AQUILUS 🇦🇺 – Bellum I (Album Review)
Por Michael Prado
Hay veces que llega un artista y te crea un disco tan, pero tan hermoso que te deja con ganas de más música de su parte… Pero sucede la problemática de que dicho artista puede tomarse su buena dosis de tiempo en lanzar su siguiente obra musical, llegando a veces a ocupar décadas para ello, creando así la incógnita de si llegaremos a ver nuevamente alguna creación de su parte. Y tristemente, en ese lapso de tiempo, puede que algunos partan de esta vida sin llegar a ese momento en el tiempo donde se da ese lanzamiento artístico tan esperado y anhelado.
Aquilus es el bebé artístico procreado hace 17 años en la ciudad australiana de Melbourne por el multiinstrumentista, compositor y vocalista Horace Rosenqvist, alias “Waldorf”, cuya huella en el mundo de la música la ha labrado en el área del Black Metal, llenándolo de matices Neoclásicos y Folk en lo que han sido 2 maquetas que lanzó en los años 2005 (“Engraved Souls”) y 2006 (“Cloak Of Autumn Shroud”), para un año más tarde crear un EP intitulado “Arbor”, y dar el gran golpe en la mesa de un subgénero tan difícil y exigente al presentar al público en el 2011 su primer álbum de larga duración conocido como “Griseus”.
En él, Walford mostraba un Black Metal muy atmosférico y cargado de momentos orquestales, que embellecían sobremanera las piezas en las que también estaban, por supuesto, los instantes donde su canto de voces oscuras y la instrumentación siniestra y violenta creaban todo tipo de atmósferas y sentimientos, inspirados en las maravillas de nuestro planeta.
Pasaron los años… 10 vueltas dio la Tierra en torno al Sol, y la gente que escuchó “Griseus” hervía en ganas de escuchar algo nuevo por parte de este genio oriundo del tan lejano continente al sureste de Asia, hasta que finalmente el 30 de septiembre de este año, se da la buena nueva de gran gozo en la página de Facebook de Aquilus, contándonos que había llegado el momento de presentar al mundo el fruto de su trabajo compositivo que le tomó 8 años estructurar de la forma que su perfeccionismo le llevaba a consolidar, y dicho fruto en forma de CD, bajo el nombre de “Bellum I”, saldría finalmente a la venta el 3 de diciembre del 2021, para beneplácito de la creciente horda de fans de los cuales se ha hecho este gran artista musical. Ahora bien, ha llegado la hora de sumergirnos en lo que nos tiene que ofrecer Walford en lo que será la primera de 2 partes de este nuevo concepto artístico concebido en lo profundo de su ser…
UNA PERVERSA TRAVESÍA A LA INTEMPERIE EN UN BOSQUE EN MEDIO DE LA NOCHE… (O ALGO ASÍ LO SENTÍ YO…)
El buen Walford nos da tiempo para que nos acomodemos en nuestro asiento al presentar un bello intro de piano intitulado “The Night Winds Of Avila”, que va en crescendo junto con los instrumentos de cuerda, creando una atmósfera que no hace menos que aumentar todavía más la expectativa de saciar el hambre que necesitábamos satisfacer tras una década de ansiosa espera por otra obra compuesta por su parte… Walford dice que en su música busca capturar el aura y destreza del arte de compositores de películas como Bernard Herrmann y Thomas Newman. No cabe duda de que muy seguramente lo ha logrado de manera inicial con esta introducción.
“Through night and wind
Sough withered leaves
The old willows so grey”
Con esta poderosa estrofa de su voz oscura, Walford da inicio la majestuosa pieza inicial de este álbum, “Into Wooded Hollows”, que nos hace sentir desde su arranque la tensión y el caos a través de su música, cual si nos hubiésemos perdido a la intemperie en un bosque muy espeso, sin posibilidades de retornar y con el ocaso del día cada vez más latente, mismo que el crescendo instrumental nos hace sentir escalofríos si cerramos los ojos y nos imaginamos en una escena así. Las guitarras suenan con fervor previos a dar paso a ambientaciones que no ayudan a sentirnos seguros, aunque al amparo de la naturaleza no deberíamos temer, pues de ella venimos y a ella volveremos al expirar nuestro ciclo en este mundo. Y esa paz nos la buscan transmitir los tenues momentos de instrumentos de cuerda, mas luego acontecen los violentos blast beats cual tempestad que nos quiere arrastrar sin misericordia. Un vaivén de calma y furia que nos sobrecargará de inquietud. Lo malo es que cuesta un mundo seguirle el hilo a la letra que ha sido creada para esta canción. No es algo raro en el Black Metal, pero creo que ayudaría montones poder saber de qué va la pieza, digo yo.
Tras el piano que da final a esta pieza que queda cada vez más atrás, llega el turno para la canción de más larga duración en el redondo, que lleva por nombre “Eternal Unrest” (ja, como si no hubiera sido suficiente la angustia que nos provocó “Into Wooded Hollows”, el nombre de esta siguiente no nos da buen presagio). La pieza inicia con una conversación entre un hombre y una mujer que es proseguida por la armonía tenebrosa de la guitarra a la cual se une el vórtice destructor de los instrumentos y los gritos siniestros de Walford, para que la pieza empiece a desarrollarse con potencia y brío incontenible, oyéndose en medio de este caos una coral que busca ambientar de elegancia. Pero es más la fuerza atronadora de guitarras, bajo, batería y demás de la familia musical que se unen a esta fiesta macabra en medio de la oscuridad en que se sume la floresta. En esta pieza sí es más factible seguir la letra de la misma, por fortuna. Al llegar al minuto 4 resonará la guitarra acústica, un elemento que ha sido clave en este proyecto desde el álbum anterior, y al que se le une un ritmo más calmo de la batería ambientada por hermosas pero inquietantes orquestaciones, y para colmo la pesadez del Black Metal hace presencia nuevamente con poder en incremento. Divino y a la vez perverso contraste de majestuosidad y tinieblas en este sendero atravesado por sombras y luces que luchan las unas con las otras. Mismas de las cuales sale al minuto 8 y 30 segundos un brutal solo de guitarra, que tristemente dura poco, para volver a la instrumentación más tipo Folk oscura. En fin, 13 minutos y 15 segundos de arte elegante y sombrío, pero conciso.
Llega el momento ahora para un instrumental, un momento de reposo para la mente del que vaga en medio de la obscuridad imponente de la tupida arboleda. El resonar poderoso del piano en “Moon Isabeline” nos hará sentir que miramos al cielo y observamos la majestuosidad del firmamento estrellado, y con algo de suerte, teniendo aparte el brillo de una luna, sea llena o creciente. Walford también apela a las influencias de Serguéi Rajmáninov y el inmortal Fréderic Chopin en su música, y vaya que se nota la influencia a raudales (en especial del último) en este bello número.
La senda debe continuar, y el ánimo renovado se revela a través del sonido de guitarra acústica acompañado de orquestación y eco de corales con que arranca “The Silent Passing”. Pero las notas del instrumento creado por los moros se vuelven violentas, así como luego entra la agresividad del resto de instrumentos que predominan en los lanzamientos del género Metal. La locura instrumental alcanza topes que dejan muy atrás lo visto en el disco del 2011 (mismo que mostraba las ideas que Walford le daría mayor dureza y consolidación en este presente álbum). La música desciende a otro descanso acústico al acercarnos al minuto 3, como intentando apaciguarnos para no desfallecer. Mas las criaturas en las sombras asechan, tal como sugiere el riff presagiador de peligro de la guitarra, el brillante highlight en esta gran pieza, tras el cual viene otra avalancha de Black Metal implacable y destructor de esperanzas. Y sí, nuevamente me pierdo en intentar darle seguidilla a las líricas en esta oportunidad. Walford, si llegas a leer esta reseña, por favor, procura que nos sea factible (sobre todo a los no nativos de la lengua inglesa) entender tus rimas a lo largo de las canciones, eso les dará más realce y digestibilidad a tus obras.
MÁS DESCANSOS ENGAÑOSOS… LA OSCURIDAD ARRECIA…
En fin, tras el caos ya vivido, entramos a un bello número instrumental de 4 minutos, poseedor de una atmósfera tétrica y envolvente, pero bella al mismo tiempo. “Embered Waters” nos lleva de la mano a atravesar lo que parece ser un pantano en esta travesía turbulenta en esta caminata en la lontananza forestal, y el retumbo de notas graves y agudas de la guitarra cargarán de zozobra todavía más nuestra mente. Dichosos los que mantengan la cordura todavía. Aunque las guitarras acústicas que harán aparición repentina no nos dejarán mayor sosiego al ir en medio de esas aguas fangosas.
Es notable la labor de Walford para crear atmósferas tan tenebrosas a través de su música, y lo bueno (o quizás no tanto) es que el viaje todavía le queda cuerda. Así llegamos a “Lucille’s Gate”, que inicia con acordes de teclados ambientales sombríos, muy sombríos, y ciertos ruidos habituales de películas de terror, a los cuales se le une el retumbo masivo de la batería que, en conjunto con la guitarra, nos trae un blast beat que nos desata de nuevo la furia nocturna de este bosque de sombras aterradoras. Y aún en los momentos de quietud las 6 cuerdas resonarán hasta en lo profundo de nuestras muy turbadas neuronas, haciendo menos llevadera la travesía. Siento piedad del pobre errante que se perdió en esa noche tan aterradora, donde aparte truenos personificados en los duros riffs de guitarra se harán manifiestos. Y aún las guitarras acústicas no serán augurio de paz, pues darán acordes tocados con ímpetu, como indicando insistentemente al vagabundo que apure el paso si anhela salir con vida y su juicio cabal intacto. ¡Por Dios, que hasta el solo de guitarra de la pieza ataca la paz del alma, y ni hablar del piano que da final a la pieza!
Pero en fin, todo viaje (por más aterrador y tétrico que sea) tiene su conclusión, pero en este viaje dicha conclusión es de 10 minutos de duración. Así es, querido transitante umbral, “Empyreal Nightsky” es otra pieza de duración elongada y matizada de atmósferas instrumentales dignas de ambientar especiales de Noche de Brujas o películas que traten tramas que no nos dejarán ir tranquilos a la cama. Esos violines que sonarán melodías provocativas de sentimientos de incomodidad serán los grandes protagonistas de este número que da el portazo de cierre a este primer abrumador capítulo de 2 que ha construido Walford. ¿Cuándo llegará el siguiente? Ojalá no dure mucho en llegar, que ya tuvimos 10 años de estar en vilo por su segundo álbum.
Sea como sea, este disco es una obra musical que no dejará insatisfecho al que busque una obra llena de atmósferas que evoquen sentimientos que le hielen la sangre hasta al más macho de los machos. Y claro, quizás lo que tuvo en mente Walford al crear este disco no fue un viaje a través de un bosque en las tinieblas, pero creo que calzó bien para esta reseña. ¿No creen? Ya volviendo al lado serio, sí debo reiterar que no me gustó lo casi intangible de los cantos oscuros de nuestro buen compositor de esta gran obra (señores, si vengo de escuchar y reseñar un “Gloire Éternelle” de First Fragment, del cual pude comprender más lo cantado ahí que en este disco que analizamos aquí). Fuera de eso, ahí tienen otro gran álbum los que son fanáticos del Black Metal.
Sello: Blood Music
Lanzamiento: 3 de Diciembre, 2021
Género: Neo-Classic Folk/Black Metal
«Devoured By The Oak» tracklist: