ANUBIS GATE – Interference 🇩🇰 (Album Review)

Por Michael Prado

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El género Metal presenta la tremenda particularidad de que sus distintas subvertientes pueden ser mezcladas para brindar al cliente un resultado final que causará impresiones muy gratas.  Y de entre estas combinaciones, la que nace del Progressive Metal y el Power Metal resulta ser una de las más disfrutadas por el público, debido a mezclar lo intrincado y complejo del primer ejemplo citado con lo épico, veloz y virtuoso a nivel instrumental del segundo, trayendo la mayor parte de ocasiones obras de gran contenido, construido con mucho mimo y lleno de mucha luz en su hechura.

Una de las bandas que, a mi humilde parecer, se ha desenvuelto de mejor manera en este quehacer de hacer combinaciones de calidad superior con este par de elegantes ingredientes, procede de Dinamarca (más en específico de la ciudad de Aalborg), fueron conocidos originalmente hasta el 2003 como Seven Powers, para mutar a partir de dicho año su nombre al actual de ANUBIS GATE.

Si bien esta agrupación es de aquellas que presenta la curiosa particularidad de no contar en sus filas a la fecha con ninguno de sus miembros originales, no por eso han abandonado en forma alguna el legado que empezaron en el 2004 con su primer álbum de estudio “Purification”.  Todo lo contrario, puesto que el pasado 2 de junio, la agrupación que conforman el bajista y vocalista Henrik Fevre, el guitarrista y tecladista Kim Olesen, el también hacha Michael Bodin (quien también es miembro de Third Eye) y el baterista Morten Gade Sørensen (integrante además de Aurora, Pyramaze y Wuthering Heights) nos han traído su larga duración número 9, mismo que lleva el nombre de “INTERFERENCE”.

El álbum arranca con mucha energía y tremendo despliegue de genialidad, dispuestos a dejar en claro que no es broma que saben entrelazar muy bien elementos progresivos con la épica del Power Metal, algo que con “Emergence”, pieza inicial del álbum, empiezan a dejar claro que la premisa sigue prevaleciendo en el seno de la banda, desplegando complejidad cuando se requiere y dando paso a momentos bien acelerados (entre ellos los del intenso estribillo).

La forma en que se desenvuelve poco a poco la magnífica “Ignorance Is Bliss” me trae a la memoria cosas que agrupaciones de gran renombre en el Prog Metal como Fates Warning o Dream Theater han brindado desde sus primeros años, con ese inicio que poco a poco va tomando forma, dentro de una atmósfera atrayente a la vez que enigmática, misma que el bajo de Henrik y los teclados de Kim dibujan dentro del pentagrama musical, para consolidar, a través de los 7 minutos y 9 segundos que dura esta pieza, una gran obra auditiva llena de momentos muy variados (nuevamente, con un gran estribillo pletórico de energía).

Como buen álbum de música progresiva, nos vamos a encontrar varias piezas nutridas de su buena cantidad de minutos, dentro de los cuales la banda ha englobado joyitas de amplísimo disfrute, como la hermosa “Number Stations”, con sus 8 minutos y medio de hermosa construcción artística, donde el sonido celestial de los teclados nos va introduciendo poco a poco en la dinámica que buscan construir, al compás del slapping en el bajo que surge ocasionalmente, la cual revienta drásticamente al aproximarnos a los 3 minutos, donde la banda suelta toda su manufactura de recursos en sus instrumentos y Henrik Fevre nos demostrará su gran talento a las voces de este grupo.  Y ni hablar de los solos de guitarra y teclados que Kim Olesen nos brindará en este tremendo lapso instrumental de la pieza.

Sonidos más modernosos, pero que encajan bastante bien dentro de las propuestas progresivas de hoy día, son los que nos trae Anubis Gate dentro de la igualmente potente y virtuosa “The Phoenix”, donde la banda apela dentro de la letra a inspirar a sus oyentes en la figura de esa majestuosa ave mitológica, que cada 3 siglos se inmola a sí misma para regenerar su ser y alzar su vuelo, cuya luz rivalizará eternamente la del sol.  Y claro, nuevamente otro tremendo estribillo (quizás el mejor y más pegadizo dentro del álbum).

Vaya que Anubis Gate se propuso hacer canciones con un nivel alto de intensidad dentro de su esquema musical y la interpretación de sus músicos, algo que se confirma a gran escala con “Equations”, la cual, si bien es el número de más corta duración del disco (cerca de 5 minutos), no carece de esa vitalidad que nos ha presentado el grupo en esta nueva iteración que nos brindan en este 2023, dejando en claro que si siguen en esto de la música no es para hacernos dormir (como algunos creen que ocurre en el Prog Metal).

“Dissonance Consonance” nos trae de nuevo al pentagrama notas iniciales que de entrada resultan enigmáticas y algo confusas, pero que poco a poco van desentramando y poniendo a la luz todo un panorama artístico brillante, como lo llega a ser esta magnífica canción, epítome perfecto de lo que es sin dudas una majestuosa montaña rusa de ritmos, emociones, sensaciones y talento musical desbordando conforme cada segundo de la pieza transcurre, donde los 4 miembros del grupo muestran su enorme valía a cargo de sus instrumentos.  Si a todo esto le sumas el constante slapping que Henrik Fevre hace con el bajo (sin hablar de lo formidable que es escuchar su muy buen trabajo vocal), tenemos otro hermoso número que no podemos dejar pasar.

El transitar de los minutos nos lleva así a la séptima canción del álbum, la cual también lleva la corona de olivos de ser la más larga del álbum (4 segundos menos para completar los 9 minutos de elongación).  “The Intergalactic Dream Of Stardom” nos abre la puerta a una obra mágica y llena de pasión que bebe de gran forma del legado forjado en el estilo conocido como Space Rock, mismo que llevó a agrupaciones como Pink Floyd a crear joyas que con toda seguridad inspiraron a estos músicos (hablo de joyas musicales como “Astronomy Domine”, “Interstellar Overdrive”, por citar 2 ejemplos muy puntuales).  En esta pieza los teclados en manos de Kim Olesen toman tremendo protagonismo, creando esas almohadas de acordes que brindan la sensación de una travesía emocionante en el infinito astral, cuyas luces estelares bien pueden ser esos riffs de guitarra que él y Michael Bodin construyen a las 6 cuerdas, mientras la gran labor a la batería de Morten Gade nos trae más elementos que añaden más complejidad muy disfrutable a la escucha.

El mayor despliegue de energía relativa al Power Metal, siento yo que el grupo la demuestra al pasar de página con “World Of Clay”, en donde el señor Morten Gade Sørensen, si para algunos no ha tenido la suficiente posibilidad de brillar como quisieran, pues alisten cuellos y todo el arsenal metalero, puesto que no habrá piedad con la que este gran baterista le escatime tralla a todo el material de su equipo de tambores y platillos, en colaboración a la siempre eficiente labor instrumental de sus 3 compañeros de banda, brindando un tema que amenazará con que algunos terminen poniendo el botón de Pausa para darse un descansito.

Bien hicieron los que decidieron pausar para darse un momento de reposo, puesto que la banda parece que tienen baterías de las del conejito tamborilero, ya que el despliegue casi inagotable de energía musical prosigue a gran escala dentro de “Interference”, pieza que intitula a este potente larga duración, la cual inicia con una voz en off que nos lleva a lo que pareciera ser una sesión de hipnosis o algo así, a envisionar un círculo perfecto, para luego pasar a lo que la banda a nivel artístico nos va a demostrar en los siguientes 7 minutos de los casi 9 que dura esta pieza.  Slapping del bajo, riffs contundentes, momentos de piano, el regreso de la voz en off, una atmósfera bien envolvente y casi psicodélica, y otro festín impresionante de momentos de toda índole dentro del espectro melódico del Metal, es lo que nos deja el que para mí es el mejor número musical del disco.

“Interference” concluye al llegar la mágica y atrayente balada “Absence”, la cual también tiene su dosis de energía intrínseca cuando se necesite, aunque acá resulta ser otro momento para que la genialidad a las teclas de Kim Olesen salga a fluir, sobre todo en ese inicio, que en cierta medida siento bastante influenciado por la maravilla de 24 minutos llamada “Echoes”, creada hace 51 años por los genios londinenses Pink Floyd y que hallamos en su álbum “Meddle” (1971).

Cuando uno habla de mezclas, siempre se habla (sobre todo si de gastronomía se trata) de que la mezcla perfecta es la que dará el mejor resultado al paladar, y bueno, creo que a los más gourmets de la buena música les va a fascinar bastante darle amplia escucha a esta hermosa joya artística que Anubis Gate ha preparado con mucho empeño y ahínco, demostrando cómo se debe hacer una mixtura perfecta de 2 géneros que usualmente dan muy buenos álbumes y canciones que se disfrutan demasiado.  Ya lo han demostrado desde el 2004 y no cabe duda que la tónica se mantiene, para dicha de quienes disfrutamos de su arte.