PARIUS – The Signal Heard Throughout Space 🇺🇸 (Album Review)

Por Michael Prado

Hay un dicho muy bien dicho que reza así: “Si no está roto, no hace falta arreglarlo”.  Y podría aplicarse de manera perfecta cuando una banda lleva sacados varios discos que son de una calidad innegable.  Pero, ¿qué ocurre cuando deciden dar un giro de timón y tomar por un sendero distinto al que venían mostrando, y todavía más llamativo, cuando eso ocurre en un momento tan determinante para una banda como lo es SU TERCER DISCO DE ESTUDIO?

Algo así es lo que ha decidido hacer para su próximo lanzamiento en este 7 de octubre (a través de Willowtip Records) la agrupación de Progressive Death Metal estadounidense Parius (o bueno, eso era lo que hacían en sus 2 primeros discos, “Saturnine” (2015) y The Eldritch Realm (2018), y su EP “Let There Be Light” (2017)).

Tras darnos una muy nutritiva y potente dosis de brutalidad combinada con una técnica bastante sabrosa en esas placas ya mencionadas, han querido romper ese molde y volcarse más por el lado melódico de la música, dejando más aparcados en esta oportunidad los tropes del Death Metal, como los guturales, blast beats y demás, trayéndonos vocales limpios de manera más frecuente por parte de su cantante Louis Thierry, mientras que su batero, el señor Dan Silver, ya no se verá tan exigido en darle de maneras tan demandantes a su instrumento musical, en tanto que la guitarra de Ryan Rauch y los teclados de Sean Gallagher brillarán con notas más agudas de lo acostumbrado (sin querer insinuar que no hacían cosas así previamente).  ¿Y el bajo?  Pues bueno, los que nos gusta que retumbe el instrumento de 4 cuerdas graves en un álbum, pasaremos un rato bastante ameno con la gran labor de Kenny Rentz en dicho instrumento, donde hará uso de técnicas que van desde el fingerpicking y uno que no es tan acostumbrado en el metal como lo es el slapping (que la verdad me encantaría se viera más en este género musical).

Este grupo nos ha acostumbrado a temáticas de ciencia ficción, y algo así es lo que nos presentan en este “THE SIGNAL HEARD THROUGHOUT SPACE”, su tercer larga duración.  Tenemos como introducción del álbum un intro de 4 minutos llamado “Spacelog.0245” (tomen nota de ese título, pues será importante al final del disco).  La verdad un instrumental muy raro, lleno de ideas y matices que siento algo forzados a unirse en un todo, pero bueno, cosas así son habituales en el Progressive Metal.

Tras haber dejado atrás este estrambótico inicio, llega el momento para entrar de una al manjar que nos traen estos músicos procedentes de Philadelphia, Pennsylvania.  “The Signal” es la pieza que da inicio al álbum, trayendo primero un instrumental algo largo, tras el cual ya entramos a las partes cantadas por el señor Louis Thierry.  La pieza tiene los cambios de ritmo e instrumentación habituales de las bandas de Prog Metal más reconocidas como Dream Theater, Fates Warning, entre otras, y sí, desde acá empezamos a disfrutar del tremendo trabajo en el bajo de Kenny Rentz, cuya sonoridad está más frontal de lo habitual en el Metal.

Luego de tan agradable inicio tenemos una pieza corta de 2 minutos y 20 segundos intitulada “Suspended Animation”, donde la voz de Louis y el piano de Sean se combinan de manera armónica y evocadora.  Ojo a la melodía, que la estaremos revisitando en un punto determinado del álbum.

En “Spaceflight Dementia” tenemos un desempeño bastante interesante y variado en la labor de Dan Silver en los tambores, mientras tendremos también la aparición por vez primera en el álbum de voces oscuras cortesía del señor Louis Thierry.  La atmósfera musical creada por los instrumentistas vaya que nos hace sentir que estamos en una emocionante travesía sideral llena de suspenso y expectativa.

Ahora hemos llegado a la primera de 2 épicas que tiene el álbum.  Con una duración de poquito más de 10 minutos, “The Acid Lakes Of Ganymede” nos lleva a proseguir la odisea espacial que estos chicos han construido para este álbum en otro gran número labrado de grandes pasajes progresivos, una labor en el bajo magistral, riffs de guitarra bien gancheros, acompañamientos sutiles pero distinguibles de teclado, un Louis Thierry que complementa bastante bien con su relato cantado el asunto (tanto con voces limpias como guturales), y ¡ojo!, la reaparición a la mitad del camino de la melodía que conocimos en la corta “Suspended Animation”, haciendo conexión musical del contexto de la historia que maneja el disco, la cual trata sobre el capitán de una nave espacial que busca responder un llamado angustioso del espacio exterior, y es ayudado (a la vez que estorbado) por un personaje llamado “The Formulator” a lo largo de su viaje.

Al cálido sonido del piano que nos conduce en medio de la inmensidad solitaria y silenciosa del espacio exterior, llega “The Human Molecule”, la pieza que quizás tiene el estribillo más pegadizo de no ser porque otra que nos hallaremos más tarde le gana en este aspecto.  Nuevamente la labor instrumental es de calidad que requerirá sus buenas escuchas para comprenderla por completo, aunque desde la primera ya le hallamos el gancho y nos dejamos llevar por ella.  Vaya que el grupo supo hacer un gran trabajo para este álbum, al tener como aliado en la labor de producción, ingeniería, mezcla y masterización al señor Jamie King, quien ha trabajado con infinidad de bandas, destacando nombres como Æther Realm, Ayreon (en su álbum “The Source” (2017)), Battle Axe, Bloodline Severed, Canvas Solaris, Chastain, Cynic, Desecrate The Gods, Dissident Agressor, Temple Of Blood, Wyzdom, por citar algunas.

Ahora viene uno de los momentos más desenfadados del disco, donde tendremos una dosis de Hard Rock bastante energético en “Contact!”, que sería la canción con el estribillo más pegadizo del álbum.  Vamos, que esta pieza exhude energía y espíritu libre en todo su esplendor, con un Louis Thierry desatado en su canto, a lo largo de 3 minutos que no nos darán descanso.

Decíamos que el álbum tenía momentos de slapping, ¿no?  Pues el momento para disfrutar algo así de funky en el álbum ha llegado en “Dimension Y”, una de las canciones más distintivas y melodiosas del álbum.  No cabe duda que el grupo quiso hacer que, como ningún otro miembro de la banda, el señor Kenny Rentz resaltara a lo largo de los más de 60 minutos que dura este viaje por las inmensidades del espacio.  Ahora bien, no puedo evitar hacer una pregunta: ¿qué este disco no tiene solos de guitarra?  Se han extrañado.

Si alguien creía que la banda se había olvidado por completo de sus orígenes, “The Outer Limit” es el gruñido gutural absoluto que muestra la opinión contraria de estos chicos sobre ello.  Claro, no tiene todas las virguerías Death Metaleras de esa gran época, pero no deja de ser un número que resalta por tener más influencia de dichos años extremos (tanto vocal como instrumental) en comparación a lo que ha sido el resto del redondo.  E insisto, ese bajo nos hace sentirnos rodeados de la negrura del espacio circundante, iluminado por estrellas e invadido de cuerpos celestes opacos que podrían poner en peligro nuestro medio de transporte si no navegamos con cuidado.

La aventura intergaláctica llega a su fin con un monumental número de 13 minutos de duración que lleva el nombre de “Arecibo”, la cual inicia sobria y lleva un desarrollo bastante entretenido, plagado de multitud de ideas múltiples que (según cuenta la banda), todo lo que desarrollaron para este disco los llevó a construir música que podría servirles para hacer 5 discos, pero que, por cuestiones obvias, debieron prescindir de mucho de ese material (ojalá podamos conocer más sobre eso en futuros lanzamientos).  Si hay un instrumento que resalta en esta pieza con más fuerza (claro, sin lograr opacar el bajo) es el teclado del señor Sean Gallagher, aparte de que sí, por fin Ryan Rauch hace algo más que solamente riffs en este álbum, creando melodías de fondo interesantes y un bonito solo de guitarra en la sección instrumental de la canción (y sin dudas que me llama la atención que, siendo algo tan elemental del Metal los solos, y su escasez no llegue a empañar lo que ha sido este álbum como un todo, o al menos esa es mi percepción).  El final de esta pieza, con teclados muy setenteros, resulta muy hermoso y digno para el álbum.

Ahora quiero hablar un poco de la guapa portada que el grupo ha seleccionado para ser carta de presentación del álbum.  Creada por Stephen Andrade (quien hizo previamente la del álbum “The Eldritch Realm” (2018)), nos presenta al capitán de la nave emitiendo un resplandor como si estuviera en llamas, teniendo a su izquierda los escombros de su nave espacial, posiblemente derribada por los invasores galácticos que están al fondo, al igual que un rostro azulado de lo que parece ser ese otro personaje llamado “The Formulator”.  Siempre es agradable ver estas obras hechas a mano en un mundo de la música donde se nos ha sobresaturado de manufacturas visuales hechas a computadora (que no está mal, pero siempre es mejor lo más orgánico).

En líneas generales, tenemos un divertido disco, lleno de momentos que les darán disfrute a los fans del buen Progressive Metal, pero que seguramente dejarán algo perplejos a los que conozcan a la banda desde sus inicios, y máxime si les parece chocante que abandonen su lado más extremo.  Si me permiten sincerarme, disfruté más de la escucha de sus primeros álbumes, pero éste no deja de ser otro trabajo que se merece sus buenas escuchas, sobre todo si te interesa ese rollo de las historias espaciales tipo “Star Trek”, “Star Wars” y todo eso.

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