Review Clásico: RHAPSODY – Dawn of Victory (2000)

Por Michael Prado Fernández

Tras un 1999 donde los miembros de Rhapsody aprovecharon para descansar del trajín del grupo, tiempo durante el cual se vieron cosas como al guitarrista Luca Turilli lanzando su primer disco solista King of the Nordic Twilight y al cantante Fabio Lione grabando el disco debut de Vision Divine (¡Dios, hermosos ambos discos, joyas del metal italiano!), la maquinaria épica creadora del «Film Score Metal» regresa a estudio en el 2000, año que también los vio hacer su primera gira durante los meses de abril y mayo en conjunto con Stratovarius y Sonata Arctica entre junio y agosto de ese dichoso año grabaron su siguiente placa discográfica, de la cual debutaron el 20 septiembre su sencillo «Holy Thunderforce«, para posteriormente mostrar al mundo un 30 de octubre del 2000 la esperadísima continuación de esa historia épica que ocurre en las Tierras Encantadas, que en el segundo disco nos dejó con un Guerrero de Hielo partiendo tras adueñarse de la Espada Esmeralda para reunirse con su amigo el príncipe Arwald y rescatar Ancelot de las fuerzas del terrible Lord Oscuro Akron.

Se suele decir mucho que los terceros discos son los que determinan si una banda será capaz de seguir adelante y forjarse un nombre o bien terminar sin trascendencia. Afortunadamente el talento épico que poseen en sí mismos Luca Turilli, Fabio Lione, el teclista Alex Staropoli, el bajista Alessandro Lotta y el batero invitado Thunderforce (el cual vino a sustituir a Daniele Carbonera en la alineación de la banda originaria de Trieste, y del cual no se ha sabido aún 21 años después su verdadera identidad) hizo posible que no solamente la banda mostrara que no se quedaría ahí, sino que dicho tercer disco inclusive hoy seguiría siendo un referente para los que amamos este género tan épico. Esto y más representa para la historia de Rhapsody su tercera placa discográfica Dawn of Victory.

Unas frases del mago Aresius de Elgard refiriéndose a la maldad del Lord Oscuro y la única forma de ponerle fin a su siniestro gobierno, se da la entrada a una tremenda proclama de una coral realmente épica que nos narra el reencuentro del Guerrero y Arwald, quienes han logrado conjuntar una poderosa y fuerte armada constituida de guerreros de todas las razas (humanos, elfos, trolls). La reunión de este enorme grupo que buscará salvar al mundo desde las ruinas de Kazar es el episodio que abre el disco en el intro «Lux Triumphans«. Sin dar mucho tiempo a maquinar más, ingresa potente y con furia la guitarra de Luca Turilli, que es acompañada a toda velocidad por el resto de instrumentos para dar inicio a una pieza tremendamente épica y memorable como lo es la homónima del disco «Dawn of Victory». Escrita en Do Menor, esta pieza nos cuenta con lujo de detalles el tremendo choque entre las fuerzas de la justicia y el comando de Hargor que domina Ancelot. Sin dudas Luca Turilli es un hombre que sabe dar cátedra de cómo escribir letras que nos transporten a ser parte de un bravío campo de batalla, en el cual el paladín de la justicia arrasa con grandes hordas de enemigos amparado en su poderosa espada forjada con los poderes de los ángeles.

La energía que derrochó esta gran apertura baja un tanto de revoluciones pero no deja de mostrar tremenda épica en una canción llena de espíritu y un grito a la libertad como lo es «Triumph For My Magic Steel», donde somos testigos de cómo tras el duelo al que el guerrero que dirige las tropas de Akron en Ancelot, el Lord Sombrío de la Montaña Negra, Dargor, reta al ilustre héroe de Loregard. El duelo no dura mucho, tras la irrupción de Aresius en la batalla atacando con su gran poder mágico y colaborando de gran manera en restaurar la libertad para este pueblo que fue víctima de la sed de poder de Akron. Sobre la canción podemos decir que tiene una estructura simple pero añade un muy pegadizo pre-estribillo que sirve de puente a las estrofas que identifican a esta gloriosa canción:

"Rage in the wind at the triumph for my magic steelyou will taste the blade of the ancient sword... and Rage in the wind at the triumph for my magic steelled by hundreds of mighty and proudly fallen brave lords"

La noche cae en las Tierras Encantadas, y tras seguir su rumbo los valientes guerreros que ahora se encaminan a Hargor para retar en su propio terreno al perverso Lord Oscuro Akron, hacen una pequeña escala en un lugar llamado «The Village of Dwarves«, que es el nombre de la cuarta canción del disco, una hermosura cargada de emotividad Folk Metalera a flor de piel, donde el ritmo, el sonar de las flautas y violines nos hacen sentir como si fuera una de esas composiciones que grupos como Mägo de Oz, Saurom, Elvenking, entre otros, son capaces de crear para el deleite de los que aman música metal con instrumentos no habituales de este género. Quizás el más bello número midtempo compuesto por Luca Turilli y Alex Staropoli.

Derrotado, el Lord Sombrío Dargor regresa a Hargor tras huir víctima de una derrota ante la que poco pudo hacer, y en la siguiente canción, «Dargor, Shadowlord of the Black Mountain«, conocemos más sobre este ambiguo personaje, mitad humano mitad demonio, que tiene la particularidad de servir a las fuerzas del mal pero teniendo un código de nobleza que lo distingue de la ferocidad y perversidad de su maligno amo, sus temibles esbirros, y también de su padrastro y tutor, el malvado mago oscuro Vankar de Helm, enemigo a muerte de Aresius. Como era de esperar, al referirnos a un personaje entre sombras, la canción no iba a sonar mágica y fantasiosa, sino directa y en una escala oscura como lo es La Menor, frecuente cuando se usa para menesteres de índole oscuro y siniestro. A destacar el tremendo dueto de guitarra y teclados, sencillo pero que se graba en nuestras memorias.

Toca ahora el momento para una de las canciones más bellas que Rhapsody ha creado jamás, llena de detalles simplemente mágicos y de una atmósfera realmente envolvente y fantástica «The Bloody Rage of Titans» nos lleva de la mano por un paraje mágico en medio de las montañas que atraviesa el ejército comandado por el Guerrero de Hielo, Arwald y Aresius. Es de destacar que Luca hizo uso de técnicas de composición a la usanza del folklore japonés (que en materia de composición difiere un tanto de como se hace de este lado del mundo), y el resultado es simplemente embelesante. Tremendo también es el estribillo, donde un imponente coral y Fabio Lione comparten protagonismo épicamente.

Ha llegado el momento de desenvainar las armas, guerreros, porque ha llegado el momento de saltar a una frenética e implacable lucha con un tempo implacable que no dejará cuello sano (tanto en el campo de batalla como en el escucha que deberá ser de cuello forjado por años de escuchar metal y así resistir este portentoso headbanging que generará este número). «Holy Thunderforce» es indudablemente la canción más veloz que hasta esa fecha había compuesto Rhapsody. Haciendo uso de una estructura más sencilla y fácil de digerir que el resto del disco (inclusive sin hacer mucho aspaviento de orquestaciones y demás -el que se fija bien notará que apenas hay acompañamiento instrumental en las estrofas previas al majestuoso e impetuoso estribillo-), el single con el que la banda dio previa de lo que sería este álbum nos transporta a un encuentro armado entre el ejército de Akron y la armada de la justicia en las cercanías de Hargor, donde quedó totalmente en evidencia que el poder de la Espada Esmeralda era más que determinante para ver quién sería vencedor. Las bajas fueron numerosas para el ejército de Akron, y éste siente poco a poco cómo el enemigo se adentra en su territorio.

¿Habría de caer tan fácil este perverso ser? Más o menos algo así es a lo que nos introduce el instrumental «Trolls In The Dark», que inicia con un bello y encantador canto en la inocente voz de un (en ese entonces) pequeñín llamado Laurence Vanryne, y luego nos introduce a un solo de guitarra lleno de desenfado por parte de Luca Turilli, como si así fueran los pensamientos que pululaban en la mente del Lord Oscuro, nada santos por cierto, y ya veremos por qué.Con la derrota en ciernes, Akron se juega un as bajo la manga y decide enviar a Dargor al campo de batalla para ordenar al Guerrero de Hielo que depongan las armas y entregue la Espada Esmeralda, entonces él les devolverá a la princesa Airin, quien (para sorpresa de todos -en especial del Guerrero de Hielo, quien la creía muerta tras hallar los vestigios de la batalla donde cayó Ancelot-) está cautiva por el maligno Lord Oscuro, caso contrario, habrán sellado el destino de la joven prometida de Arwald. Sin más opciones, el Guerrero acepta las condiciones, siendo tomados prisioneros todos (salvo Aresius, que pudo usar su poder mágico para volver a su tierra en esperas de que un presagio que tenía producto de leer ciertas profecías se hiciera realidad).

El más tenebroso capítulo de esta historia se escribe y narra en la siguiente canción, intitulada «The Last Winged Unicorn», que también está escrita en La Menor, dada la gravedad de lo que nos lleva a testificar, que es el horror al que son sometidos los prisioneros en el cautiverio bajo el puño férreo de Akron, quien, faltando a su palabra, ordena a sus demonios hacer una terrible orgía donde Airin es víctima de una brutal y perversa violación por parte de los terribles demonios que sirven al caótico rey de Hargor, para luego ser lanzada a un contenedor lleno de un terrible corrosivo mágico conocido como Sgral. Nuevamente Constanze Backes interpreta en 2 líneas a la princesa de Ancelot, mientras el canto de Fabio es indudablemente conmovedor y testigo dramático de lo bajo que puede llegar a ser el poder de la vileza y perversidad.

Dawn of Victory «Live» en el año 2013

Un inicio mágico y fantasioso en la flauta de Manuel Staropoli precede a una orquestación que pareciera cargada de un rencor y sed de venganza que tienen tanto el Guerrero de Hielo como Arwald tras atestiguar semejante atrocidad, es lo que da inicio a la canción más larga de este tercer álbum de Rhapsody, misma que concluye el álbum, bajo el nombre de «The Mighty Ride Of The Firelord«. Una pieza ricamente labrada y cargada de bellos pasajes instrumentales, mucha epicidad, estrofas que la voz de Fabio declaman con voz iracunda y llena de indignación, en un pasaje final para este funesto y trágico capítulo de la épica Saga de la Espada Esmeralda, donde tras la horripilante muerte de Airin, Arwald pierde el juicio y la razón, y Akron ordena terribles torturas para ambos guerreros por su osadía de enfrentarlo. Dargor (que había pedido a su señor que cediera ante tanto derroche de vileza en el castigo cruel a Airin) no puede resistir más lo que sus ojos tienen que soportar y huye de ahí realmente afectado, mientras Arwald es lanzado al mismo pozo donde previamente fue lanzada su amada. Pero en un momento de lucidez, el último de su vida, el príncipe de Ancelot logra lanzar con sus brazos en carne viva un poco de ese ácido mágico que afortunadamente logra acertar en las cadenas que retienen al Guerrero de Hielo, que viéndose libre, intenta atacar con enormes piedras a los terribles demonios y a su maligno amo, pero viéndose en clara desventaja, toma la arriesgada decisión de lanzarse al río Aigor, que fluye rodeando el castillo de Akron.

Aprovechando una corriente subterránea del mismo logra escabullirse de las huestes malignas, y así emprende una huida que le toma días de terrible agonía mental hasta llegar finalmente a la Tierra de los Unicornios, donde finalmente se siente seguro, pero con el pesar en su corazón de las 2 pérdidas de sus amados amigos y del arma con el que debía poner fin al siniestro reinado de Akron. Ahora todo parece perdido. ¿Qué será de las Tierras Encantadas ahora que Akron tiene el arma con el poder de los ángeles en sus garras?

Del disco podemos decir en general que mantiene constante la calidad que los oriundos de Trieste vinieron dando a conocer desde su debut Legendary Tales en 1997, pero yendo cada vez por una senda más épica y quizás podemos añadir a partir de éste que van dejando poco a poco de lado los pasajes orquestales que engalanaban de manera muy atrayente las canciones. A algunos posiblemente les habrá disgustado un tanto ese cambio en la dirección artística, puesto que era parte de la impronta que les hacía diferentes del resto, pero como sea, nadie pone en tela de duda el poder y magia que destila a lo largo de los 49:30 minutos que dura la música en este redondo, «Gloria, gloria perpetua in this dawn of victory»

Sello: Limb Music
Lanzamiento: 30 de octubre, 2000
Género: Symphonic Power Metal

Rhapsody - Dawn of Victory (2000)

Un disco que en general mantiene una constante calidad, misma que nos entregaron desde aquel debut “Legendary Tales” pero yendo cada vez por una senda más épica, en donde esos pasajes orquestales van quedando un poco de lado enfocándose en un power más directo, una obra maestra que no deben perderse y que hoy se encuentra entre lo más sagrado del power metal.
9.3

Producción

9.0/10

Composición

9.5/10

Replay Value

9.2/10

Valoración Personal

9.3/10

Michael Prado

De Costa Rica para el mundo. Fan de la música DE VERDAD, hecha con sentimiento y verdadero amor al arte, sin importar el género, aunque debo admitir que doy amplia preferencia a lo que ha sido creado en Metal, Rock, música Celta, Clásica, soundtracks de Videojuegos, Electrónica y demás. Un abrazo y bendiciones para tod@s.