación a través de estos años.

Con el término de esta pieza, se da el suave inicio en las cuerdas de Sergei Lazar acompañando los susurros de Masha “Scream”, los cuales luego se desatan en una potente tempestad de voces furibundas para que el álbum prosiga en “Ydi” (“Ir” en uzbeco).  Dicha pieza es la de mayor duración dentro del redondo (abarcando casi 12 minutos del mismo), donde el grupo nos regalará varios de los momentos más extremos del álbum, como lo son esos demandantes blast beats que pondrán a prueba el talento de Kevin Paradis (baterista invitado que grabó dicho instrumento en este álbum), mientras la letra de la pieza incita al protagonista a volverse uno con la Madre Tierra a través del salto a dicho abismo mencionado previamente.

Las piezas del álbum por lo visto van entrelazadas la una con la otra, y el disco sigue fluyendo ahora dentro de “Ugasaya” (“Desvanecimiento” en el idioma kirguís).  Nuevamente sonidos ambientales como los de la pieza inicial son los que nos abren las puertas a esta nueva parada lúgubre y tenebrosa de la placa, para que luego la batería y el bajo (el cual maneja con gran maestría el señor Ruslan “Kniaz”, demostrando que el grupo ha mostrado real preocupación en que cada instrumento sea perceptible a lo largo del álbum) le abran paso a sonidos de teclados y el canto relativo a esta canción (ambas cosas en manos y garganta de Masha “Scream”).  Para esta pieza el canto de nuestra talentosa fundadora del grupo se enfoca en los tonos más evocadores para traernos a la vida una letra épica en gran forma, mientras la instrumentación va en incremento de poderío, así como la voz de Masha “Scream” busca optar por ocasionales gritos guturales.  Sin dudas mi pieza favorita del álbum.

“Mor” (Más) nos extiende la mano para seguir con esta sombría odisea dentro de parajes de guitarras acústicas acompañadas de las voces más crudas que nuestra cantante nos va brindando en otro de estos números que nos harán sentir escalofríos conforme los minutos de la pieza van avanzando, en especial si conseguimos interpretar el significado de la letra que nos cantan (la cual nos describe en manera magistral a ese ser tan temido como lo es la muerte).  Número del álbum que desborda elegancia y brutalidad por momentos iguales y que no hacen disparidad en momento alguno.  Todo esto sin hacer mención de los más veloces blast beats que escucharemos a lo largo del álbum, los cuales intensifican la acción a gran nivel.

La escucha del disco prosigue como un todo cuando llega la quinta estación de este viaje umbral, con “Na zakate bagrovogo solntsa” (Al Atardecer Del Sol Carmesí), la cual nos trae nuevamente ese entrelazado tan mágico entre potencia y melodía perversa con tanto ingenio como el que logran crear estos fenomenales músicos.  La pieza nos habla en hermosas metáforas sobre la inevitabilidad del destino final al que cada ser vivo debe enfrentarse, de que al atardecer de sus vidas deben devolver sus seres al abrazo de la tierra de la que provienen.  Ni qué decir de los cantos de coros épicos que van surgiendo conforme nos vamos acercando al final de la pieza.  ¡Una belleza sublime!

“Razryvaya plot’ ot bezyskhodnosti bytiya” (Desgarrando De La Carne La Desesperanza De Ser) arranca en las melodías melancólicas de un piano tras desvanecerse los enigmáticos susurros que arrancaron con la conclusión de la pieza que le precedió, tras lo cual nuevamente vuelve la artillería más destructora y avasallante del grupo, que no se dejará nada guardado para darle al disco un gran desenlace que no dejará mayores dudas sobre la gran calidad que poseen.  Una letra de gran lujo que describe ese tan aterrador sentimiento de desesperación nos lleva a un viaje lleno de luces opacas pero que aún así parece marcar la senda hacia un destino final.

Esta senda a través de este descenso casi infinito llega a su conclusión con “Izrechenie. Iskhod” (Refrán. Final), devolviéndonos a ese ambiente casi de película de terror con el que inició el álbum, lleno de una ambientación tenebrosa a nivel instrumental, y recitaciones casi robóticas celebrando la unión de las almas perecientes al vacío infinito.

Ya llevábamos rato añorando el regreso de estos titanes del norte del planeta, que nos dejaron a la expectativa desde hace 5 años con “Khram” (Templo) (2018), y por dicha este retorno ha valido la espera, pues la banda sigue consistente en un nivel asombroso, dejando en claro por qué son de las más reverenciadas en esto del Pagan/Folk Metal, y su triunfo a nivel artístico debe ser celebrado y disfrutado por todo lo alto, pues álbumes como éste merecen no una, sino muchas escuchas a lo largo de la vida.