Review Clásico: NEAL MORSE – Question Mark (2005)
Desde su salida de Spock’s Beard y conversión al cristianismo, Neal Morse no paró de entregar lanzamientos de calidad uno atrás de otro. Recordemos que luego del monstruoso “Snow” (2002), último álbum de los barbas bajo su comando, llegó el aún más épico “Testimony” (2003), donde el maestro relataba su historia personal y su renacimiento. Al siguiente año, y siguiendo con la temática de Rock Progresivo y Cristiano, tuvimos “One” (2004), un espectacular lanzamiento lleno de épicas que dio luz a lo que serían grandes clásicos en el vasto catálogo musical de Neal.
Y continuando con esta racha prolífica de lanzamientos, casi exactamente un año después nos llega “?” (referido comúnmente como “Question Mark”), un álbum fundamental para comprender el sonido del maestro en esta nueva etapa. Para muchos, “Question Mark” es uno de los mejores álbumes de Neal, y lo que es seguro es que también es uno de los más complejos y sentidos, abarcando en poco menos de una hora un tremendo espectro musical que nos pasea por todos los territorios conocidos, adornado con un sinfín de invitados especiales que aportan su talento a la ocasión y participan de una celebración por todo lo alto. Para esta ocasión Neal se rodeó de eruditos en el área del Prog para que oficien de colaboradores en esta monumental obra: a los siempre fieles Mike Portnoy y Randy George se suman los talentos de Jordan Rudess, virtuoso y carismático tecladista de Dream Theater; Roine Stolt, mente maestra detrás de los excéntricos Flower Kings, y compañero de Neal en Transatlantic; Steve Hackett, excelso guitarrista de la vieja escuela del Prog, conocido más que nada por su aporte fundamental en los monumentales Genesis en los 70; y Alan Morse, hermano y compañero musical de Neal durante casi toda su vida y hasta su salida de Spock’s Beard, a lo que también se suman un enorme repertorio de instrumentistas y coristas.
El álbum tiene una duración de 56 minutos, y si bien se compone de 12 tracks, en la visión de Neal Morse estamos ante una única y épica canción que se divide en varios movimientos, siguiendo con la costumbre de regalarnos otro de esos himnos enormes y atemporales con muchos secretos por descubrir. El tema principal del álbum es el Tabernáculo, el santuario itinerante que se supone alberga el Arca del Pacto que contiene las tablas de la Ley. Una temática llena de misterios bíblicos, y por lo tanto preguntas de todo tipo para los apasionados de la Fe.
Ya de entrada y tras la clásica intro premonitoria, “The Temple of the Living God” nos mete de lleno en el mundo “progtástico” de las escalas dispares, la locura disímil y la rareza musical. Un tour de force de los que nos tiene acostumbrados Neal. El riff principal nos hace saltar al unísono mientras el maestro desdibuja los teclados y Mike Portnoy llena de fills imposibles una base rítmica contundente. Cuando Neal comienza a cantar nos damos cuenta que estamos ante un nuevo clásico, y mientras los pasajes bíblicos se tornan ambiguos y nos invitan a reflexionar si podemos aplicar las enseñanzas a la vida diaria, la canción se va desarrollando con una potencia y emotividad que nos deja cuestionando cómo recién estamos en los primeros minutos del álbum.
“Another World”, siendo breve y transitiva, goza de una estructura sólida y un estribillo memorable, transformándose en un medio tiempo increíble, lleno de virtuosismo de guitarra. Y de golpe, todo se silencia y una guitarra acústica da paso a “The Outsider”, un momento reflexivo y tranquilo a varias voces que se torna cada vez más glorioso y da paso a la siguiente sección con “Sweet Elation”, uno de los estribillos más recordados del maestro. A medida que se va ganando intensidad podemos ver como llegamos a un clímax compositivo e interpretativo, mientras la extravagancia comienza a hacerse presente con un riff de teclado intrincado y revoltoso.
Lo siguiente es uno de los mejores tracks del álbum, y todo un clásico en la discografía del maestro. “In The Fire” arranca con un riff inconfundible y todas las voces al unísono anunciando “que lo tiren al fuego”. Una increíble canción de vibra rockera y directa, que se empieza a volver cada vez más compleja y desemboca en un duelo de solos de guitarra y teclado entre Neal Morse, su hermano Alan, Roine Stolt y el enfermo de Jordan Rudess que nos deja totalmente extasiados y sin querer que termine nunca. Una demostración de musicalidad soberbia que nos recuerda lo talentosos que son todos los músicos involucrados en este proyecto. Sobre el final la canción se pone pesada y hasta se podría decir que acerca su sonido al Metal Progresivo, un experimento arriesgado que funciona de maravillas.
“Solid as the Sun” es otro temazo rockero con un arranque impresionante, un riff que se te clava en el cerebro y unas líneas vocales envidiables, que dan paso a un estribillo coreable que se transforma en clásico instantáneo. Sobre la mitad aparece una sección guiada por un espectacular bajo de Randy George, con mucho funk de por medio, donde se puede escuchar una voz en off que no es otra que la del pastor Steve Farmer, guía y mentor de Neal en su conversión, quien efectúa un pequeño sermón sobre los templos actuales, donde las personas sustituyen a los materiales de construcción en la casa del Señor. Inesperadamente la cosa se pone intensa sobre el final, acercándonos nuevamente a terrenos metaleros con un Mike Portnoy sacadísimo.
Aparece un interludio de coros celestiales llamado “The Glory of The Lord”, una pieza de transición de carácter exquisito y majestuoso. Donde múltiples voces entonan al unísono una plegaria que será recordada por todos. Es acá donde una hermosa guitarra acústica da paso a la perfecta balada “Outside Looking In”, una de esas canciones lentas que tan bien le quedan a Neal, donde demuestra una vez más ser el maestro del songwriting y nos hace emocionar nuevamente.
El sentimiento de quietud y tranquilidad continúa en la transición hacia “12”, bellísima canción llena de reprises de la primer melodía, evocando nuevamente al templo del Dios Viviente, para luego mutar en una increíble sección Prog llena de cambios de ritmo, pero basada mayormente en ritmos latinos de batucada, con un piano de Neal en primer plano jugando e improvisando melodías como nunca. Entran los solos de guitarra que se distorsionan y extienden la melodía para que pase por todos los terrenos. La sección instrumental se alarga y nos hace partícipes del éxtasis sonoro. No deseamos que termine. Un final que recuerda al Dream Theater de “Scenes From a Memory” engancha con “Entrance”, uno de esos momentos que llegan a un clímax explosivo y nos emocionan hasta la médula: Neal nos anticipa los momentos finales del álbum con un cierre épico como solo él sabe lograr. Reprises de melodías y versos anteriores nos muestran que acá es donde todas las piezas encajan en una conclusión con toda la pompa, llegando al verdadero cierre con “Inside His Presence”, una balada mega emotiva de esas que nos llegan en el mejor momento. El verdadero final que el maestro nos regala para otro de sus himnos épicos que se ha transformado en clásico indiscutido del género.
Y mientras a modo de epílogo cerramos el círculo con el reprise de “The Temple of the Living God” de la manera más grandilocuente posible, nos damos cuenta que acabamos de leer otra página del gran libro de la música progresiva, una clase de como usar la historia y las creencias para elaborar un relato fiel y auténtico que emociona, nos hace vibrar y nos hace sentir como la primera vez que descubrimos algo mágico. Neal lo hizo de nuevo y desde este punto no haría más que seguir creciendo: todos sabemos que lo mejor estaba por venir. Pero mientras contemplamos ese gran signo de interrogación que titula este álbum, la verdadera pregunta es si alguien puede hacernos emocionar más que Neal Morse y sus épicas composiciones.
Tracklist
1. Temple Of The Living God (6:13)
2. Another World (2:36)
3. Outsider (2:21)
4. Sweet Elation (2:32)
5. In The Fire (7:24)
6. Solid As The Sun (6:12)
7. Glory Of The Lord (1:41)
8. Outside Looking In (4:19)
9. 12 (6:46)
10. Entrance (6:22)
11. Inside His Presence (5:30)
12. Temple Of The Living God (4:27)