VOYAGER – Fearless In Love 🇦🇺 (Album Review)

Por Michael Prado

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Dentro del fandom del metal hay cierto repudio a las tendencias que se han vuelto populares en los últimos años, como lo son el Core y también el añadido de elementos de Eurobeat, que hacen la música sonar muy afín a las movidas más Pop que se vieron en los años 80, donde artistas y agrupaciones como Abba, Madonna, Michael Jackson, entre otros, empezaron a forjar su enorme popularidad.  De mi parte, yo siempre he sido buen receptor de esos añadidos, los cuales me han dejado buenas experiencias auditivas, como las que el señor Anton Kabanen ha creado dentro de las 2 agrupaciones más icónicas de su historial como músico (Battle Beast y Beast in Black).  Ahora bien, el caso que nos concierne hoy es bastante particular, y ahora veremos el porqué.

Desde Perth, gran ciudad ubicada en el oeste del gran continente australiano, nos llega lo que es el octavo álbum de una agrupación que ha ido popularizándose a pasos agigantados en su nación de origen.  Nos referimos a VOYAGER, grupo que nació en 1999 de la mano del compositor, cantante y tecladista Daniel Estrin (quien también es el único miembro fundador que persiste en la banda).  Junto a él viajan en esta aventura musical los guitarristas Simone Dow y Scott Kay, el bajista Alex Canion y el batero Ashley Doodkorte.

La música de estos oriundos de la tierra de los canguros va más orientada a intencionalidades progresivas, a las cuales les han añadido detalles modernosos de esos que ya mencionamos de manera previa, y bueno, en el caso de Voyager, logran hacer un buen conjugado muy melodioso, bastante digerible y con estribillos muy pegadizos, consigna que han venido desarrollando desde hace unos años, y que se consolida con todavía mayor firmeza en este nuevo disco que han puesto en el mercado desde el 14 de julio de este 2023 a través de Season of Mist, disco que lleva el nombre de “FEARLESS IN LOVE”.

Si la llamativa portada (creada por el propio batero Ashley Doodkorte), donde 2 manos se entrelazan en un contraste de azules claros y oscuros, no logra llamarte la atención, pues bueno, entremos de una a lo que nos tiene que proponer Voyager para este 2023, donde han decidido llevar la modernidad de su arte a otro nivel.

La primera de 11 canciones que componen este redondo, “The Best Intentions”, surge en el horizonte con unos teclados y melodías vocales que de inmediato empezarán a contagiar nuestras neuronas con el gran pegue que tienen, en tanto que la intencionalidad musical va creciendo poco a poco, mientras teclados y guitarras se encargan de crear la atmósfera de la canción, el bajo con su slapping y la batería con diversidad de ritmos que enriquecen la escucha, nos brindan un muy sólido tema para arrancar esta travesía.  Quizás la deuda en este número sea la de un solo de guitarra, que habría venido muy bien.

Vaya que Daniel Estrin se toma muy en serio el manejo de su instrumento de 88 teclas, con las que logra crear armonías, atmósferas y melodías como las que nos darán otro momento de bastante disfrute dentro de “Prince Of Fire”, la cual tiene en mucho del fraseo de sus estrofas esa esencia imperecedera de los años 80.  Vamos, que cierro los ojos y me imagino la pieza cantada por estos chicos en un fondo con esas luces fluorescentes tan habituales de esa era, brindando un aspecto futurista, mientras los riffs de guitarra van cayendo con dureza en medio de ese paraje de notas creadas por el teclado.  Cabe destacar que este número fue presentado como cuarto single previo del álbum.

Seguramente para este entonces los que presumen más de ser rudos trve ya se habrán bajado del navío, pero para los que son nostálgicos de hace 40 años y quienes ya han sido inevitablemente contagiados de esta esencia tan pegadiza, creo que tendrán todavía más diversión dentro de la más variada “Ultraviolet” (quinto y último sencillo del álbum).  Lo genial de estos chicos es que sí, beben a cántaros del pop ochentero, pero no pierden su lado más duro y potente (sobre todo con esos guturales que el músico invitado Sean Harmanis se manda en la última estrofa de la pieza).

Desde hace 1 año el grupo venía haciendo labor de mostrar al mundo poco a poco lo que sería este álbum, y el 20 de enero de 2022 dieron a conocer por vez primera la pieza “Dreamer” (primer sencillo de este disco), la cual me recuerda demasiado a canciones como “Thriller”, “Radio Gaga”, entre otras que marcaron esa inolvidable tendencia donde aquellos nombres de artistas tan fenomenales marcaron época.  Sin dudas es de esos números que pueden empalagar a quienes tienen el paladar musical más endurecido, pero quienes son salvos de prejuicios, fijo hasta se pondrán a sacarle brillo a la pista con algunos pasos bailables.

Ahora en “The Lamenting”, la letra se torna más melancólica de lo que hemos tenido hasta este momento, mientras el ritmo toma matices más afines al Hard Rock (que también tuvo una gran época dorada en esos años 80).  Hay que destacar montones cómo las líneas de bajo tocadas por el señor Alex Canion enriquecen la travesía de esta pieza.  Debo decir también que me dio risa el verso que dice “yet I believe you when you say the world is flat”, sobre todo cuando recordamos que los terraplanistas suelen negar la existencia de Australia.

La otra pieza que el grupo presentó previamente al lanzamiento del álbum en el año anterior (más precisamente el 14 de julio del 2022) es “Submarine”, la cual presenta estrofas más sencillas (de 3 versos) y podríamos decir que es de las que mejor cumplen con la labor de presentar al grupo de una forma más digerible al gran público, algo que no dudo esos teclados tan atrayentes y el canto pegadizo de Daniel Estrin lograrán de manera muy exitosa, aparte de que acá tenemos un bonito y elegante solo de guitarra (que va muy bien apoyado con el slapping en las 4 cuerdas graves de Alex Canion, un maestro en su instrumento), previo al excelente e intenso final que le dan a esta pieza.

Acumulando actualmente más de 8 millones de escuchas en Spotify, tenemos “Promise”, pieza que fue presentada el 22 de febrero como tercer sencillo, y cuya instrumentación, atmósferas, cantos y demás gritan “década de los 1980” por sus cuatro costados más que cualquier otra cosa dentro de esta placa, y que hará agitar las masas con solamente ese “Ooh” que surge a manera de estribillo.

Si hay una pieza que presenta mucho canto de estilo más cercano a lo que se escucha en radioemisoras en la actualidad es sin dudas “Twisted”, y eso vaya que me preocupó al tenerlo tan de frente en la primera estrofa, pero tras ese inicio algo dubitativo, volvimos a tener lo mejor de Voyager manifestándose con gran preponderancia, con el fin de regalarnos otro número de amplio disfrute, que aparte es el que más goza de esa esencia progresiva que me trae buenos recuerdos de momentos que he disfrutado con Dream Theater, Threshold y otros grandes nombres de esta rama.  Para coronar este gran número, tenemos un hermoso solo de guitarra que endulza más el viaje.

Al llegar a “Daydream” toca ponernos un poco sinceros, y es que ese inicio de teclados ya nos suena demasiado familiar y visto en piezas anteriores, por lo cual se podría pensar que ya se le empezaban a acabar las ideas al grupo, pero por fortuna, la pieza logra defenderse con una muy sólida y bien lograda armazón melódica, rítmica y cantada, donde el estribillo logra acaparar muchos de los números positivos en esta oportunidad de nueva cuenta.

“Listen” inicia de manera muy etérea, con teclados distantes que van acercándose y siendo acompañados por el resto de instrumentos, que se encargan de brindarnos otra experiencia que es como si nos montáramos al DeLorean del Dr. Emmett Brown para disfrutar de esos tiempos donde bandas como Iron Maiden daban sus primeros pasos, se daba el triste fin para Led Zeppelin, entre otros momentos que marcaron esa década.  En fin, si algo caracteriza a esta pieza, es la solidez con la que suenan todos los instrumentos (sobre todo el bajo, que Alex Canion parece que quisiera partir en 2 las cuerdas con la fuerza que les imprime, máxime cuanbo busca acompañar los solos de guitarra y teclados).

El viaje ochentero está a punto de finalizar, y la última escala resulta ser la de más larga duración (casi 5 minutos y medio), llevando el nombre de “Gren (Fearless In Love)”, la cual inicia con ritmos más poperos (quedan advertidos los que les cause escozor este detalle), pero va creciendo poco a poco en intensidad la instrumentación (sobre todo cuando le toca a las guitarras de Simone Dow y Scott Kay armonizar en conjunto con los teclados).  Aparte, las melodías de teclado llegan a tener ciertos detalles que podrían hacerlas pasar por orquestaciones si nos dejamos llevar.

La música siempre será un terreno donde para muchos ya todo está dicho, pero algunos músicos tendrán el atrevimiento de romper paradigmas, lo cual sin dudas les generará algo de críticas, pero también habrá un sector de público que les aplaudirá el riesgo y disfrutará de esa exploración atrevida que han decidido intentar, tal cual Voyager ha venido haciéndolo, y que a través de su octavo LP consolidan.  Sí, quizás eso les hará tener mayores números, y les acarree que algún número de voces del odio los tache de “vendidos” y otros, pero en fin, mientras lo que hagan en materia artística sea de calidad, ¿importa de veras tanto el éxito mediático?  ¿No puede ir el éxito mediático de la mano con hacer bien las cosas en sus obras?