Review Clásico: DIVINEFIRE – Glory Thy Name 🇸🇪 (2004)
Por Michael Prado
La década de los años 2000 fue productiva en demasía para los grupos de Power Metal, y también para los de la escena cristiana, donde podemos ver sobre todo mucha labor de parte de un músico que es reconocido por no quedarse dormido en sus laureles por mucho tiempo, sino que siempre está de inquieto ya sea con las bandas que tiene establecidas, o bien creando nuevos proyectos junto a músicos con los que no había trabajado en el pasado.
El caso al que nos referimos es a uno que ya mencionamos en una reseña previamente, y es el señor Per Christian Liljegren, quien parece que tiene una llama incombustible para trabajar en el arte sonoro desde finales de los años 80. Y es que ahí lo hemos visto en agrupaciones como Modest Attraction en los años 90, dando inicio junto a Carl-Johan Grimmark a los más reconocibles Narnia, y también creando otro de sus más famosos proyectos en conjunto con el multiinstrumentista Jani Stefanović y el bajista Andreas Passmark. Dicho proyecto es DivineFire, donde la música llega a límites de velocidad, potencia y agresividad que llegarían a rivalizar con lo que han logrado bandas como Blind Guardian en sus inicios, y hasta codeándose con los límites vertiginosos de Dragonforce (sin llegar a las cursilerías que alejan a un sector de fans de los comandados por Sam Totman y Herman Li).
Para el año 2004, DivineFire nace y nos entrega el día 22 de diciembre de ese año a través de la discográfica Nexus su primer LP que intitularon “GLORY THY NAME”, que desde ya debo decirlo, se mantiene a la fecha como su mejor trabajo (y quizás el más destacado en la amplia discografía de Liljegren).
Quizás el intro del álbum, “From Death To Life”, que cuenta con una narración bíblica de Apocalipsis 1:17 en la magistral voz del talentoso Eric Clayton (mente maestra del gran grupo Saviour Machine) no eleve mucho las expectativas para muchos, pero atentos, que lo mejor inicia tras dejar este primer paso del disco…
Una tormenta orquestada con gran maestría y luego un brutalísimo trabajo de baterías por parte de Jani Stefanović nos reciben en lo que será uno de los mejores números de apertura para un disco que haya escuchado en mi vida como lo es “The World’s On Fire”. Créanme cuando les digo que pocas canciones en el género Power Metal alcanzan semejante nivel de furia desatada, inclusive teniendo guturales provistos por Hubertus Liljegren (hermano de Christian e integrante de The Malice), mientras el frenético solo de guitarra nos lo brinda el mismísimo Carl-Johan Grimmark.
Quizás la canción más carismática de este álbum resulta ser “Never Surrender”, cuya velocidad y melodía nos hace sentir como si fuera sacada de un “Tales From The Twilight World” (1990) de Blind Guardian, dadas las características que comparte con ese legendario álbum de los bardos, en donde el ritmo trepidante que desarrolla Jani con la batería resulta incontenible, y si a eso le sumamos un celestial solo de guitarra creado por Pontus Norgren (hacha de HammerFall, At The Movies, Dreams Fall, Pänzer y Talisman), creo que ya con esta canción tenemos 2 razones para declarar que este disco es algo distinto a lo habitual. No, señor, ¡va más allá de eso!
“The Sign” inicia con una majestuosa orquestación, pero seguida de ella viene otra vorágine del más violento Power Metal que le he escuchado a alguna agrupación de letras cristianas. En esta canción podemos encontrar tras el solo de guitarra nuevamente de Pontus Norgren, unas estrofas cantadas en su estilo más característico del Doom Metal que cantó en Veni Domine al cantante Fredrik Sjöholm (que es acreditado en este redondo como Fredrik Ohlsson, quizás su apellido antes de casarse -como detalle curioso, he visto que en Suecia por lo visto son los hombres quienes cambian de apellido al casarse, así pasó con Christian para esta época, cuyo apellido era Rivel, y Andreas Passmark, que era de apellido Olsson para esos años-).
Otro de los grandes números de mayor disfrute en este disco resulta ser “Out Of The Darkness”, que quizás no lleva la velocidad del ritmo a lo que experimentamos en su inicio, pero la fuerza en los instrumentos sigue ahí marcando la pauta. Esta va apelando más a la melodía y consigue aparte tener uno de los estribillos más coreables del álbum, mientras que las melodías en el solo de guitarra corren acá por parte del señor Torbjörn Weinesjö (líder de los tristemente desaparecidos Veni Domine, y actualmente miembro de Audiovision y Cell 9).
No todo resulta ser Power Metal in extremis en este disco, y el instante de reposo llega de manera apropiada en la hermosa balada “Pay It Forward”, quizás uno de los números que cuentan con una de las mejores interpretaciones vocales de Liljegren, quien se luce con variados matices de su voz (hasta un emotivo agudo antes del gran solo de guitarra de Grimmark). Cuando en un disco hasta la balada es memorable pues no cabe duda que se trata de un disco fuera de serie.
Decíamos que hemos tenido piezas similares a lo visto en Blind Guardian, ¿verdad? Pues ahora con “Live My Life For You” tenemos una que bien podría enmarcarse en la época noventera de los fineses Stratovarius, todo gracias a la hermosa melodía de esta canción, escrita en la escala de Do Menor. Mucho ojo al buen trabajo que Jani Stefanović hizo no solamente en su bateria y guitarra rítmica, sino también en los teclados para esta hermosa pieza.
Llega el momento para un cover, y lo tenemos en la canción “Free Like An Eagle”, que es originalmente de la banda de AOR sueca Talk Of The Town, más precisamente la primera pieza de su álbum debut “Talk Of The Town” (1988), y resulta un gran añadido para este álbum, con otra brillante performance de Christian a las voces (y respaldado por cierto, por el cantante Thomas Vikström -actual vocalista de Therion, y también integrante original de Talk Of The Town-, quien proveyó trabajo de coros para todo el álbum).
El momento más épico del álbum creo que ha llegado, y lo tenemos en la memorabilísima canción de 10 minutos de duración llamada “The Spirit”, que quizás tenga el fallillo -para algunos- de que suene muy similar a momentos ya vistos en el disco (como algunos riffs antes del solo de guitarra que a mí en lo particular me recuerdan los de “Out Of The Darkness”), pero eso queda en segundo plano al desarrollarse la canción, escuchar esos duelos vocales de Christian con su hermano Hubertus como si fuera una lucha entre el bien y el mal, llegar a la mitad de la canción con esas estrofas que declama Fredrik Sjöholm con su peculiar voz del pasaje bíblico de Juan 14:13-19, darle paso a Eric Clayton para que nos traiga el resto de ese pasaje (todo en una forma simplemente sublime y muy bien llevada).
Esta fenomenal obra musical cierra con un outro similar a la pieza inicial, esta vez con el nombre de “The Way To Eternity”, donde Eric Clayton aparece nuevamente en escena narrando el pasaje de Juan 3:16,17.
Si bien el disco no posee el mejor trabajo de sonido, la mezcla resulta muy digerible y que engloba esa atmósfera potente tan bien lograda (y que a mi parecer tristemente no volvieron a lograr en discos posteriores). Mi reconocimiento a lo que consiguieron Torbjörn Weinesjö en la labor de mezcla y Thomas “Plec” Johansson en la masterización.
18 años ya desde que este disco apareció en escena, y su potencia sigue sin tener muchos rivales dignos en la escena del Metal, aparte de que el mensaje que Christian quiso traer a través de cada una de sus canciones sigue tan ferviente y relevante como el día que lo grabaron. Quizás dicho mensaje sea repudiado por alguno que otro escéptico, pero como siempre digo en estos casos, esto no debería ser obstáculo para disfrutar de un disco tan grandioso, de una potencia musical que hoy día muchas bandas en su género no se atreven a alcanzar.
Sello: Nexus
Lanzamiento: 22 de diciembre, 2004
Género: Symphonic Power Metal
Muy buena la reseña, sin dudas es un gran disco!
Producción
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Composición
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Replay Value
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Valoración Personal
10
Totalmente, amigo. Una joya de su época.