Review: THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA – Aeromantic
El crecimiento estrepitoso que tuvo la Night Flight Orchestra en los últimos años es algo que no se puede dejar pasar. Surgidos como una iniciativa del vocalista Björn Strid y el guitarrista David Andersson (ambos de Soilwork), el proyecto arranca por la motivación de los músicos de profetizar su amor por el Rock clásico de fines de los 70 y principios de los 80. Pronto se les unieron el bajista Sharlee D’Angelo (Arch Enemy, Spiritual Beggars), el tecladista Richard Larsson y el baterista Jonas Källsbäck, y así como un experimento de amigos probando cosas nuevas, el nombre surge durante un vuelo nocturno (night flight) y en poco tiempo ya como banda consolidada empiezan a dar sus primeros pasos.
Sus primeros dos discos Internal Affairs (2012) y Skyline Whispers (2015) se editaron via Coroner Records y cosecharon un éxito moderado que sirvió para que tanto fans como prensa especializada pararan la oreja y se dieran cuenta que se estaba gestando algo diferente y original, irónicamente basado en sonidos vintage que nadie sabía que quería de nuevo en sus vidas. Ya para 2016 el sello Nuclear Blast los albergó entre sus alas, y es entonces en su tercer álbum, Amber Galactic (2017), que la cosa realmente se empieza a mover. Con una gran movida de marketing y difusión atrás, The Night Flight Orchestra edita el que en mi opinión personal es uno de los mejores discos de Rock de la última década y la banda comienza a escalar rápidamente en los charts y en el boca a boca de la gente, participando en importantes festivales europeos e incorporando a las coristas Anna-Mia Bonde y Anna Brygård como miembros de tiempo completo. Apenas un año después y sin perder calidad y compromiso, la banda edita su cuarto disco Sometimes The World Ain’t Enough (2018) que continúa la tendencia y les vale aún más reconocimiento mundial, permaneciendo en una racha positiva que balancea el tándem composición/popularidad como pocas bandas estaban logrando: The Night Flight Orchestra era el placer culposo de todos los metaleros.
Llegamos a 2020 y el placer ya no es culposo, es un placer y punto. Con Aeromantic se escribe un nuevo capítulo en la historia del AOR y el Hard Rock, y la banda no hace más que mostrar que no han perdido ni un ápice de pericia compositiva e interpretativa, continuando en una racha creativa que parece no tener fin. Prueba de ello es la experimentación que podemos ver por momentos en este álbum, como el track inicial ‘Servants Of The Air’, que sigue la tradición de arrancar el álbum de la manera más pesada posible como pasó en Amber Galactic con ‘Midnight Flyer’ o en STWAE con ‘This Time’, sólo que esta vez llevan la revolución más allá y me atrevo a decir que nos regalan el tema más “heavy” que la Night Flight Orchestra haya ofrecido hasta el momento, canalizando un Deep Purple a lo ‘Highway Star’ con mucho groove y rapidez, aunque el estribillo baje las revoluciones y se sienta un tanto anticlimático. Una manera de abrir la placa por todo lo alto, con una canción bien uplifting y llena de solos veloces y catárticos, que también resulta ser el tema más largo del álbum con 6 minutos y medio de duración.
Los singles presentados fueron ‘Divinyls’ y ‘Transmissions’, el primero tiene la estructura clásica a la que estamos acostumbrados, la fórmula del hit radial ochentoso irresistible con un estribillo bailable y coreable que se te queda pegado y obliga a aprenderse el tema lo más rápido posible. Increíble como el grupo sigue manteniendo alta la vara en composición de éxitos instantáneos. Y con respecto al segundo single, ‘Transmissions’ nos pone en plan más groovero y medio tiempo, con mucho sintetizador que evoca la onda Synthwave vintage y se nos vienen a la mente esas películas donde reimaginaban un posible futuro distópico. Un estribillo súper meloso pero que funciona en varios niveles, especialmente sobre el final del tema donde hace su aparición estelar la violinista Rachel Hall para un momento único y emocionante, que nos recuerda un poco a lo que hace la estadounidense Lindsey Stirling con su violín excitante y bailable. Tremendo cierre con broche de oro para una canción que con este toque final se torna exquisita.
La banda que tiene el poder de ponernos una sonrisa en la cara hasta en los días más adversos continúa con su racha de himnos más ochentosos que los ochentas en sí. ‘If Tonight Is Our Only Chance’ repite el nombre del tema una y otra vez en un estribillo por demás edulcorado como si se tratase de un ABBA congelado en el tiempo (una curiosidad sobre este disco es que fue grabado usando el mismo kit de batería que ABBA usó al grabar su disco emblema ‘Super Trouper’ en 1980). ‘This Boy’s Last Summer’ comienza con un riff sospechosamente similar a ‘Paralyzed’ del STWAE pero en seguida se despega con identidad propia y nos regala otra de esas canciones bien para arriba para saltar y bailar como nunca. El swing no podía quedarse ausente de esta fiesta, y ahora se viene en forma de ‘Curves’, un hitazo que evoca al ya clásico ‘Domino’ pero en una forma más canchera con el piano tomando gran protagonismo, un estribillo bien sentido y un solo de guitarra con todo el feeling.
Llegamos al tema título y ‘Aeromantic’ no muestra nada que no hayan hecho antes, son canciones que te hacen vibrar, chasquear los dedos y mover tu cabeza, pero son esos temas alejados de la experimentación en donde sabemos exactamente que esperar, que no necesariamente es malo pero hace perder el factor sorpresa con cada lanzamiento. Llega el momento de ponerse románticos (o “aerománticos”) y abrazar fuerte a esa persona especial, porque con la balada de turno ‘Golden Swansdown’ nos emocionamos y nos dejamos llevar por esa pista de baile de hace 40 años donde generamos momentos únicos que durarán toda la vida. Aplausos para este temazo que como siempre digo, de haber salido en aquella época, hoy la historia sería muy distinta.
Un tema breve y directo de menos de tres minutos llega a romper todo con‘Taurus’ , bien conciso y sin vueltas con un Bjorn Strid al tope de sus capacidades, la voz perfecta para evocar este estilo tan vibrante. Tremendo estribillo también, están on fire y nada los detiene… salvo el final abrupto de la canción que nos deja pagando y nos roba una sonrisa, ¿lo hicieron con esa intención?
Y cuando creemos que ya no nos deben nada y estamos coronando un nuevo discazo, aparece ‘Carmencita Seven’, uno de los mejores temas del álbum con unos versos que emanan ‘coolness’ y no nos dejan quietos los pies, y un breakdown para el estribillo que nos hace gritar a los cuatro vientos. Bjorn “Speed” acá está prendidísimo y lo muestra con orgullo. Un fade-out nos indica que el tema acaba y acá nos volvemos a sorprender… aparecen guitarras acústicas en plan arabesco, nos rascamos la cabeza y seguimos adelante, todo es posible con esta banda.
Nos encontramos entonces con la trifecta final de canciones. ‘Sister Mercurial’ sufre del mismo síntoma que ‘Aeromantic’, simpática y ganchera pero nada que no hayamos escuchado antes. ‘Dead of Winter’ cierra de manera oficial la placa evocando los sintetizadores ochentosos una vez más, y parece que nos encontramos en la intro de Stranger Things, para luego explotar en lo que podemos nombrar como el tema más épico y ambicioso del disco. La banda funciona tanto para construir hits breves y directos, como cuando también se explaya y se deja llevar con composiciones extensas y complejas como esta. Sobre el final hay un bonus track llamado ‘City Lights and Moonbeams’, un ejercicio introspectivo de creatividad donde nos ponemos reflexivos y abrazamos el lado místico de los 80s, implosionando en un estribillo digno de Scorpions o Survivor, mucho teclado y mucha prominencia vocal.
Una hora después culminamos otro vuelo sin escalas junto a la banda sonora de nuestros sueños, una aceitadísima fábrica de hits que esperemos siga funcionando tan prolíficamente por mucho tiempo más. Es cierto que en la música, así como en muchas formas de entretenimiento, muchas veces las cosas funcionan de forma cíclica, volver a evocar una época emblemática que marcó a una generación entera parece ser una práctica común en estos días de sobresaturación. The Night Flight Orchestra es consciente de ello, pero elige ir un paso más allá, no sólo replicando esos sonidos de otro tiempo, sino que rindiéndoles un sentido homenaje y generando un sonido que ya se siente propio, que nace desde el amor por la música y no desde la ambición lucrativa. Con ‘Aeromantic’ la banda lidera indiscutidamente el movimiento retro del Rock Clásico y el AOR, y poder decir eso en el comienzo de una nueva década es toda una declaración de principios, una ventana abierta hacia el mundo. Aunque a veces el mundo no sea suficiente.
Tracklist
- Servants Of The Air
- Divinyls
- If Tonight Is Our Only Chance
- This Boy’s Last Summer
- Curves
- Transmissions
- Aeromantic
- Golden Swansdown
- Taurus
- Carmencita Seven
- Sister Mercurial
- Dead Of Winter
- City Lights and Moonbeams (Bonus Track)
The Night Flight Orchestra - Aeromantic
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9/10
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8.8/10
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8.5/10
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8.9/10
Llegamos a 2020 y el placer culposo de los metaleros ya no es tan culposo, es un placer y punto. Con Aeromantic se escribe un nuevo capítulo en la historia del AOR y el Hard Rock, y la banda no hace más que mostrar que no han perdido ni un ápice de pericia compositiva e interpretativa, continuando en una racha creativa que parece no tener fin. La banda continúa aceitadísima entregando un hit tras otro y se coronan como los reyes del movimiento retro rockero. Poder decir eso en el comienzo de una nueva década es toda una declaración de principios, una ventana abierta hacia el mundo. Aunque a veces el mundo no sea suficiente.