BLESSDIVINE 🇺🇦 – Between Sin & Sacrifice (Album Review)

Por Michael Prado

Vaya, entre más dice alguna gente atrevida que “el Power Metal no da para más”, “el Power Metal está caduco”, “el Power Metal solamente se repite” y tantos comentarios de odio más, es considerable el creciente número de nuevas propuestas musicales en forma de grupos o proyectos de un solo artista que apuestan por este estilo del metal, demarcado por las guitarras enloquecidas por esos solos virtuosos de semicorcheas, fusas y semifusas en sus cuerdas más agudas, dobles bombos alcanzando velocidades que harán perder la cabeza a sus fans (y también a los que no son fans, pero en otro sentido, ¡jejejeje!) y por sobre todo las voces que abarcan una paleta de tonos no habitual para el ser humano promedio.  Y hoy día nos toca darle su revisada a un material interesante que nos ha llegado desde Ucrania.

Más específicamente desde Járkov, Ucrania (o como se le conoce en su lengua natal, Хáрків), se origina Blessdivine, un grupo conformado actualmente por únicamente 2 miembros, que serían el multiinstrumentista Max Molodstov (integrante de Sorrowful Land, Mistyfica y Edenian, además de tener pasado en Ancestral Damnation, Eternia y Firestorm) y el cantante Artem “Shadow Lord” Soleyko (quien también ha prestado su voz para Interiia y Time Shadow).  Estos músicos han venido trabajando juntos desde el 2019, año en que dieron a conocer su primera canción de nombre “Servants Of The Cross”, que nos daba el atisbo de que la banda se dedicaría a una temática Cristo-céntrica, mas al habernos llegado finalmente para este 2021 su álbum debut “Between Sin & Sacrifice”, debo decir que, si bien apela al tema de la fe en Cristo Jesús en varias canciones, no es una agrupación que predique el evangelio como los casos, por citar ejemplos, de Stryper, Barren Cross, Narnia, DivineFire, Golden Resurrection, etc.

Lo que sí debemos decir sobre este álbum, es que desde que uno lo escucha por vez primera se da cuenta de un notabilísimo detalle, y es el inevitable parecido que la propuesta musical de estos ucranianos se tiene con los estadounidenses Kamelot, donde la voz de Artem suena con matices que nos harán pensar “¿Pero no es en realidad Roy Khan el cantante en este disco?”.  Quizás esto agrade a los fervientes fans de la banda liderada por Thomas Youngblood (como también sucede en el caso de Black Fate, cuyo cantante, Vasilis Georgiou, también maneja un estilo similar al del hoy día cantante de Conception), pero posiblemente eche para atrás a los que se quejan cuando “x” banda “no tiene originalidad”.  Pero, en fin, vamos a poner la bola en el centro de la cancha y a dar pitazo de partida en esta travesía musical de 54 minutos y medio.

Sí, no fui totalmente sincero en decir que “Servants Of The Cross” fue la primera canción que presentó el grupo cuando se dio a conocer.  Fue el intro del álbum, “Prelude”, con el que mostraron el teaser inicial en su página de Facebook.  Un opening de corte sinfónico como tantos otros que hemos escuchado.  En fin, pasemos página.

La aventura inicia en serio cuando los sonidos del teclado asemejando los pizzicatos del violín marcan el punto de partida en este viaje, donde posteriormente entran el resto de instrumentos en acción (todos grabados e interpretados por Max Molodstov) para lo que es “Heresy Divine”, pieza inicial que brilla principalmente por la realmente elegante interpretación de Artem Soleyko, quien con su voz nos hace sentir como si esto fuera un álbum perdido de Kamelot de por ahí en la época de “The Fourth Legacy” (1999), cuando el noruego Khan apenas ingresaba al grupo tras la partida de Mark Vanderbilt, o séase, un Power Metal Melódico sin toda la parafernalia ornamental que posteriormente tuvo Kamelot a partir del glorioso “Karma” (2001).  Si bien la interpretación instrumental de Max es muy buena, debemos criticar que el sonido de los teclados me suena realmente genérico, y bueno, lo dejo pasar por ser un debut para una agrupación de 2 músicos.

Posteriormente a este arranque tan correcto, hacemos escala ahora sí en la anteriormente mencionada “Servants Of The Cross”, donde el sonido de los teclados mimetizando instrumentos de cuerda se entremezcla con prestancia en los riffs de guitarra.  Una pieza más midtempo que, a pesar de todo, tiene sus momentos acelerados en los cuales el doble bombo mete la intensidad acorde (más exactamente en el puente previo al estribillo).  La letra nos habla de un grupo de gente dedicada a llevar el mensaje de Dios, pero que también deja a su paso una estela de dolor debido a que -según la letra de la canción- “el camino al Edén está escrito en sangre”.  No perdamos de vista el solo de guitarra tras la estrofa final susurrada en forma muy llamativa por Artem, una construcción melódica de muy buen gusto, obra del estadounidense Eliazar Sánchez, artista invitado.

Ahora al sonido de celesta (o eso me parece lo que sintetiza el teclado en manos de Max) nos adentramos en “Fields Of Gold”, una pieza que entrelaza de manera muy engalanada lo melodioso y lo heavy para posteriormente meter pedal doble en la velocidad inicial y regalarnos un número pesadito que no obvia la melodía y sabe acelerar cuando lo amerita, mientras Artem sigue deleitando al escucha con su voz, donde nos cuenta la historia de un hombre turbado por su pasado que busca un futuro mejor luchando con desesperación por ello. La canción presenta un interesante solo de guitarra por parte del francés Piector Virard.

El dúo ucraniano gusta de brindarnos inicios suaves y melodiosos para sus canciones, y “Eye Of The Storm” no es excepción a la regla, donde esta vez nos regalan un lindo arreglo melodioso en Do Sostenido Menor, que va progresivamente agarrando velocidad y brindándonos una de las mejores experiencias a mi gusto en este álbum, donde Artem se luce en su performance vocal y Max muestra lo proficiente que es con los instrumentos, en tanto el lindo solo de guitarra lo interpreta el italiano Marco Angioni (integrante de Meridian y que pasó también por Burning Ground, Chaoswave, KTL, Motivi X Litigare y Scientic).  Como dato curioso, en esta pieza se menciona el nombre del álbum en su puente:

«Between sin and sacrifice, My illusions come undone«

Ahora vamos a la pieza más directa y sin ambages del álbum, donde el dúo crea la atmósfera más agresiva, especialmente con la interpretación tan espectacular de Artem durante esta “Season Of The Witch”, en donde combina voces rasgadas y hasta algo guturales con su voz “Khanesca” (por así decirlo).  Para esta pieza nuevamente el guitarrista Marco Angioni nos regala otro solo de guitarra de su manufactura.

En un disco de estas características tan similares a las de Kamelot, también hay cabida para momentos de suma solemnidad, y para eso fue creada “Stay A While (Winds Of Winter)”, que es una balada realmente conmovedora sobre un alma solitaria que aguarda el inicio de la estación nevada mientras añora a un ser muy querido, historia descrita con tonos de un sentimiento muy puro y honesto por parte de nuestro buen “Shadow Lord” Soleyko.  Y si hacía falta que nuestro corazoncito fuera tocado más, el solo de guitarra de Max consigue elevar el feeling de melancolía en medio del frío pre-invernal que narra esta bella canción.

Habiéndonos secado los ojos del posible goteo que pudo provocarnos esta balada, retomamos la senda más pesada a la vez que melodiosa, que es a lo que apunta “Mea Culpa”, otra de esas piezas que, de no ser por su sonido algo rudimentario en comparación al tremendo nivel de producción que tuvo Kamelot en su momento de apogeo del 2001 al 2010, habría pasado como un posible contendiente a formar parte de los álbumes en ese lapso de tiempo (o al menos mínimo como un Cara B).  La entonación de esta pieza es en Fa Sostenido Menor, que brinda una atmósfera de tensión mental y algo de sentir siniestro, como es lo que ocurre en el remordimiento que siente el protagonista de esta canción, que busca expurgar sus yerros del pasado y clama al Creador para no ser absorbido por la sombra de la vileza que nos asecha en cada esquina a los seres humanos.  Nuevamente Eliazar Sánchez nos regala una tremenda descarga melódica en sus 6 cuerdas al llegar el solo de guitarra.

Esta vez la parte inicial es directa y frontal con las melodías de la guitarra para pasar a las más altas velocidades que este redondo nos ha de presentar, al desarrollarse “The Order Defied”, donde las letras en esta ocasión nos describen un caso de dualidad santidad-perversidad, como si fuera un cruzado narrando el pesar de su labor o bien un inquisidor que, en nombre de Dios y sin pedir mayores pruebas, condenaba a la hoguera a quienes resultaran “herejes a la moral”.  La declamación cantada de Artem es de las más sentidas, los riffs de guitarra de Max son fuertes (así como las velocidades en las que conduce los tambores) y para el solo tenemos nuevamente la participación invitada del hacha francés Piector Virard, que llena de matices en agudos y graves su actuación en esta pieza, siendo quizás el solo más variopinto en el disco.  Debo agregar que en esta canción también se sienten más intensas las orquestaciones que en el resto del disco.

Otra inducción de pizzicatos, pero con el ritmo marcado de la batería, nos lleva de la mano en otro número potente y enérgico como lo es “Conquer The Silence”, de esos matices oscuros tan propios de piezas del “Karma”, mi amadísimo “Epica” (2003) o el también fenomenal “The Black Halo” (2005).  Posiblemente la pieza más bien lograda del disco, que mejor rescata ese sentimiento épico y oscuro de la gran agrupación de Power Melódico de Tampa, Florida, no solamente por la voz de Artem, sino por la construcción instrumental.

No es raro que, al acercarse el final de un disco, las bandas suelan dejar sus canciones de más larga duración para esos momentos, y en el caso de este “Between Sin & Sacrifice” tenemos que los 7 minutos que dura “A New Dawn” están al acercarse el momento de empacar tras concluir el viaje.  Somos recibidos por sonidos de cuerdas que parecen sacados de discos de inicios de este milenio, y que, si bien podrían parecerle nostálgicos a algunos, dejarían cierto dejo de incomodidad a algunos que pensarían en que se podría lograr un mejor sonido en estos tiempos para estos menesteres.  Lo cierto del asunto es que luego de este intro sutil, la banda nos recibe a punta de tralla hecha y derecha, que no deja de lado en lo absoluto la melodía que coquetea con el sentir oscuro, tan afín al Gothic Metal (sin llegar necesariamente a serlo).  Parece que ahora sí el acelerador no va a ser soltado en lo que dure esta pieza, aunque no es el elemento más predominante en esta canción, como lo es el sentido canto de Artem al contarnos las congojas y pesares de otra alma que anhela la luz en su vida (tema que ha sido tocado en varias ocasiones a lo largo de esta placa).  Y si no hiciera falta ingredientes para considerar esta quizás como la mejor pieza del álbum, llega nuevamente Marco Angioni, guitarra en mano, a marcarse un solo de guitarra que nos volverá locos, para pasar a una parte orquestal y pesada por momentos, que despierta la vena épica de manera considerable.

Vaya que el disco ha sido algo prolífero en canciones, pues “The Key”, pieza final de esta cruzada musical, resulta ser la número 12 en el conteo.  Y a pesar de ser la última, no deja de ser otra canción que tiene el Heavy Metal a flor de piel, edulcorado por la melodía tan cercana a Kamelot, la voz de Artem (que muchos amarán y otros con toda seguridad irán a despreciar por su similaridad a la de Khan) y la manufactura en el pentagrama elaborada por Max para cada instrumento, tan inspirada en estos estadounidenses que han apuntado a la escuela europea antes que a la usanza gringa de hacer Power Metal.

Hay que ser honestos, y, más allá de algunos defectillos que tiene el disco, como la “falta de originalidad” que echará a más de uno para atrás o el sonido algo genérico de los teclados, a nivel de producción el disco logra un sonido conciso y disfrutable, detalles que siempre destacaré en los debuts de cualquier banda, pues no es algo raro ver álbumes primigenios que omiten pulir más su sonido.  Mi reconocimiento a la labor de Max Molodstov, quien, no contento con cargar con el peso de la instrumentación y composición musical de la agrupación, se encargó también de la mezcla y masterización del mismo.

Para dar imagen al álbum, se le encomendó dicha labor al señor Dmitry Yurchenko, quien diseñó un arte de tapa algo siniestro, donde aparecen protagonizando las figuras de un monje de barba puntiaguda, acompañado de quien parece ser un sacristán, dicho monje señalando a un condenado que yace sentado, sus manos encadenadas y presas en un cepo, mientras es observado por un jurado de encapuchados en vinotinto, mientras en el fondo observa un demonio que gira una rueca gigante a la luz de las antorchas.  Una portada de coloración purpúrea y oscura, a mi gusto muy apropiada para este lanzamiento.

Si bien este disco no resulta ser algo que vaya a desatar emociones descontroladas en el escucha estándar del Power Metal, no deja de ser apto para pasar un rato ameno y disfrutable, sobre todo si se es fan de Kamelot y no hay prejuicios en escuchar una propuesta que bebe tan pronunciadamente del legado de dicha agrupación.  Lo que sí recomendaría para el futuro es que logren armarse de una alineación completa, donde todos los músicos presentes colaboren en la composición de piezas, y haya mayor variedad en el arte que quieren mostrarle al mundo.  Para ser un debut no considero un pecado irredimible el basar el trabajo en obra ajena, siempre y cuando esto no se vuelva costumbre y hábito de cara al futuro.  ¡Vamos, chicos, que talento tienen para lograr algo más original en el futuro!  ¡Confío en ustedes, no me fallen!


Sello: Pirames International / Elevate Records
Lanzamiento: 15 de Octubre, 2021
Género: Melodic Power Metal

«Between Sin & Sacrifice» tracklist:

BLESSDIVINE – Between Sin & Sacrifice

ADVERTENCIA: si eres de los que te quejas de la falta de originalidad en el Power Metal, ni te acerques a este disco, dado que su similaridad en propuesta musical a lo que ha ofrecido Kamelot en su carrera, te podría provocar retortijones si eres muy sensible a ello. Caso contrario, pasa a disfrutar de un rato ameno que este dúo ucraniano ha construido como su álbum debut.
8

Producción

8.2/10

Composición

7.7/10

Replay Value

8.0/10

Valoración Personal

8.0/10

Michael Prado

De Costa Rica para el mundo. Fan de la música DE VERDAD, hecha con sentimiento y verdadero amor al arte, sin importar el género, aunque debo admitir que doy amplia preferencia a lo que ha sido creado en Metal, Rock, música Celta, Clásica, soundtracks de Videojuegos, Electrónica y demás. Un abrazo y bendiciones para tod@s.