Review Clásico: BLIND GUARDIAN 🇩🇪 – A Night At The Opera (2002)
Por Michael Prado
En estos años que llevo escuchando música como un hobby que me tomo bastante en serio, he notado un par de tendencias que suelen tener ciertos artistas en el Rock y el Metal. Una de ellas es que no se salen de una misma propuesta musical que labraron a partir de su primera producción discográfica (o lo hacen de manera que no sea muy notable debido a los factores que sean), mientras que la otra es en la que los miembros del grupo buscan rehacerse, reinventarse en su propuesta artística y buscar nuevos horizontes. Ambos estilos de trabajo he visto que han recibido tanto beneplácito como oprobio, dependiendo de la obra en cuestión. Pues bien, en el caso que nos atañe en esta oportunidad tenemos un ejemplo de la segunda tendencia que mencioné, y que afortunadamente ha sido muy positiva la recepción (aunque claro, no le han faltado quienes le han hecho la cruz a este cambio tan radical en la música de este grupo). Me refiero a los queridos Bardos del Metal, Blind Guardian, y el que fue su séptimo larga duración: «A Night at the Opera«, nombre que le dieron en homenaje claro a aquel mítico cuarto álbum de los titanes ingleses Queen, que debutó en 1975.
Tras unos 4 años que habían pasado para estos asombrosos músicos de Krefeld después de haber sacado su sexto LP conocido como «Nightfall in Middle-Earth» (para muchos su mejor CD, en mi caso lo catalogo como uno de los discos más sobrevalorados de toda la historia, y en su momento lo reseñaré a mayor profundidad), no conseguir el ser parte del soundtrack para El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (en beneficio de Enya, quien sí consiguió formar parte de dicho soundtrack), además de ver a Hansi Kürsch y Jon Schaffer sacando al mercado el primer fruto de su unión musical conocida como Demons & Wizards, el cuarteto de bardos, tras casi 1 año y medio de pasar metidos en el estudio en una labor sumamente extenuante (según ellos relatan) nos traen en el 2002 su disco más ambicioso y grandilocuente hasta esa fecha. Un álbum que definitivamente a mi criterio es un parteaguas que a la fecha no ha sido imitado en su estilo. De esos discos que tienen una unicidad tal que son inimitables (como el «Somewhere in Time» de Iron Maiden por ejemplo).
¿Qué hizo tan diferente al «A Night at the Opera»? Simple. En esta oportunidad, la banda siguió el camino que empezó a labrar desde «Nightfall in Middle-Earth» (mismo del que ya había ciertos trazos distinguibles en «Imaginations from the Other Side»), donde optaban por ir tomando sendas que no estuviesen tan ligadas al Speed/Power Metal de sus 4 primeras producciones (sobre todo los discos sacados a inicios de los 90’s), y apelando en esta oportunidad a un sonido realmente único para lo visto en este género, teniendo detalles como capas multitudinarias de sonido de guitarras, la voz de Hansi Kürsch grabada varias veces para una misma estrofa, mayor variedad en el ritmo de la batería (donde hubo canciones que, pese a no ir a toda velocidad, pondrían a prueba el gran nivel de Thomen Stauch, hombre a cargo de los tambores de Blind Guardian hasta el año 2003), una dirección más progresiva en su arte, un mayor acercamiento a sonidos orquestales que en su álbum del 1998, y retomando el concepto de la voz de Hansi, esta es más pulida que nunca, dejando atrás los matices más rasgados que lo caracterizaron desde 1992.
Todo inicia con un inicio de tambores y sintetizadores con un aire algo Industrial para luego pasar a la voz poderosa de Hansi, que como anotamos previamente, ahora se escucha más pulida y clara que en trabajos anteriores, y así se mostrará a lo largo del disco. Melodía, un excelente coro, junto a la magia del siempre brillante André Olbrich con ese TREMENDO solo de guitarra son lo que definen a la maravillosa «Precious Jerusalem», basada en las frases que Jesucristo dijo acerca de esta importante ciudad de la tierra de Canaán.
Posterior a ésta genialidad tenemos el arranque de una hermosa melodía medieval, condimentada con timbales que le dan un aire sumamente épico, tras lo cual escuchamos un coro que nos pone los pelos de punta y luego la banda se desata en otra maravilla melódica y asombrosa mientras «el coro de Hansis» hace de las suyas en esta obra tan querida por los fans del grupo, conocida como «Battlefield», que todavía esperamos llegar a ver en concierto, puesto que nos la prometieron desde el Blind Guardian Open Air del 2003 junto a «The Curse of Fëanor».
El intro producido por unos puntilleos de guitarra destacables por parte de André son seguidos por la potente batería de Thomen Stauch, la guitarra rítmica de Marcus Siepen, el siempre confiable bajo de Oliver Holzwarth y algo que caracteriza ampliamente a este disco, lo cual es los coros de guitarras que aparecen en cada canción a lo largo del mismo. Esta tercera canción del disco llamada «Under The Ice» nos narra las peripecias de Casandra, un personaje de la mitología griega y ciertas cosas ocurridas en la Ilíada.
Pasamos ahora a la que a mi criterio quizás es la canción menos destacada del disco, pero que de igual forma es grandiosa en su propio mundo. «Sadly Sings Destiny» inicia con el trabajo siempre espléndido de guitarra por parte de André y gana fuerza al entrar la batería de Thomen, marcando el camino musical a través del cual Hansi nos relata con sus múltiples «clones» (gracias a la siempre confiable técnica del grabado múltiple de voces, que tan buenos réditos le ha brindado a nuestro querido cantante y letrista) lo que sería la crucifixión de Jesucristo vista a través de los ojos del procurador romano Poncio Pilatos.
Decíamos que esto es una noche en la ópera, ¿no es así? Pues un disco llamado de esta forma debería tener algo que nos haga recordar estas obras clásicas interpretadas en los grandes escenarios del mundo por cantantes de voz portentosa, y la siguiente canción, para mí una de las más preciosas jamás concebidas por los bardos, es prueba de ello. A partir de su maravilloso y conmovedor inicio orquestal, «The Maiden and the Minstrel Knight» nos narra de una manera elegante, sobria y emotiva la historia de Tristán e Isolda, ópera creada por el grandioso músico sajón Richard Wagner en 1859. Es la única canción de corte netamente romántico de la banda posiblemente, y consiguen un resultado espléndido. A destacar el interludio de sintetizador previo a la parte más heavy de la canción, una parte que siempre me ha encantado.
Ahora llega una canción que desde su mero inicio apela a la potencia, no tanto a la velocidad, pero sí a ese poder que generan cada uno de los instrumentos, además de una melodía de coros de guitarra que le dan un sonido bastante particular. «Wait for an Answer» es casi como un grito por un mundo mejor cantado por Hansi y musicalizado por el resto de la banda. Está basada en cierta forma en lo que luego sería el storyline creado para el disco «Beyond the Red Mirror», pues hacen su aparición personajes como la Liebre, el Zorro y el Cuervo, que son importantes en la trama del último disco a la fecha de los teutones.
Antes de que el disco saliera a la venta, Blind Guardian hizo una encuesta en su sitio web para que los fans eligieran un tópico en el cual se basarían para hacer una canción. Al final salió ganadora la saga de libros Dragonlance, y de esta forma nació lo que hoy conocemos como «The Soulforged». Inspirado en el personaje Raistlin Majere (para muchos el más destacado de esta historia) tenemos otro formidable despliegue de coros de voz, guitarra, potencia y melodía como han sido patentes en esta canción, que durante la gira del 2002 tuvo la dicha de llegar a los directos (y en el memorable álbum doble «Live» tenemos una gran interpretación de la misma).
Llega el momento de bajar un tanto las revoluciones, mientras el piano de Michael «Mi» Schuren nos transporta en una mágica melodía a volver a intensificar el poder musical en conjunto con la voz de Hansi, el cual nos narra, en una de sus más conmovedoras interpretaciones vocales, las desventuras de Galileo Galilei tras presentar su teoría del Sol siendo el centro de nuestro Sistema Solar. «Age of False Innocence» es una de esas canciones que destacan por su impresionante elegancia y prestancia, además de que André Olbrich no escatima talento en su solo de guitarra. Se podría decir que, junto con «The Maiden and the Minstrel Knight», además de una que falta por revisar posteriormente de este disco, son las más operáticas de este LP.
Algunos sentirán como que ha faltado velocidad en esta placa discográfica, pese a que las canciones han sido de gran calidad. Pues bien, a los fans de la cara más Speed Metal de Blind Guardian, les llega el momento para agitar el cráneo a más no poder con esta asombrosa entrega bajo el nombre de «Punishment Divine», en la cual los integrantes de la banda derrochan lo máximo de su talento en cada segundo de la misma. Un Hansi que alcanza sus mayores tesituras, André que se lanza con otro solo de guitarra memorable, Marcus marcando el sendero con acertados punteos en complicidad con Oliver, mientras que Thomen parece querer destrozar la batería con el nivel de velocidad y potencia que aplica en cada tambor, bombo y platillo de la misma.
Mas ahora ha llegado el momento de acomodarnos en la butaca para la obra mágica, tremenda, impresionante, grandiosa, maravillosa, PERFECTA, que inicia tras el grito de Hansi al final de «Punishment Divine».
Nuevamente el coro de guitarras entra en acción, tras lo cual aparece «el coro de Hansis» narrándonos en un muy elegante estilo a lo que atiene la canción de mayor duración jamás hecha por los bardos del metal: «And Then There Was Silence», que a mi criterio es la mejor canción que jamás he escuchado. 14 minutos de muchos momentos de todo tipo y porte: coros épicos, momentos de acción musical, pausas realmente conmovedoras, escenas donde te sentirás en el campo de batalla junto con Odiseo, Áyax, Perseo, Agamenón y otros héroes de la Ilíada, en su búsqueda por rescatar a Helena de las garras de Paris, quien se ha encerrado con ella en la impenetrable Troya. Te aseguro y garantizo que cada instante de esta canción me agradecerás haberlos invertido, y vamos, que se lo merece una canción que le tomó 3 meses enteros al grupo conseguir el resultado final que hoy disfrutamos en gran forma.
El disco concluye con una hermosa y conmovedora balada conocida como «Harvest of Sorrow», que originalmente fue concebida para ser parte de «Nightfall in Middle-Earth» (y posteriormente ha sido parte de dicho álbum como bonus track en sus reediciones a partir de la del 2007). Ésta presenta la particularidad de que, dependiendo de la zona o país inclusive, está en una versión distinta. Para Argentina tenemos una versión en español donde Adrián Barilari de Rata Blanca forma parte de los coros, en España tenemos una versión distinta en nuestro idioma (y no, José Andrëa no canta en ella ), los franceses también tuvieron su versión, además de los italianos, mientras en Japón tuvieron una versión más puramente acústica, siendo los del resto del mundo los que recibimos la versión normal de la misma.
En síntesis, un disco que ha desatado pasiones encontradas sin lugar a dudas. Muchos dicen que les parece demasiado ambicioso, que tiene muchos arreglos innecesarios, otros que les costó muchísimo agarrarle el gusto, mientras que estamos quienes lo disfrutamos desde la primera escucha y lo tenemos como uno de los mejores discos creados por estos genios que desde 1985 han presentado obras musicales magnas. Quizás sí reprocho un tanto que no aprovecharan más este estilo para mostrar parajes netamente instrumentales de más duración, pero sea como sea, el esfuerzo que invirtieron en esta increíble obra es de destacar, reconocer, apreciar y disfrutar.
Sello: Virgin Records / Victor (Japón)
Lanzamiento: 1º de marzo, 2002
Género: Progressive/Power Metal
«A Night at the Opera» track-listing: