JERRY CANTRELL – I Want Blood (Album Review)

Por Eliana Giselle Rodriguez

«El señor de los riffs» ha vuelto. Luego de tres años, aparece este trabajo para lograr conmovernos. Jerry respira Alice.

Jerry Cantrell, más conocido por formar parte de Alice in Chains, lanza un nuevo álbum. El cuarto de sus proyectos paralelos.

Recordemos que el artista era el guitarrista destacado de una de las bandas líderes del movimiento grunge, su segunda voz, además de compositor. Su paso por la banda fue fundamental, fue una de sus almas, dado a que siempre participó activamente. En un momento él escribía casi toda su música, hasta que Layne empezó a escribir en mayor cantidad.

Jerry respira Alice.

Es un álbum que nos vuelve a acercar a su esencia, a su raíz más fiel y desgarradora, el fantasma del adorado Layne, está en todas partes y el aire evoca a los años ’90.

luego de realizar un paréntesis en sus proyectos individuales que constó desde 1998 hasta el deceso de su compañero, el año 2002, en donde trabajó en su segundo álbum de estudio. Dedicándolo a la memoria de Staley, para lanzar otro, en formato doble del mismo. Si bien entre cada grabación hay pausas considerables, no hay que olvidar que a su vez, él siguió estando activo junto a su banda de origen.

Este trabajo se hizo esperar positivamente. Logra retrocederte en el tiempo. No sólo toca la fibra más sensible de todo fan haciéndote revivir el espíritu de AIC en cuanto a composición, en cuanto a vocal, a climax. Sino que emana, tal como solía lograrlo la banda icónica del grunge, un aura oscura. Desprende sentimientos viscerales, de catarsis emocional, de enojo, de liberación.
Su voz se escucha fresca, jovial, intacta!creo que es uno de los elementos más sobresalientes de este proyecto.

Está producido por el mismo artista y Joe
Barresi (Queens of the Stone Age, Tool), y en él se encuentran varios invitados; los bateristas Mike Bordin (Faith No More) y Gil Sharone (Team Sleep), los bajistas Duff McKagan (Guns N’ Roses) y Robert Trujillo (Metallica), en las voces participan Greg Puciato (The Dillinger Escape Plan) y Lola Colette.

El disco va a estar dividido, estructuralmente en dos, en composiciones bien rockeras y pesaditas por un lado, los cuales le otorgan la crudeza necesaria, y por otro, en temas con tintes melancólicos, calmos, conmovedores, oscuros.
En la vertiente más ganchera van a aparecer los temas Vilified, Off The Rails, I Want Blood, Throw Me A Line, Let It Lie y Held Your Tongue.
Mientras que en los más emotivos van a estar de la mano de Afterglow, Echoes Of Laughter y It Comes.
Y Throw Me A Line será una mediación entre estas dos sensaciones.

Los primeros tres tracks, serán sin dudas los más representativos para remitirnos a aquellos adorados pero catastróficos años ’90.
A destacar;

El principio; Vilified como primer corte de difusión.
Mientras se luce con el bajo de Robert Trujillo. El propio artista mencionó en una publicación de Instagram, que la canción fue improvisada en el estudio entre él, Trujillo y el ex baterista de Dillinger Escape Plan, Gil Sharone. El video lanzamiento es muy bueno y el tema posee a Alice marcado en piel.

Y el final; con It Comes.
Pensé que el cierre iba a llegar con algo más de fuerza, sin embargo, es un cierre envuelto en una oda a la melancolía.
Una balada que te traslada mediante climas densos, oscuros, catárticos, a estados reflexivos.

Este trabajo conmueve, porque en algunos temas, tenés la sensación (sino el deseo fuerte de que eso suceda) de que va a aparecer ese dúo de voces perfectos e inmaculados junto a Layne. Se siente realmente como un tiro en el pecho.
Me hubiese gustado que las liricas de este actual trabajo, saquen a relucir más su talento. Me quedó una sensación de que las letras podrian haber sido mas poéticas para impactar, enriquecer o congeniar más con estas melodías tan sentidas.

Cantrell siempre dejará su huella en cada obra, con su capacidad única y la dedicación como fiel característica en toda su carrera.
Las armonías vocales, las melodías que retornan a lo oscuro y hacia un abismo interno, van remitiendo a su origen, a su hogar, hacia esa banda de Seattle que lleva impregnada en su piel.