Review: ENFORCER – Zenith

Los suecos de Enforcer están hace bastantes años encabezando un revival de Heavy Metal Clásico y Speed Metal que le rinde culto a la época dorada del género, donde abundaba la velocidad, la desprolijidad, la actitud ruda y el desparpajo. Así, Enforcer está muy influenciada por fuertes exponentes de ese entonces como Exciter, Agent Steel o incluso Iron Maiden, transmitiendo con orgullo ese sentimiento Old School que comparten con bandas contemporáneas como Night Demon y Striker, entre muchas otras que reviven la corriente, en esta época de resurección de géneros.

“Zenith” es su quinto disco de estudio, y es sin lugar a dudas el más experimental del cuarteto, que prefiere incursionar en terrenos más mainstream que los llevan por el Glam Metal, el AOR y el Stadium Rock, relegando su clásico Speed Metal a solo dos canciones. Esto no es necesariamente malo, pero si muy arriesgado, ya que es evidente que Enforcer quiere ganarse a la mayor parte del público posible con este álbum, entregando una colección de canciones con mucha alma de hit radial, buscando un mayor impacto en las masas, tal vez como una verdadera carta de presentación hacia el resto del mundo que aún no sabe de su existencia.

Es así que el álbum da comienzo con el primer single “Die for the Devil”, y desde el inicio nos damos cuenta de que estamos ante un disco diferente. En esta canción se rinde tributo al Hair Metal y el Hard Rock de los ochenta, en un hit rockero que podía haber sonado en todas las radios hace 35 años y haber sido todo un éxito. Los suecos le rinden culto a Mötley Crüe, Scorpions y Def Leppard con un arranque al que no nos tienen acostumbrados, pero se nos pega instantáneamente y nos posiciona de manera curiosa sin saber que esperar para el resto del disco.

La tendencia rockera continúa con “Zenith of the Black Sun”, una canción super coreable y pegadiza desde el vamos, con una cadencia que invita al headbanging y a mover los pies siguiendo su ritmo marcado. Sobre el final suben las revoluciones y la cosa se pone pesada, acercándonos más a lo que nos tienen acostumbrados, donde en esta sección escuchamos un solo virtuoso de antología.

Y por si quedaban dudas de que Enforcer pueda volver a sonar como antes, “Searching For You” es la confirmación de que el espíritu Speed Metal está intacto, y que si quieren y se lo proponen nos pueden entregar un temazo de menos de 3 minutos, super vertiginoso y volátil, que podía haber pertenecido a joyas anteriores de su catálogo como “Into the Night” (2008) o “Diamonds” (2010).

Pero nada podría prepararnos para lo que sigue. Con “Regrets” la cosa se pone dudosa, una Power Ballad de libreto, excesivamente melosa y edulcorada, que parece un intento por ganarse al público más melancólico. Es entendible como una canción de este estilo pueda funcionar muy bien en vivo en un formato de estadio, pero sinceramente queda como un intento desesperado de abarcar otro costado del abanico, uno que a Enforcer no le sienta muy bien. Al ser un disco que se presta para este tipo de experimentos, no está mal la incursión en un territorio poco explorado, pero espero que en el futuro la banda opte por esquivar este tipo de baladas.

Le siguen dos canciones que dentro del contexto del álbum se tornan un tanto olvidables, ambas con un medio tiempo no muy efectivo. “The End of A Universe” tiene un estribillo ganchero pero que no termina de arrancar y con los minutos la canción se vuelve tediosa, mientras que “Sail On” es una breve incursión musical de 3 minutos que también deja sabor a poco y presenta un ritmo bastante irregular, con un estribillo que repite el nombre del tema una y otra vez.

La cosa vuelve a tomar color con “One Thousand Years of Darkness”, una oda al rock ochentero con mucho sintetizador, mucha pega y un estribillo de esos que te queda sonando en la cabeza por mucho tiempo. Sigue la línea de ser una canción atípica para Enforcer, que incluso podría sentarle perfecto a actos fiesteros actuales como The Night Flight Orchestra, pero funciona en el contexto del álbum, que celebra la innovación y la experimentación para una banda que parece querer arrasar con todo a su paso. No pensar demasiado de manera conservadora y ortodoxa, y dejarse llevar por una canción terriblemente ganchera, ese parece ser el mensaje de este temazo, que encima sobre el final se pone acelerado y entrega un solo de virtuosismo neoclásico totalmente inesperado.

Volvemos al Enforcer clásico en la segunda y última canción de su viejo estilo que vamos a encontrar en el álbum. “Thunder and Hell”, así como su nombre lo indica, es una catarata de riffs vertiginosos y actitud acelerada que viene para mostrarnos que los suecos pueden componer hits old school con los ojos cerrados. Un solo a la velocidad de la luz también marca el paso para lo que se convierte en un un nuevo himno de Enforcer.

“Forever We Worship the Dark” arranca emulando una marcha militar para meternos de lleno en un nuevo medio tiempo, pero efectivo, donde a base de riffs y estribillos memorables construimos un nuevo himno glorioso para entonar con puño en alto. La estructura y sonido de esta canción parece estar más emparentado con el trabajo de pilares alemanes como Accept.

Y para cerrar, el disco nos regala su canción más larga, que también pasa a ser la canción más larga del catálogo de Enforcer hasta la fecha, con casi 7 minutos de duración. “Ode to Death” arranca con una guitarra acústica y una intro tenebrosa, y cuando la canción finalmente despega nos encontramos con un tema super épico, que recuerda a las cabalgatas gloriosas de gigantes como Manowar, en composición y en sentimiento guerrero, es otro de esos himnos que recordaremos por siempre, una verdadera oda a la muerte, que cierra el álbum de manera espectacular.

Antes de redondear una conclusión, un detalle destacado a tener en cuenta es que Enforcer optó por lanzar una versión adicional del álbum completamente en español, como incentivo adicional para los fanáticos de habla hispana. Más allá de que se aprecie este detalle, que implica volver a grabar todas las voces del disco, en lo personal siento que no los deja bien parados. Ya pasó con Manowar, Megadeth, Sons of Apollo y muchas otras bandas, sin muy buenos resultados. Una banda no debería tener que recurrir a este tipo de movidas marketineras para ganarse a los fanáticos. Si el corazón del fan está con ellos, siempre se va a respetar el idioma original. Además de que el español forzado de Olof Wikstrand le baja puntos por una mala pronunciación. Apreciada pero innecesaria característica.

“Zenith” entonces se convierte en un álbum bisagra para Enforcer, que encuentra en la experimentación una nueva forma de crecimiento, sin dejar de lado completamente su esencia vertiginosa. A veces el experimento funciona (One Thousand Years of Darkness, Zenith of the Black Sun), y a veces derrapa (Regrets, Sail On), pero el saldo final es positivo, entregando en definitiva una colección de canciones muy disfrutables, gancheras y bien compuestas. El tiempo dirá si Enforcer continúa en esta dirección o se limita a volver a sus raíces, pero por lo pronto podemos disfrutar de una obra sólida, que aún con sus altibajos se convierte en una celebración a lo grande del Rock y el Metal en todas sus ramas.

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Fecha de Lanzamiento: 26.04.2019

Calificación: 8/10

Gentileza: Nuclear Blast Records

Review por: Alejandro Melgar

Tracklist:

1. Die For The Devil 3:11

2. Zenith Of The Black Sun 5:36

3. Searching For You 2:52

4. Regrets 5:58

5. The End Of A Universe 4:19

6. Sail On 3:02

7. One Thousand Years Of Darkness 4:12

8. Thunder And Hell 4:50

9. Forever We Worship The Dark 5:27

10. Ode To Death 6:56

Line-up:

Olof Wikstrand | vocals, guitars
Jonas Wikstrand | drums, piano & keyboards
Tobias Lindqvist | bass
Jonathan Nordwall | guitars




Line-up:

Alejandro Melgar

Absoluto entusiasta del Metal en casi todas sus variantes y sub-géneros. Melómano, coleccionista de discos y experto en armar documentos, listas y rankings. La estructura me garantiza paz y organización. Amo las series, películas y estoy muy arraigado en la cultura pop, además de disfrutar la naturaleza y el aire libre. Y a pesar de todo esto, soy muy sensible.