WILDERUN 🇺🇸 – Epigone (Album Review)
Por Michael Prado
A mí me da risa cuando oigo a esperpentos que se valen nada más de su nombre para tirar cosas con las que intentan jugar de eruditos pero al final terminan quedando como payasos, y en este respecto me refiero al lamentable caso de Gene Simmons, bajista y líder de los muy populares KISS (preparo escudo de Genji previendo la tempestad que se me vendrá por tirarle al ídolo de muchos), cuando ha venido afirmando (bajo la premisa que sea, me sigue pareciendo un TREMENDO ABSURDO) que “el Rock ha muerto”.
Yo me pregunto: ¿este señor se ha sentado tan siquiera a escuchar a los montones de bandas que salen cada mes debutando con grandes lanzamientos para sacar semejante afirmación tan atrevida? Bandas de gran calidad que son relativamente jóvenes como ShadowStrike, Volbeat, The Night Flight Orchestra, Warbringer, Ne Obliviscaris, Iotunn (con su BRUTALÍSIMO debut del año pasado) y el caso al que haremos reseña en esta ocasión, que resultan ser los estadounidenses Wilderun, dejan más que retratado a este caballero, que por lo visto tiene lengua de sobra, pero no suficiente apertura de mente como para escuchar a los grandes grupos que vienen naciendo hoy en día.
Wilderun es una banda con sede en Boston, Massachussets, fundada en el año 2008 por el cantante y multiinstrumentista Evan Anderson Barry, al cual con el tiempo se le fueron uniendo distintos músicos, quedando como alineación actual la que le complementan al señor Barry los siguientes artistas: en el bajo y dulcémele de martillo el señor Daniel Müller (músico también de la banda Khôra), en las guitarras, teclados y orquestaciones a Wayne Ingram (compañero de Daniel en Khôra) y como baterista a Jonathan Teachey.
Este grupo inició su legado musical en forma de discos de larga duración con “Olden Tales & Deathly Trails” (2012), que nos presentaba un Folk Metal muy elegante y de brillante composición y ejecución instrumental, donde se mostraba la particularidad de que Evan oscilaba en su canto al usar voces limpias muy épicas y también guturales sobresalientes. Para el 2015 presentaban al público su segundo álbum, “Sleep At The Edge Of The Earth”, donde las raíces Folk se mantenían firmes, pero el sonido se oscurecía y endurecía más en comparación al primer disco. Y en el 2019 vería la luz el que para este servidor es su mejor álbum, y mi favorito de dicho año, disco intitulado “Veil Of Imagination”, en el cual el sonido alcanzaba magnitudes sumamente épicas y se agregaban elementos progresivos que realzaban todavía más la inmensa calidad compositiva que el señor Barry era capaz de lograr en sus álbumes.
Han transcurrido ya 3 años (o mejor dicho 2 años y 2 meses, puesto que “Veil Of Imagination” salió en noviembre del 2019), y estos músicos (de los cuales partió el año anterior de la alineación el guitarrista Joe Gettler -integrante de Razormaze-) han decidido legar una obra musical de proporciones grandilocuentes a su ferviente público, que es cada vez más numeroso, dada la calidad tan asombrosa de su arte. Y así es, amigos, como mañana ya estará disponible a la venta el cuarto LP de Wilderun, que llevará por nombre “Epigone”.
La primera canción que encontraremos en este disco será una de corte enteramente acústico llamada “Exhaler”, en la cual nos encontramos una interpretación vocal de Evan Barry más intimista, por así decirlo, sin apelar a aquellos tonos más épicos que le conocimos en los anteriores álbumes, y que desde ya les adelanto, será la tónica en este disco, que realmente destaca por ser distinto en cuanto a tipo de contenido con respecto a los anteriores. En la cabalgata a través de los pentagramas musicales les diré más al respecto.
El arte de Wilderun ya no es tan apelante a contar historias y relatos, sino a hacer una introspectiva muy profunda en la psique humana, lo cual se ha empezado a ver desde “Veil Of Imagination” (sin que eso demerite la calidad compositiva, que, más allá de eso, sigue siendo muy épica y bellamente labrada). El inicio de “Woolgatherer” mantiene ese sentimiento tan personal que tuvo la primera canción del álbum, pero es nada más la cortina de arranque para la vorágine majestuosa que tiene esta preciosa canción de 14 minutos y 11 segundos, con la cual Evan Anderson Barry vuelve a anotarse otro gol en su carrera artística, construyendo una pieza que, si bien suena muy distinto en cuanto a intencionalidad y sentir respecto a los 3 discos precedentes, sigue percibiéndose que esto es Wilderun, y ahí radica la grandeza de un grupo que tiene una calidad sobresaliente, que es capaz de marcar su andadura artística con diversas facetas y mantener su identidad intacta. En esta oportunidad podemos ver a un Wilderun que tira todavía más directo hacia la vena progresiva y de manera exitosa, llegando a su clímax en los gloriosos blast beats que retumbarán teniendo como fondo una maravillosa orquestación como la que estos astros del arte son capaces de lograr. Hay que destacar que el grupo no necesita apegarse a virtuosismos individualistas para alcanzar su resultado tan destacado.
Posiblemente para algunos la siguiente pieza, “Passenger”, no tenga esa multitud tan abrumadora de elementos que manifestó su predecesora en este disco, pero no por ello es digna de desprecio o desmérito alguno, pues en este disco no hay absolutamente nada de sobra, y menos si esta pieza arranca tan generosa en cuanto a potencia y prestancia en su ejecución. Vamos, que con un compositor tan competente como Evan Anderson Barry nada puede salir mal. Ya son 3 discos de un nivel altísimo a sus espaldas como para temer decepciones. Lo que me gusta es que no cae en fórmulas que cae en reutilizar en el resto del álbum, sino que sabe variar en cuanto a lo que quiere en cada pieza, inclusive en la entonación de las canciones. En esta pieza lo que más destacará es la potencia de los instrumentos, que, enlazada a las épicas instrumentaciones, pues nos da un aire de grandiosidad que satisfará los paladares auditivos más exigentes. Y el final de la pieza será un punto climáctico impresionante.
“Identifier” es la siguiente parada, con 11 minutos y medio de duración, un inicio suave y arrullador, que como todos sabemos, en el metal no significa más que el preludio a una montaña rusa explosiva de emociones, sentimientos, potencia, grandilocuencia, y demás yerbas a las que un grupo de semejante magnitud podría tenernos preparados para apantallarnos a cada segundo que dure la escucha del álbum. Acá los riffs de guitarra resultan el ingrediente que resalta con mayor preponderancia, marcando una senda gloriosa en la que Evan quiere transmitirnos más de lo que ha ido construyendo en estos últimos años tras lo que fue “Veil Of Imagination”. Y da un gusto tremendo que un músico no quede satisfecho con haber alcanzado la gloria y apueste a ir por más, tal y como le pasó por ejemplo a Pink Floyd, que sí, después de haber sacado “The Dark Side Of The Moon” (1972) sentían que lo habían logrado todo, pero aún así siguieron adelante y en 1975 trajeron el que para mí es su mejor álbum: “Wish You Were Here”. Volviendo a la pieza, quizás la voz de Evan no sea tan épica como en los discos anteriores, pero el ocasional acompañamiento de coros resalta ese sentir de grandeza.
Tras el paso arrollador de este álbum, un descansito no está nada mal, y eso lo obtenemos con “Ambition”, una pieza de 2 minutos 40 segundos de corte más atmosférico. Una rareza en lo que habitualmente suele ser este grupo, y sí, quizás el punto más discordante en este álbum, pero que igual, siento yo, no está de más, y permite retomar energías para lo que se viene, que es realmente increíble.
En su álbum del 2015, Wilderun creó una saga de 4 canciones intitulada “Ash Memory”, la cual fue épica y gloriosa. Pues para este 2022 estos chicos de Boston han apostado por crear otro compendio de canciones enlazadas por un mismo nombre, y así nace la tetralogía “Distraction”, que inicia sencilla pero potente con “Distraction I”. Y dicha potencia va in crescendo con cada segundo que transcurre, como buen ejemplo de hacer un Progressive Metal de calidad. Y con esos coros épicos al final de la canción creo que no se puede pedir algo más que poner al público de pie a aplaudir, pero a sentarse de nuevo, puesto que lo que se viene sigue siendo muy bueno.
Las orquestaciones acompañan a la tremenda labor en la batería por parte de Jonathan Teachey en “Distraction II”, una muestra bastante competente de cómo se debe mezclar orquestaciones y el metal más potente y agresivo, que no deja de tener sobriedad y elegancia en su ejecución. El canto de Evan se vuelve más serio en esta sección de la saga, recurriendo también a sus monstruosos guturales, que por dicha son muy comprensibles hasta para los que tenemos un tanto más de costos en comprender de manera audible la lengua inglesa. Acá nuevamente el imponente coro de voces se sacará nota 100 por su impecable y grandilocuente performance entrelazada a la instrumentación extrema que crece a niveles enloquecedores, terminando por un jugueteo en una de las cuerdas de la guitarra, generando un sentir como de soledad o reinicio.
Ahora sí, llegamos a la parte más gloriosa de esta saga, y es que al llegar las majestuosas orquestaciones que darán conclusión a “Distraction III” comprenderemos mejor el concepto de lo que es “belleza” como tal. Mas toda la pieza debemos estar claros que es un homenaje a lo que debe reinar en este arte auditivo, y es embellecer todo con sus ondas perceptibles por el oído humano. Debo confesar que esta fue la parte del álbum que más me conmovió debido a lo hermosa que es. Esos violines previos a la brutal y gloriosa orquestación final harán que hasta las piedras lloren tocadas en las fibras más sensibles de su corazón, y ni se diga los también impresionantes solos de guitarra. Un aplauso más fuerte para esta fuerza artística mancomunada en estos 4 hombres y de vuelta al asiento, que esto todavía no acaba.
Esta tetralogía tan majestuosa concluye con “Distraction Nulla”, que es la sección más corta de las 4, pero que rebosa de potencia y energía brutal más que sus pares anteriores. Claro, su inicio suave y acústico es engañoso (y pista de ello es el eco de vientos que no presagian nada bueno). Si todavía le queda energías a la gente para dejarse llevar por la instrumentación salvaje que desencadenan en tan poco tiempo estos tremendos músicos, pues mis respetos. Yo caí presa del embelesamiento que me dejó “Distraction III”. Y ojo, que la pieza termina con un sonido agudo que podría alarmar a algunos de un posible síntoma de tinnitus, pero nada qué temer.
El disco concluye con un cover de la canción de Radiohead “Everything In Its Right Place” que la legendaria banda inglesa presentó en su cuarto álbum “Kid A” (2000) como pieza inicial. Otra asombrosa muestra de respeto por parte de Wilderun a bandas que los influenciaron en su crecimiento como artistas (ya en el pasado rindieron reverencia a Iron Maiden con un increíble cover de “Seventh Son Of A Seventh Son”). Y aparte tenemos una versión de la pieza inicial del disco, “Exhaler”, pero basada en sintetizadores en lugar del sonido original de guitarra acústica, además de tener la voz de Evan con un efecto que la hace sonar más distante.
Los que llevamos escuchando a la banda desde hace ratillo, nos podremos percatar que la producción ha venido creciendo en calidad con el pasar de los años, y este disco es prueba inefable de que han cuidado con total esmero hasta el último detalle para que el sonido del álbum sea el más apropiado, por lo cual vaya nuestro más sentido reconocimiento a la labor de Jens Bogren (mezcla), Tony Lindgren (masterización) y de los señores Justin Spaulding, Jason “Jocko” Randall y Andrew Greacen (encargados de ingeniería) por lograr una misión bastante apropiada y quizás muy difícil de superar en el futuro.
Creo que nuevamente Gene Simmons queda en ridículo con sus aseveraciones fanfarronas, echándole la lápida a un género que todavía tiene MUCHÍSIMO qué dar, máxime con bandas que crecen a niveles gigantescos con cada lanzamiento nuevo. Y Wilderun es un importantísimo abanderado de ello. Ojalá esos ecos de odio por parte de quienes hicieron su historia en el mundo del Rock no lleguen a desmotivar a las nuevas generaciones que quieren hacer manifiesto su arte, tal como estos artistas tan prodigiosos de Boston lo han logrado en 4 álbumes, que, viendo lo hermosos que son, no puedo menos que esperar todavía más y mejor de su parte en los años venideros. Quizás mi único pero al respecto es que duren mínimo 3 años entre disco nuevo que sacan al mercado, pero bueno, la espera vale la pena cuando llega finalmente el momento. Así ha sido, y esperamos que siga siendo la tónica.
Sello: Century Media Records
Lanzamiento: 7 de Enero, 2022
Género: Symphonic Progressive Folk Metal