Crónica: CARNIVAL FEST PAYSANDU METAL CAMP 2020
El pasado fin de semana se vivió en Uruguay algo histórico que sentó las bases para que los eventos metaleros de gran magnitud adquieran más prominencia de cara al futuro. Por primera vez tuvo lugar el Carnival Fest Metal Camp, un mega festival que convocó a muchos metalheads de todo el país durante 3 días y con la participación de 33 bandas tanto de Uruguay como de Argentina, y todo esto desde la ciudad de Paysandú, departamento que si bien tiene su respetada escena metalera, jamás había logrado algo de estas dimensiones.
Lo que sigue a continuación es una crónica general de lo vivido esos tres días, a modo de bitácora de campamento, resaltando lo más destacado tanto del predio, la organización y las bandas que allí se presentaron. Este resumen no deja de ser mi visión personal y la opinión de una sola persona, pero puede servir para que los que no estuvieron allí se animen a concurrir a una futura edición, así como los que si estuvieron puedan revivir esos momentos mágicos que no olvidaremos nunca de esta primera entrega que lo tuvo todo.
El Predio
El festival se llevó a cabo en el Parque Guyunusa, un enorme predio ubicado sobre la costa del Río Uruguay (tener el escenario armado con el río de fondo fue un espectáculo maravilloso en sí mismo). Este enorme tiene una sección entera dedicada al camping, por lo que muchos metaleros que llegaron desde el viernes temprano pudieron tener su espacio para armar sus carpas sin problemas. Esto generó un marco súper especial de convivencia para los que optaron por acampar durante esos días en el predio, dado que el sector de camping está equipado con parrilleros, electricidad, sección de duchas y todo lo necesario para vivir cómodamente la estadía.
Aquellos que decidimos dormir fuera del establecimiento nos encontramos con amplias opciones de hoteles y Airbnb esparcidos por toda la ciudad de Paysandú a precios accesibles, por lo que los que busquen mayor comodidad pueden encontrar sin problemas otra alternativa, todo a pocos minutos del lugar del evento.
A su vez el parque se dividió en varios sectores entre los que se destacan la nombrada sección de camping, el gran espacio verde dedicado al escenario, y otro gran espacio dedicado a la feria de stands entre los que se encontraban puestos gastronómicos de todo tipo, locales de tatuajes y piercings, remeras, discos, artesanías alternativas y hasta videojuegos. Estos sectores dotaron de un feeling especial a todo el festival, brindando un ambiente súper amigable y económico para satisfacer las necesidades de todos, con la humildad y calidez que caracteriza a las ciudades del interior, reflejado en una atención increíble por parte de los emprendedores encargados de cada stand, además de precios bien ajustados y accesibles para que todo el mundo pueda comer y beber tranquilamente sin preocuparse tanto por el bolsillo.
Muchas alternativas de comida que incluyeron opciones veganas y gluten free, postres, tacos, pizza, choripán, hamburguesas y muchas opciones más. También cabe destacar la cerveza artesanal Volcánica, que se convirtió en uno de los auspiciantes del evento y era servida en vasos de plástico reutilizables (hermoso souvenir de recuerdo), aprendiendo de los grandes festivales donde se tiene un gran cuidado por el impacto ambiental (más sobre esto en la siguiente sección).
Sin dudas que la locación y la disposición de las diferentes secciones, sumado a las actividades extra-musicales esparcidas en los diferentes stands logró elevar la experiencia y brindar un marco insuperable para que se disfrutara al máximo el festival. Definitivamente estamos ante un predio que se transformará en un clásico de todos los años para los metaleros de todo el Uruguay.
La Organización
Todo esto pudo llevarse a cabo gracias a la gente de Distrito Norte Producciones, quienes cuentan entre sus filas con integrantes de la banda Ritual de Nacimiento, los sanduceros que se presentaron el año pasado en Wacken Open Air como representantes de Uruguay habiendo ganado el Metal Battle en nuestro país. Sin dudas su experiencia en el Wacken fue uno de los motores impulsores de esta locura, si bien la idea general se estaba gestando desde hace mucho antes.
Realmente es para admirar el trabajo de esta gente en producción, empezando por la movida de difusión y marketing que se viene gestando desde hace ya varios meses, con una fuerte campaña mediante redes sociales e internet que mantuvo constantemente el interés del público con estrategias como anunciar las bandas de a una con dossiers e información respectivas, cuidados flyers y diseño general de las publicaciones, comunicación directa y sin vueltas, y la información sumamente clara desde el primer momento. Otro aspecto a destacar también fue el precio de la entrada anticipada, que con un valor de $600 (unos 23 dólares) se convirtió en una oferta imposible de resistir, teniendo en cuenta que ese precio te daba acceso a los 3 días de festival, pudiendo ver 33 bandas, además de ganar acceso al camping sin costo adicional.
Una vez comenzado el festival, todo transcurrió de manera eficiente y sin ningún tipo de problemas. Quiero destacar la puntualidad con la que todas las bandas salieron a escena como estaba pactado (incluso antes para unas cuantas), un aspecto al que lamentablemente Uruguay aún no se acostumbra, pero que acá se respetó a rajatabla y sentó otro estándar para que otros productores y shows locales tengan en cuenta. No existe eso de “esperar a que se llene para arrancar” o “voy más tarde porque en Uruguay nada arranca en hora”, la puntualidad se tiene que respetar y es hora de que aprendamos eso como comunidad, o permaneceremos en esa edad de piedra artística de la que aún no hemos podido despegar en varios aspectos.
Mención aparte para la prolijidad que se mantuvo en todo momento con la limpieza. Estamos en una era en donde la humanidad realmente está tomando conciencia del impacto ambiental de los residuos, y prueba de ello fue ver el enorme predio limpio en todo momento, sin basura, papeles o vasos tirados, lo que facilitó la limpieza general día a día (como bien agradecieron los Ritual de Nacimiento durante su show).
Todo esto confluyó a que los eventos se dieran con naturalidad, sin sobresaltos y tal y como estaban anunciados. En una apuesta tan grande y arriesgada en donde se manejan miles de variables, es algo espectacular que todo haya podido salir de la mejor manera, y eso hace ver cuánto trabajo hubo atrás de esta movida, por eso mis felicitaciones a todo el equipo de Distrito Norte y a toda la gente que ayudó y puso su granito de arena para que esto saliera como salió. Creo que una buena forma de resumirlo es que se vivió una mezcla perfecta entre la prolijidad y el profesionalismo de cualquier festival europeo, pero con la humilidad y características vecinales que sólo pueden encontrarse en el interior de Uruguay. Un combo ganador que no vas a encontrar en ninguna otra parte.
Las Bandas
Reunir a tantos artistas con una grilla tan ajustada y que las cosas se den con naturalidad es algo a lo que este país no está acosumbrado, pero todo pudo darse según lo previsto por lo que es otro punto a favor que hay que destacar del Carnival Fest. Las 33 bandas se presentaron sin problemas y pudieron dar sus shows respetando el cronograma.
Más allá de hablar de cada banda en particular (eso me llevaría días enteros), quiero felicitar a todos y cada uno de los participantes por mantener la vara alta en cuanto a profesionalismo y respeto, con muchas de las bandas teniendo que viajar cientos de kilómetros para formar parte del festival.
El dinamismo entre shows no permitió que hubiese grandes baches entre una banda y otra, con un presentador de por medio que anunciaba las bandas que seguían con mucho humor y humildad. Esto sumado a todas las actividades mencionadas previamente, y al encuentro social de mucha gente en un marco festivo hizo que no se sintiera en ningún momento larga ni tediosa la espera por una banda en particular.
El público apoyó en todo momento, y si bien había días y horarios en donde se notaba una gran ausencia de gente, el mosh y la actitud del público no mermó nunca y se vivieron grandes momentos desde el pogo, en donde también se podía apreciar a familias completas con niños pequeños disfrutando de múltiples shows de metal, en lo que para muchos seguro fue su primer experiencia con el género. Naturalizar esta música desde pequeños sin prejuicios ni etiquetas es algo que necesitamos en este país si queremos salir de esa zona de mediocridad musical que nos caracteriza. Este es el camino. ¡Por más padres que normalicen el metal en sus niños!
Buzón de Sugerencias
En esta sección voy a hacer algunos comentarios de cosas que a mi, en lo personal, me gustaría ver en futuras ediciones del festival. Vuelvo aclarar que esto es nada más que una opinión personal, y no pretende ser una queja ni un ataque hacia nadie, por eso también el título de “buzón de sugerencias”, es simplemente una observación de qué cambiaría o mejoraría si estuviera en mis manos.
Más variedad de géneros en las bandas.
Una característica que se vivió este año fue que, si bien hubo notoria variedad, la mayoría de las bandas que participaron pertenecen a la vertiente más extrema del metal, por lo que se agradecería más representación de otros subgéneros como el Heavy clásico, el Power Metal, el Symphonic Metal, el Folk Metal, el Hard Rock, el Progressive Metal y también que la subcultura gótica tenga su representación de alguna forma (tal vez algún espectáculo Dark Electronic o Industrial?). También se agradecería más presencia femenina entre los artistas.
No repetir bandas al siguiente año.
Esta sugerencia puede ser un tanto controversial, pero me parece que en el espíritu de la variedad se puede aprender de festivales más grandes como por ejemplo el 70.000 Tons of Metal, donde por regla general no se permite que se repita ninguna banda del año anterior. Esto sin dudas genera una experiencia totalmente diferente tanto para público como para bandas. Entiendo que a nivel nacional esto puede ser un tanto difícil de lograr, pero por fortuna contamos con una escena under enorme y llena de exponentes de calidad, por lo que es totalmente factible poder alcanzarlo.
De no poder cumplir este objetivo en un 100%, lo que se puede hacer es tratar de maximizar la cantidad de exponentes diferentes, en el caso de tener o querer repetir alguna banda.
Prescindir del presentador entre bandas.
No reniego del carisma y el humor que el presentador del Carnival tuvo para con los presentes, incluso muchas veces fue de utilidad para dar anuncios importantes como objetos perdidos, etc. Pero en realidad, es innecesario el anuncio de la banda siguiente. Creo que como público asistente al festival, uno ya tiene la grilla en la cabeza, o puede consultarla en la web o en el Facebook, el hecho de que haya una persona anunciando quién viene parece una movida innecesaria que se asemeja más a espectáculos de otros estilos más característicos de este país que a un festival de metal internacional.
Incorporación de baños químicos
A la hora de utilizar el baño, hubo que usar los baños generales del camping, esto provocó un poco de confusión y en muchas ocasiones el hecho desagradable de que algunos confundieran las duchas con un baño, por lo que la gente que utilizó los servicios de camping se encontraron con algunas desagradables sorpresas a la hora de usar las duchas. Esto podría evitarse teniendo algunos baños químicos portátiles esparcidos durante el predio, lo que puede ayudar a la comodidad y a la higiene de todos los presentes.
El Futuro
No cabe dudas que esta experiencia fue todo un éxito. A nivel de números, no tengo los datos con exactitud pero se que en algunos momentos llegó a haber más de 600 personas, lo cual habla de una movida importante para un festival en el interior del país, y de un género que no es el más representativo del mismo.
Esto tiene que seguir creciendo, y si los organizadores continúan con la misma pasión y voluntad por llevar las cosas adelante como lo vinieron haciendo hasta ahora, en este momento deben tener mil ideas rondando en la cabeza para futuras ediciones. Más grande, más ambicioso, mejor en todo sentido. No tengo dudas de que así será, porque con una primera edición tan fuerte y tan genial como esta, no queda más que autosuperarse y apostar a más. El esfuerzo es enorme, pero la recompensa es infinita.
¿Dónde nos deja parados esto entonces? Por lo pronto, Carnival Fest 2021 ya fue leído en muchas publicaciones y pronunciado en el boca a boca de mucha gente. Hay ganas de que esto siga creciendo, hay apoyo de la gente, de los medios, de las organizaciones. Esto no puede parar acá, y para eso también se necesita que el público siga apoyando, que para el próximo haya el doble de gente. Ver que un sueño alguna vez utópico se pudo lograr y con creces, y no bajar los brazos porque los mejores eventos del mundo parten de ese sueño, de ese ideal. Y se pudo materializar, y fue un éxito.
Para todos los que estuvimos ahí, cuéntenle a la gente del Carnival Fest. Cuenten como una pequeña ciudad del interior del Uruguay vibró por 3 días consecutivos e hizo resonar el poder del Metal en el cuerpo y las mentes de los habitantes de una nación no habituada a este tipo de propuestas. Cuenten que el sueño se cumplió, y que será el primero de muchos.
Crónica: Alejandro Melgar
Fotos: Carnival Fest (Facebook), Alejandro Melgar