RIOT CITY – Electric Elite 🇨🇦 (Album Review)

Por Michael Prado

Si hay un sonido en específico al que quizás ningún fan del Metal pueda resistirse es al que lleva el poder de un riff bien ejecutado de guitarra y bajo, llevados de la mano con la velocidad agresiva y demoledora de una batería en manos y pies de un experto que sabe hacer con ella lo que su voluntad y destreza le dicten, teniendo como principales elementos en su ejecución la pesadez del sonido y la velocidad acelerada del tempo.  Eso es el Speed Metal, una descarga inmensa de energía para quien escuche este estilo musical.

Riot City es una de esas bandas que han decidido seguir esta senda desde que decidieron iniciar como agrupación, allá por el año 2011 en Calgary, Canadá.  Actualmente son un quinteto integrado por el cantante Jordan Jacobs, los guitarristas y coristas Cale Savy (quien fuera también su vocalista del 2011 al 2019) y Roldan Reimer, el bajista y corista Dustin Smith y el baterista Chad Vallier.

Dicha banda bebe de manera considerable el legado de grandes actos del ayer como Judas Priest, Riot V, por mencionar los ejemplos más destacados (sobre todo el segundo, de donde inclusive estos canadienses han tomado parte de su nombre).  Para este 14 de octubre el grupo prepara lo que será su segundo lanzamiento discográfico a través de No Remorse Records (ojo, que no es el mismo que nos trajo, por ejemplo, los primeros 2 discos de Blind Guardian, ése primer No Remorse Records cerró funciones en 1990).  Dicho álbum llevará el título de “ELECTRIC ELITE”.

Haciendo comparaciones con su primer álbum “Burn The Night” (2019), podemos ver el cambio en la intención vocal, donde Jordan Jacobs lleva un estilo más melódico que su antecesor en las voces, el señor Cale Savy, quien nos presentaba una propuesta más apegada a los agudos, que, siendo sinceros, llegaba un momento donde se volvía algo cansino.  Eso cambia para este segundo disco, pues Jordan busca abarcar diversos matices, sin que eso quiera significar que renuncie a las notas más altas.  O sea, sí hace uso de ellas, pero sin sonar excesivo en dicho apartado.

El sonido del álbum apela a buscar una intencionalidad old-school, en un trabajo bastante bien elaborado, donde podemos distinguir con claridad y facilidad lo que cada uno de los instrumentistas (bajista incluido) ha dejado grabado en este álbum.  Buena nota para el trabajo logrado por los señores Anthony Blaine (encargado de la grabación del álbum), Olof Wikstrand (quien tuvo a su cargo la mezcla) y Bart Gabriel (en cuyas manos quedó la masterización de este producto musical).

En total tenemos 8 canciones de muy buen gusto en este disco, que arrancan con la potencia y velocidad desencajadas de su inicial “Eye Of The Jaguar”, para posteriormente ir teniendo propuestas muy variadas en cuanto a ritmo, sabiendo pisar el acelerador cuando es requerido y llevando todo en forma mayoritaria por la senda Heavy Metalera.

Destaco también el interesante número final del disco, la canción “Severed Ties”, que resulta ser una canción de 10 minutos de duración, y la cual tiene un inicio lento algo extendido, que por un momento me preocupó a llevarme al pensamiento de “Vamos, hemos tenido un disco bien potente y ¿vamos a terminar con una balada larguísima?  Esto a algunos no les podrá gustar”.  Por dicha ese pensar se diluyó conforme avanzaba la canción, que llega a apelar al poder y destreza del señor Chad Vallier en las baquetas, llevándonos a un digno y épico cierre de esta producción.

En líneas generales, un álbum que no reinventa nada en un género que no requiere de ello, sin lugar a dudas, y donde lo que uno quiere es simplemente sentarse a poner el disco y menear la melena, agitar el puño y/o juguetear con la “air guitar”, siguiendo el alegre y poderoso ritmo que estos norteamericanos manejan a lo largo de este bonito álbum.  Es bueno saber que siguen saliendo propuestas que alegran el día (y sobre todo la noche) de quienes visten de cuero, tachuelas, pulseras con púas y disfrutan del sonido más auténtico en el género Metal.

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