MAX ENIX – Far From Home (Album Review)
- 🎸 Symphonic Progressive Metal
- 💿 Independiente
- 🌎 Internacional
- 📆 9 de Junio, 2023
Por Michael Prado
ABUSANDO DE LAS LIBERTADES DEL ARTE… POR EL BIEN DEL MISMO…
Cada género artístico tiene la particularidad de brindarle a quienes laboran en ello total libertad para crear en el ámbito en el que se desenvuelvan (claro, también depende un tanto de cuánta libertad te brinde tu país, dependiendo de la idea que busques transmitir, pero eso ya es harina de otro costal en la que no buscaremos ahondar al respecto), y para ese fin, les proporciona distintas herramientas a estas personas.
Para el arquitecto están los planos, para el escultor la piedra en la que trabajará con su cincel y martillo, en la pintura se usarán el lienzo y la distinta gama de colores perceptibles al ojo humano, en la literatura tenemos la pluma o bien el medio digital de escritura que se ha vuelto muy común en la actualidad, en la danza está el escenario como patrón donde sus artistas se han de desenvolver, y en la música tenemos el pentagrama y los instrumentos.
Otras cosas que tienen en común los distintos tipos de arte es la libertad de tiempo que ha de tener la obra para ser representada. Las hay de diversas extensiones. Algunas que apenas abarcan segundos, mientras que existen algunas que son colosos que toman varias horas, e inclusive días para ser manifestados (esto en el caso de artes que no sean la arquitectura, claro está, donde el tiempo de elaboración de sus obras es más elongado). Pues bien, en el caso que vamos a adentrarnos a continuación, vaya que su creador decidió efectuar uso bastante amplio de tiempo para lo que es su debut solista.
BUSCANDO NO SER UNO MÁS EN UN ESTILO ALGO SOBREUTILIZADO
Max Enix es un músico francés con una ambición bastante grande, tanto, que sin lugar a dudas, no habrá quedado conforme con el disco que lanzó con su banda Constellia de nombre “Secret Garden” (2019), y quiso elevar la cuota artística a niveles casi exosféricos al crear durante estos últimos años una Opera Metal bajo el amparo del Progressive Metal, contando con el respaldo de músicos de gran calidad y talento. Pero no quiso quedarse nada más con eso, puesto que ya sobran Opera Metal en estos días (y varias de ellas las hemos comentado en este artículo), sino que quiso preparar un debut de canciones mayoritariamente largas (con solamente decir que, de las 14 obras musicales que componen este álbum de nombre “FAR FROM HOME”, 10 de ellas superan la barrera de 10 minutos, algo que emocionará a un sector del público, mientras que quizás eche para atrás a otros).
Así que, rodeándose de un núcleo de artistas compuesto por la cantante Elise Wachbar, el guitarrista Xavier Boscher (hacha también de Continuum, Nebuleyes y su propio grupo solista), el bajista Jean-Jacques Moréac (integrante además de Argile, Ayin Aleph, Beat in Zen y Misanthrope, esta última donde coincidió un tiempo con el señor Boscher), el tecladista y pianista estadounidense Vikram Shankar (miembro también de Lux Terminus, Meridian, Our Destiny, Redemption, Silent Skies y Threads of Fate), el batero Léo Margarit (cuyos tambores también resuenan con All Things Fallen, For All We Know, Neverlight, los grandiosos Pain of Salvation, Sign y Wardanz) y el compositor y arreglista Thomas Kubler, dieron forma a la música que llena los 2 CDs de esta mastodóntica obra, la cual iremos explorando poco a poco en este artículo, el cual quizás salga tan extenso como el viaje de 2 horas y 40 minutos que el señor Enix ha creado en forma de álbum doble.
A lo largo de esta magna obra, Max ha querido mostrar su cosmovisión sobre la vida, la actualidad mundial, los riesgos que conllevarían decisiones que deben ser tomadas (y también las que no deberían ni tomarse en cuenta), aparte de mostrar un lado particularmente muy duro y crítico hacia lastres que exacerban el progreso y armonía de nuestra especie. Todo esto englobado en cada una de las composiciones que él mismo ha logrado con la ayuda de su sintetizador, su piano y otros instrumentos musicales, además de la valiosa colaboración de gente como el joven compositor Thomas Kubler, de apenas 26 años, y cuya colaboración en forma de las magníficas orquestaciones que adornan cada una de las 14 canciones del álbum es algo de gran valía.
COSAS QUE ENRIQUECEN UNA OBRA MUSICAL DE GRAN ALTURA
Sobre el arte de tapa, podemos decir que quizás no sea de las más inspiradas y/u originales que ha creado el señor Thomas Ewerhard (quien ha sido el encargado de portadas para discos como el “After Forever” (2007) de la banda que lleva dicho nombre, los de Amon Amarth a partir de “The Avenger” (1999), “The Beginning Of Times” (2001) de Amorphis, los grandiosos artes de Avantasia a partir de “The Scarecrow” (2008), por citar algunos de los más notables dentro de su vasto catálogo, pero se deja ver y es elegante, a la vez que va bien con el concepto artístico del álbum.
En cuanto al sonido de la música, para lo que consta el labrado de una obra tan exigente, se logró un resultado bastante apropiado, donde la claridad sonora es bastante disfrutable, la orquesta y los instrumentos de la banda suenan en un muy bien logrado equilibrio y las voces no llegan a verse abrumadas en medio de la mezcla (como ha ocurrido en algunos casos que me han dolido de manera reciente, como en “Senjutsu” (2022) de Iron Maiden, por ejemplo). Grata labor la que han construido en equipo los señores David Castillo (encargado de la mezcla), Tony Lindgren (hombre detrás de la masterización) y Marc Krauth (quien llevó la labor de grabar las voces con muy acertado resultado).
Ahora bien, decíamos que esto es una Opera Metal párrafos atrás. Y bueno, la mayor particularidad de álbumes así es la participación de músicos invitados, los cuales tienen una trayectoria que los respalde (aunque bueno, hay otros que, sin tener un sobrecargado currículum, logran resultados notorios, como lo es las participaciones del señor Ralf Zdiarstek en los álbumes de Avantasia para los cuales ha contribuido con su gran labor de vocalista invitado). Pues para éste “Far From Home”, Max Enix ha contado con la bicoca de 35 músicos (26 de ellos siendo vocalistas), lo cual habla de que este hombre se tomó demasiado en serio esto de hacer un álbum que marcara en gran forma la historia de este formato de trabajos musicales. Da gusto ver que Marius Danielsen no está solo en cuanto a llevar este quehacer a niveles de calidad sobresalientes.
Pero bueno, ya nos hemos detenido mucho en detalles técnicos, históricos y demás palabrería, y cuando nos referimos a un disco de música, queremos saber sobre las canciones, ¿verdad? Pues bien, vamos a irle entrando de una vez por todas a este tema tan apasionante, en donde nos daremos cuenta qué tan grande es el resultado final.
ARTE QUE EXPLORA MÁS DE LO QUE UNO SE IMAGINARÍA
De manera previa, debo comentar que noté un cierto patrón bastante llamativo en la confección de las piezas, y es que de manera muy mayoritaria como que van divididas en 2 partes cada una, con una sección (normalmente instrumental) que enlaza a esas 2 partes para que se sienta su unión de manera natural y orgánica, algo que se consiguió para dicha de todos con éxito en cada uno de los casos.
El álbum da arranque con una introducción de 4 minutos llamada “The End Of An Era”, donde nos encontraremos elementos tan disímiles pero bien conjuntados dentro de esta (para lo que será norma en este álbum doble) corta canción. Cantos de garganta al estilo de Mongolia (cortesía del invitado Laurent Lunoir de Öxxö Xööx y Rïcïnn), orquestaciones, momentos de piano, música que va en crecimiento de intensidad, y una conjunción vocal hermosa por parte del propio Max Enix y su colega en este rubro de cantos, Elise Wachbar, aparte de ocasionales blast beats en el clímax de la música, son lo que nos darán la calurosa y a la vez potente bienvenida a esta travesía artística. Per Nilsson (hacha de Catacomb, Kaipa, Nocturnal Rites, Scar Symmetry y Zierler) nos regala un excelente solo de guitarra, anticipo de lo que se viene.
El ritmo pausado pero intenso de los instrumentos musicales rompen con el inicio sobrio de “Tears Of Earth”, otra pieza que engloba dentro de sí influencias variadas y diversas de música, inclusive teniendo un momento donde tendremos algo de HipHop que, contrario a lo que uno podría pensar, encaja bien dentro de la pieza, que inclusive tiene momentos de canto lírico, casi operático, y en donde tenemos como artistas invitados los nombres de los cantantes Michael “OneTwenty” Herrington (encargado de la parte del HipHop en la pieza) y el célebre Fabio Lione (o como le decimos de forma cariñosa en América Latina, el “Robabandas”, debido a sus múltiples participaciones como invitado en un sinfín de álbumes), además de que el piano es conducido por el renombrado Derek Sherinian (ex Dream Theater, actualmente en Sons of Apollo, Planet X, Black Country Communion, el grupo solista de Joe Bonnamassa y el suyo propio). Quizás mi único pero en este caso (y en casi el resto) es que la pieza no continúe en la siguiente, pero eso ya son caprichos míos.
En “City Of Mortals”, el piano y la voz de Elise Wachbar nos abrirán las puertas de acceso a dicho número, que es bastante animado y tiene unos arreglos corales bastante elegantes y apropiados para lo que busca construir la pieza. Acá empezamos a ver la diferenciación entre mitades en cada canción que mencioné de manera previa, donde la primera es muy intensa y la segunda va en una cadencia más dramática, donde Max y Toby Driver (cantante invitado para esta pieza, integrante de Alora Crucible, Asva, Bloodmist, Kayo Dot, Oixisha, Snares of Sixes, Tartar Lamb II, Toby Driver y Vaura) son acuerpados por coros cuasi celestiales, un trabajo magnífico en la batería de Léo Margarit y espectaculares orquestaciones que enriquecen todavía más una pieza que se desarrolla con gran maestría.
Si esperabas un comienzo suave para la siguiente canción, pues mejor agárrate, porque “Prayer Of Gods” entrará “con los tacos de frente” a nuestros oídos, dado que la banda entra, quizás sin apretar mucho el pedal de velocidad, pero sí el de fuerza en la ejecución de sus respectivos instrumentos. Poco a poco y con el paso de los segundos, la batería (en especial el doble bombo) irán tomando mayor protagonismo, mientras los cantos de Max y sus invitados para este número, Andy Kuntz (vocalista de Vanden Plas) y Angèle Macabiès (grandiosa cantante de Lands of Past) nos llevan con sus hermosos cantos a través de este imponente momento de 10 minutos y medio de duración, donde persiste todavía la excelente labor de los coros.
En mis años que llevo de escuchar música, jamás había escuchado una balada tan larga como “In This Forgotten Paradise”, pero les soy sincero, y durante los 13 minutos y 50 segundos que toma escucharla, no me vi tentado tan siquiera en saltármela, puesto que es una pieza que derrocha hermosura, encanto y emoción intrínseca, máxime cuando los instrumentos hacen resonar melodías tan hechizantes, y el canto de Max junto con el de Elise, además de la participación invitada de Farhad “Zink” Hossain (vocalista de Encompass) logran dar la dosis de sentimiento ideal para un momento de ensueño, donde a cada minuto, si prestamos atención debida, podremos descubrir detalles hermosos, como oboes que resuenan al fondo, la riqueza en los arreglos de cuerda, entre otros. Claro, no todo es quietud y paz en esta pieza, puesto que Léo Margarit arrasará con su batería por diversos momentos (sobre todo en el clímax del estribillo). Como cereza a este pastel tan dulce, un cierre mágico de piano y flauta despide esta hermosa canción.
Si esa dosis de romanticismo no fue suficiente, créanme que lo creado para “An Illusional Kiss” resulta añadir más emoción y apasionamiento, pero ahora con una cadencia más movida e intensa, donde tendremos cosas que harán más grata la escucha, como los valiosos aportes vocales de Luciana Lys (vocalista de Constellia, la banda original de Max) y el inigualable Tom S. Englund (la mente maestra de los grandiosos Evergrey y también actual cantante de Redemption y Silent Skies). Creo que acá están varios de los momentos más mágicos y evocadores del álbum, sobre todo cuando Luciana se luce con gran donaire en su labor vocal, en medio de esos campos elíseos auditivos que construye a lo largo del álbum la Orquesta Sinfónica de Budapest (conducida por François Rousselot).
Ahora bien, si queremos dosis de enigma, drama y tensión, “The Dark And Bright Tunnel”, que nos trae como cantante invitado a David Readman (integrante de Pink Cream 69, Alex Beyrodt’s Voodoo Circle, Immunity For The Masses, Natural Born Machine, Pendulum of Fortune, Room Experience, Tank y su grupo solista) tiene la dosis más que adecuada para satisfacer esa necesidad, donde la paradoja de un túnel que desprende luz y oscuridad a la vez es descrita y narrada por la magnífica fusión que logran Max y David con sus eficaces voces, sobre todo la del invitado, que logra darle la dosis apropiada de feeling a este número, y ni hablar del estribillo de la pieza, uno de los mejores dentro de esta obra musical.
Las orquestas saben realizar música que nos haga sentir la pasión de entrar a una aventura, y los arreglos que Max creó para “The Forsaken Ocean” tienen bastante de eso, y si a eso le sumamos que Léo Margarit se toma tan en serio su puesto de baterista que le añade dosis de bastante acción a la música con sus tambores y platillos, pues tenemos los ingredientes apropiados para una pieza que nos haga sentirnos en la piel de alguien que busca emociones en sendas a lo largo del mundo. Y si hablamos de los cantos, pues, lo que Mattias Ia Eklundh (voclaista de Ark Metal, Freak Guitar y Freak Kitchen) y Devon Graves han construido en conjunto con Max es de lo más sobresaliente en el disco si hablamos de labor vocal. Nuevamente tenemos solos bastante geniales de guitarra que nos proporcionará Xavier Boscher, tanto a la mitad de la pieza como al ir cerrando para dar el paginazo a lo que se viene.
Podrá ser la pieza más cortita del álbum (con apenas 3 minutos y 21 minutos de duración), pero no por eso “Childhood Emotions” debería ser menospreciada, pues la cantidad de tiempo que toma del álbum es más que suficiente para que la música y las voces de Max y la invitada Johanna Red nos brinden un momento de deleite, que bien podría tomarse como una especie de “descanso” previo a lo que será un cierre más que impresionante de esta aventura en medio de pentagramas que han sido plagados de minutos y minutos de notas musicales.
Ya descansamos, y ahora lo que viene es más poderío del Metal como tal, como nos lo ha de manifestar “The Broken Face”, que nos trae una espectacular participación invitada de la grandiosa Marcela Bovio (cantante de Stream of Passion, Mayan, Dark Horse | White Horse y su proyecto en solitario). La pieza cuenta con un inicio donde el protagonista de la pieza inicia algo dubitativo y reflexivo, pero poco a poco, y en sintonía con el crescendo de los instrumentos, va sintiendo esa sed de lanzarse por algo más. Anteriormente hablábamos de una especie de puente entre las mitades de las canciones, pues en esta pieza ese enlace cuenta con un deleitoso solo de guitarra cortesía del aclamado Michael Romeo (el maestro a las 6 cuerdas de Symphony X), en tanto que la batería de Léo parece querer derrumbar el planeta, algo que quizás estuviese a punto de lograr con los imponentes blast beats que concluyen la pieza, acompañados de esos hermosos coros de fondo.
Si alguien quería alguna voz que sonara más agria dentro de esta lista de invitados, pues lo que nos ha proporcionado con su participación el señor Mahdi MK Khemakhem (el espectacular cantante de Carthagods) dentro de “Beyond My Blood” es de lo que más resalta y marca un ingrediente distintivo dentro del álbum, y es que su voz por momentos rasgada y en otros buscando matices más líricos consigue hacer un hermoso contraste vocal que encaja bastante bien con las interpretaciones de Max. Me llama de manera poderosa la atención la hermosa “anarquía metalera” que llega al iniciar la segunda mitad de la canción, donde todo se va por sendas afines al Metal Extremo, y en medio de una tempestad creada por Léo Margarit, surge cual rayos de sol en medio de nubarrones un magnífico solo de guitarra creado por Stephan Forté (el gran guitarrista de Adagio). Si la orquesta ha trabajado bastante bien hasta ahora, ¡hay que prepararse para lo que viene al final de la pieza, donde el poderío musical es arrollador, y la propia orquesta no se excluye de añadir su grandiosa dosis a ello!
Hemos tenido construcciones hermosas de atmósferas a lo largo del álbum, pero lo que nos han brindado con “Mirrors Of Time” es simple y sencillamente de otro mundo, con una orquesta que crea con sus secciones de cuerdas pasajes de embelesamiento casi hipnótico, donde aparte, Max y Heather Findlay (cantante británica e integrante de Mantra Vega y Odin Dragonfly) nos traen una obra memorable, sobre todo con lo que Heather logra con su hermosa y atrayente voz, que parece querer arrullar nuestras almas, en tanto que Damian Wilson (vocalista de Arena, Headspace, Lalu, Maiden United, Star One, Unwritten Pages y su banda solista, aparte de tener un recorrido anterior por Threshold) apela a buscar conmover los corazones de la audiencia. ¡Emoción a flor de piel es como defino este número, que clama a gritos una interpretación en Broadway!
Ya hemos tenido uno que otro momento donde se ha coqueteado con la cara más extrema de la música a lo largo de este álbum, pero cuando llegamos a “Angels Of The Apocalyptic Storm” es como si Max decidiera mostrar que es capaz de crear algo que rivalice con obras del calibre que hemos disfrutado con agrupaciones como Wintersun, Atavistia, Brymir, Fleshgod Apocalypse, entre otras de esas que usan la elegancia de orquestaciones, elementos folklóricos y los fusionan con la demencia de esas desfachateces que, o iniciaron los grandes Possessed, o bien surgieron de la enrevesada mente de ese genial Chuck Schuldiner (el cual siempre endecharemos su ausencia terrenal). Y claro, cuando se exploran esos terrenos, se requieren las voces aptas para enlodar (en el buen sentido de la palabra) todavía más la experiencia, algo que consiguen con buenos réditos el sueco Niklas Kvarforth (voz potente de Shining, Høstsol, Lice, Skitliv, Blue Detective y su banda en solitario) y Benjamin Guerry (vocalista y guitarrista de The Great Old Ones y Day of the Fisherman), mientras que la cantante Mody Ptd proporciona su dulce voz para momentos que bien podrían desentonar para los que buscan la consistencia de lo extremo en piezas así, pero que a mí en lo personal no me agrió la experiencia, mas comprendo cuando alguien pueda incomodarse por ello. Destaco en particular ciertos elementos muy notables de esta pieza, como el arranque de guitarra acústica que me suena similar a la hermosísima “Shine On You Crazy Diamond” de Pink Floyd por momentos, el maravilloso interludio orquestal a la mitad de la pieza (donde el piano resuena nuevamente por parte de Derek Sherinian) y la posterior sección instrumental en la segunda mitad de la canción, donde nuevamente los rugidos guturales toman el absoluto protagonismo.
Así las cosas, tras lo vivido y disfrutado (y quizás sufrido para los que no están acostumbrados a tener un disco plagado de piezas tan extensas), llegamos a la pieza final del álbum, y encargada de intitularlo, “Far From Home”. La misma nos llevará en una travesía final que nos tomará casi 27 minutos de más música compuesta con todo el amor y empeño del mundo, en donde se ha requerido la mayor cantidad de músicos invitados, siendo así que los citados para esta pieza final son Jon Pyres (vocalista de Among the Giants, Lycanthro, Spawn of Thirteen, Threads of Fate y Violet Sin), Dan Swanö (cantante de Darkcide, Nightingale, Obliterhate, Odyssey, Route Nine, Star One, Unicorn y Witherscape), Laurène Telennaria (cantante y arpista de Orkys), David Fremberg (cuya voz es la que escuchamos en Andromeda -banda sueca – y Richard Andersson’s Space Odyssey), Carsten “Lizard” Schulz (encargado de la parte vocal de Book of Reflections, Dead End Heroes, Devoid, Evidence One, Frozen Rain, LaValle, Paradise Inc., Roger Staffelbach’s Angel of Eden y The Carsten Lizard Schulz Sindicate), nuevamente Michael “OneTwenty” Herrington en otra parte rapeada, Kobi Farhi (el connotado cantante de Orphaned Land) y también de nueva cuenta Toby Driver. Todas las emociones posibles que nos hemos encontrado a lo largo de esta aventura artística, e inclusive alguna que otra que aún quedase por explorar, serán vistas y sentidas nuevamente en esta maravillosa canción que desde ya funge como fuerte candidata a ser de lo mejor que puede recomendarse en este 2023, al igual que este maravilloso álbum doble. En la parte musical, Maël “Shad Mae” Saoût (guitarrista de Devoid y Shadyon), Timo Somers (guitarra de Arjen Lucassen’s Supersonic Revolution, Carthagods, Hardt, Tri-Head y Vengeance) y Sébastien Dubail (hacha de Bagfed) serán los encargados de las melodías en 6 cuerdas eléctricas que disfrutaremos en este festín sonoro tan amplio que concluye este álbum de larguísima duración.
Si hay algo que debo decir, para concluir esta reseña, es que, al ver las estadísticas de cuántas veces ha sido escuchado este trabajo en los servicios de streaming, me duele y me llena de indignación el ver las cifras tan paupérrimas que tienen sus canciones. ¡Por Dios, no es posible que la gente pase de alto una obra tan bien labrada! Y es por este motivo que me resolví a darle una revisión digna y que ojalá sirva para que más gente dirija su centro de atención a un trabajo que, al menos para mí, es lo mejor que he podido servirles a mis oídos en este año que sigue en curso. Mi incógnita es si Max será capaz de superar lo logrado con este monumento tan pletórico al arte, pues el nivel de calidad es algo que sobre pasa todos los límites convencionales a toda escala.
MAX ENIX – Far From Home
Si crees que bandas como Dream Theater abusan de crear canciones largas, es que todavía no te has topado con lo que Max Enix ha creado para iniciar su carrera solista en este monumental y grandilocuente álbum doble, donde la duración de sus canciones abarcarán casi por completo los 2 discos que lo componen, en 14 canciones que rebosan calidad y hermosura por donde se les contemple.Pros
- Una producción perfecta para lo exigente de este material
- Trabajo en la batería de Léo Margarit más que destacado
- Participaciones invitadas con gran peso en la obra
- Orquestaciones que, si bien no se roban el show, enriquecen con gran porte la obra
Cons
- La duración de las canciones podrían echar para atrás a público potencial
Summary