OZZY OSBOURNE – Patient Number 9 (Album Review)

 

Por Josias

A pesar de entrar en esta etapa avanzada de su carrera (73 años en el momento del lanzamiento del álbum), la voz de Ozzy aún esta dando batalla para grabar un par de discos más, aunque no es una novedad que el mismo tiene mucha ayuda de producción para lograr un trabajo digno. Como resultado este decimotercer álbum se anunció a tan solo unos días de la salida de «Ordinary Man» en 2020,.

Hay que darle mucho crédito a Ozzy Osbourne, ya que el mismo podría haber cabalgado hacia la puesta de sol hace años y todavía se lo habría considerado un ícono de la música (tanto como líder del legendario Black Sabbath como como cantante solista de gran éxito). Hubiera sido completamente comprensible si hubiera aliviado su carga de trabajo en los últimos años, especialmente después de una serie de contratiempos de salud, incluida una cirugía importante de cuello reciente y una batalla en curso contra la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, aunque su salud y la pandemia pusieron en pausa su gira de despedida, ha sido tan prolífico como siempre en el estudio y regresó solo dos años después con su nuevo álbum, «Patient Number 9» .

Siguiendo el mismo plan de juego que su predecesor, «Patient Number 9» ve a Ozzy trabajando una vez más con el productor, multiinstrumentista y compositor Andrew Watt; en esta ocasión, con una composición menos alegre y mas sombría. Y al igual que «Ordinary Man» , Ozzy y Watt han reclutado una impresionante variedad de rockeros de renombre para contribuir al álbum. Se incluyen los íconos de la guitarra Jeff Beck, Eric Clapton y Tony Iommi de Black Sabbath, además del colaborador de toda la vida Zakk Wylde, junto con Mike McCready de Pearl Jam, Robert Trujillo de Metallica, Chad Smith de Red Hot Chili Peppers, Duff McKagan de Guns N’ Roses y el difunto baterista de Foo Fighters, Taylor Hawkins.

El sonido del álbum tiene la característica inconfundible del Hard Rock / Heavy Metal insignia de Ozzy, un estilo que perdura desde los 90. Y como el disco no tiene mucha variación (y no estoy diciendo que cae en lo monótono), haremos una disección superficial de los temas que componen el mismo.

El álbum comienza con una explosión, la canción principal «Patient Number 9» con Jeff Beck, registrando más de siete minutos de pura caña rockera y melódica, amigable para la radio, quien ciertamente crea el ambiente adecuado para ser el hit del álbum.  El tema es un traqueteo emocionante a través de algunos de los riffs más fangosos y vertiginosos que se han grabado este año, y el diablo que Ozzy cita tan a menudo, se filtra en su naturaleza de vez en cuando. 

«Nunca moriré, porque soy inmortal”, canta Ozzy Osbourne en el segundo tema«Immortal» una clara declaración de intenciones, digna de aplaudir. El estribillo proporciona un vínculo agradable con los inicios de la carrera del Madman, ayudando a la canción a superar a su sucesor inmediato como el más fuerte de estos dos cortes.

A partir de aquí, y durante los siguientes cuarenta y cinco minutos, el álbum se convierte en una especie de montaña rusa a través de buenos temas y otros eminentemente olvidables. Rescatamos las baladas competentemente agradables como «No Escape From Now», «A Thousand Shades» y especialmente «Nothing Feels Right», bajo el estilo particular y sello característico que solo Ozzy imprime en sus momentos pausados. Estos temas se ven obligados a coexistir junto con rellenos de álbumes tan obvios como «Mr. Darkness» o «Evil Shuffle» , dos canciones que no aportan nada, pese a que ambos están acompañados de su guitarrista de siempre Zakk Wylde.

«One of Those Days» es un tema llamativo de medio tempo, donde Eric Clapton genera grandes riffs melódicos y estremecedores de guitarra, y se escucha a un Ozzy muy vigoroso, la mejor participación en todo el álbum. «Parasite» es un tema alegre, que exige demasiado a la voz de nuestro Madman, demostrando la carencia técnica, que de a poco se hace mas evidente.

«Degradation Rules» rompe el molde para presentar una pista blusera y agradable, donde recordamos la época setentera de Ozzy en Black Sabbath, ademas de estar acompañado del legendario Tony Iommi. «Dead and Gone» sigue el animo de su predecesor, con una introducción de bajo, batería y teclado sacada directamente de la misma era. «God Only Knows» , otra gran balada con mucho stoner, demuestra una cara diferente y áspera en un álbum lleno de temas lentos, pero no significa que sea de lo peor.  Y para terminar, es el momento en que la rareza outro de menos de dos minutos «Darkside Blues» (una pieza quejumbrosa y con armónicas) ponga fin a las hostilidades.

En este álbum las canciones están escritas con fuerza, incluso cuando su estructura tiende a lo episódico o sus tempos cambian de marcha. También están finamente equilibrados, los coros son lo suficientemente grandes y audaces para llamar la atención, pero no eclipsan la esencia de la atracción principal de la canción. El gemido sombríamente desesperado de Ozzy está al frente y al centro, sus preocupaciones líricas intactas: además de lo oculto, hay mucho sobre la enfermedad mental y sus demonios.

El Principe de las Tinieblas se aferra a no morir y nos trae «Patient Number 9», un disco decente, nostálgico y esperablemente estático, donde demuestra que esta en sus batallas mas duras para seguir en el ruedo. Ozzy Osbourne está en la línea de la mayoría de los veteranos metaleros en los últimos años; es decir, lejos de su mejor momento de apogeo, pero de ninguna manera vergonzoso u ofensivo para el legado creado en él.

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